2 septiembre 2020

La presidencia de 'ABC' queda vacante y Julián Quirós será el nuevo director

Crisis en ‘ABC’: Luis Enríquez y los Ybarra sustituyen unilateralmente al director, Bieito Rubido, por Julián Quirós, y causan la ruptura con Catalina Luca de Tena

Hechos

  • El 2.09.2020 se comunicó el nombramiento de D. Julián Quirós como nuevo director de ABC, mientras que el 3.09.2020 se produjo la dimisión de Dña. Catalina Luca de Tena como presidenta del periódico.

Lecturas

D. Bieito Rubido era director del periódico ABC desde el año 2010 en que reemplazó a D. Ángel Expósito. El periodista gallego había defendido ante la empresa que su mandato al frente del periódico del Grupo Vocento debía durar un mínimo de 10 años, petición que la empresa aceptó.

En enero de 2020 el presidente del Grupo Vocento D. Ignacio Ybarra Aznar decide el relevo del director del periódico ABC, D. Bieito Rubido Ramonde, de acuerdo con el CEO D. Luis Enríquez Nistal. Este acuerda con el presidente que la sustitución se produzca en septiembre, cuando cumpla el periódico de 10 años al frente el periódico.

En septiembre de 2020 se hace oficial la designación de D. Julián Quirós Monago, hasta ese momento Director de Las Provincias (periódico de Vocento en Valencia) como nuevo director de ABC en sustitución de D. Bieito Rubido Ramonde. El nuevo Director de Las Provincias es D. Jesús Trelis. El Consejo de Administración de Diario ABC S. L. rechaza el cambio del Sr. Rubido por el Sr. Quirós, lo que lleva al grupo Vocento (propietario de Diario ABC S. L.) a destituir a todos los consejeros contrarios al cambio: la presidenta del Consejo de Diario ABC S. L. Dña. Catalina Luca de Tena García-Conde y los consejeros D. Juan Carlos Guerra Zunzunegui y D. José María de Areilza Carvajal. D. Ignacio Ybarra Aznar asume la presidencia del Consejo de Administración de Diario ABC S. L.

El 3 de septiembre de 2020 Dña. Catalina Luca de Tena García-Conde anuncia desde La Tercera de ABC su dimisión como presidenta-Editora de ABC (cargo simbólico que queda abolido) y la desaparición de su nombre de la macheta del periódico por discrepancias con la estrategia empresarial de Ybarra Aznar y el consejero delegado de Vocento D. Luis Enríquez Nistal, que son quienes controlan Diario ABC S. L.

La familia Luca de Tena sigue siendo el segundo accionista mayoritario de Vocento a través de la sociedad Valjarafe (10%) y representada en el consejo por D. Mariano de Palacios Caro. El accionista mayoritario de Valjarafe (según notificación a la CNMV de marzo de 2021 es Dña. Soledad García-Conde Tartiere, madre de las hermanas Luca de Tena García-Conde).

Los principales accionistas de Vocento son Mezouma, sociedad de la familia Ybarra Aznar (11%), Valjarafe de la familia Luca de Tena García-Conde (10%), el fondo de inversión Cobas de D. Francisco García Paramés (10%), la familia Bergareche (8,28%), D. Enrique Ybarra Ybarra (6,5%), la sociedad Onchena de Dña. Carmen Careaga, viuda de Fernando Ybarra López Doriga con un 5,4% y el Banco Santander (a través de Santander Asset Management) con un 2,98%.

LUIS VENTOSO DESTITUIDO COMO DIRECTOR ADJUNTO DE ABC.

D. Luis Ventoso y D. Agustín Pery.

Como era de esperar D. Luis Ventoso, considerado la mano derecha de D. Bieito Rubido, saldrá del periódico junto a él. El Sr. Ventoso ocupaba una de las dos ‘Direcciones Adjuntas de ABC’ y el nuevo director, Sr. Quirós, le comunicó que ‘no creía en las bicefalias’. D. Agustín Pery, la persona que ocupaba la otra Dirección Adjunta de ABC sí continuará en el cargo, él es la persona de confianza en la redacción de D. Luis Enríquez.

