16 septiembre 1993

El PP intentó inhabilitar a su 'tránsfuga' declarando que sufría problemas psíquicos

El ‘guerrista’ José Marco (PSOE) se hace con la presidencia de Aragón con una moción de censura apoyada por un tránsfuga del PP

Hechos

En septiembre de 1993 el Parlamento de Aragón aprobó una moción de censura contra el presidente autonómico, D. Emilio Eiroa (PAR) que fue reemplazado por D. José Marco (PSOE), con los votos del PSOE, IU y un diputado del PP, ahora en el mixto.

Lecturas

El PSOE era el primer partido de Aragón desde la creación de la autonomía en 1983 y, sin embargo, no gobernaba desde 1987 por la unión de los partidos de derecha nacional (el PP) y de derecha regional (el PAR) en favor de este último en la persona de Emilio Eiroa, que ocupó la presidencia.

Esta situación cambió cuando en septiembre de 1993 el líder del PSOE de Aragón, el guerrista D. José Marco, logró por sorpresa hacerse la presidencia con una moción de censura que prosperó gracias al apoyo de un diputado tránsfuga: Emilio Gomáriz. Elegido en las listas del PP, se sintió excluido por la dirección del PP aragonés que lo consideraba demasiado radical y situado en posiciones de extrema derecha y esto llevo a Gomáriz a sentirse suficientemente desairado como para abandonar el PP y dar la presidencia de Aragón al PSOE. Para algunos era una cuestión de desaire y para otros un caso de soborno.

Ángel Cristóbal Montes era presidente de las Cortes de Aragón en la sesión de aquel 15 de septiembre de 1993 y considera que aquel día, en aquella sesión, ‘Aragón tocó fondo’. Asegura que, en calidad de presidente de las Cortes se reunió con Gomáriz y le advirtió que si cometía ese acto de transfuguismo quedaría desacreditado para siempre como persona pero que este siguió adelante. Según el testimonio de Montes el PSOE de Aragón, en unas negociaciones en el párking de la plaza Salamero el PSOE se comprometió a pagarle 100 millones de pesetas por su voto en la moción de censura (600.000 euros) pero después de la votación sólo le dieron 60 millones de pesetas, lo que le ocasionó a este un profundo malestar.

Sobre por qué el asunto no se llevó a los tribunales para que Gomáriz fuera juzgado por cohecho Ángel Cristóbal Montes asegura que ‘no está tipificado como delito percibir una compensación crematística por cambiar el sentido del voto’. De acuerdo con su línea argumental el único delito por el que podría juzgarse a Gomáriz es por no declarar al fisco aquella cantidad. Según Montes si Marco no hubiera ‘comprado’ al tránsfuga habría ganado con mayoría absoluta en las elecciones autonómicas siguientes, pero el resultado es que su llegada al poder en 1993 resultaría muy negativa para el PSOE de Aragón porque el periodo 1993-1995 sería nefasta para el socialismo aragonés.

EL NUEVO PRESIDENTE

Jose_Marco_Berges D. José Marco, Secretario General del PSOE en Aragón y hombre afín al vicesecretario general del PSOE, D. Alfonso Guerra será el nuevo presidente de la comunidad con los votos de su partido, de Izquierda Unida y uno de los diputados elegidos en las listas del PP.

EL PRESIDENTE DERRIBADO

eiroa D. Emilio Eiroa, del Partido Aragonés (PAR) era presidente desde 1991 a merced de un pacto con el PP en el que tuvo que sacrificarse el hasta entonces líder del PAR, D. Hipólito Gómez de las Roces.

EL TRÁNSFUGA

gomariz_transfuga D. Emilio Gomáriz, diputado del PP, rompió con su partido para apoyar la moción de censura del PSOE e Izquierda Unida que entregó la presidencia a D. José Marco. El PP le acusó de sufrir problemas mentales. El Sr. Gomariz pediría escolta y fundaría su propio partido político, Dinámica Social Aragonesa, que no llegaría ni a presentarse a unas elecciones por escaso apoyo.

