24 febrero 2002

EL MUNDO y el PP se inventan una supuesta reunión de Felipe González (PSOE) con el Rey de Marruecos que no logran acreditar

Hechos

Fue noticia el 24 de febrero de 2002.

Lecturas

El Mundo publicó el pasado lunes que D. Felipe González (PSOE) se había entrevistado el día anterior, en Tánger, con el primer ministro marroquí y que horas después había sido recibido en audiencia por el monarca alauí en Rabat.

El Sr. González desmintió inmediatamente la información pero, aún así, El Mundo mantuvo ayer que el ex presidente se había reunido con Yussufi y citaba como fuente los informes remitidos por la Embajada de España en Rabat y en los que, según ese diario, se indicaba que la audiencia real no se había celebrado pero sí la entrevista con Yussufi.

El director de El Mundo, D. Pedro J. Ramírez, señaló el lunes por la noche en la emisora Onda Cero que obraba en poder de su periódico ‘un informe muy detallado de la Embajada de España en Rabat’. En él ‘se asegura’, dijo, ‘que una fuente de absoluta solvencia del cónsul español en Tánger vio físicamente a González y a Yussufi’.

El presidente del PSOE, D. Manuel Chaves, pidió ayer el ‘cese inmediato’ del embajador español en Rabat, D. Fernando Arias Salgado, ‘por la propia dignidad del Estado y del jefe del Estado [el rey don Juan Carlos], a quien está representando en Marruecos’.

El Sr. Chaves atribuyó al embajador la información ‘falsa’ publicada por El Mundo, que ha sido desmentida por Yussufi en declaraciones a la Cadena SER y por un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí. Este último difundió ayer un comunicado desmintiendo ‘de la manera más categórica (…) cualquier contacto’ del rey con González.

‘No hay motivos para tomar medidas disciplinarias contra unos funcionarios que tienen una trayectoria muy acreditada’, respondieron a la petición de Chaves fuentes de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores citadas por la agencia Efe. El Sr. Arias-Salgado fue nombrado embajador en septiembre pasado en sustitución de D. Jorge Dezcallar.

D. Jesús Caldera, portavoz socialista en el Congreso, lamentó que pese a lo erróneo de la información de El Mundo el ministro  Sr. Piqué la ratificase ayer por la mañana en TELECINCO, donde insistió en que había ‘indicios’ de que González y Yussufi se habían visto en Tánger.

27 Febrero 2002

Oficina de patrañas

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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En las últimas 48 horas hemos asistido al bochornoso espectáculo de un Gobierno y un periódico (El Mundo) empeñados en airear unas supuestas entrevistas que nunca existieron de Felipe González con el rey de Marruecos y el primer ministro Yussufi. Esas citas inventadas han dado pie, naturalmente, a un fuego graneado de acusaciones de deslealtad que ese diario abría el lunes con la aseveración de que el gesto de González rompía ‘las normas básicas del consenso en política exterior’.

Felipe González viajó el sábado con unos familiares y amigos a Tánger, donde permaneció 24 horas escasas. Los servicios de seguridad de Presidencia, de los que depende la escolta del ex presidente, conocían desde el martes este desplazamiento, como ocurre con todos los viajes que realiza dentro o fuera de España. A partir de ahí, todo indica que el circuito Moncloa-Exteriores-Embajada en Rabat puso en marcha un dispositivo para seguir las andanzas del ex presidente en Marruecos. Dispositivo que, a la luz del éxito, pareció encomendado al inspector Clouseau. Y sin más soporte que una fuente al parecer ‘muy fiable’ del cónsul español en Tánger, la máquina de propaganda que dirige desde La Moncloa el ministro Pío Cabanillas vendió su exclusiva al diario El Mundo, siempre dispuesto a actuar como correa de transmisión del Gobierno.

