11 junio 1977

Un reportaje firmado por Cuco Cerecedo le echaba en cara su carácter bravucón y aseguraba que había llamado 'cabrón' a Adolfo Suárez

Fraga se querella por calumnias contra DIARIO16 y su director, Miguel Ángel Aguilar, logrando el secuestro de su edición

Hechos

La edición del DIARIO16 del día 11 de junio de 1977 fue secuestrada a instancias de una demanda presentada por D. Manuel Fraga Iribarne, que consideró el artículo ‘Y Fraga cogió su fusil’, una calumnia e injuria en periodo electoral.

Lecturas

fraga_cerecedo d16_aguilar_procesado

D. Miguel Ángel Aguilar habla con J. F. Lamata sobre los inicios de DIARIO16:

Aguilar sobre los inicios de Diario 16_mp3

En junio de 1977 el periódico DIARIO16 dirigido por D. Miguel Ángel Aguilar, publicó un serial de artículos de D. Francisco Cerecedo ‘Cuco’ dedicado a analizar críticamente al Secretario General de Alianza Popular y cabeza de lista de ese partido en las elecciones, D. Manuel Fraga Iribarne, titulado ‘Y Fraga cogió su fusil’.

En el último número del serial publicado el 11.06.1977 con el título ‘A su sitio’, el Sr. Cerecedo aseguró que al enterarse de que el Rey, tras el cese del Sr. Arias Navarro en 1976 designó al Sr. Suárez como nuevo presidente y no a él, pronunció la frase ‘nos ha dado por el culo este cabrón’.

El presidente de Alianza Popular consideró aquello una querella y demandó a la empresa editora de DIARIO16, INPULSA, a su director, D. Miguel Ángel Aguilar y al periodista D. Francisco Cerecedo, que quedaron en libertad abonando 1 millón de pesetas. Además exigió el secuestro de aquella edición – que salía en plena jornada electoral – dimanda que fue admitida y los tribunales ordenaron aquel secuestro.

11 Junio 1977

Y FRAGA COGIÓ SU FUSIL

Francisco Cerecedo

A SU SITIO

Leer
"Fraga durante una comida en casa de Pérez Escolar, con la asistencia de Pio Cabanillas y Areilza, Manuel Fraga, en pleno ataque de furor, arremetió contra Suárez, el Rey y todo bicho viviente. A la salida con su característico estilo, aseguró al conde de Motrico: “Nos ha dado por el culo ese cabrón”".

En julio de 1976, Fraga, con el Ministerio de Gobernación a cuestas, cae por segunda vez. Es un misterio doloroso, porque don Manuel, como le sucediera en 1969, no se enteró con la debida anticipación de la crisis de Gobierno que provocaba nuevamente su caída. La cólera del profesional de la salvación de la Patria fue bíblica. Días más tarde, durante una comida en casa de su amigo Rafael Pérez Escolar, con la asistencia, entre otros, de Pio Cabanillas y José María de Areilza, Manuel Fraga, en pleno ataque de furor, arremetió contra Suárez, el Gobierno, el Rey y todo bicho viviente. Según reucerda uno de los comensales, ‘menos declararse republicano, dijo de todo’. A la salida con su característico estilo, aseguró al conde de Motrico: “Nos ha dado por el culo ese cabrón”.

El 3 de septiembre, Fraga, Pío Cabanillas y Areilza se reunieron en un restaurante de Madrid para hablar del gran partido centrista que se proponían montar juntos. A los postres, después de haberles dejado exponer el proyecto, Fraga dio la sorpresa confesando que estaba preparando la creación de Alianza Popular, con ilustres personajes de la España totalitaria, como Fernández de la Mora, Thomas de Carranza, Silva Muñoz, etc. Y añadió a sus asombrados interlocutores: “He hecho un largo estudio este verano, y creo que mi voto está ahí. El voto mio es el del franquismo, y no tengo otro. Y como no tengo otra opción, me voy adonde están mis votos”. Pio Cabanillas demudada la color, exclamaba: “¡Este hombre está loco!”

