17 diciembre 1979

Según EUROPA PRESS le dijo al periodista Julián Lago que convertían el país en un basurero

El Vicepresidente del Gobierno Abril Martorell arremete contra los periódicos EL ALCÁZAR y EL IMPARCIAL y con la revista INTERVIÚ

Hechos

El 17 de diciembre de 1979 la agencia EUROPA PRESS reprodujo unas declaraciones que el Vicepresidente del Gobierno, D. Fernando Abril Martorell (de UCD) habría dicho al periodista Sr. Lago, aludiendo a EL IMPARCIAL y EL ALCÁZAR.

Lecturas

Abril Martorell, EUROPA PRESS, jueves diciembre de 1979

Están llevando al país a la miseria. Están convirtiendo España en un vertedero. Se han perdido los límites. Ya se lo he dicho a [Julián] Lago [de INTERVIÚ]. Os estáis pasando. Y EL ALCÁZAR y EL IMPARCIAL lo mismo. Ha quedado claro que hay que defenderse. Lo que pasa es que aquí para defenderse pasan siete años desde que se inicia la querella. Y esto no es problema de leyes, ni de jueces, sino de la sociedad, que tiene que buscar sus propios límites. Si yo tengo seis hijos, ¿por qué tienen que decir que tengo catorce? Se está atacando impunemente a la intimidad. Y ya es hora de decir esto. Porque aunque uno se dedique a la vida pública, tiene también su intimidad, y no se puede pisotear de la manera que se está haciendo. Parecen cloacas, que manipulan la información, no respetan nada, atacan sin ningún respeto a la intimidad.

17 Diciembre 1979

EL DILUVIO DE ABRIL

Leer

Leo un informe confidencial de una agencia, celosa de su solvencia y pulcritud al relato del enfado que se cogió el señor Abril Martorell el jueves por la noche en el Congreso de los Diputados ante un grupo de periodistas. El señor Abril Martorell aseguró, según este informe, que algunos periódicos estaban llevando al país a la miseria y convirtiendo a España en un vertedero. Citó tres nombres: INTERVIÚ, EL IMPARCIAL y EL ALCÁZAR. Don Fernando Abril Martorell distingue mal o no entiende de periódicos, lo que resulta insólito en un político; pero con la independencia de que yo sí se distinguir periódicos y políticos, por que mi oficio es hacer los primeros y observar a los segundos, voy a explicarle que lo que atribuye solidariamente a EL ALCÁZAR es una ofensa y no un juicio esclarecedor: en estas páginas jamás se ha roto la intimidad de nadie, jamás nos hemos preocupado del número de hijos de cada cua, jamás hemos relatado los mil y un sucesos notables de la vida privada de quienes dicen que nos gobiernan, aunque nuestros archivos están repletos de esos y otros datos. Hemos sido, somos y seremos un periódico digno, rectilíneo, claro combativo y honesto. Jugamos un papel amargo, porque amargo resulta explicarle a los españoles el indecente contubernio en que viene resolviéndose la política de partidos, grupos o pandillas, entre pactos y enjuagues que a espaldas de toda institución se realizan.

Quisiéramos ejercitarnos con el mejor talante profesional y la solvencia literaria que califica a nuestros columnistas en una crítica serena, sin escamotear sanciones o elogios a quien hubiera menester; pero nuestra sociedad está en quiebra mora y material y resutla evidente que de esta catástrofe es mucho más responsable el señor abril Martorell que quien firma estas líneas. Si el señor Abril Martorell, que era presidente de la Diputación de Segovia cuando el escándalo de Los Ángeles de San Rafael, tuviera instinto político o sentido democrático hace mucho que habría dimitido; porque él solo, sin más asistencias y ayudas, ha hecho el milagro de que nuestro pueblo se empobrezca hasta la miseria – acaso con su excepción – y de que nadie se sienta cómodo, de que se agite la gran empresa, la mediana y la pequeña y el proletariado y la clase media. El señor Abril Martorell es un político de tercera, con un equipamiento escaso, con una dialéctica ramplona, que se resiente, en el lenguaje y en la imaginación, frente a dos líderes sindicales – Camacho y Redondo – a pesar de la lógica precariedad intelectual de uno y del otro; el señor Abril Martorell no puede presentar ni un solo éxito en su gestión y nadie se explica cómo no ha sido relevado de su puesto y devuelto a su vida privada a esa vida en la que nosotros, por caballerosidad y buenas costumbres, jamás entraremos. Como el señor Abril Martorell no sabe de política ni una sola palabra – y se lo digo yo, que de política se un rato – cuando los periódicos reflejan la agobiante realidad de nuestro pueblo y ve que existen diarios que no se doblegan por las coacciones y se mantienen en pie, confunde a EL ALCÁZAR o EL IMPARCIAL, con una revista pornográfica y tremendista, amiga del escándalo y del burdel.

