26 abril 1993

Se deshace la supuesta 'integración' de la UPCA en el PP cántabro que nunca llegó a oficializarse

El presidente de Cantabria, Juan Hormaechea, vuelve a romper con el Partido Popular para ser candidato al Senado por su UPCA

Hechos

El 26.04.1993 D. Juan Hormaechea, del PP, presidente de Cantabria presentó su candidatura al Senado por la Unión para el Progreso de Cantabria (UPCA).

Lecturas

El pacto acordado por D. Rodolfo Martín Villa en 1991 para que la UPCA del presidente de Cantabria D. Juan Hormaechea Cazón se integrara en el Partido Popular y así el PP pasara a tener la mayoría absoluta en el parlamento cántabro ha reventado.

El 23 de abril de 1993 D. Juan Hormaechea Cazón anuncia que ante la negativa del Partido Popular de aceptar que él sea el cabeza de lista del PP al senado por Santander en las elecciones generales de 1993, resucita a su partido, la Unión para el Progreso de Cantabria (UPCA) y que esta formación presentará candidaturas a congreso y senado por Cantabria frente a la lista del PP (que encabezará D. José Joaquín Martínez Sieso.

En respuesta el 12 de mayo de 1993 el PP expulsa del Grupo Popular en el Parlamento de Cantabria a D. Juan Hormaechea Cazón, que vuelve a formar grupo parlamentario propio como UPCA. Otros siete diputados que hasta ahora estaban en el PP se pasan a la UPCA: D. Dionisio García Cortázar, D. Vicente de la Hera, D. José Rodríguez Revuelta, D. Manuel Gutiérrez Elorza y D. José Manuel Becerril. Por lo que el PP pasa a tener 15 escaños y la UPCA deberá gobernar con apenas 6.

En 1991 la UPCA logró 15 escaños y el PP 6. Tras la fusión pasaron a formar un grupo parlamentario de 21 escaños, ahora tras la ruptura, la relación se ha invertido, pues mientras 5 de los diputados elegidos en las listas de la UPCA se han ido de nuevo con su jefe el Sr. Hormaechea, otros 3 de los que en su día fueron elegidos en la lista de la UPCA ahora, pese a la resurrección del partido, han optado por quedarse de momento en el PP como es el caso de D. Roberto Bedoya.

El PSOE se plantea aprovechar la división de la derecha para presentar una nueva moción de censura en Cantabria.

18 Abril 1993

Sempiterno populista

Félix Villalba

Leer

La popularidad de Juan Hormaechea Cazón ha superado los límites de la autonomía que preside debido a sus polémicas decisiones, a los insultos que dedica a otros políticos, a sus incursiones etílicas nocturnas -una de las cuales le costó una moción de censura- o a su tendencia a llegar a las manos en algunas discusiones. A pesar de los ríos de tinta que se han vertido en su contra, este abogado de 53 años, ha sabido ganarse siempre la simpatía de una parte importante del electorado cántabro, que le sigue siendo fiel independientemente de la formación con quien concurra a las elecciones.

Juan Hormaechea llegó a la presidencia de Cantabria en las elecciones del 8 de mayo de 1986, a las que se presentó en las listas de Alianza Popular, pero como independiente. Siempre ha hecho gala de este rizo individual y, a pesar de ello, ha protagonizado actos como cuando se resistió a tirar el carné de su primer partido, la UCD, formación con la que llegó a la alcaldía de Santander en 1977.

Durante su etapa de alcalde, ya dejó claro su personalísimo estilo de actuar en política. Gracias a él aún permanece en la plaza del ayuntamiento de la capital cántabra, denominada oficialmente Plaza del Generalísimo, la estatua ecuestre del dictador Francisco Franco. La retiró durante un tiempo para construir el aparcamiento subterráneo de dicha plaza, pero, a pesar de las críticas de la oposición, la volvió a colocar, afirmando que no hacerlo sería «como quemar la Biblioteca de Alejandría».

