19 octubre 1986

Se apagan los rumores de supuesto despido de Pedro J. Ramírez aireados por CINCO DÍAS en 1983

DIARIO16 cumple 10 años y su editor, Juan Tomás de Salas, publica una tribuna para agradecer su éxito a Pedro J. Ramírez y a Alfonso de Salas: «Han logrado rentabilidad»

Hechos

El 19 de octubre de 1986 D. Juan Tomás de Salas Castellano publica el artículo ‘Heraldo, guardián, institución’.

Lecturas

El texto completo publicado el 19 de octubre de 1986.

HERALDO, GUARDIÁN, INSTITUCIÓN

Cuando cambian los regímenes, en los albores de las edades nuevas, la Prensa suele cambiar también estrepitosamente. Mueren entonces diarios como torres y nacen entonces los retoños nuevos con un vigor extraordinario. Así pasó en España, con todas las peculiaridades y matices de la transición, y así nacieron en 1976 dos grandes diarios de esta nueva época, EL PAÍS y DIARIO16. EL PAÍS salió unos meses antes que nosotros, bajo el Gobierno Arias Navarro-Fraga, y DIARIO16, en este octubre hace diez años, bajo el primer Gobierno de Adolfo Suárez. En cualquier caso ambos nacimos en aquel año nuevecito de 1976, en que todo parecía anunciar el triunfo de la primavera.

Los primeros pasos y los primeros años de DIARIO16 hicieron de nosotros casi eso, el heraldo de la primavera española después de cuarenta inviernos de guerra y paz a culatazos. Si nuestr padre CAMBIO16 había actuado de profeta en los últimos años del régimen de guerra, el recién nacido DIARIO16, que nunca sufrió al dictador, actuó de heraldo de las libertades ya inevitables. De la profecía de CAMBIO16 pasamos a los alegres trompetazos del DIARIO.

Antes de nacer llenamos las calles de enormes vallas con un amanecer y un emblema iconoclasta. Nacimos bajo el lema de ‘Libertad sin ira’, y puedo asegurarles que, en aquellos años, esa honorable proposición hedía a Lucifer o a rojo o a masón. La canción ‘Libertad sin ira’, magníficamente interpretada por el grupo Jarcha, fue prohibida de inmediato en todas las emisoras de la nación. Bien estaba que los españoles (vencidos) carecieran de ira, pero era intolerable que presumieran de libertad.

Ese fue el primer trompetazo del nasciturus 16. Pero bien pronto vimos el segundo. Es probable que pocos periódicos en el mundo hayan estado en condiciones de celebrar el fin de una sempiterna tiranía como lo hizo DIARIO16. Las peculiaridades de la transición política hispana permitieron a los españoles levantarse una mañana, tan tranquilos, y encontrarse en su periódico del día la portentosa nueva de que el régimen de opresión había sido derribado, sin un tiro, sin una bomba, simplemente.

“Adiós dictadura, adiós” fue el título a página entera con el que nuestro recién nacido DIARIO16 se grabó un puesto en la historia de la Prensa mundial. La dictadura se fue el día en que las Cortes del general Franco decidieron hacerse el harakiri y votar a favor de la ley de Reforma Política, que abría de par en par las puertas a la libertad. El gran designio del Rey Juan Carlos cerró aquel día el telón sobre la España organizada en vencedores omnipotentes y vencidos camino de la cárcel. La monarquía para todos los españoles dio su primer gran paso aquel día. Y nosotros tocamos las trompetas con enorme alegría en aquellas tres palabras que, con la foto de Adolfo Suárez, cubrían casi la primera página del Diario: “Adiós, dictadura, adiós” (Si fuéramos ingleses, con el lechero habría llegado una mañana a nuestra casa la buena nueva de nuestra liberación. Caso inédito quizá en la prensa del mundo, porque los cambios de régimen suelen anunciarse a los ciudadanos con fulgores y estampidos descomunales, y no con lecheros y prensa cotidiana).