Reconciliación con Pilar

No estaba loco Manuel Fraga Iribarne. Después de haber cogido su fusil, Johny volvía a casa. Quien primero comprendió su gesto fue la segunda vestal del franquismo. Pilar Franco, quien no vaciló en olvidar los pequeños reproches que tenía contra el ex ministro de su hermano, y ahora, en su esplendida lucidez, anuncia que va a votar a Fraga porque “sabe mandar”.

Grandes dosis de generosidad eran necesarias para poner en marcha la magna operación de renovar el franquismo. Y Fraga la tuvo. Como primera medida, había que reconciliarse con todas las familias del régimen con las que había disputado desabridamente el poder en los felices años de la dictadura. Hombres como López Rodó, causante de su cese, entre lágrimas, en 1969. Como Silva Muñoz, con quien, según cuentan amigos, Fraga mantiene un “antagonismo visceral”, que originó numerosas fricciones en diversas ocasiones y sobre todo a la hora de formar el Primer Gobierno de La Monarquía en el que Silva quedó fuera. Todos ellos llevaron a cabo un supremo esfuerzo para poner en hora sus susceptibilidades con la arrolladora insolencia del que se verían obligados a reconocer como secretario general de la neofranquista Alianza Popular. Indudablemente dotado para las metáforas de corte canónico, Laureano López Rodó sintetizó la situación con una frase, al mismo tiempo condenatoria del divorcio: “Los de Alianza seguiremos juntos hasta que la muerte nos separe”.

Fraga se lo agradecería con otro símil de contornos piadosos: “Los molinos de Dios, en la historia de los pueblos, muelen muy despacio pero muelen muy fino”. Y para que todos los familiares totalitarios se sintieran confiados, preparó desinteresadamente para ellos una breve síntesis de todos sus vastos conocimientos adquiridos tras largos años de cátedra y des esfuerzo en el dominio de la ciencia política: “Los enemigos de España son el comunismo, la pornografía y la inflación”.

Entre los maestros más queridos de Manuel Fraga, no se puede dejar de mencionar especialmente a Ramiro de Maeztu, por quien el dos veces cesado de Viqalba siente una rara afección. Durante algunos meses de 1974, Fraga llenó al ABC y algunos teatros del país con la resurrección de Maeztu, con quien por un tiempo, trató que lo identificaran, Precisamente fue durante una conferencia dedicada a Maeztu, en el cine Astoria de Vitoria, donde la magnética personalidad de Fraga descubrió nuevas propiedades taumatúrgicas anticatarrales, según revelaba el ABC en su crónica del día siguiente, testimoniando que “en sesenta minutos no se escuchó ni una tos”.

Pero ¿quién era Maeztu, con quien fraga se sentía tan identificado? Una persona poco sospechosa de partidismo, Juan Ignacio Luca de Tena, padre de un candidato al Senado por Alianza Popular, cuenta la siguiente anécdota: “En la adjudicación del premio Luca de Tena, Ramiro de Maeztu, que era jurado, se negaba a concederlo a Francisco Casares porque era redactor de EL SOL, con estas palabras: “Yo también creo que ése, auqnue sea por un pelo, es el mejor. Pero no vamos a engañarnos unos a otros: por el papel y los caracteres de imprenta se ve bien claro que uno está publicado en EL SOL y otro en LA NACIÓN. Considero a EL SOL mi enemigo, y como creo que al enemigo hay expulsarlo, aprisionarlo e incluso calumniarlo…

Poeta preso

Un poco por sus profundos estudios, otro por haber vivido de cerca el franquismo, y quizá también por llevarle la contraria a Rousseau, don Manuel Fraga no tiene demasiada fe en el género humano. Durante su época de embajador en Londres, un grupo de industriales valencianos que participaban en un congreso sobre insecticidas pasaron por la Embajada a saludar a don Manuel, quien, en el hall del viejo edificio diplomático, les reconvino: “Y mucho cuidado con lo que hacen. No roben los ceniceros, que no son de la Embajada, que son míos”.

