18 octubre 1986

Julio de Benito reemplazará a Enric Sopena como nuevo director de Informativos

Pilar Miró nueva Directora General de RTVE con la oposición de Alfonso Guerra y Calviño, que no asistieron a su toma de posesión

Hechos

  • El 20.10.1986 Dña. Pilar Miró fue nombrada Directora General de RTVE. A su toma de posesión no asistieron ni su antecesor. D. José María Calviño, ni el Vicepresidente del Gobierno, D. Alfonso Guerra. D. Julio de Benito fue nombrado director de Informativos y D. Eduardo Sotillos director de RNE.

Lecturas

El 20.10.1986 Dña. Pilar Miró Romero es designada nueva directora general de RTVE, siendo la segunda directora general nombrada por el Gobierno del PSOE de D. Felipe González, sustituyendo en el cargo a D. José María Calviño, director general desde diciembre de 1982 hasta ahora. 

El mandato del Sr. Calviño, considerado un hombre afín al vicepresidente D. Alfonso Guerra, estuvo causado por controversias internas dentro de RTVE entre las figuras más cercanas al Sr. Guerra y las figuras más cercanas a D. Felipe González. Dentro del consejo, el Sr. Calviño tuvo que vérselas con frecuencia contra doña Elena Vázquez y don Luis Enciso, que eran consejeros del PSOE en TVE contrarios a él.

En octubre de 1986 el ya reelegido presidente del Gobierno, don Felipe González, decidió  que a TVE le hacía falta un cambio y decidió la sustitución del Director General de RTVE (desde 1982) D. José María Calviño, que fue reemplazado por la directora de cine, doña Pilar Miró, que había sido asesora de imagen de campaña del presidente en sus inicios políticos.

En seguida los medios de comunicación comenzaron a hablar sobre las malas relaciones de la Sra. Miró con el vicepresidente, don Alfonso Guerra, y con don José María Calviño. Y lo primero que lo demostró fue el hecho de que ninguno de los dos asistiera a la toma de posesión de doña Pilar Miró como directora de RTVE (20-10-1986).

El mandato de la Sra. Miró terminaría en enero de 1989 tras una escalada de tensión que no fue ajena a esas disputas internas dentro del PSOE.

18 Octubre 1986

Despedida y cierre

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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La larga agonía de José María Calviño en las últimas semanas de su permanencia interina como director general de Radiotelevisión Española no ha podido ser prolongada ni por él ni por quienes le incitaran a aludir a la, «quebradiza salud» de su sucesora en su última comparecencia parlamentaria. En esta comedia de los errores que viene siendo RTVE, el hasta ayer director general pudo pensar que su eventual continuidad -apoyada por sectores vecinos al vicepresidente Guerra- se justificaba por la proximidad de las elecciones autonómicas vascas. La obediencia al poder de Calviño ha rebasado las expectativas más optimistas por parte del Gobierno, y para ese tipo de menesteres electorales José María Calviño parecía el vicario adecuado: no se tenía que aprender lección alguna. El servilismo que ha demostrado al Gobierno culminó con el referéndum sobre la OTAN y de las últimas elecciones legislativas.Pero si la simple propuesta de la continuidad de Calviño ha constituido un ejemplo del desprecio con el que el poder ha manejado los hilos de la televisión pública, el proceso de su sustitución muestra el desdén por el organismo al que legalmente tiene que escuchar el Gobierno para nombrar al director general. Ha sido el viejo Consejo de Administración del Ente Público RTVE, que sigue interinamente en funciones, el que aprobó la propuesta del nombramiento de Pilar Miró. Y será luego otro consejo, presuntamente adecuado a los intereses y a los objetivos de la nueva directora general, el que asista a la gestión que ahora se inicia. Por lo demás, no interesa demasiado la futura composición de ese organismo, una de las entidades más vacías de contenido, infladas de presupuesto e inservibles del aparato institucional.

Los que apoyan a Calviño, que los ha habido, e incluso los que han deplorado su presencia al frente de RTVE coinciden en que uno de los objetivos de su gestión -el saneamiento económico- al menos se ha cumplido. Hoy RTVE es una empresa que subsiste económicamente, desprovista incluso de la subvención que antes le otorgaba el Estado. Muchos silencian en cambio que eso se ha hecho mediante una gestión unilateral y monopolística del mercado publicitario, sobre el que RTVE ordena y manda en tarifas y tiempos. Y silencian también que el recorte de gastos no se debe a una adecuada política empresarial, sino a una parálisis, de la producción propia, a base de comprar programas y películas casi de saldo. Por lo demás, sólo una auditoría externa podría indicarnos cuál es la verdadera situación económica de RTVE, que mantiene intacta una plantilla de cerca de 12.000 trabajadores, y cuáles serían sus posibilidades de supervivencia si compitiera con otras televisiones.

Calviño ha puesto en marcha la televisión matinal y ha logrado convertir a TVE en un importante apoyo de la industria española del cine. Asimismo ha hecho esfuerzos por adecuar la programación de películas a los apetitos de la audiencia y no al de los censores que perviven en España. Se arriesgó con El imperio de los sentidos y acometió la aventura económica de Lo que el viento se llevó. A cambio de ello permitió que los socialistas nombraran y destituyeran a los responsables de la información, impusieran programas y eliminaran invitados, contribuyendo a consolidar la imagen de que nada de lo que segrega RTVE nace sin el beneplácito de quienes ocupan la Moncloa.