En febrero de 2021 el Sr. Quirós integró a D. Carlos Caneiro, un periodista de su confianza para que fuera Director Adjunto de ABC ocupando la vacante del Sr. Ventoso, formando una nueva bicefalia con el Sr. Pery.

03 Septiembre 2020

ABC

Catalina Luca de Tena

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Una serie de graves desavenencias en el seno de la dirección de Vocento, empresa propietaria de ABC, han puesto en evidencia la imposibilidad de que mi hermana Soledad y yo podamos identificarnos con un modo de ser empresarios y editores que no reconocemos ni aceptamos como propios.

HOY, 3 de septiembre de 2020, por vez primera desde la fundación del periódico en 1903, el apellido Luca de Tena no firmará las páginas de ABC. Un periódico como ABC («tres letras que han de significar la fuerza del alfabeto entero», al decir del fundador, don Torcuato Luca de Tena, mi bisabuelo, al bautizarlo) es la manera culta de empezar el día. Y así ha sido durante ciento diecisiete años.

Se ha dicho que con Prensa Española el fundador de ABC crea la fábrica del más elemental españolismo de aquella hora, marcada por una profunda crisis de autoestima similar a la actual. Su compromiso, que ha sido el de cuatro generaciones de Luca de Tena, buscaba ser el abecé de la conciencia nacional de España.

«Cada número de un periódico», escribía en América por las misma fechas Joseph Pulitzer, «representa una batalla: una batalla por la excelencia; cuando el director lo lee y lo compara con sus rivales, sabe si se ha anotado una victoria o sufrido una derrota».

Durante la Restauración se publicaban treinta y un diarios en Madrid. De aquellos sólo queda ABC. Durante la Segunda República hubo hasta dieciocho diarios publicados en Madrid. De ellos sólo queda ABC. Y durante la guerra civil se publicaron trece diarios. Sólo queda ABC. De los diarios publicados en Madrid durante el régimen de Franco, tampoco queda ninguno. Salvo ABC. Los avatares de la historia son diversos, tempestuosos, violentos, pero ABC siempre ha sabido superarlos mientras los contaba y explicaba. Mientras cumplía con su deber hacia el lector. Con la máxima de servir a España y de ser fiel a sí mismo. Si ABC sigue siendo ABC, seguirá habiendo ABC.

Son muchos cientos los periodistas que han pasado por su Redacción y miles los trabajadores que, durante doce décadas, sin pausa alguna, en paz y en guerra, en tiempos terribles y amables, de hambre y de prosperidad, de horror y de esperanza, han mantenido en marcha permanente sus talleres legendarios. Todos juntos, con los anunciantes, los suministradores y las industrias asociadas forman el inmenso equipo humano volcado en sacar el periódico a la calle, para amanecer todos los días con un nuevo producto a la altura de las exigencias de calidad, rigor y credibilidad de la cabecera de siempre.

Con el ánimo pionero y emprendedor del fundador, que dignificó la profesión del periodismo en España, se crea un orgulloso espíritu de pertenencia que se resume en el lema que, escrito en cerámica junto al águila bicéfala, símbolo de la empresa, saludaba al visitante en la sede de Serrano: «De la prosperidad de la sociedad Prensa Española dependen el bienestar y el porvenir de cuantos en ella trabajan». Incluso en los tiempos más terribles del siglo XX se demostró inquebrantable este vínculo emocional.

Y finalmente están los únicos realmente imprescindibles en ese gran grupo humano creado en torno a la ceremonia a un tiempo rutinaria y siempre única que es el proceso de creación, distribución y disfrute de la existencia efímera del ejemplar de un periódico: los lectores. Los lectores son la pareja necesaria para el gran baile de confianza, inteligencia y cortesía que es el periodismo serio, culto, riguroso y responsable.

Desde 1903, millones de españoles han formado parte de esa comunidad, más que política y cultural, en buena medida espiritual, de lectores leales y críticos, inteligentes e informados, partícipes del compromiso con el periodismo de calidad. En compromiso permanente con España, la libertad y los valores que, desde su fundación y a lo largo de cuatro generaciones, hemos defendido la familia Luca de Tena, fiel al editorial «estamos donde estábamos» del primer número.