Y la desilusión de los semejantes no distingue con toda lógica de edades. Si el hombre es malo por naturaleza, también lo es el niño. Y así, al ministro de Información Fraga Iribarne no le tembló el pulso a la hora de mantener encarcelado durante varios días a un niño de diez años de Zaragoza que, cuando se encontraba solo en casa había descolgado el teléfono para leer a la Policía un “poema subversivo” escrito por él mismo. “Si algo funciona en este país – diría más tarde, orgulloso – son las Fuerzas de Orden Público”.

Si a los diez años ya se puede tener el alma infantil definitivamente impregnada de marxismo, pornografía e inflación, que no podrán ocurrir a una hermana de más edad que pertenece a Comisiones Obreras. Ana Fraga Iribarne, trabajadora de la Standard Eléctrica madrileña, no se salva de las iras de su implacable hermano. “Cuando se entra en el PCE se suele prescindir de la familia y de otras cosas más”.

Golpe de Estado

Con fino instinto político, no le importa analizar las situaciones en profundidad, caiga quien caiga. Así, en enero de 1977, durante el mes sangriento que vivió el país con los secuestros de Oriol y Villaescusa, y los asesinatos de los abogados laboralistas de Atocha y de manifestantes y Fuerzas del Orden Público, Fraga Iribarne manifestó en Whasington que no creía que los autores de los atentados de Madrid fueran de la ultraderecha. Piensa que fueron realizados por un solo y único comando que llegó del exterior del país y consiguió salir del territorio nacional. Y luego añadió que existía en España una campaña para persuadir a la gente de que se trataba de un golpe de la extrema derecha.

En plena euforia porque la realidad corroboraba la justeza de sus interpretaciones políticas, acusó de ‘alta traición’ a un grupo de representantes cristianodemócratas españoles que asistieron a diversas sesiones del Parlamento Europeo reunido en Estrasburgo. La legalización del Partido Comunista durante la semana de Pasión de 1977 desencadenó las iras de Manuel Fraga, que acusó de ‘golpe de Estado’ al presidente Suárez, mientras invitaba a corregir la situación del Ejército.

Para aplacar tantas iras que despierta en don Manuel este dolorido país, toma grandes cantidades de tila por las mañanas y se prohíbe desde hace muchos años, toda clase de bebidas excitantes que sobreañadir a su ya exuberante vitalidad. Cuando se pone demasiado nervioso, según cuentan sus colaboradores, abandona el despacho y entra en el cuarto de baño contiguo para darse una espectacular friega de colonia en el pelo para calmarse y luego sale con la cara encendida y los pelos de punta.

Orgía de nihilismo

Otra cosa que le molesta sobremanera es el caso en el que se encuentra actualmente el país echando, probablemente de menos aquellos tiempos de 1969, cuando la orgía de nihilismo a que se hallaba entregada la juventud de la época le obligó a anunciar que se decretaba el estado de excepción en España. Aunque aún no todo es malo en España. Todavía una mujer puede salir a las dos de la mañana a la calle a comprar una aspirina, sin que se metan con ella. O le caiga un bote de humo en el bolso. Pero, claro, siempre que haya salido realmente a comprar una aspirina – puntualizaría don Manuel – siempre ojo avizor para cualquier sutil forma de subversión y capaz de distinguir a una mujer decente de otra que no lo es, según intenta alcanzar a nivel nacional, en su programa Alianza Nacional.

La campaña electoral de Fraga constituye un espectáculo suntuoso que estimula, apasiona, indigna y regocija a la fiel asistencia. Sin lugar a dudas, representa la campaña electoral más original y expuesta a toda clase de sorpresas de cuantas se disputan las blancas papeletas de las sufridas huestes hispanas. En cualquier mitin, pueden surgir seis gallinas, como en Orense, ostentando carteles con los hombres de Montejurra y Vitoria. Fraga, aficionado a la caza, gusta de vivir inmerso en la naturaleza gracias a las alusiones zoológicas que prodiga. A Carrillo le llama “lobo con piel de cordero”. Al público de Badajoz que le abucheó durante su conferencia, les recomendó que utilizaran el micrófono “en vez de rebuznar”.

