16 febrero 2009

Nuevas polémicas por la cobertura mediática del caso Marta del Castillo

Críticas a ‘El Programa de Ana Rosa’ y ‘Rojo y Negro’ por entrevistar a la novia menor de edad del asesino Miguel Carcaño

Hechos

  • El 15 y el 16 febrero de 2009 una joven menor de edad, «Rocío», fue entrevistada en los programas ‘El Programa de Ana Rosa’ y ‘Rojo y Negro’, respectivamente. Ambos producidos por Cuarzo para TELECINCO. La entrevista fue presentada como ex novia de Miguel Carcaño, el asesino confeso de Marta del Castillo.

Lecturas

La joven Dña. Marta del Castillo Casanueva desapareció el 24 de enero de 2009. El 14 de febrero de 2009 el joven Miguel Carcaño Delgado confesó haberla asesinado pero no apareció su cadáver. El menor de edad Javier García Marín (apodado por la prensa como ‘El Cuco’) fue detenido por complicidad en la desaparición de los restos de la víctima. Otros dos jóvenes fueron investigados por posible colaboración en el encubrimiento, D. Samuel Benítez Pérez y D. Francisco Javier Delgado Moreno sin que llegara a ser acreditada judicialmente su participación en el crimen.

El 15 de febrero de 2009 el programa ‘Rojo y Negro’ de Telecinco que presenta D. Ignacio Abad y produce la productora Cuarzo entrevistaba a una menor de 14 años, Dña. Rocío, identificada como la última novia de Miguel Carcaño Delgado. La menor comparece en compañía de su madre, Dña. Soledad, para establecer un perfil de este y su actitud. El día 16 de febrero de 2009 la misma joven era entrevistada en ‘El Programa de Ana Rosa’, también producido por Cuarzo para Telecinco por Dña. Ana Rosa Quintana Hortal. El programa ‘Está Pasando’ del 16 de febrero de 2009 producido por Mandarina.

Ese 16 de febrero de 2009 también realizaron especiales del ‘caso Marta del Castillo’ los programas ‘Alto y Claro’ de Telemadrid y ‘La Tarde con María’ de Canal Sur, producidos ambos por ZZJ, en las que se muestran fotografías de todos los menores implicados en el caso sacadas de la red social pública Tuenti.

El 18 de febrero de 2009 en La Vanguardia Dña. Pilar Rahola Martínez publicó una amplia tribuna titulando ‘Todo no vale’ criticando especialmente la actitud de Dña. Ana Rosa Quintana Hortal.

La fiscalía investigaría a Telecinco, Telemadrid, Canal Sur, Cuarzo, Mandarina y ZZJ por si hubieran podido cometer algún delito.

18 Febrero 2009

Todo no vale

Pilar Rahola

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Lo siento sinceramente por Ana Rosa Quintana, a quien tengo en gran estima. Creo que es una de las grandes profesionales de la televisión, y en una época me sentí muy a gusto colaborando con ella. A diferencia del maestro Josep Cuní (cuando se me pone «estupendo», que diría Max Estrella, le llamo maestro), que es muy crítico con determinados formatos televisivos, yo tengo una mirada mucho más laxa de lo que significa la televisión.

De entrada, nunca me han molestado los programas rosa, aunque personalmente no sé nada de ese mundo, y siempre me he negado a debatir sobre él. Pero no por moralina barata, sino por ignorancia. Como espectadora, sin embargo, el mundillo rosa me parece divertido y si no deriva hacia el abuso o la agresividad, lo percibo como un espectáculo más, como un puro y banal divertimento. Si, además, añado a la diversión el fino cachondeo del ‘Sé lo que hicisteis’ de La Sexta, la diversión es completa.

Tampoco he participado de algunas críticas desaforadas contra ‘late shows’ de éxito, como el famosísimo ‘Crónicas marcianas’. Por supuesto, no todo lo que hizo Xavier Sardá me gustó, pero me divertí muchísimo participando en sus apasionados debates, y creo que su programa televisivo ha sido uno de los formatos más brillantes de la televisión moderna. No tengo duda de que Sardá es un auténtico creador de televisión.