Los millones de lectores de ABC han representado así a la España liberal, conservadora, cristiana y tolerante, emprendedora y trabajadora, culta, familiar, patriota y volcada al mundo, a la tradición y a la modernidad, con tanto amor al legado de nuestros mayores como a toda idea de desarrollo y progreso real por el bien común de los españoles en paz, seguridad y prosperidad.

Todas las obras humanas son finitas y los ciclos profesionales y empresariales también. Incluso cuando, como en nuestro caso, es motivo de tristeza, hay que asumir esta verdad con serenidad, entereza, optimismo y la mirada puesta en el futuro. Y así lo hacemos, con profunda gratitud por haber tenido el inmenso privilegio de presidir y editar el diario que es parte de la memoria imperecedera en la historia de España. De su periodismo, de su literatura y de la defensa de España, su sociedad y sus gentes. Es y será siempre motivo de orgullo la conciencia de lo logrado, que es único en la historia del periodismo español.

Pero hoy es mi obligación, ante toda la comunidad que he mencionado y a cuyos miembros tan agradecidos estamos, explicar por qué por primera vez desde su fundación, ABC no va a tener ya en su mancheta como presidente del Consejo de Administración a un miembro de la familia Luca de Tena. Una serie de graves desavenencias en el seno de la dirección de Vocento, empresa propietaria de ABC, han puesto en evidencia la imposibilidad de que mi hermana Soledad y yo podamos identificarnos con un modo de ser empresarios y editores que no reconocemos ni aceptamos como propios. Con toda seguridad la autenticidad, la integridad, el rigor y la firmeza se volverán a buscar y premiar en un mundo y en una España cada vez más necesitados de referencias éticas, morales, políticas y culturales. Valores todos ellos para nosotras innegociables. Nunca podremos asumir decisiones no compartidas y por ello considero mi deber comunicar en esta Tercera, la tribuna más celebrada y el espacio estelar del diario, mi despedida como presidenta de ABC.

Esta despedida no afecta en nada a nuestra participación accionarial en Vocento, donde se mantienen sin variación nuestra presencia y nuestro pleno compromiso en el control de la gestión empresarial y en la búsqueda de soluciones para superar la crisis de la Prensa, en tan difícil situación como la actual. Nuestro interés por el futuro de ABC y por el de todos quienes aquí trabajan será el mismo y nada hará mermar ni dañar nuestro inquebrantable vínculo con el periódico que siempre estará unido al nombre de nuestra familia. «Estamos donde estábamos».

Catalina Luca de Tena

05 Septiembre 2020

El fin de una saga ('ABC')

Graciano Palomo

La Tercera de Luca de Tena se produce dos días después del relevo del director, Bieito Rubido, quien ha pilotado la cabecera duran...

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Debo confesar y confieso que a lo largo de mi ya dilatada vida profesional no había leído una Tercera en ‘ABC’ que empieza de esta guisa: «Hoy, 3 de septiembre de 2020, por vez primera desde la fundación del periódico en 1903, el apellido Luca de Tena no firmará las páginas de ‘ABC’… Así fue durante 107 años». Suscribe el artículo, publicado en el mismo diario, Catalina Luca de Tena, biznieta del fundador.

El mejor historiador español de todos los tiempos, Claudio Sánchez Albornoz, presidente del gobierno de la II República en el exilio, me dijo en Buenos Aires, cuando yo era un imberbe estudiante de Periodismo: «Hijo, no se le olvide, el tiempo todo lo puede…».

¡De qué manera! Muchos de los profesionales que todavía seguimos en activo, hemos visto caer cabeceras legendarias, ‘YA’, ‘Diario16’ del gran Juan Tomás de Salas («He perdido todo menos el humor») y un sinfín de medios que coadyuvaron a restablecer las libertades en España. Hemos asistido al nacimiento de nuevos medios, apoyados en las nuevas tecnologías de la Información, que, sin embargo, han sabido conectar con la credibilidad y el prestigio, más allá de dimes y diretes. El Confidencial es una prueba fehaciente de ello.

