31 marzo 1981

La Junta Militar continuará en el poder ahora presidida por el General Roberto Viola

Videla abandona el poder en Argentina tras erradicar el terrorismo (y toda oposición), pero sin poder resolver la crisis económica

Hechos

El 31.03.1981 el General Roberto Viola asumió la Presidencia de Argentina reemplazando al General Jorge Rafael Videla.

Lecturas

La Junta Militar que gobierna Argentina ha designado al general retirado Roberto Viola, en sustitución del general Jorge Rafael Videla.

Este cambio en la cúpula militar se produce en medio de fuertes presiones de Estados Unidos para que el régimen ponga fin a su política represiva (se habla de la práctica habitual de la tortura en los cuarteles, las comisarias y los campos de detención) y entregue el gobierno a los civiles.

La aguda crisis económica, que ha convertido a Argentina en el país líder en cuanto a ritmo de inflación, también forma parte del panorama al que tendrá que hacer frente el nuevo primer mandatario. Aunque los periódicos argentinos ejercen una eficaz autocensura sobre sus informaciones, se sabe de fuentes vinculadas a la cúpula militar que el principal objetivo del general Viola con consistirá en lograr las condiciones adecuadas para transferir el poder a las fuerzas políticas democráticas.

FINALIZA LA ETAPA VIDELA PARA DAR COMIENZO A LA DEL GENERAL VIOLA

‘TIEMPO NUEVO’: «SE CONSIGUIÓ LA PAZ»

neusdat_grondona_paz En uno de los principales programas de televisión en Argentina, el programa ‘Tiempo Nuevo’ del canal Telefé, presentado por D. Bernardo Neustadt, elogió el balance del general Videla y tanto este como su principal tertuliano D. Mariano Grondona, aseguraron que el balance del Gobierno ‘del proceso’ había sido que había logrado la paz en Argentina.

josealfredo_martinez_hoz El liberal José Alfredo Martínez de Hoz abandonaba el ministerio de Economía tras haber fracasado en su intento de levantar el país.

29 Marzo 1981

Balance de un lustro sombrío

José Alejandro Vara

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Videla ha escapado a la tradicional tendencia de los militares sudamericanos a eternizarse en el puesto de mando cuando llegan al Poder. Tal y como prometió, Videla ha vencido la tentación de convertirse en una especie de caudillo irremplazable y vitalicio y ha optado por retirarse a cumplir con mis obligaciones familiares.

Para unos ha sido un lustro infame. Para otros, una medicina amarga, pero inevitable. Cinco años después del golpe, cuando se inicia una nueva etapa política en la que un general sustituye a otro, Argentina aparece como un país sin terrorismo, bloqueado políticamente y en una situación económica, cuando menos, problemática.

Política Interior

Cuando Videla llegó al Poder tenía muy claro su primer objetivo; era erradicar el terrorismo: Y lo cumplió. Los montoneros y los trotskistas del ERP han pasado a la historia. Pero el precio ha sido muy alto. El propio presidente reconoce en público que se cometieron algunos excesos. Como esos quince mil desaparecidos de los que nunca más se supo, esos diez mil muertos por motivos políticos y esos cientos de miles de exiliados sin posibilidades mediatas de retorno: “Hemos vivido una guerra oficial no declarada”, es la justificación oficial cuando se plantea la cuestión. La nueva administración que hoy asumirá en funciones parece dispuesta a dar carpetazo definitivo al tema, con el visto bueno del Gobierno de Whasington.

La situación política propiamente dicha permanece congelada, con los partidos ‘en receso’ y en crisis, como el perionista, que, tras la desaparición de su líder, se ha desintegrado en grupúsculos enfrentados por rencillas tan infantiles como inútiles.

Situación Económica

Videla ha hecho de Argentina un país rico poblado de hombres pobres. Más que Videla, el responsable ha sido Martínez de Hoz, el superministro económico que deja ahora su cartera con cierta sensación de fracaso. Y no es para menos.  La impresionante ofensiva alcanzada por el equipo económico en los primeros años del nuevo régimen experimenta ahora unos momentos de franca regresión.

