5 abril 2001

La dirección del PSOE impone que todos sus ediles lleven escolta

Dimiten todos los concejales del PSE-PSOE en Zumárraga después de que ETA asesine al concejal del PP Manuel Indiano

Hechos

D. Jesús María Mendia Etxaniz y su hijo, D. Josu Mendia Díaz, Dña. Victoriana Badillo Remedios, Dña. María Dolores Segade y D. José María Bermejo dimitieron como concejales del Ayuntamiento de Zumárraga durante el año 2001.

05 Abril 2001

¿Considera Arzalluz normal lo que sucede en Zumárraga?

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Con la dimisión, ayer, de los dos concejales que le quedaban al PSOE en Zumárraga y de otro edil de Zumaya, ya son seis los cargos municipales socialistas vascos que han abandonado sus puestos esta semana porque no están dispuestos a llevar escolta, tal y como les obliga su partido. Los dimitidos no son políticos profesionales, son gente sencilla. «¿Es normal que un albañil o una señora de la limpieza tengan que ir a trabajar con escolta»? La pregunta del secretario general de los socialistas guipuzcoanos es todo un alegato sobre la ignominiosa situación en la que viven los cargos públicos no nacionalistas en el País Vasco. La situación actual del Ayuntamiento de Zumárraga es un ejemplo de esta vergüenza. De los 17 concejales que fueron elegidos en las últimas elecciones, sólo quedan 10. Los terroristas y sus cómplices han expulsado a siete. A uno -Manuel Indiano- lo mató ETA en su tienda de golosinas. Los cinco socialistas han renunciado porque se niegan a vivir sin libertad, lo cual deja sin representación al grupo mayoritario de la oposición. Una edil de EH dimitió también porque su coalición ampara el tiro en la nuca. Dado que el alcalde es del PNV, ¿considerará también, como su jefe Arzalluz, que las denuncias de falta de libertad en el País Vasco son exageradas? La decisión de dimitir de los concejales socialistas merece todo el respeto del mundo. A nadie se le puede obligar a ser un héroe y, en la actual situación, ser un concejal no nacionalista en las ciudades y pueblos vascos es toda una heroicidad. Porque la democracia en el País Vasco discurre por cauces tan anómalos que a los adversarios no se les combate con la palabra. En el peor de los casos, se les mata; en el mejor, se les mete el miedo en el cuerpo para que tiren la toalla.

07 Abril 2001

LOS NACIONALISTAS NO QUIEREN NI PUEDEN ACABAR CON EL MIEDO

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Por paradójico que parezca, la decisión del PSOE de poner protección de forma obligatoria a todos sus concejales en el País Vasco ha provocado la renuncia a seguir en el cargo de siete ediles, que se sienten todavía más amenazados con escolta policial.

Ayer, Carlos Uribe, teniente de alcalde de Elciego (Alava), presentó su carta de dimisión, que se suma a las de cinco concejales socialistas de Zumárraga y otro de Zumaya. Nada se les puede recriminar, ya que bastante valor demostraron al aceptar figurar en las listas de su partido. Juan Fernando López Aguilar, miembro de la Ejecutiva del PSOE, realizó ayer un certero diagnóstico de la situación: «El Gobierno que consiente que sólo algunos puedan representar la soberanía popular es infinitamente más cobarde que las personas que no arriesgan su vida» para ejercer cargos públicos.

Es evidente que el Gobierno que preside Ibarretxe y los dos partidos que lo sustentan, PNV y EA, no han hecho absolutamente nada para apoyar a los concejales y cargos públicos del PSOE y del PP, fuera de retóricas y vacías declaraciones de solidaridad, como la de ayer de un centenar de concejales nacionalistas de Alava.

De muy poco sirve lamentar lo que está sucediendo en el País Vasco si no se está dispuesto a hacer algo para cambiarlo. Y ésta es la actitud permanente del Gobierno de Ibarretxe, que ha dejado adueñarse de la calle a los violentos y ha cerrado los ojos al amedrentamiento que sufre la población no nacionalista.

A Ibarretxe, a Arzalluz, al PNV ya no les queda ningún crédito. No sólo no van a hacer nada para proteger a quienes no pueden defender las ideas por las que han sido elegidos sino que lo que les interesa es perpetuar esta situación para avanzar en la vía soberanista. Poco importa que ello provoque la desbandada del sector no nacionalista de la sociedad vasca.

Por tanto, la única alternativa para acabar con este estado de cosas pasa por elegir un nuevo Gobierno capaz de luchar contra ETA, aislar a quienes justifican el terror y sacar a la calle a la Ertzaintza para parar los pies a los violentos, como Mayor Oreja se propone hacer. La gravedad de la situación no admite medias tintas ni ambigüedades de gentes que juegan a dos barajas.

Nunca unas elecciones habían sido tan importantes en el País Vasco, porque lo que se juega es mucho más que la alternancia de poder. Se juega la libertad que los nacionalistas han tirado al cubo de la basura. Deben ser castigados en las urnas.