Cuando el que suscribe pasa una y otra vez la magistral película de Steven Spielberg ‘The Post’ donde Streep encarna a la corajuda Katherine Graham y Tom Hanks a su editor jefe Ben Bradley, llega a la conclusión que el periodismo solo está para servir de contrapoder. De ahí, concluyo que un diario como ‘ABC’ que lleva más de 107 años —con todo el agua que ha bajado por los puentes de un país esencialmente cainita como España— algo habrá que tenido que conectar con la vida de los españoles o una parte importante de ellos.

La Tercera de Luca de Tena se produce dos días después del relevo del director, Bieito Rubido, quien ha pilotado la cabecera durante la última década. Un gallego repleto de sentido común, moderación y equilibrio.

Conclusión: el periodismo en estado puro es hoy más que ayer tan imprescindible como el aire que respiramos.

18 Septiembre 2020

La propiedad de ABC

Luis María Anson

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En un admirable artículo, escrito con el corazón desde la verdad histórica, Catalina Luca de Tena, bisnieta del fundador de ABC, escribe: “Con toda seguridad, la integridad, el rigor y la firmeza se volverán a buscar y premiar en un mundo y en una España cada vez más necesitados de referencias éticas, morales, políticas y culturales. Valores todos ellos para nosotros innegociables. Nunca podremos asumir decisiones no compartidas y por ello considero mi deber comunicar en esta Tercera de ABC, la tribuna más celebrada y el espacio estelar del diario, mi despedida como presidenta de ABC”. Se cerraban con esas palabras 117 años de presencia luminar de la familia Luca de Tena en ABC, con el fundador Torcuato Luca de Tena, su hijo, Juan Ignacio, sus nietos Torcuato y Guillermo y su bisnieta Catalina.

Catalina Luca de Tena, en fin, sellaba, con el señorío que caracterizó siempre al periódico, toda una época pues conviene no olvidar que el informe estadounidense Merrill situó al ABC en el puesto décimo entre los cien grandes diarios de la historia del periodismo universal. Los nuevos rectores del periódico, con todo el derecho que corresponde a la propiedad, están haciendo el diario que consideran conveniente.

Rafael Pérez Escolar, abogado ilustre, hombre de alta calidad intelectual, fue destacado colaborador de Guillermo Luca de Tena en una época especialmente difícil para el periódico. En su libro Memorias, página 135, escribe: “…persistía un inminente peligro a consecuencia de las cargas hipotecarias constituidas a favor de los bancos, especialmente el Español de Crédito y el Central, que amenazaban un día sí y otro también con promover la ejecución. Para buscar la solución a tan grave problema, Luis María Anson por su lado y yo por el mío nos entrevistamos con los banqueros más relevantes. Él lo hizo con Alfonso Escámez y José Ángel Sánchez Asiaín; yo planteé la cuestión a Pablo Garnica y Emilio Botín. Todos sin excepción mostraron algo más que un explicable recelo sobre la escasa capacidad de Guillermo Luca de Tena como gestor empresarial, por lo que, también sin excepción, propusieron una fórmula que muy probablemente ya habían convenido entre sí: Luis María Anson y yo tomaríamos a nuestro nombre la mayoría del capital social de Prensa Española para desplazar de la empresa a los Luca de Tena y nombrar sin pérdida de tiempo un gerente de nuestra confianza, en cuyo caso los bancos estarían dispuestos a otorgar la financiación que requiriese el relanzamiento del periódico. Nuevamente en el restaurante El Bodegón, Luis María y yo cambiamos impresiones sobre lo que nos habían dicho los banqueros, y al unísono acordamos rechazar la propuesta, aunque sin dar cuenta a Guillermo de lo sucedido, dada la fragilidad de su carácter, para no acentuar la depresión y el desconcierto que le aquejaban. Aquella noche, por tanto, se decidió la subsistencia de la familia Luca de Tena en Prensa Española. Procedía en cambio, así lo convinimos también, apoyar incondicionalmente a Guillermo para llevar a efecto una serie de actuaciones que nos parecían de todo punto necesarias: pedir una moratoria y la quita de los altos intereses que devengaban los préstamos bancarios, y requerir a los empresarios más cualificados del país para que prestasen su ayuda económica al ABC, habida cuenta, como yo señalé en uno de los actos celebrado a tal fin, de que se trataba de una institución cuya vigencia constituía una obligación moral para todos los reunidos”.