Rifles telescópicos

En ocasiones, decae la fiesta y entonces Fraga se quita la chaqueta y, acompañado por sus numerosos guardaespaldas, se lanza contra el público para romper el hielo de los primeros contactos. Otras veces, el acaparador Fraga permite a Silva Muñoz un quite y llamar mercenarios pagados por los partidos a los periodistas. La auténtica apoteosis de la persuasión se produjo en Cuenca, hace dos semanas, cuando cerraron el alto organizado por Alianza Popular, los reputados payasos Listín y Tolón, mientras regalaban el disco de Jaime Morey con la canción ‘La Verdadera libertad’.

En el bunker de Alianza Popular de la calle Silva, 21, con los guardaespaldas de rifle telescópico al acecho de cualquier anormalidad, Manuel Fraga renueva todos los días, en su pensamiento, la amenaza de salvarnos a los españoles. Gran cantidad de escarmentados habitantes de este país han renunciado, al parecer, a los beneficios que la desinteresada intención de Fraga pueda reportarles. Pero, con la buena voluntad de un ‘boy scout’, empelado en ayudar a cruzar la cale a una anciana, aunque ésta no quiera, Fraga no se inmuta: “no creo que haya dudas a estas alturas, de que siempre he sido un reformista.

Francisco Cerecedo

10 Junio 1977

Alianza Popular: las cenizas del franquismo

Editorial (Director: Juan Luis Cebrián)

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López Rodó fue responsable de la política que impidió a nuestro país aprovechar la prosperidad europea, Fraga no supo impedir Montejurra o Vitoria, Arias Navarro es uno de los responsable del caos urbanístico de Madrid nacido durante su gestión como alcalde.

Un indicio de que la vieja clase dirigente del franquismo es incapaz de tomar contacto con la realidad es su permanente reivindicación del pasado.Así, Alianza Popular se esmera en fundamentar su imagen en la experiencia gubernamental de, los seis ex ministros que encabezan la federación. La apuésta es perfectamente lógica. Quienes creen que las cuatro décadas de franquismo pertenecen a las páginas más gloriosas de la historia de España, y que la «mayoría silenciosa» del país está plenamente de acuerdo con esta interpretación, hacen perfectamente en basar su campaña sobre el recuerdo de su contribución al pasado.

Claro que si el franquismo es -como pretende Alianza Popular- algo de lo que ningún español debe abjurar, la conclusión es que el pintoresco tinglado bautizado con el nombre de democracia orgánica debería ser restablecido de inmediato.

El franquismo era, por esencia, incompatible con el sufragio universal, libre y secreto, con los estatutos de autonomía, con el control de la gestión del ejecutivo por parlamentarios libremente elegidos, con la designación del Gobierno por las Cortes, con la libertad de prensa y con la libertad de asociación política y sindical; en suma, con el conjunto de instituciones y prácticas democráticas que se dibuja como horizonte posible de la España que nazca el 15 dejunio tras las elecciones.

El lanzamiento de Alianza Popular se hizo en torno a personalidades representálivas y responsables de la última época de la dictadura. El señor López Rodó fue el cerebro gris de aquella también gris pero poderosa figura que se llamó Carrero Blanco; fue también el orientador de la política económica que impidió a nuestro país aprovechar la prosperidad europea para sentar las bases de un desarrollo equilibrado y a largo plazo. El señor Fraga administró los márgenes de tolerancia de la ley de Prensa, promulgada por iniciativa suya, confundiendo el paternalismo con la libertad, la tolerancia con los derechos de los ciudadanos. Más tarde, como ministro de la Gobernación con el señor Arias, no supo ni pudo impedir, ni aclarar, hechos tan graves y sangrientos como los de Montejurra o Vitoria, y quiso otra vez administrar la libertad.como si fuera su propiedad privada. Fue también el introductor de las técnicas modernas de intoxicación ideológica que se ensayaron en la campaña de los XXV años de paz y se aplicaron a pleno rendimiento en la preparación del referéndum de 1966.

