12 marzo 2006

El diario de Vocento publicó un editorial asegurando que comunicadores de la COPE contradecían el ideario de la emisora

Estalla la guerra entre el programa de Jiménez Losantos (COPE) y el ABC dirigido por Zarzalejos tras un editorial del diario contra él

Hechos

El domingo 12.03.2006 el diario ABC publicó el editorial ‘Los Obispos Tienen un problema’ referido al programa de radio ‘La Mañana’ de la Cadena COPE, del Sr. Jiménez Losantos, que aludió al tema en su programa del día 13.03.2006.

Lecturas

Entre los muchos enemigos del Sr. Jiménez Losantos, director del programa ‘La Mañana’ de la Cadena COPE, destacaba el director del ABC, don José Antonio Zarzalejos. La rivalidad entre ambos era casi personal, dado su pasado común en el periódico.

El locutor Sr. Jiménez Losantos, no perdía ocasión para hacer burlas personales contra el Sr. Zarzalejos. Por su parte el ABC publicó editoriales clamando contra el estilo de ‘La Mañana’ de la COPE:

Los obispos tienen un problema. Algunos de los profesionales al servicio de la COPE no se sienten vinculados al ideario de ese medio, cuyos propósitos editoriales quedan también desmentidos a diario mediante la práctica de un seudoperiodismo en el que impera el exabrupto, el insulto, la descalificación personal y el mayor de los sectarismos. Se produce un constate ataque  a las instituciones del Estado, incluida la Monarquía. La Iglesia, como editora de la COPE, deberá abordar la desafección manifiesta de determinados comunicadores al ideario del medio y afrontar el hecho incontrovertible de que su radio se haya convertido en una auténtica piedra de escándalo, tanto en términos éticos y cívicos como en los que acotan una razonable convivencia democrática. (ABC, 12-3-2006)

Pero la guerra entre el ABC y la COPE iba a salir cara para el periódico de Vocento, porque la COPE iba a utilizar el mejor insulto que tenía: acusar al ABC de haberse vendido a la izquierda y al Imperio. Cualquiera que lo leyera se daba cuenta que el histórico periódico seguía en su línea de derechas criticando al PSOE como demostró desenmascarando el “caso Ciempozuelos”, pero había dos cosas en su contra: el apoyo al alcalde de Madrid, don Alberto Ruiz Gallardón, en sus pugnas internas en el PP – el columnista Sr. Martín Ferrand se destacó en esa tarea –  y que el ABC apostó por defender la instrucción oficial del 11-M frente a EL MUNDO. El ABC siempre había apoyado las instrucciones sumariales en los casos de terrorismo, pero en esta ocasión – dado que el PP y EL MUNDO la cuestionaban – al hacerlo, indirectamente se estaban alineando con EL PAÍS, algo imperdonable para los lectores del periódico.

La caída de lectores del ABC ante esa guerra empezaba a ser cada vez más notoria y a ello podía ayudar el hecho de que la COPE llegara a dar el número para darse de baja a los que estaban subscritos. El resultado sería una querella del Sr. Zarzalejos y el ABC contra el Sr. Jiménez Losantos.

12 Marzo 2006

LOS OBISPOS TIENEN UN PROBLEMA

Editorial (Director: D. José Antonio Zarzalejos)

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La Iglesia, como editora de la COPE y responsable, por lo tanto, de sus contenidos, deberá abordar la desafección manifiesta de determinados comunicadores al ideario del medio y que a esa incoherencia añaden la infracción habitual de las más elementales normas de la deontología de la profesión periodística.

La comparación entre las previsiones del ideario de la COPE y el comportamiento profesional de algunos de sus comunicadores arroja tal grado de incongruencia que no es extraño que los propios obispos hayan asumido ya que tienen un serio problema con su cadena de radio. Los denominados «objetivos» de la radio episcopal son la difusión de «la doctrina y actividades de la Iglesia Católica», la orientación «a la opinión pública con criterio cristiano» y la colaboración «en la promoción humana, social y cultural de la sociedad en general». Esos objetivos se corresponden en el ideario de la COPE con unos «compromisos profesionales y éticos» entre los que se encuentran -desarrollados con gran profusión de conceptos- «el rigor y la calidad profesional», además de «el servicio a la verdad con espíritu de convivencia y criterio independiente» y la promoción «de los valores del humanismo cristiano».

Sin embargo, episodios tan graves como la suplantación del presidente del Gobierno en una supuesta e irresponsable conversación telefónica con el jefe del Estado de Bolivia o la infiltración de encuestadores pagados para desacreditar de modo inadmisible, y seguramente ilegal, el Estudio General de Medios, demuestran que algunos de los profesionales al servicio de la COPE no se sienten vinculados al ideario de ese medio, cuyos propósitos editoriales quedan también desmentidos a diario mediante la práctica de un seudoperiodismo en el que impera el exabrupto, el insulto, la descalificación personal y el mayor de los sectarismos.