El único aspecto positivo ante semejante marasmo es la práctica ausencia de desempleo, que no llega al 1%. Una balanza escasamente alentadora, aunque hay que reconocer que Videla se encontró con un país totalmente patas arriba. Ahora todas las esperanzas están puestas en Viola, el general que ha dicho: “nuestro objetivo es evitar las continuas intervenciones militares en el país”. Demasiado optimismo quizá en una nación que ha vivido durante este siglo más de cincuenta años bajo Gobiernos militares.

29 Marzo 1981

Buenos Aires y Washington se aproximan

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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El General Viola, que hoy, domingo, ocupará la Presidencia de la República Argentina en sustitución del general Videla, cumpliendo así el sistema de designación reglamentario que desde el golpe militar ocupa en ese país el lugar de la Constitución, llega al poder con la baza principal de una forma de reconciliación con Estados Unidos. El desgajamiento de la política argentina de la del Departamento de Estado tiene una procedencia antigua: desde la segunda guerra mundial, en la que el Gobierno de Buenos Aires creyó en uña victoria alemana -sobre todo durante la presidencia de Ramón Castillo-, hasta que el año pasado el Gobierno Videla desafió las medidas de Carter y vendió su grano a la Unión Soviética, rompiendo el bloqueo de castigo por las operaciones de Afganistán. Es, el de hoy, por tanto, un cambio histórico, que incluso contradice aspiraciones antiguas de Argentina respecto a su hegemonía sobre las organizaciones panamericanas, frente al predominio de Washington.El cambio no hubiera sido posible sin el triunfo de Reagan. La Junta Militar argentina es uno de los puntos de mira de la campaña mundial de derechos del hombre: desde la abolición de la democracia hasta las desapariciones de personas y las presiones sobre otras que se han visto, si han tenido tiempo, obligadas a abandonar el país, todo contraviene -diariamente- los conceptos de libertad y respeto al ser humano tales como se entienden en las formulaciones occidentales. Carter había hecho de esas definiciones -aun cuando fueran también selectivas- la base filosófica de sus relaciones exteriores. Reagan ha modificado rotundamente el concepto: sólo valen o se estiman los países que pueden ofrecer un apoyo a la política geoestratégica de Washington, sea cual sea su proceder interior. Para Reagan, considerablemente preocupado porque importantes países de América Latina no aceptan sus puntos de vista -México, Venetuela, Colombia…-, la colaboración con Argentina es de primordial importancia. Hasta tal punto le importa esta alineación de Buenos Aires que incluso no pone, obstáculos a que Argentina siga vendiendo sus granos a la URSS (después de todo, el bloqueo fue una medida de Carter), entendiendo que es algo esencial para su economía.

Para Argentina, a su vez, la nueva amistad con Estados Unidos es fundamental. No sólo por las armas que va a recibir de Washington en cuanto el Senado ratifique el levantamiento del bloqueo -que fue impuesto por Kennedy-, sino por cuanto significa de respaldo a su política interior y de rotura del aislamiento exterior (Chile está distanciada por el problema territorial de Beagle, Brasil es un gigante demasiado poderoso). También por el refuerzo que puede dar a su economía. Para la oposición argentina -que escasamente puede manifestarse en el interior-, la nueva alineación con respecto a Washington equivale a una venta, a la renuncia de una independencia y de unos ideales. No acepta la versión triunfalista de Buenos Aires según la cual es Washington quien ha cambiado su línea para aproximarse a la de Buenos Aires (lo cual no parece enteramente, falso). La preocupación mayor en los países americanos y en la opinión pública democrática es la del afianzamiento de un régimen que sigue sin aclarar ni contener las desapariciones y los asesinatos desde el poder, y que aún podrá aumentar su presión represiva.