El desmentido tajante de González apenas sirvió para corregir el patinazo de la falsa entrevista con el rey Mohamed VI, pero no así la del primer ministro Yussufi. La Embajada y el periódico, que revela tener acceso directo a sus informes, seguían sosteniendo la veracidad de esta reunión. Ayer por la mañana, en un tono casi policial, el ministro de Exteriores, Josep Piqué, aún decía tener ‘indicios’ de tal encuentro, que consideraba como un hecho inusual ‘sin consentimiento’ del Gobierno. Más que ‘salvaguardar la dignidad institucional de los ex presidentes del Gobierno’, Piqué, en plena presidencia española de la UE, ha arruinado su propia credibilidad y demostrado que desmerece esa crucial cartera. En el colmo de los despropósitos, Exteriores no zanjó el asunto hasta ayer por la tarde, una vez que Yussufi añadió su propio desmentido público al que había dado González el día anterior. Incluso en plena crisis con Rabat, el Gobierno parece creer más al primer ministro marroquí que al ex presidente español.

Cuando Bush ha desautorizado el plan de Rumsfeld para crear una oficina de desinformación, se diría que el Gobierno de Aznar ha decidido apropiarse de la idea. Todo vale para poner en la picota a quien no siga estrictamente su línea, siempre con la acusación de deslealtad por delante, sin importar si los hechos son ciertos o no. Aunque con detalles circunstanciales suficientes como para confirmar que González fue espiado en Marruecos. Sólo cabe esperar que no sean los informes de la Embajada en Rabat, cuyo titular es Fernando Arias-Salgado, los que sirvan de base a la política exterior española.

08 Marzo 2002

Sin explicaciones

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Las disculpas presentadas por el Gobierno y sus ministros por el bulo de las inexistentes entrevistas del ex presidente Felipe González con el rey Mohamed VI y el primer ministro marroquí Adderramán Yussufi quizá puedan resarcir a las personas ofendidas. Pero no sirven de nada a los ciudadanos. Dos semanas después de que el Gobierno extendiese el bulo, utilizando de manera zafiamente partidista el aparato del Estado y sirviéndose de la dócil complicidad de su periodista de cámara, seguimos sin saber cómo se produjeron los hechos. No han servido para nada dos debates parlamentarios y multitud de comparecencias mediáticas de los ministros comprometidos en la mentira. Esto es: ¿quién en la Embajada española en Marruecos produjo la falsa información, por qué, y quién se encargó de difundirla en España?

Hay un encanallamiento creciente de la vida política española, de la que un buen ejemplo -pero no el único, ni siquiera el más importante- es esta falsa historia. Esta coyuntura recuerda aquella etapa tan sucia de la vida parlamentaria, en la que el PP parecía dispuesto a llegar al poder a cualquier precio. Pero ahora está en La Moncloa, con mayoría absoluta, y poco ha cambiado en su práctica política.

En la ceremonia de la confusión en la que unos ministros se tapan a otros, el portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, sobre el que se centran todas las sospechas de la filtración interesada, niega que haya prueba alguna contra él. El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, intervino ayer en el Parlamento y los ciudadanos seguimos sin saber nada. Sólo que se trató de un ‘error’, de una información ‘insuficientemente verificada’ y ‘mal procesada’. Pero incluso si sólo fuese eso, se ha generado tal cúmulo de responsabilidades políticas que el asunto no puede cerrarse como se ha hecho: sin que nadie asuma lo ocurrido.

Piqué no aportó ayer nada sustancialmente nuevo en su comparecencia parlamentaria, y ni siquiera anunció una investigación interna en Exteriores, no sólo para saber por qué la información gozó de suficiente ‘credibilidad’, ‘fiabilidad’ y ‘verosimilitud’ como para darla por buena, sino cómo se había podido filtrar. El Gobierno no ha dado su brazo a torcer tras una colosal metedura de pata que refleja una enfermiza y preocupante obsesión con el anterior presidente del Gobierno. Mientras, sigue sin hacer un solo gesto para recomponer las gravemente dañadas relaciones con Marruecos.