31 octubre 1994

En el programa "Confesiones" de Carlos Carnciero

El presunto asesino ultra Jorge Cesarsky concede una entrevista a ANTENA 3 TV para negar haber asesinado a nadie y declararse admirador de Julio Anguita

Hechos

El 30 de octubre de 1994 Jorge Cesarski fue entrevistado en el programa ‘Confesiones’ de ANTENA 3 TV.

Lecturas

El nombre del argentino Jorge Cesarsky Goldstein está ligado a la muerte de un estudiante durante la llamada ‘Semana Trágica’ de la Transición en 1977. Siempre catalogado en la prensa como ‘ultraderechista’, aunque él sólo se identifica a sí mismo como ‘justicialista’ o ‘peronista’.

En 1983 volvió a ser noticio por un supuesto intento de secuestro al periodista D. José Oneto durante un viaje de este argentina, acusación que esté desmintió asegurando que el propio Sr. Oneto se había retractado en los tribunales argentinos de esa decisión.

Ahora Cesarsky ha reaparecido en televisión, en el programa de D. Carlos Carnicero en ANTEAN 3 TV llamado ‘Confesiones’ para asegurar que él nunca ha asesinado a nadie pero que sí se arrepentía de haber ejercido la violencia y de haber sido guerrillero. Preguntado sobre si simpatizaba con algún político español actual, Cesarsky aseguró respaldar al líder de Izquierda Unida y secretario general del PCE, D. Julio Anguita González, asegurando que sus planteamientos coincidían con los del justicialismo.

31 Octubre 1994

Imperdonables «Confesiones»

Carlos Boyero

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Existe algo siniestramente curil, inquisitorial, policial, moralista y redentor en la palabra «confesión». Yo la asocio inevitablemente con halitósicos ensotanados que establecían según su aburrimiento, sus tarifas fijas o su calentón erógeno y mental el castigo que merecía la transgresión de los niños, con la tortura física o sicológica, con el odioso concepto de «pecado». Así se titula un programa moderadamente alucinante de Antena 3 (la nueva «pantalla amiga», temible depredadora que no ha esperado al entierro de la crepuscular Tele 5 para recoger su herencia ideológica y estética) que presenta el recio Carlos Carnicero.

El spot promocional del terapeútico programa no engaña a nadie: «Si siente la necesidad de confesarse en público, dando la cara o en el anonimato, puede llamar al número…» Los pecadores desgranan inicialmente su arrepentimiento desde la protectora sombra, pero es sólo un pretexto para la apoteosis del climax final. Cuando ha finalizado la amarga jeremiada del pecador, cuando su conciencia ha ejercido voluntariamente de «máquina de la verdad», el conmovido presentador le ofrece la trascendente oportunidad de exponer su verdadero rostro a los ojos del respetable público, de asumir desde la luz sus viejos pecados y su milagrosa redención, sin miedo, con dos cojones. Suelen aceptar. La apariencia bíblica de Carlos Carnicero debería susurrar: «Vete, hijo mío, y no peques más». Sería el epílogo más deslumbrante para esta edificante puesta en escena del arrepentimiento.

El invitado estrella del último día fue Jorge Cesarski, un ex belicoso cruzado argentino en nombre de los sagrados principios de Dios, patria y familia, que iba armado con una pistola a las manifestaciones antifranquistas y con la intención de prestar su heroica ayuda a las fuerzas del Orden, tan desamparadas ellas ante el instinto asesino de los que pedían democracia para este país. Cesarski reconoce que se pasó en su celo vigilante y antropófago («no pensé que si yo me comía a un caníbal, me convertiría en un caníbal»), declara su surrealista admiración por Julio Anguita, reitera su inocencia en el asesinato de Arturo Ruiz (en aquella época los asesinos uniformados siempre disparaban al aire, y al caer del cielo las balas, las muy caprichosas se empeñaban en alojarse en la cabeza de un manifestante, de un rojo al servicio del oro de Moscú, de un quinqui, de los representantes de la escoria social) y aconseja a sus jóvenes correligionarios que no recurran a la violencia para defender sus hermosas y constructivas ideas. No puedo reírme con este esperpento. Sólo esbozar una mueca de asco y blindar las puertas de la tenebrosa memoria.

31 Octubre 1994

Estampas y caníbales

Ferrán Monegal

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Acabemos con las Confesiones de Carlos Carnicero. Trajo a confesar a Jorge Cesarsky, aquel ultra que vino de Argentina y estuvo implicado en el asesinato del joven Arturo Ruiz. Decía: “Estoy arrepentido de haber usado la violencia. Nunca maté a nadie, pero ahora me doy cuenta de que, si me como a un caníbal, también me transformo en caníbal”. Bárbara figura literaria, pero es útil que haya comprendido que fuera de la ley, todos caníbales.