23 enero 1958

Derrocado el dictador de Venezuela, Marcos Pérez Jiménez

Hechos

El 23 de enero de 1958 fue depuesto el presidente de Venezuela, Marcos Pérez Jiménez.

Lecturas

Perdido ya todo posible apoyo de las fuerzas armadas, el dictador de Venezuela, Marcos Pérez Jiménez abandona el país a las 3 de la madrugada.

El pronunciamiento unánime en su contra, por parte de todos los jefes militares, se produjo una vez conocida por los mandos la constitución de una Junta de Gobierno Militar. La preside el almirante Wolfgang Larrazábal, al que secundan el coronel Roberto Casanova, en representación del ejército, y el coronel Abel Romero, designado por la aviación. La Junta asegura que convocará elecciones en breve.

Culminan así tres semanas de tensas y enfrentamientos, que se iniciaron al comienzo del año, cuando se sublevó la guarnición de Maracay. El gobierno impuso una férrea censura de prensa, encarceló a sacerdotes progresistas, entre ellos al rector de la Universidad Católica y ordenó el cierre de las universidades.

El líder de la oposición demócrata-cristiana Rafael Caldera tuvo que refugiarse en una embajada.

El martes 21 se declaró la huelga general. En los incidentes entre policías y manifestantes se produjeron 30 muertes. Los heridos pasaron del centenar. En algún barrio obrero, como el de Catia, hubo auténticos combates. Finalmente pareció que el gobierno dominaba la situación.

Pero los militares que se mantuvieron al margen de los disturbios, sólo estaban esperando una señal. 24 horas más tarde. Pérez Jiménez había sido derrocado.

24 Enero 1958

Revolución en Venezuela

LA VANGUARDIA (Director: Luis de Galinsoga)

Leer

El general Marcos Pérez Jiménez, que venía rigiendo a Venezuela desde hace diez años ha sido derribado por una sublevación en la cual fuerzas militares y civiles han actuado juntos contra el régimen. Este, en realidad podía considerarse condenado y estaba realmente agonizante, desde que estalló, en la madrugada del primero de año una rebelión militar en la importante ciudad castrense de Macaray. El gobierno consiguió por el momento dominar el movimiento. Pero éste indicaba que una parte de las fuerzas armadas, muy en concreto la Aviación había dejado de apoyar al régimen. Con ello, la principal base de estabilidad del sistema Pérez Jiménez completamente gastado en el terreno político se había hundido.

En estas condiciones, pues, la rebelión de Macaray fue un síntoma verdaderamente indicador del fin. Con ella, por lo demás, se produjo una situación muy semejante a la que precedió a la caída de Perón en la Argentina. En efecto, el sector de las fuerzas armadas cuyo concurso había permitido dominar el movimiento de Maracay, impuso a Pérez Giménez la entrada en el Ministerio de cuatro o cinco nuevos ministros hostiles en realidad al Presidente. Destacado lugar ocupaba entre éstos el nuevo ministro de Defensa, general Rómulo Fernández, considerado como uno de los principales rivales del Presidente. Cuatro días después, Pérez Giménez dio un pequeño golpe de Estado, destituyó el 14 de enero a los nuevos ministros, entre ellos, el general Rómulo Fernández. Este momento fue decisivo. Tanto más cuanto que se estaba ya produciendo un fenómeno, también semejante al que había acontecido en la Argentina: es decir, surgió a la superficie la oposición de los elementos católicos más activos. Tanto que varios sacerdotes, incluso, fueron detenidos.

Después de estos antecedentes, la caída de Pérez Giménez podía considerarse muy próxima. Como puede verse, así ha sido: el martes último, día 21 se inicio en Caracas, un huelga general; a poco se produjeron varios motines, pronto extendidos a otras ciudades, en los cuales fuerzas militares, sindicalistas y elementos católicos y liberales se han unido contra el régimen. Este ha ofrecido resistencia breve pero enérgica, hasta el punto que se señala, en noticia no oficiales, que el número de víctimas se eleva a 145 muertos y 600 heridos. Finalmente, el general Pérez Giménez ha huido a la República Dominicana.

En Caracas, entre tanto, se ha constituido una Junta de Gobierno presidida por el contraalmirante Larrazábal (lo cual confirma que, como en la Argentina, también, La Marina, así como la Aviación, han sido los sectores de las fuerzas armadas que más acusadamente han contribuido a la caída del régimen Pérez Giménez); de la Junta forman parte cuatro coroneles de los que no se especifica a que Armas pertenecen.

24 Enero 1958

Historia de la crisis

ABC (Director: Luis Calvo)

Leer

La demagogia con que se gobernó en Venezuela y la crisis político-social acarrearon dificultades económicas que, allá por 1947, dieron motivo a que el Ejército tomase el Poder.

Pero Marcos Pérez Jiménez falseó las elecciones presidenciales de 1952 erigiéndose en primer mandatario de la nación. Los jefes políticos de todos los partidos se ausentaron y la normalidad jurídica se deshizo.

En noviembre último cuando se había prometido celebrar elecciones libres, se decretó un plebiscito anticonstitucional. Los estudiantes se manifestaron en las calles. Comenzaron las detenciones. No autorizó a ningún otro partido a presentar candidato. Las urnas se mandaron – todas – a Caracas, y allí se realizó un escrutinio – rechazado como amañado – que arrojó 2.734.790 votos a favor a Pérez Jiménez, sobre un censo de 2.924.985.

Estalló el alzamiento de Maracay, previsto a tiempo por la Policía, a causa de descubrir una información diplomática al apoderarse de las claves secretas de algunas Embajadas. Los aviadores no triunfaron. La Marina se mostró incierta y el Ejército, queriendo evitar el derramamiento de sangre, negoció con el dictador que fue obligado a deshacerse de sus hombres duros que huyeron.

Pero los estudiantes volvieron a manifestarse, y el ministro de Educación Nacional, Humberto Fernández Morán, adoptó medidas graves contra los detenidos, clausurando las Universidades, entre ellas la católica de Caracas. Cuando se obligó a los directores de periódicos a condenar el alzamiento ,algunos se resistieron y fueron detenidos. Estaba entre ellos un sacerdote, monseñor Hernández  Chapelín. Algunos fieles fueron apresados en la misma Catedral caraqueña. Pérez Jiménez dio marcha atrás y tomo todo el Poder en sus manos.

La crisis avanzaba. Tenía terreno abonado. Las cartas pastorales del Episcopado venezolano denunciaban claramente la forma en que se explotaba a la mayoría de la población, mientras una minoría se enriquecía fabulosamente. Las dificultades aumentaron y hasta el líder demócrata cristiano prefirió el exilio.

NEW YORK TIMES recordaba la analogía entre la crisis venezolana y la argentina y afirmaba que, como el fracasado alzamiento de la Aviación había precedido – en tres meses – a la caída definitiva de Perón, el fracasado golpe de Estado de los aviadores venezolanos en Macaray era el preludio del derrocamiento de Pérez Jiménez.

A principios de semana comenzó la huelga general, que culminó el miércoles y en la madrugada del jueves la Junta cívico militar obligaba al presidente a dimitir y a marcharse al extranjero.

Venezuela quiere volver a la normalidad. ¿Lo conseguirá? Dios quiera que sí, porque las riquezas allí acumuladas por la Naturaleza pueden permitir que su pueblo viva más felizmente como pidió reiteradamente el arzobispo de Caracas. El papel de los demócrata-cristianos en Venezuela – como en Guatemala – puede terciar entre el extremismo capitalista de extrema derecha y la explotación de la miseria laboral por los marxistas; más precisamente por ello, su papel es más difícil.