13 julio 1936

Estaba considerado el jefe de la oposición al Gobierno de la II República que regentaba el Frente Popular

El líder de la derecha española José Calvo Sotelo (promotor del Bloque Nacional) es asesinado como ‘venganza’ al asesinato del socialista José Castillo

Hechos

El 13.07.1936 fue asesinado el diputado D. José Calvo Sotelo, del Bloque Nacional.

Lecturas

El 13 de julio de 1936 el Diputado de Las Cortes, miembro de Renovación Española y líder del Bloque Nacional, D. José Calvo Sotelo, fue asesinado. Y lo que era más relevante, era asesinado por Guardias de Asalto de la República, la policía legal de la II República.

Poco después de las tres de la madrugada del 13 de julio de 1936 ha sido asesinado el diputado D. José Calvo Sotelo en represalia por la muerte del Teniente Castillo. Según parece la acción es obra de un grupo de guardias de asalto dirigidos por D. Fernando Condés, capitán de la Guardia Civil. Tras la autorización del ministro de la Gobernación para la detención de algunos destacados derechistas, el grupo dirigido por el Sr. Condés se dirigió a la dirección de un falangista que resultó ser falsa. Ante esto, se decidió la detención del diputado D. José María Gil Robles (líder de la CEDA, el principal partido de la derecha), pero estaba ausente de su domicilio en Biarritz. Entonces se sugirió detener al diputado D. José Calvo Sotelo (líder del Bloque Nacional, segundo grupo de la derecha y cuya popularidad se ha disparado como principal figura de la oposición tras las elecciones de 1936), figura más odiada por la izquierda por su vinculación a la dictadura de D. Miguel Primo de Rivera y cuyo domicilio estaba situado en la calle Velázquez.

Tras hacerle levantar de la cama los guardias se llevaron detenido al Sr. Calvo Sotelo asegurando que le llevaban a la Dirección General de Seguridad a pesar de que como diputado, tenía inmunidad parlamentaria. El Sr. Calvo Sotelo nunca llegó a la Dirección General de Seguridad.

A sólo unos doscientos metros del domicilio y dentro de la camioneta, el militante del PSOE D. Luis Cuenca, que había trabajado como escolta del dirigente del PSOE D. Indalecio Prieto, le disparó dos tiros en la nuca. Los guardias de asalto que custodiaban al Sr. Calvo Sotelo no sólo no tomaron medida alguna contra el Sr. Cuenca, sino que en vez de denunciar el crimen, llevaron el cadáver al cementerio y lo dejaron tirado sobre una lápida.

El crimen de toda la clase media es de estupefacción ante el asesinato. Su asesinato como el de D. José Castillo contribuye a radicalizar políticamente la situación. Mientrsa que la derecha condena el crimen del Sr. Calvo Sotelo y justifica el del Sr. Castillo por sus supuestos crímenes durante la revolución de 1934, la izquierda condena el crimen del Sr. Castillo y justifica el del Sr. Calvo Sotelo por sus supuestos crímenes durante la dictadura.

El asesinato del Sr. Calvo Sotelo constituirá el detonante clave para que algunas figuras militares, todavía indecisas se alineen claramente del lado del general D. Emilio Mola (que dirige una conspiración contra el Gobierno republicano). Es el caso del general Franco, destinado en Tenerife o de ciertos políticos como el Sr. Gil Robles o D. Joaquín Ruiz Giménez.

 

 

ASESINADO A MANOS DE MIEMBROS DE LA GUARDIA OFICIAL DE LA REPÚBLICA

 El Teniente de los Guardias de Asalto, Sr. Leon Lupión, ordenó a una brigada de las Guardias de Asalto republicanas que a bordo de la camioneta 17 detuvieran a sospechosos por el asesinato del socialista D. José Castillo.

 José del Rey Hernández y Fernando Condes Romero encabezaban la patrulla de Guardias de Asalto republicana que acudió a la casa de D. José Calvo Sotelo, y, a pesar de tener este inmunidad parlamentario, se lo llevaron detenido anunciando a su familia que lo llevaban a la Dirección General de Seguridad. Pero, en lugar de eso, en el mismo vehículo, el guardia de asalto que iba con ellos, Luis Victoriano Cuenca, que fuera escolta de D. Indalecio Prieto, lo asesinara con dos tiros en la nuca. Este guardia, junto a sus dos compañeros dejaron el cadáver tirado sobre un cementerio.  Ni Cuenca, ni Lupión, ni Del Rey, ni Condesfueron procesados ni se realizó sobre ellos investigación alguna por aquel asesinato.

 El líder socialista D. Indalecio Prieto, miembro destacado de la ejecutiva del PSOE, fue señalado desde la derecha por aquel crimen al saberse que el autor material del atentado había formado parte de su grupo de escoltas personales.


11 Abril 1939

Cómo fue asesinado Calvo Sotelo

Aniceto Castro Piñeiro

(Guardia de Asalto miembro de la Camioneta 17)

Leer

Como fue asesinado Calvo Sotelo

La segunda compañía.

Un guardia de Asalto, Aniceto Castro Piñeiro, prisionero de nuestras tropas en el frente de Madrid, ha contado en un excelente reportaje de Carlos Sáenz, como fue asesinado D. José Calvo Sotelo.

Aniceto Castro Piñeiro pertenecía a la segunda compañía llamada ‘de especialidades’ – secciones de ametralladoras, morteros y gases – que mandaba el capitán Moreno Navarro; el grupo estaba a las órdenes del comandante Burillo. La segunda compañía pasaba por muy revolucionaria; casi todos sus componentes pertenecían a partidos políticos de extrema izquierda. Cuando un guardia de otra compañía tenía altercados o incidentes con sus superiores pedía el traslado a la segunda compañía.