Es dificil olvidar algunos de los episodios famosos por los que ha transitado esa obsesiva apropiación que el Gobierno ha hecho de Prado del Rey, pero el que los ejemplifica todos es el que protagonizó José Luis BaIbín, primer director de informativos de Calviño y director de La clave, que simuló, incitado por sus jefes, una enfermedad para suspender un espacio al que había sido invitado un ex miembro del PSOE caído en desgracia. La constancia de que toda la comedia había sido diseñada en los pasillos de la Moncloa echó por tierra cualquier expectativa de que aquella televisión fuera a ser la del cambio.

En esa sucesión de despropósitos, el Gobierno nombra a la sucesora de Calviño en las mismas condiciones en que éste ha actuado, con las mismas armas y con iguales bagajes, porque sigue intacto el estatuto de RTVE que el Ejecutivo prometió reformar y por que la Moncloa se ha empeñado en que resulte aún más obvio que es allí donde se originan las órdenes por las que camina RTVE: Pilar Miró llega a su cargo personalmente requerida por el presidente González. Es verdad que ella no se caracteriza por tener un aire acomodaticio, e incluso se cuenta en su haber con una dimisión, que no es moneda corriente en la Administración española. Pero es notorio que va al cargo por que así se lo ha pedido el presidente. Por lo demás, Pilar Miró es una profesional con gran experiencia del medio. De sus cualidades puede y debe esperarse una gestión eficaz, aunque difícilmente la solución a los males de RTVE. Y decimos esto porque no creemos que dichos males se deban a la actividad de los diversos directores generales, sino a defectos estructurales que apenas estaría en su mano corregir.

21 Diciembre 1986

Menudo consejo

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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LA ELECCIÓN el pasado jueves por el Parlamento del nuevo Consejo de Administración de Radiotelevisión Española se ha traducido en un acto suplementario de prepotencia del partido socialista y en un deterioro más del ya desprestigiado ente. La renovación del consejo difícilmente acepta ese título: seis de sus vocales -cinco del PSOE y uno de AP- continúan conservando sus despachos. El partido socialista ha explotado su preeminencia en en ambas cámaras de las Cortes para situar en el consejo de administración a sus ocho candidatos, que sobre la docena total le permite gozar la mayoría de los dos tercios, necesaria en el arbitrio de las cuestiones más relevantes. Por último, entre esos ocho representantes socialistas desaparecen los anteriores consejeros críticos a la gestión de José María Calviño y son sustituidos por tres antiguos colaboradores del mismo, destituidos de sus cargos por Pilar Miró en los días siguientes al nombramiento de ésta como responsable de RTVE. Todo un desafío, inexplicado y lamentable, a la nueva directora general desde las filas del propio Gobierno y el partido de la mayoría.La designación de Pilar Miró para dirigir la radio y televisión públicas ha creado con sobradas razones expectativas de mayor independencia y de atención al carácter público del Ente, expectativas que el Grupo Parlamentario Socialista, y quien le ordene, ha sabido destruir aceleradamente. No es sólo que Pilar Miró lo vaya a tener más dificil -en perjuicio de todos los televidentes y de la sociedad española en general-; los hechos demuestran que en los medios de comunicación del Estado se sigue empleando un implacable tratamiento partidista, a cuya tentación no sólo sucumbió y sucumbe el PSOE, sino que ahora se recrea abiertamente en ella.

Contemplado el comportamiento de los socialistas en este asunto, la retirada del hemiciclo de los diputados correspondientes a la Minoría Catalana, Partido Demócrata Popular, Izquierda Unida y los vascos era casi una cuestión de dignidad. Aunque todavía es pronto para hacer diagnósticos, es claro que el nuevo Consejo de RTVE nace bajo el signo de la renuncia a cumplir su papel de órgano plural desde el que se represente y preserve los distintos intereses sociales. Su existencia, según las actuales circunstancias, sólo se justifica como un juguete político, pieza de tráfico para el grupo que en cada caso ostenta el poder y para sus particulares componendas.

La relación de vocales que componen hoy el consejo muestra que, salvo excepciones, no son los méritos profesionales lo que se tiene en cuenta para proponer a alguien como consejero de RTVE, sino las fidelidades políticas y el mercado de influencias. Esto es particularmente verdad en el caso de las designaciones socialistas. Y mal puede velar este organismo por el respeto en RTVE de los principios de imparcialidad y pluralismo si su composición es de hecho monolítica y partidista.

El Análisis

NUEVOS EXPERIMENTOS BAJO LA ATENTA MIRADA DEL FELIPISMO

JF Lamata

La TVE de Dña. Pilar Miró – único canal de televisión en aquel momento – siguió siendo considerada un televisión  políticamente pro-gubernamental, afín al Presidente del Gobierno D. Felipe González y acusada de sesgo. Durante su mandato se emitieron las tan criticados diálogos entre D. Felipe González y Dña. Victoria Prego o la destitución de D. Luis de Benito como presentador del Telediario.

Pero no sólo de política vive un canal de televisión y menos aún si ese canal tiene el monopolio por ser el único y la TVE de la Sra. Miró, como buena directora de cine, trajo al canal formatos como ‘El Precio Justo’ y programas célebres con sus polémicas incluidas como ‘Viaje con Nosotros’ de D. Javier Gurruchaga, ‘En Familia’ con D. Iñaki Gabilondo, ‘Derecho a Discrepar’ con D. Miguel Ángel Gozalo o ‘El mundo por Montera» de D. Fernando Sánchez Dragó.

En resumen que la etapa de Dña. Pilar Miró, que acabaría prematuramente en diciembre de 1988, dejaría en la historia más recuerdos que los meramente políticos.

J. F. Lamata