Respecto al controvertido programa de Jordi González, La noria, reconozco que no siempre he estado a gusto -caso Violeta Santander-, y en muchas ocasiones he declinado la invitación a participar, pero los debates políticos con Enric Sopena, Isabel Durán, Miguel Ángel Rodríguez y María Antonia Iglesias siempre me han resultado vibrantes y punzantes, y ha sido un placer participar en ellos. Digo todo lo dicho porque creo que es de recibo dejar clara mi visión de la cuestión.

Ni soy una hipercrítica con la televisión, en la línea de algunos colegas del periodismo, ni me parece incorrecto participar en ellos, si los debatientes o el tema lo hacen pertinente. Al fin y al cabo, ¿qué es la televisión, sino básicamente un espectáculo? Introducir algunas palabras e ideas en ese lenguaje televisivo no deja de ser un reto apasionante. Y, en muchos casos, la escandalera contra algún programa televisivo esconde una doble moral bastante hipócrita y poco fiable.

Pero todo lo dicho hasta ahora queda en nada cuando se traspasan algunos umbrales inquietantes, y entonces ya no se trata ni de televisión rosa, ni amarilla, sino de pura pornografía. Es decir, personalmente no me escandalizo por que un programa dedique una hora a la última alegría horizontal de una miss, o a la última novia del hijo de una tonadillera. Todos comen y viven del mismo plato de lentejas.

Pero, en cambio, es un escándalo que una niña de 14 años sea entrevistada en ‘prime time’, en una especie de delirante interrogatorio, donde se le pregunta si «ya se imaginaba que su novio era un presunto asesino», o si mostraba rastros de sangre.

Esta niña, de cuyo nombre no quiero acordarme, ha ido a varios programas de televisión, a raíz del terrible asesinato de la joven Marta del Castillo, y en algunos de ellos ha sido mostrada a cara descubierta, aunque en todos ha recibido el mismo trato. Es decir, ha sido exhibida para goce del morbo y anhelo de la audiencia, presumiblemente comprada con el buen dinero que ha recibido.

Decía que me duele por Ana Rosa, que ha sido una de las entrevistadoras, y me duele porque me resulta imposible entender cómo no le saltan las alarmas a una periodista seria cuando le plantean una entrevista de esta naturaleza. Creo que es una indecencia someter a una niña a un espectáculo de esta índole, y más a sabiendas de estar viviendo una experiencia brutal y trágica.

Es cierto que la primera responsable de esta indecencia televisiva con una menor es la madre, que parece encantada exhibiendo a su hija en los platós, pero la responsabilidad está muy repartida. Desde luego, los padres de la menor tendrían que recibir un severo varapalo de la fiscalía, que, según parece, ha abierto diligencias. Como tendrían que recibir noticias del Defensor del Menor. ¿O es que resulta que los niños están protegidos de casi todo menos de su uso y abuso televisivo?

Pero más allá de los padres, hay un largo listado de responsables que consideran pertinente saltarse todos los códigos éticos y entrevistar a una niña de 14 años, cuyo novio es el presunto asesino de otra joven. Esa entrevista ¿qué aporta al periodismo y a la información? Nada. Porque su territorio no es el informativo, su territorio es el chapoteo en el barrizal de las vísceras. Es decir, la niña es puro morbo, y es al morbo al que se estruja, para goce de las cuentas de explotación de las televisiones implicadas.

Desde los directores de las cadenas hasta los directores de los programas, incluyendo a los entrevistadores, el listado de personas que podrían haber tenido alguna duda razonable, y parar esta entrevista, se alarga hasta la vergüenza. Sólo falta añadir el éxito que tuvieron los programas, para saber que la vergüenza es colectiva. Lo cual nos lleva a una hiriente conclusión: somos lo que vemos en televisión, y lo que somos da bastante miedo.

