FIAT se alía con Electricité de France para quedarse con Montedison

La OPA hostil y multibillonaria que está preparando Fiat sobre el grupo agroenergético Montedison sería un caso de recomposición del capitalismo italiano, sin grandes consecuencias inmediatas para el resto de los mercados europeos de no ser porque cuenta como aliado con la poderosa Electricité de France (EdF). De nuevo el grupo público francés efectúa un movimiento para romper las fronteras y entrar (o intentarlo al menos) en el mercado de otro país europeo. La OPA de Fiat sobre Montedison puede llegar a los 832.000 millones de pesetas, una de las más elevadas que se han lanzado en Europa, y refleja cumplidamente el esfuerzo que están dispuestos a realizar el grupo automovilístico italiano y EdF para tomar la iniciativa en Italia y en Europa.

Parece evidente que Fiat está dispuesta con esta operación a recuperar la hegemonía industrial en Italia a costa de Mediobanca, el grupo financiero que sostiene Montedison; que EdF, asfixiada en los límites del mercado francés, intenta entrar en otro país europeo con la aquiescencia gubernamental, y que el Gobierno italiano ve con buenos ojos la operación. La justificación formal de los ejecutivos de Fiat -que han insistido públicamente en su rechazo de los planes de diversificación y su deseo de dedicarse a potenciar el corazón del negocio, es decir, el automóvil- es reforzar el suministro energético de sus unidades industriales. La realidad es que Fiat desea la alianza con EdF para destronar a Mediobanca.

EDF está otra vez en el centro del huracán. Parece que ejercita nuevos métodos para sortear la vigilancia de las autoridades europeas de competencia a través de nuevas formas de alianzas. La eléctrica francesa atemorizó a casi toda Europa con sus operaciones para entrar en Hidrocantábrico a través de la alemana EnBW y la adquisición de una parte del capital de Montedison, plataforma accionarial desde la que ahora planea una OPA con Fiat. La moraleja es que, de nuevo, quizá por el retraso en articular un mercado eléctrico europeo, las instituciones de regulación van un paso por detrás de las empresas.