El señor Martínez Esteruelas irrumpió en el mundo de la educación con gran estruendo y voluntad. Lo único que se recuerda de él fueron los exámenes de selectividad y el arbitrario cierre de la Universidad de Valladolid. El señor Silva Muñoz, en su frenesí por apuntarse-las obrás de infraestructura normales en cualquier país de mediano desarrollo, echó.sobre las espaldas de los contribuyentes el disparatado trasvase Tajo-Segura, que parece el mal sueño de un arbitrista. El señor Dela Fuente presidió desde el Ministerio de Trabajo la administración de la Seguridad Social, cuyas cuentas son cuidadosamente no explicadas a los españoles que las sufragan. Algún día su explicación mostrará las consecuencias de varias décadas de administración incontrolada. El señor Fernández de la Mora, diplomático metido a ministro de Obras Públicas, inventó las doctrinas apologéticas y justificadoras del sistema. Finalmente, el señor Thomas de Carranza completó con las tijeras y él lápiz rojo, como censor implacable de libros, las actuaciones represivas de sus superiores y colegas.

El fichaje del señor Arias ha ayudado después a establecer plena y nítidamente la identidad del equipo. Ya es grave que uno de los responsables del caos urbanístico de Madrid, nacido durante su gestión como alcalde, figure como candidato para el Senado por esa provincia en unión del arquitecto que perpetró la Torre de Valencia, uniendo en un mismo acto una operación de especulación del suelo, llevada a cabo desde el propio Ayuntamiento, con la destrucción de una de las más hermosas perspectivas de la capital. Pero raya en lo increíble que el presidente del Gobierno que dio el «enterado» a los últimos cinco fusilamientos del franquismo, en un lúgubre recordatorio de la represión de postguerra a la que contribuyó personalmente como fiscal en Málaga, gobernador en León y director general de Seguridad, que el ministro de la Gobernación que fue incapaz de impedir el asesinato del almirante Carrero Blanco, sea invitado por los siete magníficos a cabalgar de nuevo con ellos. Arias fue un verdadero incompetente al frente del Gobierno, con Franco y con el Rey. Destrozó la economía, enconó el problema vasco, provocó la segunda retirada de embajadores conocida por el régimen, acabó con la Universidad y multiplicó los servicios de espionaje e información. Todo un modelo.

Con todo, la burla más sangrienta de la propaganda de Alianza Popular es su presentación como saneadores de la moral pública. «Si quieres acabar con la corrupción -dice un cartel electoral-, vota a Alianza Popular. » La política es una actividad que admite compromisos, omisiones y silencios. Pero todo tiene un límite. El affaire Matesa reveló las profundas raíces de la corrupción en el aparato del Estado franquista y mostró las, responsabilidades de varios notorios miembros del Gobierno fieles a la línea Carrero-López-Rodó, unido éste ahora al señor Fraga, al que cortésmente defenestró del poder en 1969 por su empeño en airear los trapos sucios del escándalo. Ese turbio asunto, cuya investigación fue detenida por oportunos indultos, puso en guardia a muchos españoles sobre la gravedad de la mala administración del dinero de los ciudadanos por parte de los tecnócratas franquistas. La falta de control parlamentario del Gobierno, el amordazamiento de la prensa y las grandes oportunidades para la especulación ofrecidas por el desarrollo económico, y la creciente intervención del Estado en esa esfera, hacen temer que los escándalos hasta ahora destapados no sean sino la superficie visible de un gigantesco iceberg. La presencia del señor López Bravo en las listas de AP ayudará de todas maneras al recordatorio de los ciudadanos.

Cuando un grupo de antiguos gobernantes, que han tenido acceso al manejo de fondos-públicos y han dirigido la contratación del, Estado con empresas privadas, levantan la bandera de la lucha contra la corrupción, lo mínimo que cabe exigirles es que se ofrezcan, antes de que se lo pida nadie, a una revisión de sus fortunas personales y de los miembros de su familia más cercana. Y en el caso de un solterón impenitente como el señor López-Rodó, esa invitación debería hacerse extensiva a la familia espiritual a la que pertenece.