Licenciado en Derecho en la Universidad de Oviedo, se inició en política en 1973, convirtiéndose en concejal del Tercio Familiar del Ayuntamiento de Santander, para pasar a teniente de alcalde en 1976. En ocasiones, se ha definido a sí mismo como «más comunista que fascista». La política populista en el ayuntamiento santanderino tuvo sus frutos y la continuó al llegar a la presidencia. Sus conciudadanos le han perdonado, y hasta han visto con simpatía, sus altercados en la calle. Llegó a agredir a un periodista en un pub porque no le gustaba lo que había publicado de él y sus querellas han sido constantes a lo largo de su carrera política. Aparte de haber dedicado un sinfín de insultos a sus contrincantes políticos, muchos de ellos a través de remitidos en los medios de comunicación, ha llegado también a las manos con políticos de la oposición, como el ahora ex senador socialista, Juan González Bedoya. Su pasión por las mujeres no la oculta: «Me gustan los animales, y si son hembras y de dos patas, mejor», declaró en una ocasión. Su amor por los animales le ha llevado a convivir en casa con una serpiente pitón que trajo de Africa y a poseer tres leones, que finalmente donó a la ciudad de Santander. Siendo alcalde, dejó en Santander, en la Península de La Magdalena y un minizoo. Como presidente, no le ha importado el endeudamiento de la Diputación, cifrado en cerca de 80.000 millones de pesetas actualmente, para embarcarse en un millonario proyecto de Parque de la Naturaleza, en Cabárceno, donde en el presente conviven, osos, elefantes, hipopótamos, monos, jirafas y otros animales. Sus proyectos han sido calificados como faraónicos. Es el caso del Parque de Cabárceno, pero también el del palacio de Festivales de Santander, diseñado por Oiza y recubierto de mármol. Sin lugar a dudas las obras públicas son su tarjeta de presentación y el modo de ganarse al electorado.

Hormaechea siempre ha echado mano de sus encuestas para demostrar que él es el político más apreciado por los cántabros. Estos sondeos no sólo los utilizaba contra la oposición, sino también contra el grupo que lo apoya, el Partido Popular. Las tensiones con esta formación han sido constantes, hasta llegar a la ruptura. El PP utilizó unas declaraciones de Hormaechea bajo la influencia del alcohol para romper con él a finales del 90. En un pub de El Sardinero, Hormaechea había realizado comentarios soeces sobre los líderes nacionales del PP (Aznar, Fraga e Isabel Tocino).

Pero Hormaechea pudo más y rompió al PP en Cantabria al llevarse a la mayor parte de sus diputados. El PP tuvo que aliarse con los socialistas para acabar con Hormaechea y formar un gobierno de gestión. El entonces presidente descabezado, no se rindió y formó su propio partido, que fue el primer enemigo del PP en las autonómicas del 91. Finalmente, Hormaechea consiguió casi 100.000 votos y dijo estar dispuesto a pactar con cualquiera para gobernar.

Un PP derrotado en las urnas le volvió a dar su confianza a cambio de que disolviera la Unión Para el Progreso de Cantabria y se afiliara a su formación, a pesar de haber colaborado ellos mismos en obtener la documentación necesaria para procesarlo por prevaricación y malversación de fondos. Ahora le piden la dimisión y él lo ignora. Su mayor preocupación actualmente es evitar el procesamiento en Cantabria. Quiere ser juzgado por el Tribunal Supremo, por lo que le interesa conseguir la condición de aforado, de ahí que quiera ser senador. No reconoce su responsabilidad en los delitos que se le imputan y no ha dudado en culpar a sus consejeros y a los funcionarios de la Diputación. Este populista que ha demostrado no tener muchos escrúpulos y que con el paso del tiempo ha convertido su legislatura y ejercicio de poder en un calvario de escándalo y profusa palabrería, protagonizó su último incidente el pasado mes de marzo cuando fue acusado de presuntas agresiones físicas y verbales, tras un encuentro con el presidente de la empresa constructora Intemac de Madrid, José Calavera Ruiz.

Los hechos acontecidos en el propio despacho del presidente cántabro han quedado ratificados en la enésima querella que rodea a la figura de este polémico político. No satisfecho con el eco del incidente, Hormaechea, a través de la Diputación,contesta con una querella criminal contra el ingeniero por injurias y calumnias. Con ésta, el reguero de acciones judiciales, querellas y contraquerellas es tal que su trayectoria política podría medirse tranquilamente mediante los recursos a los tribunales por los que han pasado políticos de la oposición, representantes de instituciones privadas, periodistas y ciudadanos al margen de la vida política activa. Mientras la declaración comunitaria de Objetivo 1 para la comunidad cántabra siendo su obsesión de los últimos tiempos (cuando primero no la quería por considerar que era para «las regiones pobres»), Juan Hormaechea Cazón asegura ahora no se ha planteado ir en las listas del PP al Senado aunque hará todo lo posible para que el centro derecha consiga en esta comunidad autónoma tres diputados, uno más que en las pasadas elecciones. Sus declaraciones y comparecencias públicas son ya tan reiteradas como sus opiniones sobre cualquier tema abordado -desde la Expo a la Yugoslavia o sus afamadas referencias a los personajes históricos- en sus semanales reuniones con la prensa, reincide en las intencionadas difamaciones y reiteradas alusiones a la existencia de una trama contra su acción política.

Con tales antecedentes, en Cantabria ya nadie descarta otro golpe de efecto de Hormaechea al que se le ha relacionado ya con otro populista de renombre, Ruiz Mateos con el que acudiría a las próximas elecciones. Para el PP es un callejón sin salida. Quiere apartarle del poder pero sabe que es en una de las llaves ante los adelantados comicios.

