26 junio 1984

Miterrand puso fin a años de obstaculizaciones

Cumbre de Fontainebleau: Luz verde de Francia (Miterrand) para el ingreso Oficial de España en la Comunidad Europea

Hechos

El 26.06.1984 el Presidente de la República de Francia, Franços Miterrand confirmó durante la cumbre de e Fontainebleau el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea en enero de 1986

28 Junio 1984

Un paso histórico

EL PAÍS (Editorialista: Javier Pradera)

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Es probable que en el futuro la reunión de Fontainebleau de jefes de Estado y de Gobierno de los 10 países de la CEE será considerada como uno de los pasos decisivos en la edificación de una Europa capaz de actuar como tal en los escenarios mundiales. Fundada en 1957 por el Tratado de Roma, en una etapa de auge económico, la CEE ha tenido que hacer frente en los últimos años no sólo a la crisis económica y a sus consecuencias, particularmente la existencia de millones de parados, sino a dos grandes desafíos históricos: la necesidad de superar los marcos de los Estados nacionales para estar presente en la gigantesca transformación engendrada por la nueva revolución científico-técnica y, a la vez, el desplazamiento tendencial del centro de la historia contemporánea hacia el Pacífico, y, por tanto, el peligro de que Europa entre en una fase de marginación y decadencia. La CEE, nacida sobre todo para superar el secular antagonismo franco-alemán, alcanza ante esos nuevos desafíos una nueva razón de ser: ser marco y camino de una realidad que se está configurando, de una Europa con capacidad de determinaciones supranacionales, susceptible de tener una existencia propia y de hacer frente, por tanto, con unos medios hoy difíciles de imaginar, a la amenaza de su declive.Es inevitable proyectar los problemas y dificultades concretas de la CEE sobre el fondo de la etapa histórica en la que nos encontramos. La realidad es que, en las reuniones de Atenas y Bruselas, los 10 jefes de Estado y de Gobierno habían ofrecido el lamentable espectáculo de su incapacidad para resolver el problema de la contribución británica y, por tanto, el problema presupuestario de la CEE en sí. Ello creaba un bloqueo total. Sin recursos, el ingreso de España y Portugal no era posible. La adecuación de la CEE a las nuevas necesidades surgidas del desarrollo contemporáneo se convertía en discurso vacío, ideológico, que no podía encubrir la evidente impotencia política. En ese orden, no cabe duda de que, la visión del presidente Mitterrand ante los problemas de fondo y de perspectiva ha desempeñado un papel esencial; por eso, siempre se ha negado a considerar el problema de la contribución británica separado de las exigencias de una construcción europea a largo plazo. Ello le llevó a adelantar la posibilidad de un avance de Europa aceptando en éldiversas velocidades, lo que podía implicar una amenaza -más táctica que sustancial- de cierta marginación del Reino Unido. Hoy, a la luz de los acuerdos logrados en Fontainebleau, Mitterrand puede presentar un balance netamente positivo de los seis meses de presidencia francesa; ésta ha logrado sacar a la CEE del atolladero en el que estaba metida desde hace bastante tiempo y ha desatrancado las puertas del futuro, aunque es probable que este gran éxito de Mitterrand, en un plano europeo, no sea suficiente, ni mucho menos, para modificar la tendencia actual en Francia a un fuerte crecimiento de la derecha.

Entre las diversas decisiones adoptadas en Fontainebleau cabe distinguir las que permiten salir de la crisis y las que preparan un nuevo progreso de la CEE para colocarla a la altura de los problemas actuales. Entre las primeras está la solución del embrollado problema de la contribución británica, que ha sido dificilísimo lograrla, si bien, al final, la primera ministra británica, Thatcher, ha hecho ciertas concesiones después de estar sometida durante meses a fuertes presiones. Y está la decisión de elevar los recursos del presupuesto de la CEE. Era la puerta para todo lo demás, porque sin recursos no puede haber Comunidad.

Un punto clave de la reunión de Fontainebleau ha sido le decisión definitiva sobre la fecha, 1 de enero de 1986, del ingreso de España y Portugal. Aunque este punto no figura en el comunicado, el presidente Mitterrand lo ha hecho público solemnemente. Los españoles saludamos naturalmente esta decisión, sobre la que el inminente viaje a Madrid de Mitterrand permitirá conocer sin duda precisiones complementarias. A la vez, la CEE será menos coja, más europea, cuando tenga en su seno a España y Portugal. Pero aún van a ser necesarios meses de, una negociación muy dura sobre temas concretos, como la pesca, el vino y otros, en los que no caben fórmulas vagas: se trata de que España garantice intereses esenciales. La fecha fijada para concluir la negociación es sin duda importante; pero lo que de verdad cuenta son las condiciones del ingreso, más que la fecha.

De cara al futuro, la reunión de Fontainebleau ha creado dos comisiones especialmente para estudiar diversas cuestiones. El Parlamento de Estrasburgo ha aprobado -un proyecto de nuevo tratado de Unión Europea que tiende a modificar el funcionamiento excesivamente burocrático de la CEE, darle más contenido político, crear sobre todo zonas de supranacionalidad para superar, en determinaciones importantes, los marcos de los Estados nacionales. Una de las comisiones creadas en Fontainebleau estudiará la forma de poner en marcha estas concepciones. Los obstáculos son considerables, pero no cabe duda de que es la vía del futuro. La otra comisión deberá preparar medidas para acercar la realidad europea a la vida diaria de los ciudadanos, abordando proyectos como la homogeneización de diplomas, proyectos científicos, red de televisión, estación espacial, supresión de trámites en las fronteras, creación de un pasaporte europeo, de un himno, de una bandera. Confiar excesivamente en los símbolos puede ser engañoso; tienen una eficacia limitada si no responden a la realidad. Pero cuando Europa de verdad empiece a dejar de tener fronteras, algo nuevo estará naciendo.