 Señor Abril Martorell: usted, que tal vez de muchacho recibió una buena educación, demostró el jueves en las Cortes que es un mal educado; no se puede ofender a un periódico llamándole cloaca, ni a unos profesionales asegurando que manipulan la información porque se limita el uno y los otros a decir escuetamente la verdad, sin aceptar ‘generosos’ fondos de reptiles y soportando querellas, amenazas, riesgos y una heroica pobreza que algún día les será reconocida históricamente. Señor Abril Martorell: usted tiene un coeficiente de inteligencia bastante discreto en su expediente académico, pero como político ha cogido un berrinche propio de un tonto de capirote para insultar a unos hombres sensibles, inteligentes, cultos y enteros que han advertido el drama que vive España y que han abandonado toda comodidad y todo regalo por defenderá con sus plumas y con sus corazones. Señor Abril Martorell: con el más estricto sentido democrático y con la más fiel sujeción a los principios constitucionales, tengo el derecho profesional, como comentarista y crítico político, de decir que es usted una catástrofe como ministro, que su gestión no s está llevando a la ruina, que los sueldos se han quedado inservibles, que las empresas no pueden ni atender a las pagas extraordinarias de Navidad, que las Navidades del 79 serán pobres y tristes, que el pueblo ha perdido toda esperanza y sabe que sólo puede elegir entre la resignación y la tristeza o entre el gesto airado y el ‘coctel molotov’ que le ofrecen sus amigos los del consenso, los marxistas que entienden de política mucho más que usted, a quien han utilizado, como a casi todos los políticos de su grupo, de espléndidos ‘tontos útiles’.

Este periódico no va a doblegarse ni porque usted ordene a don Enrique de Guzmán la retirada de las subscripciones de Iberia, ni porque presione sobre toda suerte de entidades públicas para que nos asfixien. Señor Abril Martorell: aquí no se ha manipulado jamás una información y puedo asegurarle que son muchas las veces en que por pudor nos callamos lo que en rigor profesional no debíamos silenciar. No insulte tan fácilmente, que la vida es larga y existe una justicia inmanente que tiene un sitio para cada cosa y pone a cada cosa en su sitio. Su sitio, señor Abril Martorell, está en su casa, en su vida privada. Tenga la seguridad de que cuando vuelva a ella le haremos un regalo que acaso a usted no le interesará nada: el más riguroso silencio. No se engañe: de usted hablará poco la Historia, salvo para juzgarle como el hombre que representó el paso de España de Nación desarrollada a Nación subdesarrollada. No tema, sin embargo; y si tiene algún tiempo para leer, hojee el siglo XIX. Si se toma esa molestia verá que de la infinita caterva de políticos de su calibre ya no se acuerda nadie y en cambio todo el mundo seguirá leyendo a Larra. Puedo asegurarle que entre las plumas de esta Casa hay algunas que permanecerán como ejemplo para las generaciones venideras, de brillantez, de limpieza moral y de hombría de bien. Tenga además la seguridad de que dentro de cincuenta años lo más que se dirá de usted en los medios eruditos es que hubo un Abril que soltó sobre España tal diluvio de incompetencia que la hizo naufragar en un mar de miseria.

Antonio Izquierdo