7 octubre 1988

Su nombramiento se produce a los pocos meses de ser defenestrado en RTVE por Pilar Miró

Francisco Gayá nombra nuevo director de su periódico económico CINCO DÍAS a Luis de Benito reemplazando a Javier Ayuso

Hechos

El 7.10.1988 D. Luis de Benito fue nombrado director del periódico económico CINCO DÍAS.

Lecturas

UN CARGO VACANTE

El diario CINCO DÍAS ha permanecido sin dirección desde el 31 de julio, fecha en que renunció D. Javier Ayuso que fichó por el Grupo PRISA como corresponsal del diario EL PAÍS

D. Luis de Benito habla con J. F. Lamata sobre su llegada a la dirección de CINCO DÍAS:

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ACCIONARIADO DE LA EDITORA DE CINCO DÍAS:

Los accionistas mayoritarios del grupo Estructura, editor de CINCO DÍAS eran:

D. Francisco Gayá – 40%

L’Expansion – 30%

Construcciones y Contratas – 10%

Wall Street Journal- 10%

16 Octubre 1988

Los económicos

Luis Ángel de la Viuda

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En el nombramiento de Luis de Benito, el controvertido y decidido ex presentador del segundo telediario de TVE como director del diario económico CINCO DÍAS fallaron todos los rumores y nos desacreditamos los desacertantes. Aunque en algo nos aproximamos, pues si bien es cierto que José Antonio Martínez Soler se dice que no estuvo candidatizado para este puesto, no es menos cierto que el prestigiado creador de una de las primeras revistas económicas españolas, DOBLÓN, cruzará definitivamente el charco para hacerse cargo de proyectos de gran calado económico dentro del Grupo Zeta.

En la empresa Estructura, editora de CINCO DÍAS y Mercado, siguen moviéndose peones societarios, tras la espectacular entrada del grupo de los franceses de ‘Expansión’ y los  norteamericanos de WALT STRET JOURNAL.

Las previsiones más que favorables para la economía española hasta el 1992 y las escasas posibilidades de crecimiento de los grandes de este sector dentro de sus habituales mercados hace que desde suecos hasta italianos dirijan sus miradas hacia España, un mercado todavía con notables posibilidades de expansión.

Luis Ángel de la Viuda

El discreto encanto de la prensa económica

Casimiro García Abadillo

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CINCO DÍAS, fundado en 1978 por un grupo de profesionales relacionados con la información económica, había tenido unos comienzos dignos, aunque austeros, enfrascado en la dura batalla de subsistir en unos momentos – ¡que alejados de los tiempos actuales! – en los que no había ningún periódico especializado en tan abrupta materia.

Con unos presupuestos tan ajustados como sus medios, el diario fue subsistiendo hasta que la empresa todavía con una frágil consistencia, decide participar en la resurrección del viejo INFORMACIONES, el diario que había desaparecido con la última puntilla proporcionada por el empresario catalán Sebastián Auger.

La aventura, impropia para una empresa que apenas si tenía solvencia para aguantar el peso de un periódico, se salda con un rotundo desastre informativo y económico. El remedo de INFORMACIONES – que no guardaba la más mínima relación con el talante liberal de aquel otro que consumió su vida en el caserón de la calle de San Roque – cierra y CINCO DÍAS ve sensiblemente minada su salud financiera.

Tras una etapa renqueante, que se prolonga durante un par de años, los socios del periódico optan por venderlo. El 31 de diciembre de 1985 se cierra la operación. Deiesa, la sociedad editora del diario fue absobida por Estructura, una empresa propietaria de publicaciones también especializadas en economía – Mercado y Rapport – y otra de temas aagrículas, Tría.

El capital de Deiesa era de 63 millones de pesetas pero Francisco Gayá, el presidente y propietario de Estructura, suscribe una ampliación de capital – que pasa a 126 millones – y va comprando los paquetes de los distintos accionistas hasta hacerse con la mayoría del capital en una operación diseñada por el abogado Mario Fernandez, ex vicepresidente del Gobierno vasco durante la etapa de Carlos Garaicoetxea.

El negocio de la prensa económica no parecía ser precisamente muy rentable, a juzgar por el balance que  presenta en ese momento el ampliado grupo Estructura. Tenía un déficit patrimonial de 600 millones de pesetas, unas deudas por encima de los 1.000 millones y una facturación, con todas las publicaciones incluidas, que apenas superaba los 500 millones de pesetas. Como se ve, un verdadero modelo de optimización empresarial.

Entre los paquetes minoritarios se encontraban dos de un 10% cada uno: el del periodista Ladislao Azcona, que representa las acciones de José María Escondrillas, presidente de Explosivos Río Tinto; y el de los Albertos, cuyo representante era Pedro López Jiménez, ex presidente de la empresa pública Endesa, y que ha estado ligado a ellos durante un precio posterior.