Hasta aquí lo que escribió Rafael Pérez Escolar, publicado cuando vivía Guillermo Luca de Tena, y que es, punto por punto, la verdad exacta. Al renunciar a ser propietarios de ABC –como querían Alfonso Escámez, Emilio Botín, Pablo Garnica y Sánchez Asiaín– Pérez Escolar y yo hicimos lo correcto. Ni me arrepiento ni me he arrepentido nunca de aquella decisión, si bien a la vista de los últimos acontecimientos habría que preguntarse: ¿Tenían razón los cuatro grandes de la Banca?

19 Octubre 2020

La libertad de ABC

Julián Quirós

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«Los periódicos viven unos tiempos complicados porque el miedo se ha instalado dentro de su psique, tienen demasiada inseguridad, temor a defraudar, a no cumplir con lo que se espera de ellos. Es una reacción defensiva, empobrecedora y triste. Los principios no te limitan, te impulsan. El periodismo y ABC se hacen grandes creciendo»

La vida en Extremadura a mediados de los ochenta no era la misma que la de la niñez de mi paisano Castelo unas décadas antes, pero el ABC seguía llegando al pueblo con la impuntualidad del tren de las tres de la tarde. Había otras opciones para leer, pero sólo dos relevantes; el «Hoy» de Badajoz, que tuve la dicha de dirigir hace trece años, y el ABC de Madrid, en el que acabo de cumplir mi primer mes como director. Aquel ABC de mis catorce o quince años, a cambio de cincuenta pesetas que apartaba de mi paga cada sábado y domingo, sirvió para abrirme los ojos al mundo. Ahí fuera pasaban cosas apasionantes y el periódico las descubría. De aquella manera nació la vocación. Yo, como según parece dijo Dan Rather, me hice periodista para satisfacer mi curiosidad; sólo por eso.

El ABC de hace 35 años sacaba mucho a Fernando Morán y escribía de la dictadura de Castro, pero también de la de Stroessner, en aquel periódico no cabían distinciones entre dictaduras buenas y malas. Tenía una impresionante sección de huecograbado, con ácidos fotocomentarios y un gran despliegue final de vida social, también muy gráfica. Carrascal no había regresado de Washington y las estrellas de Opinión eran Lorenzo ContrerasCampmany, que venía de la prensa del Movimiento, y Antonio Burgos, de la casa de toda la vida. Todavía no había llegado el momento de Ussía y de Jiménez Losantos. Contaba con unos sueltos de Opinión muy chispeantes en una sección llamada Zigzag firmada por Ovidio y las tribunas y Terceras también reservaban espacio para la intelectualidad de izquierda, como PorcelTusellFernán-GómezCamacho Alberti.

El ABC de siempre ha hecho gala como ninguna otra cabecera de su liberalidad, sin que su amplitud de miras le produjera el más mínimo complejo. Y así debe ser para seguir siendo el ABC de siempre y por tanto el ABC de mañana. La otra noche, Antonio Burgos me señalaba unas palabras del mítico Luis Calvo, un ácrata de derechas ascendido a la condición de magnífico director: «El ABC debe parecerse al ABC». Un periódico, ABC, conforme a su historia e ideal fundacional, conservador en sus convicciones y liberal en su conducta y ejercicio. No atenerse a las convicciones resulta temerario, tanto como dejar de regirse por su liberalismo temperamental. Los periódicos viven unos tiempos complicados porque el miedo se ha instalado dentro de su psique, tienen demasiada inseguridad, temor a defraudar, a no cumplir con lo que se espera de ellos. Es una reacción defensiva, empobrecedora y triste. Los principios no te limitan, te impulsan. El periodismo y ABC se hacen grandes creciendo, con voluntad de expandirse, de llegar lejos, a más quioscos, a más pantallas, a más público, a más generaciones; el periodismo es avanzadilla, correr riesgos, abanderar causas, abrir caminos, ser decisivo. En definitiva, proyectarse, frente a quienes consideran que los principios funcionan como limitación, contención o censura, para disminuirte; como una especie de cofrecillo sagrado bajo siete llaves que apenas pueden interpretar unos cuantos elegidos o autodenominados guardianes de las esencias. Pura palabrería. ABC tiene que servir a las generaciones actuales y a las siguientes, para seguir siendo útil y relevante a los hijos y a los nietos de nuestros lectores. Un proyecto editorial que sabe de dónde viene, cuál es su sitio y a quién se debe, pero que no se detiene, que acompaña a los españoles en el cambio social.