En definitiva, Alianza Popular no es sino la sombra de una clase política acostumbrada a vivir en el afincamiento del poder. Sus líderes no aportan nada nuevo, pero evocan los rencores de los españoles que encarcelaron durante años por defender la misma democracia a la que ahora tan abusivamente se apuntan. La sombra de la sangre que desde el poder vertieron estodavía demasiado extensa e insultante para un país joven y moderno, que no puede creer en la capacidad de unos gobernantes acostumbrados a responder a la violencia con violencia, y a la muerte con la muerte.

11 Junio 1976

Alianza se defiende

Manuel Fraga Iribarne

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Quiero recordar que, porque siempre creí en la libertad de Prensa, hice todo cuanto estuvo en mi mano para conseguir que un periódico como EL PAIS viera la luz.

Permítame que emerja de esas «cenizas» en que su editorial pretende colocar a Alianza Popular para hacer algunas precisiones a su editorial del viernes 10 de junio.

1) Alianza Popular no hace una permanente reivindicación del pasado. Tiene un programa serio y respetable que mira hacia el futuro y que, dicho sea de paso, no ha sido analizado, limitándose sus criticas a ataques personales a sus dirigentes, como en el caso de su editorial. Lo que no hace, como otros, es querer dinamitar lo que ya tenemos para partir de cero. Asume el pasado, sin renegar de él, como han hecho todos los países en los que la democracia es un hecho y no una simple quimera.

2) En cuanto a los ataques que dedican a los dirigentes de Alianza Popular no merecerían respuesta si no fuera porque se producen en un momento que, pueden llevar la confusión a una parte del electorado.

Negar que el pueblo español pasó del subdesarrollo al desarrollo en la década de 1936 a 1973 es negar una evidencia. Que su renta por cabeza pasó de cuatrocientos dólares a 2.500, que su Universidad se masificó, que España se convirtió en la primera potencia turística del mundo, y en la tercera potencia en construcción naval. Y en el décimo país industrial del mundo, que los españoles tuvieron, por primera vez en su historia, acceso a los bienes de la Sociedad de consumo (coches, frigorífico, televisor, piso, etcétera). ¿Es posible pretender que el Pueblo español olvide que todo eso ocurrió, precisamente, cuando los dirigentes de Alianza Popular estaban en el Gobierno?

Hay acusaciones que no creo que proporcionen muchos lectores a su periódico en las tierras sedientas y fertilísimas del Suroeste de España. ¿Se puede sostener seriamente que el trasvase Tajo-Segura es una utopía y que es mejor que las aguas del Tajo viertan en Lisboa sin ser aprovechado su paso por España?

No solamente no creemos que sea un disparate sino que Alianza Popular se compromete a acelerarla y terminarla si los electores le otorgan su confianza.

Las acusaciones contra los señores De la Fuente y Arias rayan el límite de lo pintoresco. Hasta los oponentes políticos de don Licinio de la Fuente admiran su integridad y su labor al frente del Ministerio de Trabajo, donde en todo momento cumplió las leyes vigentes. Hacer responsable al hombre que más impulsó Madrid en lo que va de siglo, al hombre que trajo los pasos elevados, que hizo más parques y jardines, que impulsó de nuevo la construcción del Metro, al alcalde Arias, del «caos urbanístico» de Madrid, no me parece justo.

Quiero, finalmente, y si me lo permiten, romper una lanza a mi favor. He aclarado hasta la saciedad Vitoria y Montejurra, pero, por lo visto, EL PAIS no quiere darse por enterado. Recuerdo, una vez más, que en ambos casos me encontraba fuera de España, en Alemania y Venezuela, que el ministro de la Gobernación en funciones era entonces don Adolfo Suárez, que se nombró un juez especial en el caso de Montejurra con una fuerza especial de policía a sus órdenes y que dicho magistrado no encontró el más mínimo motivo de procesamiento.

