8 abril 1915
El director de LE PARLAMENTARIO fue secretario político del ministro Sánchez Guerra por lo que el diario está considerado un órgano personal de este y del Gobierno Dato en general
La gresca entre los directores de LA TRIBUNA (Cánovas Cervantes) y EL PARLAMENTARIO (Luis Antón del Olmet) acaba en duelo
Hechos
Los días 9 y 13 de abril de 1914 el diario EL LIBERAL publicó cartas referidas a la petición de duelo por parte del Sr. D. Luis Antón del Olmet contra D. Salvador Cánovas Cervantes por entender que había atentado contra su honor.
Lecturas
El periódico La Tribuna de Salvador Cánovas Cervantes, defensor de Antonio Maura Montaner, califica a El Parlamentario de ser ‘un libelo’ al servicio del político del Gobierno Dato y, concretamente, de su ministro de Gobernación Sánchez Guerra.
Desde que en octubre de 1913 el Rey Alfonso XIII nombrara como Jefe de Gobierno a Dato, en lugar de Maura, el periódico La Tribuna se erigió en defensor de Maura y el encargado de combatir a todos sus enemigos desde sus páginas.
Por una sola vez
8-4-1914
Un libelo de la mañana, órgano del Sr. Sánchez Guerra, fundado con dinero de Gobernación, con el único y exclusivo objeto de insultar a los que defienden la política de Antonio Maura, nos dirige ciertos ataques que nosotros rechazamos con desprecio.
La invención carece incluso de ingenio y no vale la pena que nos paremos a discutirla.
La honradez de los que escribimos LA TRIBUNA está muy por encima de la de Sánchez Guerra y su criado [Luis Antón del Olmet], digno el uno del otro. El público nos conoce perfectamente a todos y ya nos tiene calificados en el lugar que a cada cual le corresponde. Por este lado estamos perfectamente tranquilos.
El director de ese libelo [Del Olmet] está, no sólo incapacitado ante la opinión pública, por su falta de pudor político y privado, sino incluso en el terreno de los caballeros. Con estos antecedentes puede tranquilamente seguir arrojando lodo sobre los enemigos de su amo y señor, en la seguridad que ninguna persona de honor ha de descender a discutir con él en ningún terreno.
Desde que en las esquinas quedaran fijados los cínicos anuncios de la aparición de esa hoja, fue nuestra intención no descender jamás a disentir con el órgano del más desleal de los ministros. Rechazada por nosotros la burda calumnia, puede seguir impunemente su labor que, por nuestra parte, ni en un ápice hemos de apartarnos de nuestra campaña, que comenzó hace tiempo contra Romanones, y que después ha seguido contra Dato, con las derivaciones del ‘trust’.
LA TRIBUNA seguirá defendiendo a Antonio Maura, porque creemos se ha cometido con este gran ciudadano la más afrentosa de las iniquidades, y porque entendemos que cuando en una nación
Y explicado esto, sólo nos resta decir a estos personajes, que pasarán a la historia como el más desleal de los políticos y el más despreciable de los periodistas, que no llegan a nosotros los instintos de plumas mercenarias. Con esta clase de alquilones LA TRIBUNA no discute jamás, ni ha de darles beligerancia en ningún terreno.
¿Se entiende bien?
El Análisis
En el vibrante y siempre fascinante mundo de la prensa, el choque entre El Parlamentario y La Tribuna no pasa desapercibido. Por un lado, tenemos a El Parlamentario, considerado el portaestandarte del Gobierno de Dato y respaldado con fervor por su ministro de Gobernación, José Sánchez Guerra. Dirigido por Luis Antón del Olmet, este periódico no escatima palabras al defender a su patrón y criticar a los detractores del gobierno. En la otra esquina del cuadrilátero mediático, La Tribuna, bajo la batuta de Salvador Cánovas Cervantes, se erige como el feroz defensor de Antonio Maura, quien, en su opinión, debería ocupar el cargo de Dato. El tono mordaz y despreciativo de La Tribuna hacia El Parlamentario no deja lugar a dudas sobre la animosidad entre ambos. Acusaciones de deshonra, falta de pudor político, y lealtades cuestionables vuelan como proyectiles entre estos gladiadores de la palabra impresa. Mientras ‘La Tribuna’ asegura que jamás discutirá con plumas mercenarias y alquilones, El Parlamentario no cesa en su labor de arrojar lodo, manteniendo a sus lectores al borde del asiento en este espectáculo de periodismo combativo. En realidad ninguna de estas dos publicaciones ocuparía un gran lugar en la historia de la prensa como para igualarse a ABC o El Imparcial. Sólo eran pelotilleros mediáticos al servicio de sus políticos.
J. F. Lamata