Fuimos así heraldos de la libertad viviendo presos de una ilusión extraordinaria, y de un miedo indudable. Fuimos conscientes, quizá en exceso, de que un régimen estable de libertades era algo inédito en la historia reciente de España. Recuerdo incluso (he aquí un pequeño homenaje a mi maestro Pierre Vilar) que me estremecía al encontrar precedentes de transiciones pacíficas españolas que habían cosechado la ‘admiración del mundo’, y habían concluido en catástrofes escasos años después. Por ejemplo, en 1820 ‘admiramos al mundo’ con nuestra civilidad, y terminamos en la tiranía tres años después.

Igual admiración suscitó el pacífico advenimiento de la Primera República, y el de la Segunda, y ambas concluyeron en fracaso pocos años después. Llegué a encontrar frases pronunciadas pr los padres de los nuevos regímenes en 1820, en 1931 y 1976-1977, en las que usaban términos casi idénticos para felicitar al país por ‘el ejemplo de civismo que habían dado al mundo’. Se estremecían las carnes con estos antecedentes en aquellos años, casi imaginarios de 1976, 77, 78, 79, 80 y 81.

Porque antes de 1981 nuestro DIARIO16 había dejado de ser heraldo para convertirse en perro guardián de las libertades recién adquiridas. Y en aquel 1981 vencía también el último plazo de la moderna maldición ibérica, si es que existía. De los tres intentos frustrados anteriores, el más duradero había sido el de la Segunda República: cinco años desde su proclamación al estallido de la guerra civil. Y los cinco años nuestros vencían más o menos en el 81, el año del golpe militar de Tejero. Durante veinte horas la maldición ibérica trató de repetirse en el Congreso de los Diputados, en la División Acorazada y en Valencia. Pero esta vez la libertad española no fue aplastada en sangre. La actuación del Rey, y algo muy profundo que había cambiado en la entraña del país, hizo añicos la maldición. Ya no hay antecedentes. La libertad hispana era de nuevo posible, en paz, en estabilidad, para los hijos de los hijos de nuestros hijos.

Aquella noche sí que ladró DIARIO16. Nuestro perro guardián de las libertades de milagro escapó de la perrera a que le había destinad una sección de Infantería sublevada. Y esa misma noche se voceó por el centro de un Madrid fantástico – pocas capitales del mundo han vivido en pleno golpe militar y en plena paz a la vez – un DIARIO16 que anunciaba el fracaso de un golpe que no había fracasado aún. Pero, como es natural, fracasó. Y DIARIO16 hizo lo que tenía que hacer con un coraje extraordinario. Nunca creyó en antecedentes. 

A partir de ahí, de aquel estruendo, nos tocó ladrar y ladrar y ladrar en aquellos años débiles de 1981-82, cuando el poder civil tendría a vacilar ante la insolencia de los militares juzgados por rebelión y la ambigüedad de tanta gente. En esos años, DIARIO16 no cedió nunca en su defensa de la legalidad democrática sin confesiones. Fuimos incómodos para el poder y para muchos acomodaticios que preferían sacrificar el fuero a cada instante. Por eso, cuando nuestro director Pedro J. Ramírez fue expulsado por la fuerza de la sala del juicio a los golpistas, quedó bien claro que DIARIO16 eral a punta de lanza en la defensa de la libertad. En esos años no nos casamos con nadie, salvo con lo que creíamos era el interés sagrado de los ciudadanos en este santo país.

Primero heraldo, luego guardián, y a partir de 1982, cada vez más, una institución. Acabado el estruendo bautismal del nuevo régimen, la Prensa debe dedicarse a informar por encima de todo, sin perder por ello su papel de guardián de las libertades. En esta etapa no hay héroes descomunales, lo que hay es trabajo serio y tesón para que la sección de Economía, o de Política o de internacional, informen hoy algo mejor que ayer, aunque sea algo peor que mañana. En esta tercera etapa el lector nos exige seriedad, fiabilidad, trabajo, calidad, excelencia. Nos pide menos hazañas, pero mucha más obstinación. Informar bien, sin errores o los menos posible, sin subjetivismo o el menor posible, con honestidad, es ahora nuestra grande y normal tarea.

