31 mayo 1979

Como en el caso del 'super comisario' cesado se le acusa de haber permitido torturas en su etapa de policía franquista

El Gobierno Suárez nombra al comisario Ballesteros nuevo responsable del Brigada Operativa en sustitución de Conesa

Hechos

El 31 de mayo de 1979 la revista LA CALLE publicó un reportaje sobre D. Manuel Ballesteros.

Lecturas

Manuel Ballesteros sustituye al súper agente Conesa al frente de la tristemente famosa Brigada Operativa. Y de Manuel Ballesteros, a quien los medios oficiales han presentado como ‘un profesional por encima de toda sospecha’, se acuerdan personas que antaño tuvieron con él ‘una relación profesional’. En Bilbao, donde hasta hace unos días era Jefe Superior de Policía, también tendrán recuerdo  suyos. Durante unos años, Ballesteros tenía por profesión la ‘caza de rojos’, trabajaba en la Brigada de Investigación Social.

Y los ‘rojos’ que hoy se acuerdan de él, son de los que creen en la reconciliación, pero también son de los que piensan que ‘difícilmente puede construirse un Estado democrático de derecho mientras haya personas como Ballesteros en puestos clave del aparato del Estado». Estas palabras son de César Lorca, que cuando conoció a Ballesteros trabajaba de electricista en Macosa y fue detenido por sus actividades sindicales. Hoy es el secretario general de CCOO de L´Horta (Valencia y su comarca), y no puede arreglar un enchufe en su casa porque una pequeña corriente constituye todo un trauma que le recuerda las setenta horas de ‘tostadero’ que sufrió en el año 68. Por aquella época, cafés La Estrella se anunciaba en la televisión al grito de ‘Vamos chicos, al tostadero’. Antonio Palomares (diputado comunista por Valencia) también sabe lo que es el tostadero: hoy mide dos centímetros menos, le quedan tres vértebras soldadas, tiene el diafragma deformado y se le ha modificado el ritmo respiratorio. En 1970 se archivaron las denuncias contra los compañeros de profesión de Ballesteros, Francisco Acosta, Benjamín Solsona y otros. A Llorca se le ponían los pelos de punta cuando le decían «Vamos, chicos…» , pero lo que más le horroriza era las intermitencias en las corrientes. Aquello fue la caída del movimiento obrero del 68.

Ballesteros se tiene que acordar de nombres como los de Daniel Bataller, Lorenzo Gómez Colllado, Salvador Boils, los hermanos Cárdenas, José María Peñalba, Julián López, el hoy concejal y diputado provincial de Valencia José Fondó… hasta 36 personas. Ballesteros y sus hombres lo llamaron ‘Operación Central’; a César le llamaban ‘Kubala’ por su aspecto deportivo y por su popularidad en el incipiente movimiento obrero… No se le pede haber olvidado ese detalle a Ballesteros, ni el desgarro muscular que le quedó. Como tampoco el recorte de prensa que alababa el ‘brillante servicio del a Policía valenciana’ y en el que la fotografía de Palomares era ya toda una prueba de la tortura sufrida. El comandante Pacheco, que instruía el sumario, nunca se olvidaría ni de las muñecas de Palomares ni de la foto de DNI que su mujer, Rosalía Sender, presentó para compararla con la de después de su detención.

A Manuel Ballesteros también tienen que decirle algo estos números: 593/71 y 550/72. El primero es el número de un sumario fruto de otro ‘brillante servicio de la Policía’. El segundo es de las diligencias previas incoadas a raíz de denuncias por malos tratos contra los policías que participaron en aquel ‘brillante servicio’. Las denuncias pasaron por un juzgado municipal, uno de instrucción, por la Audiencia, por el TOP y, tras una cuestión de competencias, fueron sobreseídas por un juez especial nombrado al efecto. Aquel caso fue conocido como ‘el de ls estudiantes’. A Ballesteros le tienen que decir algo, también, los nombres de José Luis Monzón, Luis de Felipe, Ángel Guardia, Benito Sanz, Jaime Escutia, Paco Camarasa, Vicente Vergara, Pepe Gálvez, Juanjo López… A ellos les dice mucho el nombre de Ballesteros.