Tras unas discrepancias iniciales sobre la valoración, Gayá llega a un acuerdo con ambos. Les compra su participación a su valor nominal – 6,3 millones de pesetas a cada uno – y les ofrece la opción de adquirir por ese mismo precio, un 5% de las acciones de Estructura, la nueva propietaria del periódico, en un plazo de tres meses (opción que no llegan a ejercer). Los Albertos habían mantenido una absoluta discreción en el diario, hasta el punto de que para muchos de sus miembros, esa presencia era desconocida.

Sin embargo, en septiembre de 1987 Pedro López Jiménez, de nuevo en representación de los dos primos contacta con Gayá y le propone comprarle un 10% de Estructura, invocando en ese momento la opción ofrecida en su día y cuyos plazos ya habían expirado. Francisco Gayá se muestra inflexible. El acuerdo ya no tiene validez jurídica, y si quiere comprar tendrá que hacerlo a los precios que él le fije.

Estructura ya no es en esos momentos la empresa a la que nadie daba más de un año de vida. EN poco tiempo, Gayá había conseguido racionalizar la gestión y, aprovechándose del boom de la economía que se empezaba a sentir, logró colocarla en una situación envidiable. En 1986, la cuenta de resultados de estructura auditada por Arthur Andersen, había reflejado unos beneficios cercanos a los 300 millones de pesetas, casi un 30% sobre ventas.

Con ese panorama despejado y ya sin los problemas acuciantes de liquidez por los que había atravesado unos años antes, Gayá, vence el 11% de Estructura a Imagen y Medios – una empresa filial al 100% de Construcciones y Contratas – valorando las acciones al 2.000 por 100. Los Albertos pagaron 200 millones de pesetas por un paquete de acciones que un año antes podía haber comprado por sólo 13 millones de pesetas.

¿Cuál era la razón por la que los Albertos se habían mostrado tan proclives a ceder en un precio 15 veces superior al que habrían podido obtener no mucho tiempo antes?

La causa de aquella decisión era por entonces apenas conocida por un puñado de personas. Por aquellos días, los Albertos habían empezado ya a negociar con Javier de la Rosa. Naturalmente, su entrada en el mundo financiero iba a suponer su salida a la luz pública y necesitaban estar bien situados en uno de los periódicos económicos que competían por el emergente mercado.

Los Albertos debían tener claro ya en ese momento que la consolidación de su presencia en CINCO DÍAS era un buen posicionamiento táctico ante operaciones de mayor calado. En el mes de octubre, cuando se cierra el acuerdo, los Albertos hacen un comentario revelador a Francisco Gayá, que éste no acierta a descifrar. “En los próximos meses se van a producir fenómenos muy importantes en la banca”. La operación Cartera Central se empezaba a gestar.

Francisco Gayá decide dar el paso de la internacionalización.

Los grandes grupos internacionales de prensa económica habían estado rondando en los últimos meses con la intención de tomar posiciones en algún medio español. El grupo Pearson, editor del Financial Times, enfrascado en una política de diversificación europea tras la compra del diario económico francés Les Echos, fue el primer contacto de Gayá. Con el Financial Times ya existía un acuerdo de colaboración informativa, y el consejero delegado de Estructura pensó que era el mejor de los socios posibles para alcanzar la nueva dimensión que rquería el diario CINCO DÍAS.

El Financial Times es el periódico más prestigioso junto al norteamericano The Wall Street Journal, entre los ejecutivos y empresarios europeos, y su color salmón hacia las delicias de los iniciados hispanos. Sin embargo, los británicos exigieron desde el principio entrar tomando el 51% a lo que Gayá no se mostró dispuesto. Con el tiempo, el FInancial Times se asociaría con el periódico competidor de CINCO DÍAS: EXPANSIÓN.

Después de varios intentos, Gayá llega a un acuerdo con el grupo franco-americano L´Expansion-Dow Jones por el que le vendía un 50% del capital de su empresa. El se quedaba con el 39% y los Albertos con el 11. Como en la mayoría de las compras realizadas por extranjeros, la entrada se produce mediante una ampliación de capital de 10 a 1.000 millones, que suscribía el grupo comprador. Tan sólo se pactaba dejar sin cubrir un 20% de la ampliación, para ofrecérsela a algún otro grupo nacional.

Con el puesto de consejero delegado en su poder y los 1.790 millones de pesetas que se había embolsado por la venta de derechos y la parte correspondiente de acciones, Gayá pone manos a la obra en la búsqueda de un nuevo socio para la empresa. En ese momento todavía no se había llegado a la fiebre de la información económica que provocaría el nacimiento en la primavera de 1989 de otros dos diarios especializados en este sector.

El 23 de julio de 1988, Francisco Gayá pudo disfrutar, absolutamente relajado de la música de los chicos de Pink Floyd en el estadio Vicente Calderón. Acababa de llegar a un principio de acuerdo con Antonio Asensio, presidente del Grupo Zeta, para la venta del 20% que aún quedaba por colocar. YA tenía otro socio que estaba buscando.