La mejor presentación que se ha hecho nunca en esta casa la hizo Camba en 1913: «Mi nombre es Camba… Entrar en un periódico es para uno como entrar en el seno de una familia desconocida. Yo me encuentro muy cohibido al principio… Estoy en la situación del hombre tímido, que, recién, introducido en una casa, se queda sentado, con las rodillas juntitas y una cara muy estúpida, y se pone a hablar del tiempo». Camba, icono histórico de ABC, hizo las milicias en el anarquismo y en la prensa republicana, en una travesía similar a la que antes protagonizara la firma más importante de todos los tiempos, Azorín. ABC ha sabido siempre fichar con inteligencia. Ignacio Camacho, referencia indiscutible los últimos veinte años, pasó antes media vida profesional en periódicos de la competencia. Y el periodista español que más he admirado, Martín Ferrand, llegó a la Casa con 56 años y una biografía repleta de éxitos para encumbrarse como uno de los principales referentes del periódico durante más de tres lustros.

ABC siempre ha fichado porque en su esencia está atraer el talento a su causa, desde los tiempos del fundador, que puso a su galardón el nombre de Cavia, manifiestamente alejado de los postulados de Don Torcuato. Todos los mencionados, y muchos otros, hicieron ABC y sobre todo ABC les hizo a ellos, dándoles plataforma y protección. Pero hoy, para los signatarios de la limpieza de sangre, Martín Ferrand, Azorín o Camba podrían hasta resultar sospechosos. Absurdo. No se puede presumir de liberalidad respecto al pasado cuando se abjura de ella en el presente.

Seguiremos incorporando firmas variadas porque está en la naturaleza de ABC, por eso aquí guardan plaza Isabel San SebastiánGirautaSostresAlbiacHughesCuartangoPradaBelmonte Herrera. Lo que nunca ha sido incompatible con la promoción de la cantera y los nombres de la Casa. En 1992 realicé unas prácticas fugaces en la Redacción de Madrid, gracias a Vera, que estaba al frente de las delegaciones. Al lado quedaba Sentís, llevando Nacional, muchos años después nos hicimos amigos. Al igual que me pasó con Rodrigo Gutiérrez, que vigilaba la noche y daba un respeto apabullante desde su vozarrón y sus dos metros de altura. Muchos de ellos salieron del periódico; es ley de vida. Cuando un proyecto es realmente importante y vital supera a las personas concretas, a los autores, a los directores, a los columnistas, a los editores, a todos. El proyecto cobra una fuerza propia y superior. Sin embargo, el gobierno de la página editorial, las jefaturas de sección y la mesa de continuidad depende de hombres y mujeres que ya estaban aquí en 1992, más de treinta años trabajando en ABC, anónimamente muchos de ellos, sin las luces de feria del articulismo. Y hablando de articulismo, quédense con este nombre, Alberto García Reyes: desde la cantera de ABC Sevilla ya ha sentado plaza en el patio de columnas de la prensa española. Y otros que vendrán.

Con la fuerza de nuestra historia y la energía de nuestra cantera, con la contribución de las firmas nuevas y clásicas, con el apoyo de los lectores, seguiremos en la batalla de siempre. Con más opinión, con noticias, con apuestas, con más digitalización. Defendiendo la independencia judicial, la economía de mercado, la monarquía parlamentaria, la pluralidad informativa, la democracia liberal, el humanismo cristiano, la libertad educativa, la cultura occidental, la sociedad civil, el saneamiento de las cuentas públicas y el patriotismo según la definición de Felipe VI en su proclamación: «En España caben las distintas formas de sentirse español». Por eso Camacho García Reyes vienen desde Andalucía, Ventoso desde Galicia, Girauta desde Barcelona, Belmonte desde Murcia o Hughes y yo mismo desde Valencia. Mi nombre no es Camba, pero como Camba he querido presentarme ante ustedes. Mi nombre es Quirós, el Consejo de Administración de Vocento me ha nombrado director de ABC con la misma responsabilidad y autonomía que me concedieron durante once años en «Las Provincias», con la misma responsabilidad y autonomía que tuvieron mis predecesores en ABC. Y pienso ejercerla con todas sus consecuencias. Empezamos.

