Escisión del diario EL LIBERAL: nace el periódico LA LIBERTAD con una línea más izquierdista que su medio de origen

Hace cuarenta años que, un buen día, seis redactores de EL IMPARCIAL, dirigido por su propietario, el Sr. Gasset y Artime, se separaron ruidosa y solidariamente de la Redacción donde habían trabajado durante largos años. A los pocos días aparecía un nuevo periódico, EL LIBERAL, y desde entonces representó el diario de la calle de la Almudena el espíritu de trabajo que reivindicaba su emancipación de las tutelas de la Empresa.

El mundo periodístico de entonces, muy reducido por cierto, se conmovió hondamente y durante días y meses fue tema de las conversaciones aquella ruidosa disidencia intelectual que más adelante ocasionó polémicas en las que intervino tanto la espada cuanto la pluma.

Luis Polanco, Isidoro Fernández Flópres (Fernanflor), Mariano Araus, Alfonso de Beraza, Francisco de Asís Pachecho, Julio de Vargas, Franicsco Muños, Manuel Fernández González, Francisco Peris Martínez, Julián Settier, José Gömez Centurión y Juan F. Francisco, fueron los redactores de EL IMPARCIAL que abandonaron solidaria y mancomunadamente la mesa de redacción donde durante largos años habían trabajado reunidos, lanzándose a la quijotesca aventura de fundar un nuevo diario, EL LIBERAL, que al os pocos años tenía vida prospera y que andando el tiempo fue árbitro de los destinos políticos de España y constituyó la poderosa Empresa periodística conocida con el nombre de ‘El Trust’ por casi todos temida y acatada.

Aquellos hombres, que no eran ni más ni menos que buenos periodistas, dec´´ian en un célebre manifiesto: “Cuando hablan ests periodistas podrá juzgarse entonces de la jugada de su resolución, de los procederes con que han realizado, del completo desinterés y el íntimo dolor con que dejan un periódico en que han puesto la flor de su pobre inteligencia y los mejores años de su vida’. Y di más tarde, el espiritual Fernanflor dee que la flor preferida de su florilegio periódico era EL LIBERAL, porque era flor de libertad y de emancipación.

Nada hay nuevo en la vida y la historia se reproduce. Los continuadores de la obra iniciada por los disidentes de EL IMPARCIAL son reproducirse la página de Mayo de 1879, y el retrato de Fernanflor que preside la sala de Juntas de EL LIBERAL, ya no verá en ella a muchos de sus hijos espirituales.

¡Se han marchado! ¡Y si marcharse, dicen adiós a EL LIBERAL, con las mismas palabras con que Fernanflor y sus camaradas se despidieron de EL IMPARCIAL!

Como saben nuestros lectores, se presentó una denuncia por competencia ilícita contra LA LIBERTAD, periódico que se edita en nuestros talleres. Por ser la imprenta de este diario la que compone y tira LA LIBERTAD, nos creemos en el inexcusable deber de restablecer la verdad de los hechos, para que nadie ignore de qué se trata. A nosotros, periódico de la noche, no nos afectan para nada industrialmente ni EL LIBERAL, ni LA LIBERTAD, puesto que los dos están editados por la mañana, y por lo tanto sólo vemos en el asunto el aspecto de libertad de trabajo ejercitado al amparo de las leyes. Nosotros, como impresores hemos editado LA LIBERTAD al amparo de las leyes y protestamos de que nadie pueda suponer que nos hemos prestado a una imitación que jamás ha existido. Suponerlo equivaldría a declararnos cómplices. La verdad de lo sucedido es la que sigue.

Desde tiempo inmemorial hemos tirado en nuestros talleres periódicos de otras empresas, sin tener para nada en cuenta su filiación, como para nada la tienen otros talleres. Así por ejemplo, en la imprenta de EL LIBERAL se ha confeccionado muchos años ESPAÑA NUEVA como en esta casa EL RADICAL.

El Sr. D. Luis de Oteyza vino a preguntarnos si podríamos editar un diario de la mañana, y le contestamos que sí, por tener maquinaria libre desde las diez de la noche a las once de la mañana; pero al saber que iba a ser un diario disidente de EL LIBERAL, pusimos las siguientes condiciones:

Primera – Que en el título no figurara la palabra ‘Liberal’ para evitar suspicacias posible.

Segunda – Que la cabeza sería de letra distinta.

Tercera – Que variaría la confección sin publicar como EL LIBERAL títulos a dos columnas, con objeto de diferenciarlo lo más posible.

Cuarto – Que publicarían ocho páginas siempre que tuvieran papel para que la diferencia fuese aún más notoria.

Quinta – Que tendría el nuevo diario cinco columnas en página y no seis como EL LIBERAL.

Sexta – Que no podrían emplear tipo de letra igual al empleado por EL LIBERAL.

Séptima – Que ls bigotes, plecas, corondeles y demás recado serían también diferentes.

Octava – Que los talleres de LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA se limitarían a alquilar el uso de la maquinaria, siendo de la exclusiva responsabilidad del Sr. D. Luis Oteyza todo lo referente a personal.

Novena – Que hasta tanto encontrasen casa podrían utilizar durante la noche la nuestra.