Allí estaba en su propia salsa.

La noche del 12 de junio.

Cuando fue muerto el teniente José Castillo – asesinato preparado por el Gobierno Casares para provocar una reacción en la fuerza pública – en la segunda compañía se produjo un gran revuelo. El teniente Castillo tenía, entre aquellos hombres, fama de avanzado. Se produjeron grandes protestas. Los cabos Francisco Conde y Mariano García eran los más exaltados. “Hay que fusilar a todos los fascistas”, decían, “es preciso acabar con ellos. Ya lo vengaremos”.

Hubo discusiones violentas, comentarios y puños en alto. Y en este estado de excitación llegó la noche del 12 al 13 de julio.

Se encontraba en el edificio de la compañía en la calle de Pontejos el capitán Condes, de la Guardia Civil. Iba de paisano. Con él llegó un tipo siniestro, pistolero de oficio, fue el encargado de pertenecer materialmente el crimen. Condés y el pistolero se reunieron con los jefes.

Comenzaron a circular rumores entre los guardias. Se decía que aquella noche iban a realizarles numerosas detenciones de personas de derechas.

Se forma la patrulla

A la una de la madrugada partieron varios guardias a practicar servicios de detenciones. Aproximadamente a las dos salió del despacho el teniente Andrés León Lupión, quien dirigiéndose a los guardias que allí estaban dijo:

– A ver tres de vosotros. Montad en la camioneta.

Y dirigiéndose al guardia José del Rey le entregó un papel que parecía una de las órdenes de detención que por aquellos días se daban.

Subieron los tres guardias a la camioneta. Subieron también y tomaron asiento al lado del chófer, el capitán Condés y el guardia José del Rey. Subieron otros guardias de paisano y otros individuos, entre ellos el pistolero, que está comprobado, pertenecía a la escolta de Indalecio Prieto [Luis Cuenca].

En la calle Velázquez

Desde la calle de Pontejos, por Alcalá, se dirigió la camioneta a la calle de Velázquez, deteniéndose ante la casa de Calvo Sotelo. El sereno interrogó al chófer:

– ¿Vienen ustedes a detener a Calvo Sotelo?

– Abra usted la puerta – le dijo un guardia – y no hable, y lárguese pronto si no quiere que le peguemos cuatro tiros…

Entonces, el capitánn Condés, a quien por orden del teniente León Lupión debían de obedecer los guardias, mandó que los guardias que llevaban pistolas ametralladoras rodearan el edificio, mientras otros se situaban en las bocacalles próximas. El capitán Condés, acompañado del guardia José del Rey y del pistolero, penetró en el domicilio del Sr. Calvo Sotelo. Un cuarto de hora aproximadamente, tardaron en bajar. Lo hicieron los tres, acompañados del señor Calvo Sotelo, que vestía traje gris y llevaba un maletín de mano.

Le hicieron subir a la camioneta y tomar asiento en el tercer departamento de la misma, mirando hacia adelante. Al lado izquierdo se sentó el guardia Castro Piñeiro y a la derecha otro guardia. En el asiento de enfrente no había nadie. El pistolero [Luis Cuenca] se situó en el departamento continuo, precisamente detrás del Sr. Calvo Sotelo… La camioneta partió veloz.

El crimen

La camioneta se dirigió calle de Velázquez abajo. Aun no llevaría recorridos 500 metros – o sea hacia el cruce de Ayala – cuando sonó un disparo dentro de la misma camioneta. D. José Calvo Sotelo, sin exhalar un grito, sin una sola queja de dolor, cayó sobre el asiento delantero, desplomándose sobre el piso de la camioneta. Dos individuos apretaron con los pies sobre el cuerpo de la víctima para que cupiera entre los asientos. Instantes después el pistolero se levantó y, arrodillándose sobre el asiento disparó otro tiro sobre la cabeza de Calvo Sotelo.

–          Ya cayó uno de los de Castillo – comento.

Al cementerio

La camioneta siguió por la calle de Velázquez, con su terrible carga. Se dirigió hacia el cementerio del Este. El capitán Condé se dio a conocer a los guardas. Pasó la camioneta, que quedó bajo los arcos de entrada. El capitán dijo:

–          A ver, bajad eso:

El cadaver quedó sobre las losas, debajo de los arcos.

“El que hable morirá como murió ese perro”

Cuando la camioneta iba de regreso hacia Pontejos, el chófer, dirigiéndose al capitán Condés y a los demás, dijo:

–          Supongo que no me delataréis.

–          No te preocupes – contestó el guardia Del Rey – El que lo diga se suicida. Le mataremos como hemos matado a este perro.

El pistolero y Condes entraron en la oficina. El pistolero salió del brazo del comandante Burillo. La cmaioneta hubo que limpiarla: Se encargó de ello el guardia Tomás Pérez.

Lo mandó el ministro de la Gobernación

A los dos días el teniente Barleta llamó a los tres guardias que habían ido en la camioneta la noche del asesinato y les dijo:

– No os preocupéis, que nada puede pasaros. Lo sucedido lo ha ordenado el director general de Seguridad y a éste se lo mandó el ministro de la Gobernación. Así que lo sabe todo el Gobierno y lo saben vuestros jefes. Ellos son los responsables.

Escuetamente este es el relato verdadero del asesinato del gran español. Un crimen de Estado, con premeditación y, alevosía. En la tierra de España recibía el cuerpo del mártir, que, semilla en buena tierra, iba a dar la cosecha fecunda de los que se alzaron en armas para salvar a la Patria del a Horda.

Aniceto Castro Piñeiro