¿Cómo fue posible DIARIO16? Toda obra humana es, al fin y al cabo, resultado del esfuerzo de un grupo de hombres con ilusión y voluntad bastantes. En nuestro caso, DIARIO16 nació gracias a la ilusión y voluntad bastantes. En nuestro caso, DIARIO16 nació gracias a la ilusión de una parte de los dieciséis socios fundadores de la casa madre, de CAMBIO16. Hombres como Luis González Seara, Romualdo de Toledo, César Pontvianne Santos, Blas Calzada, Miguel Muñiz, Alejandro Muñoz Alosno o Miguel Ángel Ortega, formaron el caldero de entusiasmo que dio vida a la idea. Profesionales de excepción, al mando del gran Ricardo Utrilla, fueron los encargados de darle forma. En un mes, un verdadero récord, Utrilla y Román Orozco contrataron una magnífica redacción. Y salimos a la calle, libres, sin ira, y con una fe de carboners en que íbamos a ayudar a cambiar España. Y algo ayudamos.

El DIARIO16 no salió como queríamos. Presionados por el adelanto de EL PAIS, cometimos el error de salir por la tarde, vespertinos, con todo lo que ello trae consigo. Pronto nos dimos cuenta del error, de que por la tarde se reducen los mercados de Prensa en casi todo el mundo, y lentamente iniciamos la vuelta a la mañana, al periódico de calidad y matutin. Esta etapa de dureza y corrección, que duró varios años, sólo fue posible gracias al denuedo de Romualdo de Toledo y a la inquebrantable fe de todo el equipo de ese equipo que cuenta desde sus orígenes con el glorioso Antonio Ivorra, con la imbatible Carmen Molinos, o con Carlos Pérez oscilando del sindicato al cartabón y de ahí a la tartamuda. Justino Sinova cumple ahora diez años de un excelente trabajo de responsabilidad en todas las tareas del periódico desde director en funciones a su puesto actual de director adjunto, desde loos que ha creado la mejor ‘Historia de la transición española’ o ha enriquecido de firmas e ideas las páginas del periódico. Y José Luis Gutiérrez, el oso de León al padre de todas las tartamudas, ha dado lo mejor de sí en el periódico. Como tantos otros que no puedo mencionar ahora, per que se merecen las fecilitaciones más rendidas. José María Herranz y sus genios del taller, que lograban sacar cientos de miles de ejemplares del a rotativa ligera de hace unos años. La redacción que aguantó a pie firme mil batallas, la publicidad que buscaba anuncios a veces casi, casi, con los dientes, y hasta ese gran letrado defensor que es Gregorio Arroyo, el imbatible. Todos se merecen agradecimiento especial pro aguantar los años duros.

Pedro J. Ramírez fue el director del periódico más joven del país, quizá siga siéndolo, y ha dedicado tanta inteligencia, energía y profesionalidad a DIARIO16 que la historia de periódico y director a veces se confunden. Pedro J. Ramírez ha sido el líder indiscutible de la segunda etapa del DIARIO16, de la etapa de guardián de las libertades. Y es además el hombre que encabeza la tercera etapa, la etapa DIARIO-institución, la etapa de menos estruendos y mucha mayor técnica. Los años que lleva avanzando en esta fase avalan sobre su capacidad para lograr que DIARIO16 sea el primer diario de calidad del país más pronto que tarde.

Desde hace dos años, el periódico ha entrado en franca rentabilidad, y un nuevo equipo de gestión, con Alfonso de Salas a la cabeza, Balbino Fraga en la alta estrategia publicitaria y Juan Antonio Rojas en la gerencia, está aplicando en DIARIO16 todas las técnicas modernas de dirección para preparar la larga batalla ascendente que nos espera. Queremos ser los primeros, y por eso nos esforzamos más.

Por último, querido lector, mil gracias por habernos acompañados hasta aquí. Trataremos de servirle mejor aún en los próximos diez años. Felicidades.

Juan Tomás de Salas