19 Febrero 2009

Demasiado jóvenes para el plató

Rosario G. Gómez / Isabel Gallo

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El código de autorregulación firmado hace cinco años aplacó el ímpetu de la telebasura. Pero el fenómeno ha resurgido con fuerza. Las entrevistas en Telecinco de una menor, actual novia del presunto asesino de Marta del Castillo, han hecho saltar las alarmas nuevamente. Una explosiva mezcla de espectáculo morboso y ataque a la privacidad ha movilizado a la fiscalía de Sevilla, la autoridad audiovisual andaluza y las asociaciones de periodistas. Dieciséis años después, ha reaparecido el fantasma de Alcàsser. El crimen de Miriam, Toñi y Desirée se convirtió en un show en 1993, cuando aparecieron los cadáveres de las tres adolescentes.

El detonante ha sido el circo mediático montado desde el pasado sábado, cuando Miguel Carcaño (de 19 años) confesó haber matado y arrojado al río Guadalquivir a su ex novia Marta del Castillo (de 17), cuyo cuerpo todavía no ha aparecido. Rápidamente entraron en juego las televisiones con toda su artillería. Perseguían sin freno a familiares y amigos de Marta. A la caza de cualquier testimonio. El domingo, Telecinco encontró uno que se convirtió en una mina. Rozando la medianoche, el programa Rojo y negro ofreció una entrevista con Rocío, actual novia de Miguel. Y lo hizo a cara descubierta, sin distorsionar su identidad, como dicta la Ley del Menor. La chica, de 14 años, compareció ante las cámaras acompañada por su madre. Se enfrentó a un auténtico interrogatorio por parte del presentador: «¿Sabes que has estado conviviendo con un asesino? Mírame a los ojos: ¿te ha pegado alguna vez; te ha insultado?». Telecinco rentabilizó con éxito la emisión. Acaparó el 28,3% de cuota de pantalla y 1.833.000 espectadores.

En tiempos en los que la media de audiencia de Telecinco no llega al 16%, acariciar el 30% es un festín. Rojo y negro, producido por Cuarzo, fue el artífice de este banquete. En un intento de rentabilizar tan espectacular subida de audiencia, la cadena contó al día siguiente con Rocío (acompañada otra vez por su madre) en El programa de Ana Rosa.A diferencia de Rojo y negro, este magacine se emite en horario de protección infantil. Los dos formatos están en manos de Cuarzo, la empresa creada por Ana Rosa Quintana.

«Teníamos el consentimiento de Rocío y una autorización firmada de sus padres. Hay jurisprudencia suficiente como para pensar que a los 14 años una persona puede dar su propio consentimiento. En este caso, además, la madre estaba presente en el plató», comenta un portavoz de Telecinco. Pero esta circunstancia «no exime a la cadena de su responsabilidad de proteger al menor difuminando su imágen y evitar la vulneración de su intimidad», replica Juan Montabes, presidente del Consejo Audiovisual de Andalucía.

Sentado en el estudio de Rojo y negro estaba aquella noche Javier Urra, ex Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y actual presidente de la Comisión Deontológica del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid: «Al ver el cariz que tomaban las preguntas le planteé al presentador que tuviera cuidado porque se trataba de una niña de 14 años. Lo tomó en cuenta y el tono del programa bajó después de la publicidad».

A la fiscalía de Sevilla no le parece suficiente ese gesto. Al contrario. Percibe que la aparición de la menor y otros contenidos emitidos han podido causar «un daño irreparable». Ayer anunció que va a solicitar a los medios de comunicación toda la información difundida desde el pasado fin de semana sobre la muerte de Marta. La petición no sólo va dirigida a los audiovisuales, sino que la fiscal jefe de Sevilla, María José Segarra, reclamará a los periódicos las páginas publicadas sobre este suceso. La apertura de estas «diligencias preprocesales civiles» sobre el tratamiento de la información tienen como objetivo «defender el honor y la intimidad de los menores». Paralelamente, la fiscalía reclamará a Tuenti que retire de esta red social los perfiles y las fotografías de las personas involucradas en el crimen. Anoche ya había desaparecido el de Miguel.

