5 julio 2001

La corriente de Patxi Zabaleta abandona la formación tras fracasar reiteradamente en sus intentos de que Arnaldo Otegi se desmarcara de la violencia

Escisión abertzade: Aralar rompe con Batasuna para constituirse como partido que sí condene los crímenes de ETA

Hechos

  • El 5.07.2001 Patxi Zabaleta dimitió como concejal de Batasuna en el ayuntamiento de Pamplona y Pablo Muñoz dimitió como diputado de Batasuna en el Parlamento navarro.

Lecturas

El 30 de junio de 2001 la corriente crítica de Batasuna ‘Aralar’ anuncia tras reunirse en asamblea que rompe con este partido para formar el suyo propio con esa misma denominación. Esta decisión supone para los líderes de Aralar desafiar a ETA en un momento en que su interlocutor político, Batasuna, se encuentra débil por sus malos resultados en las últimas elecciones.

El 5 de julio de 2001 los dos principales cargos de Aralar que ocupaban cargos públicos tras elegidos en listas de Batasuna (EH), D. Patxi Zabaleta renuncia a su acta como concejal en Pamplona, mientras que D. Pablo Muñoz, exdirector del Egin, renuncia a su acta como diputado en el parlamento de Navarra.

A pesar de que el Sr. Patxi Zabaleta es un veterano dirigente de la izquierda abertzade y antiguo miembro de la mesa nacional de Herri Batasuna, sus diferencias con ETA eran públicas desde que en 1997 pidió públicamente a ETA que no asesinara al secuestrado concejal del PP D. Miguel Blanco Garrido, petición que los etarras ignoraron.

LOS LÍDERES DE ‘ARALAR’ FORZADOS A ABANDONAR SUS ACTAS DE BATASUNA

La escisión de Aralar es un golpe para Batasuna particularmente en Navarra, donde Patxi Zabaleta gozaba de gran influencia en la izquierda abertzade desde los tiempos en que la formación se denominaba Herri Batasuna (HB), luego Euskal Herritarok (EH) y, recientemente, redenominados Batasuna. Junto con Zabaleta se va también Pablo Muñoz que se ve obligado a entregar su acta de diputado en el parlamento de Navarra. Otros miembros de Aralar son el veterano dirigente de Batasuna Iñaki Aldekoa o el cofundador de ETA Julen Madariaga.

07 Septiembre 2002

Aralar disputa a Batasuna

ABC (Director: José Antonio Zarzalejos)

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La decisión oficial de Aralar de presentarse a las próximas elecciones locales y municipales en el País Vasco altera sustancialmente las actuales coordenadas del nacionalismo vasco. Aralar surgió como una corriente interna de Euskal Herritarrok durante el «proceso Batasuna», en el que hizo pública su posición crítica con la violencia de ETA. Tras vencer en el debate final las ponencias más duras y afines a la banda terrorista, Aralar se convirtió primero en asociación y luego en partido político, lo que los dirigentes de Batasuna calificaron como una traición que fragmentaba a la izquierda abertzale. Con un lenguaje oscilante entre la comprensión y el rechazo a la violencia, el discurso oficial de Aralar apuesta por la acción política en las instituciones para alcanzar la independencia y esto es lo que desde Batasuna se considera como la renuncia a una seña de identidad de la izquierda abertzale, que es la complementariedad organizada con ETA. Tampoco hay que ver en Aralar una actitud de oposición frontal al terrorismo ni premiar su rechazo a la violencia como un ejercicio heroico de moralidad, pero, en términos prácticos, su presencia electoral abre para la izquierda independentista una opción política que, al menos en origen, es autónoma de ETA. Esto explica que Patxi Zabaleta, máximo responsable de Aralar, afirme que la ilegalización de Batasuna complica su comparecencia electoral y no sólo por el deportivo argumento de que no podrá competir con este partido, sino, fundamentalmente, porque ETA no recibirá de buen grado una candidatura que puede desmovilizar a su frente político. Las amenazas y coacciones que sufrió Aralar durante su constitución como partido, se reproducirán ahora, convertido además en competidor directo.
Las consecuencias de esta novedad que supone el concurso electoral de Aralar también se ven a su derecha, en dirección al PNV, porque la bolsa de 80.000 votos que recibió de Euskal Herritarrok en las elecciones de 2001 pueden retornar a un partido de izquierda e independentista no marcado por el control de ETA y al que Eusko Alkartasuna no pierde de vista. Sólo si aumenta su política de tensión con el Estado y acelera el proyecto soberanista, como ayer pidió el sindicato ELA-STV -punta de lanza del nacionalismo- al reclamar la unidad de los nacionalistas, podrá el PNV retener a ese electorado prestado, aun a costa de profundizar en la quiebra de relaciones con los partidos democráticos. Aralar va a agitar el ya complicado mundo nacionalista.

02 Julio 2001

Aralar, un paso en el aislamiento de los proetarras

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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La decisión de la corriente Aralar de no incorporarse la nueva Batasuna, emergida de HB, y constituirse en partido político independiente no ha dejado frío a nadie. Todos los partidos vascos y navarros, salvo el de Otegi, aplaudieron la decisión, y no es para menos. Aunque se trata de un grupo pequeño, su separación de Batasuna, que ha reafirmado recientemente su reivindicación del terrorismo, es la constatación de que pueden abrirse grietas en el monolítico mundo abertzale del que ETA se alimenta. Aralar se ha convertido en el refugio de algunos de los dirigentes más sólidos de la izquierda soberanista, como Patxi Zabaleta, fundador de HB y miembro de su Mesa Nacional mucho tiempo, o Ignacio Aldecoa. Es lógico que se hayan visto desbordados por la camada de jóvenes batasunos que rechazan propuestas tan sensatas como la de ceñir sus reivindicaciones al ámbito de las tres provincias vascas. Los miembros de Aralar creen necesario ofrecer a la sociedad una alternativa abertzale contraria a la violencia. Y están en lo cierto: si Aralar se hubiera constituido como partido independiente antes de las elecciones vascas los resultados hubieran sido bien distintos. Los 81.000 votos que perdió EH, y que fueron en su mayor parte al PNV, hubieran encontrado una opción mucho más afín a ellos a la que votar. El respaldo social de Aralar podría medirse en los comicios municipales, o en los autonómicos navarros, ambos dentro de dos años. A la espera de los pasos que vayan dando, hay que congratularse de la valentía de quienes han optado por salir de un mundo que a veces castiga la discrepancia con la muerte.