19 abril 1995

Fracasa un intento de asesinar a José María Aznar con un coche-bomba bajo su coche por parte de ETA

Hechos

El 19.04.1995 se produjo un intento de asesinato del presidente del Partido Popular José María Aznar con una bomba colocado bajo su coche. El presidente del PP salió ileso gracias al blindaje del vehículo.

Lecturas

20 Abril 1995

Reto al Estado

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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ETA fracasó ayer, rotunda y afortunadamente, en el aten tado con mayor carga desestabilizadora de los realizados por la banda terrorista contra la democracia. Al intentar asesinar a José María Aznar, líder de la oposición y principal candidato a la sucesión de Felipe González, los terroristas trataban de romper la continuidad del sistema político en un imposible paralelismo con el atentado que costó la vida al almirante Carrero Blanco en 1973. Entonces existía en España un régimen autoritario como el que ETA, en sus ensueños mesiánicos, desearía hacer regresar. Es evidente que los terroristas pretenden aprovecharse de la crisis política actual, relacionada precisamente con episodios de guerra sucia contra ETA que han afectado al crédito de las instituciones.

Esa crisis se manifiesta en intentos de deslegitimación del Gobierno, en la crispación de las relaciones entre éste y la oposición y en una cierta división entre los partidos que ha afectado ya a la cohesión de los pactos antiterroristas. Por ello mismo, la respuesta de las fuerzas políticas, y de todos los ciudadanos, debe ser la contraria a la que esperan los estrategas de la desestabilización: unitaria, serena y legal.

El compromiso del Partido Popular, expresado con fuerza por el propio José María Aznar, de mantener el combate por la paz y de no, ceder en las convicciones democráticas fue la principal derrota de ETA en la jornada de ayer. La recomposición de la unidad de los partidos en tomo a los principios de los pactos de Ajuria Enea y de Madrid, cuestionada por algunas desafortunadas iniciativas recientes, debería ser el eje de la respuesta a este nuevo desafío. Mientras subsista ETA, la frontera esencial seguirá siendo la que separa a los demócratas de los violentos, y todo intento de relativizar esa distinción con consideraciones de otro tipo su pondrá hacer el juego a ETA.

Aznar ofrece argumentos en defensa de sus ideas, y si un día gobierna será porque habrá convencido con el los. á una mayoría. La inanidad de los argumentos de ETA es lo que lleva sus miembros a intentar imponer sus ideas por la fuerza. Por eso intentaron matar a Aznar. Fallaron en su intento, pero otras 16 personas resultaron heridas, y una de ellas se encontraba anoche en estado crítico.

Todo esto ocurre mientras una parte importante de la cúpula antiterrorista se encuentra en prisión o bajo proceso por haber organizado, financiado o encubierto el terrorismo de Estado tras las siglas de los GAL. No será, desde luego, este periódico el que rectifique su probada defensa de la legalidad en la lucha antiterrorista y, en consecuencia, el sometimiento a la justicia de quienes hayan cometido crímenes, aun si, eran para combatir a ETA. La historia ha demostrado con creces que el terrorismo de Estado justamente alimenta el terrorismo que pretende combatir.

Pero la pretensión de ETA y sus amigos de que los crímenes de los GAL justifican los suyos es una muestra de la lógica alucinatoria que les mueve. La misma que les lleva a invocar la existencia de 600 activistas presos para justificar el recurso a la lucha armada por parte de esos mismos. activistas. Los 278 asesinatos reivindicados por ETA en los cinco años anteriores al primer crimen de los GAL ¿fueron realizados en respuesta al asesinato de Lasa y Zabala, que habría de producirse a finales de 1983?

La desaparición de los GAL hace casi una década no ha impedido que desde entonces ETA asesinase a otras 217 personas. Los sofistas encargados, de buscar razones a ETA escamotean sistemáticamente esa realidad de cerca de medio millar de cadáveres producidos por ETA con posterioridad a la aprobación del Estatuto de Gernika, que hace posible, desde hace 15 años, el autogobierno de los vascos.

Precisamente esa persistencia de ETA en el asesinato por encima de cualquier lógica hace que los ciudadanos de a pie no entiendan ya nada si las fuerzas políticas no son capaces de llegar a acuerdos en profundidad que impidan el riesgo real de que al calor de la pelea política se deslegitime el sistema en su conjunto. No otra cosa es lo que ETA ha pretendido alentar a partir de las nuevas revelaciones sobre los GAL o el descubrimiento de los cadáveres de dos de sus activistas asesinados hace más de diez años en Alicante. Respeto estricto a la legalidad y consenso máximo en la lucha contra ETA son hoy dos compromisos que los partidos políticos están obligados a asumir, sin que ellos impida en absoluto la legítima lucha partidaria.