Tuenti ha sido un auténtico escaparate de la vida privada del círculo de amigos de los implicados. Alberga infinidad de conversaciones e imágenes de Marta, de su pandilla, del presunto asesino y de sus supuestos cómplices. Muchos de ellos, menores. Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC), subraya el impacto de las redes sociales en casos como éste, un fenómeno que «abre un nuevo debate sobre la protección de datos de los menores en la Red». Y recuerda la dificultad que supone para las televisiones cumplir un código de autorregulación sobre contenidos infantiles firmado por todas las cadenas y apadrinado por el Gobierno. «Las televisiones actúan como juez y como parte».

Tras asegurar que tiene un «alto nivel de privacidad», Tuenti dice sentirse «atónita» por la proliferación en diferentes medios de imágenes y textos extraídos de su red relacionados con el caso Marta. La compañía afirma que cuando reciba la notificación, bien por parte de los padres de Marta o de la Fiscalía de Sevilla, borrará «inmediatamente» el perfil de la joven y de cualquier otro menor. Este proceso, según Tuenti, no es inmediato. Eliminar toda huella del paso de una persona puede ser una tarea de diez horas.

Internet es precisamente lo que ha hecho que este suceso se amplifique. Y es también una de las diferencias más relevantes respecto a otro de los grandes espectáculos mediático/morboso de la historia de la televisión: el caso Alcàsser. Para muchos analistas, aquel tratamiento informativo estrenó «la era de la telebasura» y el camino quedó libre para «la lluvia de sangre y mierda», según Joan M. Oleaque, autor de un ensayo donde critica «el periodismo carroñero» vinculado al caso.

Para Urra, aquella cobertura marcó un punto de inflexión. «Desde entonces, los medios son mucho más sensibles y respetuosos con la infancia». También el presidente del Consejo Audiovisual de Andalucía observa diferencias frente al «circo mediático» de Alcàsser. «El mapa audiovisual no es el mismo. Ahora existe una mayor sensibilidad social sobre la utilización exacerbada y desafortunada de elementos complementarios a la información», dice Montabes. Y observa cómo «del lógico interés de la ciudadanía por tener información se ha pasado a la curiosidad del morbo».

En la misma línea, la Federación de Sindicatos de Periodistas (FSP) ha arremetido contra «los espectáculos morbosos» que se han podido ver en televisión. Las entrevistas a menores, aunque sea con autorización de sus padres, «no disculpa al medio de su actitud indigna ni del daño que puedan causar». Además de repudiar la cobertura de algunos medios, la FSP llama la atención a los poderes públicos por no haber puesto en marcha un consejo audiovisual de ambito estatal que «debería poner freno a estos desmanes en la comunicación».

A falta de una autoridad estatal -que aparece de forma recurrente en los programas electorales de los partidos y nunca se crea-, Montabes se dispone a poner en marcha el protocolo para analizar la cobertura delcaso Marta. Hoy se reunirá el pleno del Consejo Audiovisual andaluz. Este organismo sólo tiene competencias sobre las televisiones autonómicas, locales («una galaxia de 400 emisoras») y las desconexiones de RTVE. No puede intervenir en las cadenas de ámbito nacional. «Podemos trasladar a la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones las infracciones que hayamos detectado. Analizamos todo lo que se emite en Andalucía y es cierto que no podemos incoar expedientes si se trata de cadenas nacionales, pero si tenemos conocimiento de que se ha cometido un delito informamos al fiscal».

¿Deben los menores ser desterrados de la televisión? Urra defiende su presencia, pero «siempre y cuando se respete la Ley del Menor y no se menoscabe su derecho a la intimidad ni su honor». En este caso, rechaza la visita de Rocío al programa de Telecinco por «estar relacionada con un imputado de un delito grave en un caso sub judice» y se muestra partidario de «establecer límites» de carácter general a la presencia de menores en las pantallas.

Mas restrictiva es la postura de Perales. Critica que tragedias como la de Sevilla se saquen de los informativos y se aireen en «programas morbosos y sensacionalistas». Y alerta sobre el efecto contaminante de ciertos formatos que como «los virus informáticos terminan contagiando a otros espacios».