15 Octubre 2020

El legado de Luca de Tena

Ramón Pérez-Maura

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Créanme. Trabajar en ABC ha sido un honor incomparable. No lo hay mayor para un periodista

En la vida laboral de un trabajador siempre sabes que esta tendrá un final. Unas veces es porque el empleador prescinde de tus servicios por una u otra razón, otras porque la empresa quiebra y te quedas pura y simplemente en la calle. Algunas, por fusiones o adquisiciones o, simplemente, porque se llega a la edad de jubilación. Yo he tenido hasta ahora la suerte de poder permitirme ser quien decide a quién no voy a prestar mis servicios y salir de todas las empresas con las que he colaborado, sin ser nunca despedido de ninguna parte. Me fui de La Sexta, me fui de la COPE, me fui de Cuatro y ahora he concluido que debo irme de ABC.

Catalina Luca de Tena publicó el pasado 3 de septiembre una Tercera que pasará a la historia del periodismo en España por el enorme impacto que tuvo, pese a no haberse difundido en todas las plataformas de las que dispone el diario. El patrimonio moral de una familia que ha ejercido 117 años como editora de Prensa rindió cuentas. Yo he trabajado 31 años en ABC con tres editores con ese apellido: Guillermo Luca de Tena, Nemesio Fernández-Cuesta Luca de Tena y Catalina Luca de Tena. En ellos he visto la verdadera característica de editor: buscar el director que se cree idóneo para cada momento y después darle toda la libertad para que su empleado pueda hacer lo que crea coherente con la línea editorial de la Casa. Cuando crees que el director no está cumpliendo con su cometido como debe hacerlo, la labor del editor es destituirlo y nombrar un sustituto. Estos tres editores lo han hecho de forma impecable. Y, cuando eso ya no fue posible, cuando Catalina Luca de Tena ya no tenía la libertad de actuar conforme al cargo que ostentaba, escogió renunciar a presidir ABC para no manchar su limpio nombre. No cabe mayor coherencia.

He trabajado con Catalina toda mi vida profesional. No siempre hemos coincidido y en alguna ocasión hemos tenido desacuerdos que para mí han sido humillantes. Pero siempre la he visto defender la independencia de ABC como una cuestión vital. Paradigmática. Guillermo Luca de Tena tuvo millonarias ofertas para comprarle ABC y las descartó -cuando no podía ni pagar al sastre- porque quería mantener la independencia del diario que fundó su abuelo. Las hermanas Luca de Tena podrían haber vendido su participación en Vocento y haber vivido luengas y ociosas vidas. Pero optaron por mantener el legado de sus mayores, aun a costa de su salud. Un legado que no sólo abarca al diario -sin duda lo principal- sino también al fabuloso Museo ABC que puede perderse.

Después de la fusión de Prensa Española y el Grupo Correo, he visto a Catalina y Soledad Luca de Tena batallar desesperadamente defendiendo la identidad del diario frente a quienes querían que se pareciese más a otro de la competencia. Y así, cuando se ficha a un columnista que en otro lugar es un referente, acaba teniendo que marcharse porque sus compañeros llevan mal que miccione una y otra vez sobre los principios editoriales que sustenta esta cabecera.

Yo soy una persona muy afortunada que ha podido hacer durante más de tres décadas el trabajo con el que siempre soñó. Los accionistas mayoritarios de Vocento quieren hacer hoy un periódico diferente. Están en su derecho. Pero quienes tenemos el privilegio de poder permitirnos discrepar, debemos manifestarlo con hechos.

Créanme. Trabajar en ABC ha sido un honor incomparable. No lo hay mayor para un periodista.