12 julio 2008

Alfonso Alonso coloca a su número 2, Iñaki Oyarzabal, como Secretario General

El Partido Popular vasco elige a Antonio Basagoiti Pastor nuevo Presidente cerrando la etapa de María San Gil – Mayor Oreja

Hechos

El 12 de julio de 2008 se celebró el congreso del PP vasco que debía cubrir la vacante dejada por Dña. María San Gil. La persona elegida para reemplazarla fue D. Antonio Basagoiti.

Lecturas

El 13 de junio de 2008 se conoció el acuerdo entre los líderes territoriales del PP en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya con la dirección nacional para que D. Antonio Basagoiti sea el nuevo presidente del Partido Popular vasco en sustitución de Dña. María San Gil Noain, que renunció a continuar por diferencias insalvables con la dirección nacional de D. Mariano Rajoy Brey (llegó a declarar sentirse ‘engañada’). El sector de la Sra. San Gil se planteó presentar una candidatura alternativa encabezada por D. Carmelo Barrio.

El 12 de julio de 2008 se celebra el congreso del PP vasco que elige a D. Antonio Basagoiti nuevo presidente por el 82,3% de los delegados. En el mismo congreso D. Iñaki Oyarzabal es elegido secretario general del PP vasco.

Al congreso no asistió ni Dña. María San Gil Noain ni su mentor político D. Jaime Mayor Oreja.

El mandato del Sr. Basagoiti se mantendrá hasta mayo de 2013.

LA EQUILIBRIO ENTRE LAS TRES FEDERACIONES (ÁLAVA, GUIPUZCOA Y VIZCAYA)

El congreso del PP vasco de julio de 2008 escogió a D. Antonio Basagoiti, del PP-Guipuzcoa nuevo presidente. Por lo que, nuevamente el PP vasco seguía en manos de la federación vizcaina (de la que eran tanto Dña. María San Gil, como D. Jaime Mayor Oreja). Para compensar al PP de Álava liderado por D. Alfonso Alonso, uno de sus hombres, el Sr. Oyarzabal, será el Secretario General del PP vasco. En lo que se refiere al PP vizcaino, tendrá en el portavoz, D. Leopoldo Barreda, a su ‘hombre fuerte’.

oyarzabal D. Iñaki Oyarzabal se convirtió en Secretario General del PP vasco (siendo el primer homosexual reconocido que ocupaba un puesto de relevancia en el PP). Se convirtió en la figura política más odiada por todos los ‘añorantes’ de Dña. María San Gil.

13 Julio 2008

Congreso de unidad

EL CORREO (Director: Juan Carlos Martínez Gauna)

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El XII congreso del Partido Popular del País Vasco ha aportado a esta formación un clima de apreciable unidad. La elección de Antonio Basagoiti con el voto favorable del 82,3% de los delegados así lo puso ayer de manifiesto. Resulta significativo que el factor de crisis que representó para el liderazgo de Mariano Rajoy la renuncia de María San Gil en vísperas del encuentro de Valencia haya acabado subsumido en la cita del PP vasco en medio de referencias a la figura de la hasta ayer presidenta de dicha organización territorial. Cuando se produjo aquel anuncio, fueron los demás dirigentes vascos los que supieron reaccionar de manera unitaria mostrando su disposición a preservar la integridad del partido en Euskadi. Con la excepción de los dimitidos y la destacada ausencia de San Gil y de Mayor Oreja, el congreso de Bilbao dio paso ayer a una ejecutiva de integración en línea con el compromiso adquirido por Rajoy en su clausura de que ‘todos tengan su sitio’.

La búsqueda de una actuación política más permeable respecto a sectores sociales que han venido manteniéndose a distancia del PP constituye la razón de ser de la nueva estrategia. Algo que resulta imposible de llevar a cabo sin que en paralelo se produzca una apertura al encuentro con otras formaciones. Aunque a veces ambos planos se presentan excesivamente solapados. El posible diálogo que el Partido Popular parece dispuesto a abordar con los nacionalismos vasco y catalán no ha de significar, necesariamente, que alcance acuerdos con ellos. Y mucho menos que se suscriban alianzas. Algo imposible de imaginar mientras el PNV sostenga los planes de Ibarretxe o mientras Convergencia anuncie la defensa de la plenitud nacional de Cataluña en el caso de que el Tribunal Constitucional recorte el Estatut. Pero la mera constatación de que el independentismo no avanza en Euskadi, sino que tiende a retroceder en la era global, viene a recordar que las formaciones nacionales están obligadas a poner a prueba su discurso más con los ciudadanos de las nacionalidades históricas que con los partidos nacionalistas que tan a menudo pretenden exclusivizar su representación.

