28 junio 1979

Fernando Latorre (EL IMPARCIAL) elogia al dictador libio, Gadafi

Hechos

El 28 de junio de 1979 el periodista D. Fernando Latorre aseguró en un artículo en EL IMPARCIAL que el presidente de Libia, al que conocía personalmente, visitaría España.

28 Junio 1979

VENDRÁ GADHAFI

Fernando Latorre

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¡Por fin! La visita del líder libio Muammar El Gadhafi a Madrid, varias veces anunciada y otras tantas aplazada, unas veces por parte libia y otras por parte española, parece que se llevará a efecto en la segunda decena del próximo mes de julio. Es el líder libio uno de los hombres más enigmáticos de la política mundial, pese a la extraordinaria claridad de su política y de sus discrusos y planteamientos. Para unos, es un hombre que ha entregado a su país al comunismo. Para otros, no deja de ser un aliado solapado de los Estados Unidos, que confían en su religiosidad como sostén frente al comunismo. Pero en realidad son tantas las deformaciones que la Prensa mundial ha hecho del líder libio, que pocos, muy pocos, pueden definirlo sin temor a equivocarse.

En agosto de 1969, Libia pertenecía prácticamente a un consorcio de empresas multinacionales, en su mayor parte petrolíferas. Con sus más de dos millones de kilómetros cuadrados, sus escasos 1.800.000 habitantes y sus más de dos kilómetros de costa, Libia era el paraíso de italianos, ingleses y norteamericanos, pues si bien los primeros dominaban los negocios medios, los segundos incluso imponían su estrategia militar desde las bases de Tobruk, los británicos, y desde Wheellus Fields, los norteamericanos. Nadie sospechaba que pudiera ocurrir nada en Libia. Y en la madrugada del 1 de septiembre, un grupo de oficiales desconocidos entonces para el mundo, daba un golpe de Estado prácticamente incruento y devolvía a Libia su soberanía. De entre aquel grupo de oficiales jóvenes Muammar El-Gadhafi era el cerebro y quien dirigió prácticamente la operación, que llevaba el nombre de ‘Operación Jerusalem’ lo que ya es un claro símbolo.

Gadhafi había nacido allá en tiempos de la segunda guerra mundial, en la zona de Sebha, de una tribu de beduinos. Inspirado de un nacionalismo y un arabismo a ultranza, movido de una devoción íntima hacia Gamal Abdel Nasser y doado de una religiosidad sin límites, Muammar El-Gadhafi transformó en muy breve tiempo a Libia. Expulsó a los extranjeros, nacionalizó las industrias y fue el primero en enfrentarse abiertamente a una compañía petrolídera por el simple hecho de que los ingleses habían tolerado que el sha de Irán se paoderase de las islas árabes del golfo Arábigo Gran Tamb, Abu Mussa y Pequeña Tamb. Gadhafi se convirtió de la noche a la mañana en el líder indiscutible de los árabes que seguían los caminos de nascer, de aquellos que luchaban por la unidad árabe, por la dignificación de los árabes, por la recuperación de Palestina Intentó la fusión de su país con Egipto, con Siria, con Sudán, con Túnez, con Argelia. Los intereses particulares de muchos de los gobernantes de estos países dieron al traste con sus propósitos. Luego se dedicó a una profunda transformación de la vida y de las costumbres de su país Devolvió a los libios la pureza de la religión, hizo del Corán la Constitución de Libia y, cuando lo creyó oportuno, entregó el poder al pueblo formando Al-Yamahiría Arabe Libia. Pero esa devolución era inútil, porque en Libia el carisma de Gadhafi es superior al que pueda tener cualquier líder árabe, incluso musulmán, y el pueblo quiere lo que quiere su líder, sin que por eso no se deje de reconocer que muchas de sus medidas han tenido una fuerte oposición e incomprensión por parte de determinados grupos libios.

En abril de 1974 vino a Madrid Abdel Salam Yalud, el número dos de Libia. Hubo entonces sus más y sus menos por ciertas palabras que el entonces jefe del Gobierno libio pronunció sobre el Sáhara y que molestaron a Arias Navarro. Libia, desde el primer momento, había sostenido que los españoles debían abandonar el Sáhara. En una de mis varias conversaciones con Gadhafi, le insinué la posibilidad de que al marcharse los españoles del Sáhara se llegasen a enfrentar con las armas los saharauis, los argelinos, los mauritanos y los marroquíes. Gadhafi, arabista ciento por ciento, me contestó que el problema era un problema árabe y que tenían que resolverlo los árabes. Cuando le pregunté si pensaba venir a España, me contestó: ‘Cuando los españoles se vayan de Seguía Al Hambra’. Por lo visto, Gadhafi considera que las condiciones para el viaje ya son óptimas. Pero también recuerdo su promesa de no visitar nunca un país que tuviera bases de un Estado imperialista, y España las tiene todavía. Son cosas de la política. No viene a Madrid un líder del Tercer Mundo al que ya no es fácil engañar. Y lo hace sabiendo perfectamente cuáles son los problemas españoles y con la experiencia del poco caso que los distintos Gobiernos del señor Suárez han hecho a múltiples ofertas libias de colaboración y ayuda.

Fernando Latorre