La hipótesis de que ETA hubiera conseguido ayer triunfar en su propósito produce un cierto escalofrío: con un partido socialista seriamente desprestigiado y una alternativa de gobierno que hubiera tenido que, buscar un nuevo líder después de cinco años en los que hay que reconocerle a Aznar al menos el mérito de haber reconstruido el centroderecha de este país. Hoy, tras el atentado fallido, debemos felicitamos, de seguir contando con él.

20 Abril 1995

La vía argelina de ETA

Antonio Elorza

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A lo largo de su historia, ETA ha sido muy sensible hacia los ejemplos exteriores. En sus orígenes, contó sobre todo el modelo irlandés, vigente todavía por lo que toca a la relación entre el núcleo terrorista y su proyección política legal, pero también contaron las aportaciones del nacionalismo derechista israelí, y, sobre todo, en los años sesenta, los patrones acuñados por los movimientos de liberación del Tercer Mundo, con Vietnam y Argelia en primer plano. Entonces se trataba del FLN, que mostró cómo la insistencia en la acción terrorista, socialmente apoyada, podía llevar a la victoria política (la independencia), aun cuando la victoria militar se hubiese visto frustrada por la superioridad del Ejército francés. Los recientes atentados y las declaraciones procedentes del sistema ETA parecen apuntar a que Argelia vuelve otra vez a servir de modelo, aunque esta vez tenga como referencia a una, corriente tan escasamente atractiva como el integrismo terrorista.La base de esta estrategia consiste en la dificultad para toda sociedad de resistir a una violencia que la penetra, a través de las acciones de terror, en todos sus niveles. Inconscientemente, cabe que la opinión desplace la responsabilidad desde los agentes del terrorismo hacia el poder establecido que se niega a la «negociación» requerida:«negoziazioa» , podía leerse en una de las pancartas de la reciente manifestación por la paz tras el atentado en Rentería contra un coche de ertzainas. Para conseguir ese objetivo, el modelo FIS-GIA muestra que no cabe limitarse a afirmar la propia existencia mediante un rosario de atentados cuya intensidad depende de los recursos disponibles, sino que hay que golpear a puntos claves de la sociedad, como políticos o periodistas. Para justificar tales acciones, basta emitir un fatwa o decreto de responsabilidad universal para todo aquel que no asuma las posiciones expresadas por la organización y que, a su juicio, encaman las de todo el pueblo. Luego se golpea allí donde se puede, pero siempre dentro de ese criterio de selectividad.

La entrevista a portavoces de ETA que publica Egin el lunes apunta claramente en esa dirección. La fundamentación es la de siempre. Existe «un contencioso» entre Euskadi y el Estado español, cuya única salida aceptable es el reconocimiento por el segundo de la independencia vasca. Por supuesto, no se toma en consideración si ésa es la voluntad de los vascos de hoy. Debe serlo y cualquier otra opción resulta excluida. La lucha armada, es decir, el terrorismo, sigue siendo imprescindible para lograr dicho objetivo y, además, los recientes acontecimientos parecen confirmarlo. Todo responsable de «la prolongación del contencioso es decir, todo adversario de las tesis de ETA, es blanco potencial de un atentado. «El objetivo de esa acción», declaran los etarras en la entrevista de Egin, «fue atentar contra los políticos responsables de la prolongación del conflicto, y los políticos profesionales lo han entendido bien (sic)». En cuanto a los periodistas, lo que tienen que hacer es, «en lugar de adoptar actitudes corporativistas ante una hipotética acción de ETA, reflexionar en torno al trabajo sucio de los periodistas». La «hipotética acción» queda así justificada de antemano, con la coletilla de un consejo relativo, al comportamiento deseable de la profesión.

