13 marzo 1983

Fue el encargado de seguir en campaña electoral a Felipe González en las populares elecciones de 1982

El director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, manda a su mano derecha, el subdirector Martín Prieto, como corresponsal a Argentina

Hechos

El 13.03.1983 D. José Luis Martín Prieto fue anunciado como nuevo corresponsal de EL PAÏS en Buenos Aires manteniendo su rango de subdirector del periódico.

Lecturas

ACUSACIONES CONTRA CEBRIÁN Y DELKÁDER

El columnista del diario público PUEBLO, el comunista D. Raúl del Pozo, acusó al director de EL PAÍS, D. Juan Luis Cebrián, y a su colaborador D. Augusto Delkáder de partar a la gente de mayor talento del periódico, poniendo como ejemplo que se retirara la columna diaria de D. Francisco Umbral, que fue reducido a columnista semanal, o el retirar a corresponsal extranjero al Sr. Martín Prieto.

12 Enero 1984

EL MOTORISTA

Raúl del Pozo

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Siempre en España, se quieren cortar la mano del que escribe con talento. El motorista no llama dos veces. Un columnista, incluso aunque se llame Francisco Umbral, es sustituible, como la rueda de un coche. El coche sigue andando. Cuando la columna de tu vecino veas quitar, no opines, te pagan para entretener, eres el chico del ‘canotier’, el animador, el cronista de sociedad con prosa de Larra. No vayas a palacio, no quites foco al poder. Haz como Pradera, sé lúcido, mantente en el anonimato para sobrevivir. Juan Luis Cebrián ‘el de la sonrisa de colegial y malvada, embozado en la barbita rubia, lampasada de culturas extranjeras, el “señorito”, ha prescindido de Umbral, le ha mandado al motorista. Desterrado a los domingos. Incluso EL PAÍS, una de las más sólidas instituciones de esta democracia, el poder fáctico por excelencia, el BOE de Juan Luis, consejero áulico de papel de todo el poder, con sus comentarios materia de fe, uno de los cinco periódicos del mundo, exige la precariedad del subordinado, las camarillas de adhesión inquebrantable. Y hablamos del mejor. En los otros, el navajeo es insoportable. También en EL PAÍS prosperan por lo que dicen los zoquetes, los que actúan en la docilidad angustiosa. A pesar de que el ABC de Anson mejora día a día, el periódico de la calle Yuste carece de alternativa, como el propio Gobierno. Aquí no hay un FÍGARO y EL PAÍS crece en ventas y en su influencia. Hace temblar al Gobierno entre el café y la mermelada. ‘Antes se leía con entusiasmo – como el PSOE – ahora, con resignación’.

Pero notamos que falta algo. Aunque, habitualmente, hayan puesto a Vázquez Montalbán para que no pueda decirse que se escoran al a derecha, falta la columna de Umbral, sus negritas, sus metáforas malditas y su herejía diaria de inmoderado, de lírico, de incontrolado, de génio. Incluso en EL PAÍS se aleja a Martín Prieto y se conserva al que los redactores llaman Abd El-Kader [Augusto Delkáder]. También se practica, incluso en EL PAÍS la promoción de la mediocridad, frente al talento. Ahora, se habla de crisis. ‘Cebrián podría irse de director general de toda la casa y dejarla a su emir’. Polanco, después de comprar este verano las acciones incontroladas de Trevijano (al 450 por 100) domina la casa. Juan Luis mandaría aún mucho con uno de sus fieles.

Raúl del Pozo