3 junio 1907

Los fiscales no lograron probar su culpabilidad

El líder anarquista español, Francisco Ferrer, es absuelto en el juicio por el intento de asesinato de Alfonso XIII que causó una matanza en la calle mayor

Hechos

El 3 de junio de 1907 comenzó la vista del juicio.

Lecturas

El 3 de junio empezó la vista del juicio por el atentado contra los reyes de España ocurrido en mayo de 1906. El fiscal pretendía demostrar la culpabilidad de los líderes anarquistas D. Francisco Ferrer Guardia, D. Aquilino Martínez y D. Pedro Mayoral como ‘cerebros’ del crimen que cometió Mateo Morral (suicidado). Y el papel de D. José Nakens, D. Isidro Ibarra, D. Bernardo Mata y Dña. Concepción Pérez en el intento de fuga del Sr. Morral.

Aunque se intenta relacionar a los líderes anarquistas como era el Sr. Ferrer, ni él ni los otros anarquistas fueron condenados por falta de ruebas También será absuelta Dña. Concepción Pérez. Por lo que en el juicio sólo serán condenados los Sres. Nakens, Ibarra y Mata como encubridores del Sr. Morral [Nakens a 9 años de cárcel]. El Sr. Nakens confesó que ayudó al Sr. Morral porque creía que era republicano, pero que se arrepentía al conocer que era anarquista.

El Sr. Ferrer volverá al centro de la polémica en julio de 1909 con la Semana Trágica de Barcelona. 

El Análisis

Absueltos por la toga, condenados por la pluma

JF Lamata

El juicio por el atentado de la calle Mayor ha concluido y, con él, una de las farsas más escandalosas —o intrigantes, según se mire— que ha vivido nuestra justicia en años. En el banquillo se sentaban los señores Ferrer, Nakens, Mayoral, Ibarra, Martínez y Mata, todos ellos acusados de haber prestado auxilio, amparo o simpatía al señor Morral, aquel florista del infierno que quiso teñir de sangre la boda real. Las pruebas, si bien dispersas y en ocasiones débiles, no evitaban la impresión generalizada de que ahí había algo más que despistes caritativos y manos inocentes.

Especial atención merece don Francisco Ferrer, pedagogo exaltado, librepensador incombustible y enemigo público número uno de la España restauracionista. Su nombre resonó con fuerza desde el principio: que si el alma ideológica del atentado, que si el cerebro detrás del ramo de muerte… y, sin embargo, la sentencia ha sido absolutoria. ¡Absolutoria! Y eso que una parte no pequeña de la prensa —no digamos La Época o El Diario Universal— ya tenía escrito el epitafio judicial de don Ferrer antes de que los jueces tomaran asiento.

Esta contradicción monumental entre la justicia que absuelve y la prensa que condena deja al respetable en la incómoda incertidumbre: o se han equivocado los jueces, o nos han querido equivocar los periódicos. En cualquier caso, el juicio deja algo claro: en la Restauración, un tribunal puede liberar a un hombre, pero no puede liberarlo del sambenito que la opinión pública, movida por tinta interesada, le ha colgado ya al cuello. Don Ferrer sale del juzgado sin grilletes, pero no sin enemigos. Y don Nakens, aunque más silencioso, tampoco ha salido más limpio.

J. F. Lamata