El divorcio del magnate judío Sumner Redstone (Grupo Viacom) de Phyllis Redstone se convierte en uno de los más caros de la historia

¿Lo sabía Sumner Redstone, presidente de Viacom, cuando posó ante los fotógrafos el pasado 8 de septiembre para anunciar el acuerdo de fusión con CBS? A juzgar por su gesto sonriente, podría pensarse que no.

Pero, fuera o no una sorpresa para él, lo cierto es que la pretensión de su esposa es para quitarle el hipo a cualquiera, incluso a un hombre tan rico como Redstone. Así, con una pasmosa naturalidad, la señora Phillis Redstone, de 52 años, reclama a su maridito, 22 años mayor que ella, una propina de 3.000 millones de dólares (más de 475.000 millones de pesetas al cambio actual) en la demanda de divorcio que presentó la semana pasada en un juzgado de Boston.

Al lado de las pretensiones económicas de la señora Redstone, otros procesos de separación o de divorcio de personajes famosos son cosa de niños. Puestos a pedir, ni la ex mujer del empresario Fernando Fernández-Tapias, Juana García-Courel, pudo soñar jamás con semejante cifra, lo mismo que Paloma Altolaguirre, de quien dicen que recibió de su ex marido Manuel de la Concha cerca de 1.500 millones de pesetas.

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Unico parangón

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Ni siquiera otras rupturas matrimoniales más sonadas, como la de las Koplowitz y los Albertos pueden compararse con la que acaba de solicitar la esposa del presidente de Viacom.

Tal vez, el único paragón posible se halle en el divorcio entre Anna Torv y el magnate australiano de la comunicación Rupert Murdoch, cuya fortuna personal se estima en más de 1,1 billones de pesetas.

Pero el caso de Phillis Redstone tiene, sin duda, un toque de distinción. Y es que no se sabe muy bien por qué, los éxitos empresariales del presidente de Viacom suelen animar a su mujer a pedir una recompensa para ella. Así, mientras Sumner Redstone negociaba la compra de la Paramount Pictures, cosa que le costó 10.000 millones de dólares en 1993, los representantes legales de su esposa se acercaron al juzgado para tramitar los papeles de divorcio. En aquella ocasión, no se trató más que de una falsa alarma, lo mismo que en 1994, cuando la señora Redstone volvió a retirar la demanda. Pero, ¿sucederá ahora algo parecido?

Por si acaso, los responsables de comunicación del nuevo gigante Viacom-CBS se han apresurado a tranquilizar a la opinión pública con una nota que puede resumirse así: la petición de divorcio de la señora Redstone en nada afectará al acuerdo de fusión. Calma. Se trata de un asunto personal que no alterará la posición accionarial del señor Redstone en Viacom, empresa de la que controla el 64% del capital.

De manera que lo mismo que el imperio de Murdoch se ha mantenido finalmente en pie pese a tambalearse, en Estados Unidos aseguran que la fusión Viacom-CBS sigue también adelante. Sumner Redstone y su homólogo de CBS, Mel Karmazin, han fijado bien los cimientos de uno de los mayores colosos mediáticos del mundo, valorado en 80.000 millones de dólares (alrededor de 12,6 billones de pesetas). La creación de ese imperio ha sido posible gracias al supertalonario de Redstone, cuya empresa Viacom pagará 37.000 millones de dólares (unos 5,8 billones de pesetas) por CBS.

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El emporio

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Cadenas musicales, grupos editoriales, estudios cinematográficos y canales de televisión generalistas se integrarán en el nuevo gigante Viacom y competirán con Time Warner y News Corporation, de Rupert Murdoch. Viacom tiene una estrella que brilla con luz propia sobre las demás: se trata de la Paramount, de cuyos estudios han salido éxitos mundiales de taquilla como el de la película Titanic, de James Cameron.

En televisión, la compañía que preside Redstone cuenta con Nickelodeon y con la productora Showtime Networks, entre otras. Y, más próximo al ámbito del consumo doméstico, Viacom es propietaria de Blockbuster, la multinacional de venta y alquiler de cintas de vídeo, de 19 emisoras de televisión y de más de 100 salas de cine en Canadá. En el mercado editorial dispone de Simon & Schuster, que cuenta con las firmas de Stephen King y de Mary Higgins Clark.

Pero la sombra de la dama Phillis Redstone se proyecta ahora amenazadora, si no sobre el imperio, sí sobre el bolsillo de su marido.