Ayer se cumplieron once años del asesinato de Miguel Ángel Blanco. El sistemático acoso terrorista sobre los cargos públicos y militantes populares ha marcado no sólo la trayectoria política sino la vida misma de los integrantes del PP vasco, algunos de los cuales fueron muertos a manos de ETA. Pero es necesario recordar que ese intento de aniquilación física y política que aún perdura se aprovecha de las dificultades que las ideas del centro-derecha de vocación española habían encontrado para expresarse desde la Transición. Es sin duda éste el gran reto que espera al partido de Basagoiti: acabar con la presión ambiental que históricamente ha tenido que soportar su formación en Euskadi activando para ello votos y voces tantas veces ocultas no sólo como una necesidad partidaria ineludible, también como una aportación de primer orden al afianzamiento de la democracia en el País Vasco.

EL PORTAVOZ DEL PP VASCO LEOPOLDO BARREDA DENUNCIA UNA ACTITUD ARROGANTE DE MARÍA SAN GIL: «NO ES A NOSOTROS, ES A MÍ A QUIEN QUIERE LA GENTE, SOY EL REFERENTE MORAL»

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Por esas fechas salió el libro de Dña. María Antonia Iglesias, ‘Memoria de Euskadi’ en la que se incluían unas declaraciones de D. Leopoldo Barreda, portavoz del PP vasco, sobre los recientes acontecimientos del PP vasco:

«La crisis del PP vasco tiene su punto culminante en la reunión que el grupo parlamentario mantiene en mayo con María San Gil. El encuentro se produce tras el funeral por el guardia civil Juan Manuel Piñuel, asesinado por ETA en Legutiano. San Gil ya había amagado con la renuncia a raíz de su «problema de confianza» con Rajoy. Así lo recuerda Leopoldo Barreda, portavoz del PP. «Tuvimos reunión del grupo y María no quería subir. Carlos Urquijo insistió en que había que hablar del tema. Carmelo (Barrio) dijo que avisaba a María. Lo que entonces escuchamos de María nos dejó atónitos. Estaba alterada y afirmaba sin ningún pudor: ‘Pero, ¿no os dais cuenta? No es a nosotros… es a mí a la que la gente quiere. Porque yo soy el referente nacional, yo soy el referente moral, yo soy la que tiene los votos, a la que más quiere la gente en toda España y a la que quieren las cámaras’. Me quedo clavado en el asiento y todos vemos a una persona que no conocíamos». Tras esa reunión, San Gil cumple su anuncio y se va «a casa». Barreda confiesa que en el PP vasco pensaban que «a María la estaban pinchando» en la etapa previa al congreso de Rajoy. «Alguien le está diciendo que tiene que montar bronca porque había fallado lo de Esperanza Aguirre… Creo que el responsable es estrictamente Jaime Mayor Oreja por todas las referencias que tenemos. Quienes la azuzan cometen un error y es creerse que María va a ser un instrumento de acoso y derribo de Rajoy hasta el congreso». (D. Leopoldo Barreda)

El Análisis

¿UNA MANO COBARDE DETRÁS DEL ARIETE?

JF Lamata

Desde el PP vasco difundieron la teoría de que Dña. María San Gil se había dejado manejar’ por D. Jaime Mayor Oreja y los medios liberal-aguirristas en una operación anti-Rajoy. ¿Pero alguien que se había enfrentado con tanta valentía contra el terrorismo iba a dejarse manejar fácilmente? Esa suposición era doblemente insultante porque se la acusaba de conspiradora y sumisa a la vez. Es más fácil creerse que ella fuera consciente de lo que hacía al sumarse a la campaña anti-Rajoy como hacen tantos políticos que a la hora del congreso interno deben apostar por un bando o por otro, arriesgando con ello su carrera.

Dña. María San Gil se ‘sacrificó’ pensando que su sacrificio causaría tamaña reacción popular que derribaría al Sr. Rajoy de la presidencia del PP nacional (y, que duda cabe que EL MUNDO y la COPE pusieron toda la carne en el asador para lograrlo). Pero el papel más cuestionable en esa operación fue el de D. Jaime Mayor Oreja. Si él hubiera dimitido como eurodiputado en señal de solidaridad con Doña. María San Gil hubiera sido un gesto demoledor comparable con el que hizo el Sr. Ortega Lara. Pero el Sr. Mayor Oreja se quedó en su cómodo escaño. ¿Dejó tirada a su ficha o es que exageran quienes les sitúan al frente de la operación?

J. F. Lamata