El Sr. Oteyza aceptó todas estas condiciones diciendo que su propósito era hacer un periódico de forma distitna y al hablar de título le recordamos que estaba libre el de LA LIBERTAD, diario que había vivido sin protesta de EL LIBERAL durante varios años, y por lo tanto, que nos parecía perfectamente correcto usarlo. Fue firmado el contrato de dedición y aparició en estas condiciones LA LIBERTAD, diario que no tiene la más pequeña semejanza con EL LIBERAL, ni por tamaño, ni por páginas, ni por columnas, ni por tipo de letra, ni por orden de ajuste, ni por proporción de texto y publicidad, ni por entintado, ni por plegado, ni por nada. Tan no se parecen en nada que cualquier técnico de arte de imprimir, diría en un peritaje, que no sólo no se parecen sino que son absoluto distintos.

En esas condiciones creíamos haber cumplido en exceso nuestros deberes, impidiendo que apareciese una copia de EL LIBERAL, cosa que habría sido ilícita en absoluto, a juicio nuestro, aun cuando Augusto Suárez de Figueroa no creyese en esa ilicitud, ya que copió exactamente HERALDO DE MADRID en DIARIO UNVIERSAL sin protesta de nadie; pero nos equivocamos. Un juez ha suspendido la publicación de LA LIBERTAD atacando el fundamento del libre ejercicio de una industria; y como nosotros tenemos pleno derecho a editar en nuestros talleres los diarios, revistas y libros que nos plazca, estamos dispuestos a buscar al amparo de las leyes las garantías necesarias para ejercer la industria editorial y nos reservamos el ejercicio de cuantas acciones nos competan para exigir responsabilidad y demandar daños y perjuicios.

Hay derecho a todo menos a decir que LA LIBERTAD se parece a EL LIBERAL en su aspecto tipográfico. Somos muy modestos, e imprimimos muy mal en nuestros talleres: pero… ¡no tanto que LA LIBERTAD pueda ser confundida con EL LIBERAL, al punto de constituir una competencia ilícita!

Confiamos en la acción de la Justicia momentáneamente sorprendida en la somnolencia de una guardia y esperamos sea reconocido que LA LIBERTAD se parece a EL LIBERAL como un gato a una liebre. ¡Desollados tal vez se confundan, pero con su piel es imposible confundirlos!

El pleito, o mejor dicho, las persecuciones injustas de que se quiere hacer víctima a LA LIBERTAD, han tomado estado parlamentario, Ortega Gasset aprovechando hábilmente un resquicio del hermético reglamento, enunció el atropello contra nosotros intentado, quizá a la hora misma en que se preparaban otros. Y en medio de la expectación de la Cämara y de sus tribunas hizo valer su derecho para que se le reservase la palabra en momento oportuno.

Pronto se hará la luz sobre las resoluciones prevaricadoras de un juez.

Don Miguel Moya Ojanguren puede seguir persiguiendo a la libertad y al liberalismo, y en sus curiosas andanzas por las calles de Madrid, acompañado de un notario y de un letrado, hacer capciosas preguntas a los vendedores respecto al motivo del enorme éxito de venta de LA LIBERTAD.

En esas actas, que son de defunción de EL LIBERAL, puede hacer constar también nuestras opiniones. Cuando se vuelve la espalda a los viejos ideales y el público lo percibe en la conducta y en los actos, no es de extrañar que este siga a los que continúen defendiéndolos.

El hecho de que los fondos de EL LIBERAL se compongan en los talleres de EL SIGLO FUTURO y EL DEBATE no puede destruido la más brillante retórica.

Por lo demás, crea el Sr. Moya que la manera de combatir las nobles aspiraciones de LA LIBERTAD no consiste en usar de las encrucijadas curialescas.

Mi muy querido amigo D. Torcuato: Cuando le escribí a usted el primero de este mes le dije que preparándome para un viaje a París y Buenos Aires, me proponía no escribir en diarios hasta mi vuelta.

Ese era, en efecto, mi propósito.

Pero hoy ha venido uno de mis antiguos compañeros de EL LIBERAL a decirme que varios redactores de este periódico preparaban ‘un nuevo Liberal’ [LA LIBERTAD].

Ante esta circunstancia he decido ofrecer a Moya mi colaboración desinteresada para sostener, en lo que de mí dependa, el abolengo del antiguo EL LIBERAL, que es como mi cuna.

Ya usted sabe que fueron diferencias de modo de ver puramente literarias las que me hicieron separarme de Miguel Moya. Con Moya, padre, siempre he seguido unido de corazón. Hoy que ambos pueden necesitar de mí, olvido todo lo anterior y me preparo a decirles que desde el 1 de enero, en que quedo libre de mis compromisos con usted, me tienen a su entera devoción.

Como yo le conozco a usted, sé que usted me aprobará y me conservará su cariño, como yo le conservaré a usted siempre mi admiración, mi gratitud y me afecto.

Gómez Carrillo

Perdóneme usted, mi querido amigo don Enrique Gómez Carrillo si por los sucesos actuales no he podido contestarle antes.

En vista de cuanto me manifiesto, sólo debo decirle que lo que hace usted le honra y que mi aplauso ya unido a su resolución. No desde el 1 de enero, desde este momento queda usted en libertad para realizar sus propósitos.

Le estrecha la mano afectuosamente y le reitera su amistad Luca de Tena.