VOTACIÓN DE LA CENSURA A EIROA

A favor de la moción de censura: 34 (30 del PSOE + 3 de IU + 1 ex PP)

En contra de la moción de censura: 33 (17 del PAR + 16 del PP)

16 Septiembre 1993

La Virgen del Pilar

Aurora Pavón (Pablo Sebastián)

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El ejército del Norte de Alfonso Guerra ha cruzado el Ebro (¡ay Carmela!) con José Marco como capitán ante el desvarío y «gatuperio» del PP y el PAR. Mientras, los guerristas del Sur, acampados en la barriada sevillana de Pino Montano, oyeron ayer desolados a su instigador. Guerra saca bandera blanca y ya habla de candidatura de integración MorenoHermosín para la batalla del Guadalquivir y repite, como papagayo, la consigna del presidente: prohibido «mirarse el ombligo» en el partido, lo importante es la vida nacional. La Virgen del Pilar dice que no quiere francesa, que no quiere ser del PAR. Que ha hecho el indio muchas veces Emilio Eiroa: «agua de boca» escasa para la pertinaz e insolidaria sequía; ataque de cuernos con el IRPF catalán; locura televisiva con Antena 3 TV (Manolito Campo, Manolito Chen); crisis del tránsfuga y traidor Emilio Gomáriz, con quien Izquierda Unida juraba que nunca iba a pactar (¡ay Anguita!, los catalanes PSUC asustados están); fiasco en elecciones generales restándole dos diputados al PAR-PP; cese disparatado del «Justicia» de Aragón, Emilio Gastón, y cosas mas. Y camarón Eiroa de la derecha provinciana que se duerme se lo lleva el Ebro hacia el estuario/desagüe camino del mar. Ahora empieza, no se equivoque nadie, la crisis interna del regionalismo aragonés (el PAR ¿para qué?). Y José María Aznar, a quien Pujol, camino de la Zarzuela, dispara con fuego real, culpa despechado e injustamente desde la sede del PP al presidente González de la moción de censura y del desbarajuste de la coalición PP-PAR. Va a tener razón, aunque sea por una vez, el olvidado Narcís Serra desde su peregrinación. En Aragón ha triunfado una moción de acuerdo con las reglas del juego político: quien tiene mas votos manda. Y aquí los únicos responsables de la derrota son los jefes del PP y sus amigos del PAR que metieron de diputado al loco tránsfuga aragonés, al panoli de Gomáriz, a quien no hay nada más que verle la cara de membrillo doctrinario y el currículum para sospechar lo que podía pasar. Y encima, el hombre, anuncia una persecución de su amorosa intimidad (hay fotos de Gomáriz con Sharon Stone), «Tempestad sobre Washington/Zaragoza», lucha despiadada en el Capitolio maño. La crisis de Aragón, a ladrillazos dulces, me pilla en mal momento y mal lugar. Cuando estaba a punto de descifrar el crimen de Boadilla y lo del «otro EGM» o el nuevo «EGA» de la derecha complutense contra el diario gubernamental. Cuando seguía la noticia del pretendido nuevo liderazgo de la Banca (atención a la reunión de los siete grandes, el viernes en el BCH, donde se hablará del duelo González/Guerra mas que del Bundesbank). Lo mismo que haría anoche el presidente del Gobierno en gentil cena, con su particular y «guapa» patronal, tirándose faroles sobre el control del PSOE y la caza organizada de Alfonso Guerra, ya convidado de piedra por los celestinos de las Navas del Marqués. Cuentos chinos del gatazo blanquinegro que hubieron de agradar a la otra CEOE, la llamada «familiar» (¡las familias!) de Leopoldo Rodés, Entrecanales, Del Pino, Boada y demás y buena compañía, con la excepción hecha de J. F. Beltrán. Espléndido cenorrio del otro pacto social, amenizado al otro lado del exquisito restaurante por los mariachis de PRI mexicano, coincidencias que matan y que festejaban a lo Pancho Villa la fiesta charra nacional.