El peligro para una estrategia semejante es que los demás, esto es, las fuerzas políticas democráticas y la mayoría de la sociedad, reaccionen confirmando la adhesión al Estado de derecho y provocando el aislamiento político de la organización terrorista. En una palabra, convirtiendo en inútil la provocación sangrienta. Es claro que las cosas no han seguido por este camino liras el atentado mortal que costó la vida a Gregorio Ordóñez y ello explica que ETA proclame con satisfacción que «los políticos profesionales lo han entendido bien». La intimidación ha funcionado a pleno rendimiento y PNV, EA, IU y UA no tuvieron inconveniente en sentarse a discutir sobre la autodeterminación con el grupo político que forma parte del sistema ETA. Se puede seguir discutiendo, al parecer, aunque se sucedan los actos de «violencia», como si ésta, por el solo hecho de existir, no afectara de forma decisiva a todo el debate político en Euskadi. El atentado no introdujo un cerco en torno al sistema ETA: le convirtió en interlocutor privilegiado.

Por otra parte, con la aceptación de ese terreno supuestamente neutral de Elkarri, se pasa por alto -como siempre ha venido requiriendo ETA- la actuación del que debiera ser el marco de toda discusión política de fondo: el Parlamentó vasco. Con más razón aún en este caso, ya que asumió en el pasado que a él le correspondía todo lo relativo al derecho de autodeterminación. Pero la razón de la fuerza se impone. La «negociación» debe saltar por encima de la democracia. De nuevo, desde esta perspectiva, ETA ha logrado un avance sustancial con el diálogo entablado en el hotel Carlton.

Y, sobre todo, ha puesto en marcha una espectacular subasta donde el premio se asigna a quien dé mayores muestras de radicalismo independentista. En vez de sentir de cerca la amenaza de un fascismo terrorista, que apuntaría a todas y cada una de las organizaciones democráticas siempre que no secundasen a ETA, Eusko Alkartasuna, y PNV deciden que la ocasión es buena para afirmar con toda la fuerza de sus pulmones que su objetivo es la independencia. «Euskadi vibró», pudo titular Egin comentando el «frente nacional» producido espontáneamente en torno al pasado Aberri Eguna. Es cierto que EA y PNV rechazan la violencia, pero la consideran como un problema aparte, que nada tiene que ver con el fondo sabiniano de las distintas corrientes nacionalistas. Hasta Ardanza, habitualmente hombre sosegado, saca la caja de los truenos para declarar que «desde el españolismo centralista todo vale contra el nacionalismo vasco», mientras que los de ETA son relegados al margen como «una panda de iluminados trasnochados y leninistas, (sic) residuales aún por reciclar». Poca cosa, a fin de cuentas. Así que, de un lado, «españolismo y violencia», por este orden, como enemigos de Euskadi, contrapuestos a «nacionalismo y democracia». Y el objetivo final coincide, según precisa Arzalluz, puntualmente: que el pueblo vasco se organice en «su propia soberanía». Cabe entonces pensar, ante la coincidencia de objetivos basada en la dualidad mágica de Sabino, Euskadi versus España, y el papel secundario que se asigna a la fascistización observable en el sistema ETA, que las dos estrategias puedan resultar complementarias ante la sociedad vasca.

El momento para el salto hacia adelante está además bien elegido por coincidir con el caso GAL, que, gracias a la actitud del Gobierno, contribuye también a hundir el prestigio del Estado. Pero, pase lo que pase, a ETA no le interesa indagar las responsabilidades: la culpables España. «Los ciudadanos vascos estamos en la indefensión más absoluta», se lamentan los voceros de ETA, ignorando cuanto está ocurriendo en la instrucción de Garzón. Lo que cuenta ahora es insistir en el camino trazado por el atentado contra Ordóñez, y qué mejor blanco que el líder del Partido Popular, por un curioso azar histórico nieto de aquel Gudalgai que se diera a conocer como periodista haciendo crónicas de guerra en el diario Euzkadi. La vía argelina está en marcha, para mayor felicidad de todos.

20 Abril 1995

ETA, crecida ante la debilidad del Gobierno, intento el magnicidio

ABC (Director: Luis María Anson)