23 Abril 1993

Respuesta del Gobierno de Cantabria

Raun Gómez Samperio (Jefe de prensa Hormaechea)

Leer

Sr. Director: En relación al «perfil» sobre el presidente de la Comunidad Autónoma de Cantabria, Juan Hormaechea, que el pasado domingo día 18 de abril publicó el diario EL MUNDO, quisiéramos puntualizar las repetidas inexactitudes, supuestas declaraciones y hechos completamente falsos atribuidos al presidente de Cantabria, reclamando en consecuencia que se rectifiquen las opiniones que dicho «perfil» Contiene basándose en criterios faltos de rigor profesional y ligereza periodística.

1) En el reportaje se alude a «incursiones etílicas nocturnas» referidas principalmente a una de ellas que «le costó una moción de censura», añadiendo que «en un pub del Sardinero Hormaechea había realizado comentarios soeces sobre los líderes nacionales del PP». En todo momento el presidente de Cantabria desmintió esta acusación, igual que lo hicieron los propietarios del pub que presenciaron la conversación mantenida en dicho lugar. Juan Hormaechea ha presentado las acciones legales procedentes en defensa de la verdad de lo acontecido, y consideramos una actitud parcial que el autor de dichos comentarios no aluda a los mismos como acusaciones, y dé por hecho una serie de insultos que no han podido probarse, a la espera de un pronunciamiento judicial.

2) El mantenimiento de la estatua de Franco en Santander, después de las obras acometidas en la plaza del Ayuntamiento de esta ciudad, efectivamente se realizó como otras muchas obras cuando Juan Hormaechea era alcalde de Santander, pero en ningún momento Hormaechea afirmó que no volver a colocarla era «como quemar la Biblioteca de Alejandría». El argumento exhibido por el entonces alcalde de Santander fue que él no la retiraba porque él no la puso, ofreciendo a los partidos de izquierda la posibilidad de hacer otra estatua a otro jefe de Estado como Manuel Azaña, segundo presidente de la República. Nadie empujó tal iniciativa. Hormaechea sólo respetó la historia y la decisión de sus antecesores.

3) Hormaechea nunca se ha referido a sí mismo como «más comunista que fascista». Tal afirmación sólo es posible desde una conversación personal que el periodista haya mantenido con Hormaechea, pero hemos comprobado que dicho redactor ni siquiera ha hablado con el presidente para comprobar el rigor de las afirmaciones vertidas en el reportaje.

4) Cuando el autor del «perfil» asegura que Hormaechea «llegó a agredir a un periodista en un pub porque no le gustaba lo que había publicado de él», comete una gran equivocación. Hormaechea fue absuelto de esta falsa acusación del periodista por el juez del Distrito número 1 de Santander Rómulo Martí en fecha de 18 de diciembre de 1986, con lo que las supuestas agresiones sólo han estado en la imaginación del autor del reportaje o en una falta de respeto a las decisiones judiciales.

5) En relación a los insultos atribuidos al presidente de Cantabria queremos recordar que la dinámica de agresivas declaraciones políticas en Cantabria se afectúan principalmente desde la oposición y, casi siempre, por políticos que se han amparado en la inmunidad parlamentaria. Tal y como sucede desde EL MUNDO, que vierten calificativos sobre el presidente Hormaechea sin ningún tipo de rigor. Hormaechea en todo caso ha dado respuesta a dichos insultos.

6) Sin embargo rechazamos que haya dicho «Me gustan los animales, y si son hembras y de dos patas, mejor». Dichas declaraciones han sido evidentemente falseadas, y solicitamos más rigor en estas afirmaciones.

7) Lo mismo podemos decir del rumor extendido de que Hormaechea, en su conocido respeto y amor hacia los animales, «convivió con una serpiente pitón que trajo de Africa». La afirmación del periodista es falsa y si continuara convirtiendo rumores de patio de vecinas en noticias, seguramente encontraría titulares más divertidos.

8) En relación al Objetivo 1, el presidente cántabro siempre ha deseado para Cantabria las cantidades económicas que, por marginación política esta región no ha tenido posibilidad de recibir. La reclamación de Hormaechea, lejos de ser una obsesión, es una actitud obligada de quien ante todo tiene que defender los intereses de los ciudadanos de Cantabria.

9) Desde la Diputación Regional de Cantabria nos vemos obligados a desmentir por segunda vez ante EL MUNDO que Hormaechea nunca ha dicho, ni en público ni en privado, que «se aliará con José María Ruiz-Mateos».

10) Finalmente queremos rechazar las opiniones personales del periodista asegurando que «El insulto y los puñetazos son sus armas políticas» o que «ha convertido su legislatura y ejercicio de poder en un calvario de escándalo y profusa palabrería». Tales afirmaciones no sólo denotan un profundo desconocimiento de la labor de Hormaechea en Santander y Cantabria, sino que están empujadas desde una mala e interesada intención que desde esta institución se rechaza absolutamente.