Aurora Pavón

17 Septiembre 1993

La mancha del tránsfuga

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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No le va a ser fácil al PSOE de Aragón limpiar la mancha original que ha emborronado su acceso al Gobierno de esa comunidad autónoma. El voto del diputado tránsfuga del Partido Popular (PP), Emilio Gomáriz, ha desvirtuado y sumido en la sospecha una iniciativa democrática como es la moción de censura para cambiar el signo de una mayoría gobernante.Sin embargo, antes de rasgarse las vestiduras de manera un tanto precipitada y hasta hipócrita, como algunos han hecho, hay que delimitar y examinar críticamente las causas que provocan este tipo de situaciones nada beneficiosas para el sistema. Sin duda, el responsable del uso torticero de su voto, del fraude hecho a sus electores con el apoyo a una opción política distinta, es el diputado que no respeta tan elementales reglas de comportamiento político. Pero algún tipo de reflexión autocrítica debería haber provocado también en el PP el hecho de que un diputado elegido en sus listas se haya comportado de ese modo, si se tiene en cuenta que el transfuguismo suele ser, al margen de las ambiciones personales de quienes lo ejercen, un síntoma inequívoco de la existencia de serios problemas en los grupos o coaliciones que lo sufren. En lugar de ello, los dirigentes conservadores se han limitado a lanzar invectivas moralizantes contra los beneficiarios de la situación.

Hay que estar muy limpios para poder blandir con credibilidad argumentos de carácter moral en la política. Y es dudoso que lo esté un partido que pujó en el bochornoso espectáculo de la subasta del voto del diputado tránsfuga Nicolás Piñeiro e intentó la compra del voto del diputado de IU Miguel Ángel Olmos en su frustrada moción de censura para desalojar a los socialistas del Gobierno de la Comunidad de Madrid en 1989. O el precedente del caso Calviá, en el que dos militantes del PP intentaron sobornar a un edil socialista para ganar una moción de censura en el Ayuntamiento mallorquín.

Tampoco los socialistas aragoneses pueden hacerse los inocentes, como si el voto tránsfuga que les ha permitido acceder al Gobierno de Aragón hubiera caído del cielo. Si se decidieron a presentar la moción de censura contra la coalición gobernante del PP y del Partido Aragonés Regionalista (Par) es porque pensaban ganarla, y ello sólo era posible con la seguridad de ese voto. Aunque nada delictivo haya habido en el concurso de ese voto y sólo el convencimiento de que con él se servían mejor los intereses de Aragón, como adujo en su defensa el diputado tránsfuga, los socialistas aragoneses deberían haberse abstenido de promover una moción de censura que, por más justificada que pudiera estar, necesitaba de tan discutible compañía.

Con su actuación, además de contaminar su futura acción de gobierno con sospechas de ilegitimidad, los socialistas aragoneses han restado credibilidad a los propósitos de limpieza política enunciados por su secretario general, Felipe González, durante la última campaña electoral. Aunque se nieguen a admitirlo, el gobierno que van a ejercer en Aragón está basado también en votos que no les corresponden y cuya concurrencia se ha realizado violentando flagrantemente la voluntad de quienes los emitieron. De ese modo se facilita la perpetuación de la impresentable figura del tránsfuga en el escenario político y se da alas a quienes, elegidos en las listas cerradas y bloqueadas de un partido, persisten en conservar el escaño en caso de diferencias, e incluso lo ponen al servicio de una opción política distinta en lugar de renunciar voluntariamente a su mandato. Esta última es la única actitud decente para el elegido, además de la más respetuosa para los electores, por más que la ley, que no admite el mandato imperativo, ampare el derecho a conservar el escaño. Ésa debía haber sido la decisión del ex diputado popular aragonés Gomáriz.

Ciertamente, el comportamiento del diputado tránsfuga es responsabilidad suya, pero los socialistas aragoneses también tienen la propia en el afianzamiento de este tipo de conductas políticas nocivas para la democracia. Los problemas que justificaban el cambio de rumbo político en Aragón son graves: ingobernabilidad, conflicto permanente en el seno de la coalición PP-Par, gestión errática… Hay otros modos más limpios de hacerlos frente que la oscura concurrencia del voto de un fugado del partido contrario.

Los socialistas aragoneses no deberían olvidar que el declive del PSOE gallego se inició cuando accedió al Gobierno de Galicia con el voto tránsfuga del ex diputado aliancista José Luis Barreiro. No son casos iguales, pero en algo se parecen.