Gayá había mantenido negociaciones con Asensio incluso antes de la entrada de los franceses, pero en aquella ocasión los puentes quedaron cortados cuando se empezó a hablar de dinero.

El consejero delegado de Estructura se marchó de vacaciones con todos los papeles prácticamente resueltos y listos para ser firmados a su regreso. Tan sólo quedaba el trámite de informar de los detalles al hombre fuerte de sus socios franco-americanos, Jean Louis Servan Schreiber, de vacaciones en la Costa Azul. Contacta con él telefónicamente, sin que plantee ninguna objeción… Pero la rentrée tras el verano va a deparar sorpresas: A principios de septiembre estaba fijado el consejo de la sociedad, en el que debía quedar aprobada la incorporación del grupo de Asensio al capital de España.

Contar con socios internacionales, que no hablan el mismo idioma, tiene sus problemas de entendimiento, máxime si lo que se va a discutir es importante. Pero también tinee sus ventajas disponer de socios poderosos. Así que los Albertos ofrecieron la posibilidad de utilizar la sala de traducción simultánea del Banco Zaragozano, en su sede del paseo de la Castellana.

Cuando estaba todo ultimado, Servan Schreiber se opone inexplicablemente a la entrada de Zeta en Estructura, con lo que el acuerdo al que habían llegado en julio quedaba bloqueado. Gayá recurre a los Albertos para intentar encontrar una salida a tan inesperada posición, pero éstos deciden apoyar al grupo francoamericano que, con su 50% controla la situación.

Los hombres de Constructores y Contratas le dicen al avispado consejero delegado de Estructura que están inmersos en asuntos de mayor entidad, y que consideran más conveniente no tener un enfrentamiento con grupos periodísticos extranjeros tan poderosos. Dow Jones es la propietaria de The Wall Street Journal, el diario económico norteamericano más importante, que posee una edición europea de contrastada influencia y ampliamente leída en los centros de decisión importantes, desde los que la trayectoria del pujante grupo empresarial se seguía con especial interés.

DE nuevo, los Albertos demostraban su tendencia a estar en buena armonía con quienes podían resultarles útiles. Se mantuvieron firmes en su postura, e incluso amenazaron a Gayá con vender su paquete a los franceses si seguían insistiendo en llevarles la contraria.

La suerte parecía echada. En el mes de noviembre el consejero delegado se ve obligado a vender 49 acciones, una parte mínima del capital, pero que permitía al grupo L´Expansion-Dow Jones conseguir definitivamente la mayoría, el 50,002%. Gayá estaba a punto de perder todos los poderes ejecutivos.

Alvaro Marañón, que se incorporó a Estructura en 1986 como Secretario general, había sido el hombre clave en la decisión de Jean Louise Servan Schreiber de reconsiderar su inicial asentimiento a la entrada del Grupo Zeta. Y, en buena medida, quien hizo posible posteriormente la venta de un 30% del grupo Estructura a la sociedad editora de EL PAÍS.

Alvaro, al que los franceses dieron poderes ejecutivos nombrándole director general tras la derrota de Gayá, es hermano de Gregorio Marañón, un influyente abogado que comparte despacho con el éx líder de los demócrata-cristianos Óscar Alzaga,  y que forma parte del consejo de varias sociedades, entre las que destaca Asland, Inmobiliaria Alcázar o Roche. Otra de las facetas que caracteriza a Gregorio Marañón es la de ser, prácticamente desde su fundación, consejero de PRISA y uno de los hombres de confianza de su presidente, Jesús Polanco. A partir de noviembre, es Álvaro quien asume la tarea de buscar un socio nacional para la empresa. En ese momento, tanto Zeta como el Grupo16 estaban empezando a perfilar sus planes para lanzarse al ruedo de los diarios de información económica. EN el acercamiento definitivo a PRISA, que finalmente tomará el 30% de Estructura y asumirá la gestión de la empresa, entrado así en el terreno de la información económica.

La operación se realiza con un mínimo desembolso económico – 200 millones de pesetas en metálico y el aporte de una rotativa – muy inferior a los 1.790 millones de pesetas que el grupo franco-americano tuvo que pagar en su día por el 50% de la sociedad. Alguien, en Estados Unidos o en París, se debe estar preguntando todavía el porqué de esa diferencia.

Desde el momento en que los Albertos  – que seguían con un 10% en la sociedad – conocieron que PRISA podía ser la candidata, apoyaron incondicionalmente la operación. Se consolidaba su relación con EL PAÍS, al tiempo que se estaba perfilando la otra operación, de mayor alcance, para su asociación en el proyecto de televisión privada.

El 16 de diciembre, los Albertos traspasaron su participación en Estructura, depositada en su filial Imagen y Medios, directamente a Grucycsa, la sociedad tenedora del 5% que poseen en CANAL PLUS.