En cuanto a su observación sobre la Ley de Prensa me permito discrepar de ella. Definida como ley de transición, la Ley de Prensa suprimió, entre otras cosas, la censura y ha sido calificada por tirios y troyanos como la ley más liberalizadora del régimen. Una ley que se sigue aplicando casi en su integridad y que ha hecho posible que la Prensa española alcance cotas de libertad equiparables e incluso superiores a las de cualquier país occidental.

Por último, quiero recordar que, porque siempre creí en la libertad de Prensa, hice todo cuanto estuvo en mi mano para conseguir que un periódico como EL PAIS viera la luz. La autorización de ese periódico fue concedida a instancias mías en septiembre de 1975, cuando nadie podía predecir que el fallecimiento del general Franco se iba a producir dos meses y medio después.

Manuel Fraga

Memorias de un maldito

Jorge Verstrynge

1999

Leer

Las relaciones de Fraga con los demás partidos en liza empeoraron rápidamente, pero ello no era nada comparado con las relaciones con los medios de comunicación. El portavoz de prensa de la Federación de AP era un buen hombre, buen profesional, pero demasiado lento, excesivamente vinculado al régimen anterior (y, por ello, con poco crédito ante los periodistas de la siguiente generación, que eran los que cortaban el bacalao), y para colmo, incapaz de replicarle a Fraga: Carlos Mendo. No pudo con la avalancha de críticas que se le venía encima. Un periodista [Cuco Cerecedo] llegó a afirmar que, en una de las plantas del edificio de la calle Silva 23, la Federación de Alianza Popular tenía apostado un matón con un fusil con mira telescópica (título del artículo ‘Y Fraga cogió su fusil’, autor, no recuerdo el nombre [Cerecedo], aunque sí que me dijeron que murió poco después en Centroamérica). Tras leerme el artículo de marras comprobé que se refería a mi despacho, lo cual era ya la berza.

De entonces sólo recuerdo de positivo el vuelco lógicamente favorable del ‘ABC’ gracias a Ruiz Gallardón padre, que tenía mucha mano con el manirroto equipo de los luca de Tena. Eran particularmente odiados José Antonio Novais, el magnífico corresponsal de LE MONDE y sobre todo Francisco Umbral, del que Fraga echaba como mínimo pestes. La mutua aversión llegó a ser tan drástica que incluso hubo entre José Luis Gutiérrez y Fraga un amago de llegar a las manos cuando al preguntar el porqué de la candidatura al Senado por Madrid en representación de AP de Arias Navarro, alias ‘Carnicerito de Málaga’ – por sus andanzas como fiscal militar en Málaga allá por la Guerra Civil – Fraga le espetó: “¿Cómo le ha llamado usted?” mientras le echaba al cuello del periodista, preocupado tanto por el hecho de que iban en un helicóptero como por la capacidad misma de Fraga de agredir.

El Análisis

LEÑA A FRAGA PARA SER IDENTIFICADO COMO 'EL PERIÓDICO PROGRE'

JF Lamata

Al comenzar la Transición y aparecer nuevos periódicos, todos querían la etiqueta de ser identificados como ‘el periódico de la nueva era democrática’. En la prensa de Madrid, la prensa de ámbito nacional, había dos nuevos periódicos EL PAÍS y DIARIO16, para disputarse esa etiqueta.

Tanto el director de EL PAÍS, Sr. Cebrián, como el director de DIARIO16, Sr. Aguilar, buscaban hacer un periódico de centro-izquierda, con posiciones socialistas, pero alejadas del comunismo y la Unión Soviética. EL PAÍS había salido antes y jugaba con ventaja en la carrera, por lo que DIARIO16 optó por usar la impertinencia y la osadía como acicates. El Sr. Aguilar sabía que EL PAÍS tendría más dificultades para atacar a D. Manuel Fraga, por el hecho de que este era accionista suyo, por ello arremeter contra DIARIO16 una maniobra útil para el periódico del Grupo16. Por desgracia, la tirada de DIARIO16 en aquel año se quedó bastante lejos de la de EL PAÍS (128.000 el periódico del Grupo PRISA, frente a los 75.000 de DIARIO16).

J. F. Lamata