17 Septiembre 1993

El presidente Gomáriz

Fermín Bocos

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Baja estos días revuelto el Ebro de la política española, contaminado a su paso por Zaragoza bajo el puente de Gomáriz. Como se sabe, el puntapié parlamentario del caballero de tan eufónico apellido provocó la de Dios es Cristo haciendo a Don José Marco nuevo presidente de Aragón. Habida cuenta de la antagónica procedencia partidista de los señores Marco y Gomáriz -socialista el primero, aznarista el segundo, tiene cierto fundamento el estupor o la indignación del personal que reflejan algunos sondeos radiofónicos. Aunque el procedimiento -una moción de censura-, está previsto por el juego parlamentario democrático, al ciudadano de a pie le cabrean estas cosas. No las entiende y las rechaza por creerlas fruto del lado oscuro de la política. No le entra en la cabeza -y no le falta razón, que un diputado elegido por las listas cerradas de un partido pueda favorecer los intereses de otro grupo distinto al que le sentó en el escaño. En resumen: aunque legal, a la gente no le parece justo y la decepción pasa al debe de la democracia. Este tipo de conductas son de las que forjan la desconfianza de los ciudadanos hacia los dirigentes políticos. En este caso, además, la cercanía desmesurada entre el «sí» de Gomáriz al candidato del PSOE y sus opiniones anteriores de signo totalmente opuesto abren las puertas de la fantasía a todo tipo de conjeturas -algunas no alejadas de la corrupción-. Dejó dicho el clásico que la democracia se resiente si no viene exaltada por la virtud de los hombres, y parece claro que, en el caso que nos ocupa, virtud no sobra. Hay, a mi juicio, un exceso de maniobra del que pronto caerá en cuenta don José Marco, cuando descubra que el verdadero nuevo presidente de Aragón es el ciudadano Gomáriz.

16 Septiembre 1993

Le tomamos la palabra

EL HERALDO DE ARAGÓN (Director: Antonio Bruned)

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Hay que acoger el resultado de la moción de censura con relativa sorpresa. Cabía esperarlo todo del tránsfuga Gomáriz, incluida su decisión de votar a favor del candidato socialista. Así, Aragón se encuentra súbitamente con un nuevo Gobierno en cuya composición aparecen nombres insospechados. En la escena política, la acción se mueve con tremenda velocidad, desbordando incluso a más de una protagonista.

Nuestro diario acoge la situación con un talante crítico. Dijimos al plantearse la moción de censura que ni Marco ni Eiroa ofrecían un perfil idóneo. Mantenemos al mismo criterio una vez decantada la balanza a favor del primero. HERALDO DE ARAGÓN, sépanlo todos, ni ha tenido ni tiene compromiso alguno como no sea con los intereses generales del pueblo aragonés. En su nombre vamos a examinar desde el primer día a, nuevo presidente y le vamos a exigir el estricto cumplimiento de lo que ha prometido: desbloqueo autonómico, reforma en profundidad del Estatuto, gestión dinámica y transparente, honestidad. Desde hoy, le tomamos la palabra a José Marco y no dejaremos de recordarle su compromiso con la autonomía plena ni admitiremos sombra alguna de clientelismo o turbiedad en su acción de Gobierno.

La victoria final de José Marco no constituye por supuesto, gesta triunfal alguna. Ha logrado la presidencia de Aragón merced al voto de un tránsfuga procedente de las filas contrarias. Y será ese mismo tránsfuga quien, como ya hacía con el anterior Gobierno de la DGA diga la última palabra en todas las cuestiones clave. Una situación lamentable que ojalá se pueda resolver en su momento mediante convocatoria de elecciones anticipadas.

Pero hoy, en las filas de los derrotados PAR y PP, cunde la especie de que sólo la traición de Gomáriz ha determinado su caída en combinación con supuestas campañas informativas.  Si las cúpulas de ambos partidos se empecinan en tal tesis estarán alcanzando el colmo de los errores. El Gobierno Eiroa ha caído por sus propios fallos: descoordinación, una gestión cada vez más caótica y una clarísima tendencia (especialmente manifiesta en algunos de sus integrantes) a utilizar los caudales públicos en operaciones evidentemente oscuras. Emilio Eiroa ha sido víctima de su incapacidad para cumplir su función, y, sobre todo, en su desinformación. El hasta ayer presidente llevaba meses tomando decisiones erróneas, recibiendo valoraciones y análisis falsos. Incluso su derrota en las Cortes pareció llegarle como un acontecimiento imprevisto.

Ante el nuevo Gobierno no caben ‘plazos de gracia’. Desde el primer momento, Marco y sus consejeros serán objeto del análisis crítico y exigente del pueblo aragonés. En idéntica línea de rigor estar, como hasta hoy, nuestro diario.

HERALDO DE ARAGÓN