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Mientras los dirigentes de la lucha contraterrorista durante diez años se encuentran encarcelados y procesados; mientras desde hace tres meses los GAL, banda que dejó de matar hace dos lustros, ocupa lugar preferente en los medios de comunicación, con evidente beneficio para ETA y HB; mientras nadie investiga al recientemente detenido ‘comando Barcelona’, ni se encuentran ‘arrepentidos’, ni se encarcela a cómplices y encubridores de todos conocidos; mientras se emprende contra el cerebro de la lucha contraterrorista, coronel Galindo, una campaña frenada por ABC; mientras se monta una maniobra para expeler a la Guardia Civil del País Vasco; mientras el Gobierno no reacciona ante la Constitución pisoteada durante el Aberri Eguna; mientras el presidente del Gobierno asiste al incendio de España cultivando con esmero sus bonsáis y haciendo cada día, a costa de España y los españoles, nuevas concesiones a Jordi Pujol, uqe le exprimer como a un limón; mientras se corre el riesgo de que cunda el desánimo entre las Fuerzas de Seguridad y pierdan efectividad en la lucha contraterrorista, ETA, naturalmente, se crece, ETA se reorganiza y ETA mata.  En las últimas semanas, lavanda ha asesinado al candidato del PP a la alcaldía de San Sebastián y a un militar honrado. Ayer atentó contra José María Aznar, que de convocarse elecciones generales sería el presidente de un Gobierno fuerte cuando lo que conviene a ETA es un Gobierno débil y el caos general. La banda, que tal vez intentó el atentado días atrás con mando a distancia, sabía que el coche de Aznar no disponía de un inhibidor de frecuencias, pero sí el de escolta, por lo que se vio obligada a utilizar para explosionar el vehículo-bomba el sistema antiguo del cable, más imperfecto e impreciso, lo que posiblemente fue decisivo para que el líder del PP salvara la vida. El cable alcanzó los 2010 metros de longitud, por lo que un etarra intermedio tuvo que dar el aviso a quien lo accionó.

20 Abril 1995

ETA quiso matar el futuro

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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ETA cometió ayer uno de los atentados más graves de la democracia. José María Aznar, víctima fallida de la organización terrorista, no es sólo el presidente del principal partido de la oposición, sino que para muchos representa el futuro, el siguiente eslabón -desde una perspectiva política e ideológica diferente a la del actual Gobierno- del sistema democrático. Desde ese punto de vista, el intento de magnicidio de ayer en Madrid muestra un cierto paralelismo -incluso en el método empleado- con otro atentado histórico: el asesinato de Carrero Blanco. Dicho esto, hay que apresurarse a establecer una diferencia esencial: aquella ETA trataba de evitar que el régimen militar de Franco se perpetuara en la figura del almirante; ayer, los supuestos herederos de la organización han estado a punto de asesinar a quien representa el cambio desde la democracia, el fin del felipismo y sus secuelas, en las que paradójicamente se incluyen los GAL.

ETA, sin embargo, a falta de una legitimidad para su estrategia, ha fabricado su justificación: ha convertido a los líderes del PP en objetivo porque son «los sucesores» del franquismo, tal como señaló en el comunicado en el que asumió el asesinato de Gregorio Ordóñez hace tres meses. También Herri Batasuna insistió ayer, tras el atentado contra Aznar, en este perverso argumento: explicó en una nota que existe una «responsabilidad directa de determinados políticos en la estrategia de represión legal e ilegal contra Euskal Herria». Nadie puede creer a estas alturas una imputación tan fuera de toda lógica, cuando además el PP es junto a IU el partido que con mayor firmeza está pidiendo desde hace meses el esclarecimiento de las tramas negras anti ETA y la depuración de responsabilidades políticas por el «caso GAL».

En este punto conviene reflexionar sobre algo realmente grave. KAS hace estas acusaciones porque forman parte de su propia supervivencia política. Pero que sean partidos democráticos los que contribuyan a crear ese clima contra los populares resulta tan imperdonable como estúpido. El atentado de ayer debería servir, al menos, para que Arzalluz cuide más su lenguaje y no vuelva a decir que la llegada del PP al poder provocaría «una radicalización del nacionalismo vasco»; y también para que algunos personajes del PSOE, émulos de Alfonso Guerra, dejen de llamar «franquista» y «fascista» a este partido, que ayer dio otra lección de serenidad y respeto por el Estado de Derecho.

Finalmente no queda más remedio que poner en tela de juicio la eficacia del Ministerio del Interior. La facilidad con que regularmente actúa el «comando Madrid» de ETA es de sobra conocida. Que pueda llegar hasta el líder de la oposición, y que la vida de éste dependa sólo de la calidad del blindaje del vehículo en el que se mueve, dice muy poco en favor de la protección que el Gobierno pone a disposición del presidente del PP. Interior debe explicar por qué suprimió hace unas semanas -y quién es el responsable- parte de dispositivo de seguridad con el que trataba de prevenir atentados contra Aznar.