Desde la COPE no sólo se ha puesto en solfa la proyección exterior de España y se ha tratado de reventar el sistema de medición de audiencias de radios y diarios -que, siendo sin duda mejorable, debe intentarse desde la lealtad y los procedimientos más profesionales y transparentes-, sino que, además, se produce un constate ataque -desmedido e injurioso- a las instituciones del Estado, incluida la Monarquía, sin que de esta lluvia de improperios se libre el líder de la oposición. Tales ataques se perpetran, a mayor abundamiento,en unos términos abusivos y ad hominen, sin el más mínimo reparo para la intimidad, el honor y la imagen pública de los que resultan habitualmente vilipendiados de manera constante en no pocos programas de esta red de emisoras.

Esta situación ha creado, como no podía ser de otra manera, gravísimas contradicciones entre los obispos, pero, especialmente, entre los propios católicos, que no pueden reconocer en un medio eclesial los valores que su religión propugna y que Su Santidad el Papa ha resumido de modo extraordinario en su primera encíclica, la cual, no por casualidad, comienza con la expresión Deus est caritas.

La Iglesia, como editora de la COPE y responsable, por lo tanto, de sus contenidos, deberá abordar la desafección manifiesta de determinados comunicadores al ideario del medio y que a esa incoherencia añaden la infracción habitual de las más elementales normas de la deontología de la profesión periodística; tendrá, también, que responder de sus comportamientos probablemente ilegales y afrontar el hecho incontrovertible de que su radio se haya convertido en una auténtica piedra de escándalo, tanto en términos éticos y cívicos como en los que acotan una razonable convivencia democrática.

29 Septiembre 2006

DELENDA EST ABC

Miguel Ángel Aguilar

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qui prodest?, ¿a quién aprovecha? Tras la destrucción del ABC está el engorde de EL MUNDO para que rebase a EL PAÍS y se proclame campeón nacional para mayor gloria de Pedro Zola.

La serie tronante de incitaciones a la destrucción la inició Marco Poncio Catón aquella tarde en que se hallaba convocado el Senado de Roma, hacia el año 150 antes de Cristo, cuando lanzó su delenda est Cartago. Novecientos años después la continuó José Ortega y Gasset con su artículo El error Berenguer, publicado en el diario EL SOL de Madrid el 14 de noviembre de 1930, cuyo colofón delenda est monarquía tuvo efectos fulminantes para que aflorara la desafección, cundiera el desaliento y se precipitara el advenimiento de la II República. Pero la última aportación en esa línea de llamar a la aniquilación se debe a Federico Jiménez Losantos en la cadena COPE, desde cuyos micrófonos atruena todos los días y a todas las horas con el delenda est ABC.

Impresiona observar cómo desde que amanece arrecia la feroz campaña que ha emprendido desde hace meses la emisora de los obispos contra el diario ABC, al que no se le conocen desviaciones heréticas, ni rupturas con la doctrina del magisterio de la Iglesia y que con mansedumbre franciscana sigue encartando cada jueves el suplemento ALFA Y OMEGA, venido directamente de las bodegas donde se elaboran las uvas de la vendimia del señor arzobispo. Llegados a este punto, los fieles quedamos atónitos porque nuestros pastores sean siempre tan diligentes para cargar con deberes a los demás -periodistas, editores y propietarios de medios de comunicación- en tanto que ellos mismos, con la mitra en la cabeza y el báculo en la mano, se consideran exentos de atenerse a norma alguna.

Asombra que en tan apostólicos micrófonos Losantos, tras enardecer a sus oyentes con cuantas invectivas insidiosas extrae de su caletre, facilite una y otra vez a sus embelesados oyentes el número de teléfono directo para cancelar la suscripción al periódico. El tenor de la campaña de la COPE transgrede de modo descarado las normas más elementales de la competencia y del fair play exigible entre colegas. Además acumula mendacidades sin cuento e incluye zafiedades tan deplorables como la deformación del apellido del director del diario, José Antonio Zarzalejos, al que moteja de modo permanente como Carcalejos. Señalemos que en toda esta campaña miserable Federico Jiménez Losantos cuenta con la colaboración incondicional de Pedro Zola, quien deja decir toda suerte de improperios al director del programa La Mañana sin plantear objeción alguna, para luego, muy fino, señalar que por su parte se abstiene de repetir el teléfono de las cancelaciones aunque se brinda a indicar a los oyentes el número que deben marcar para formalizar la suscripción al diario EL MUNDO, directo beneficiario, pues, del desastre ajeno.

De manera que el adagio latino qui prodest?, ¿a quién aprovecha?, deja el asunto meridianamente claro. Tras la destrucción del ABC está el engorde de EL MUNDO para que rebase a EL PAÍS y se proclame campeón nacional para mayor gloria de Pedro Zola. El maestro de estas operaciones de acoso y derribo con ventaja propia ha sido durante años el mejor de todos nosotros, Luis María Anson. Recordemos cómo aquel ABC verdadero que dirigía Anson logró vaciar de lectores el diario YA a base de exacerbar la militancia católica de sus páginas, en las que llegó a publicar varias veces la misma encíclica, aduciendo las abrumadoras solicitudes de sus lectores.

Esa era la línea en la que trabajaba el diario ARRIBA, cabeza de la Cadena de Prensa del Movimiento de FET y de las JONS y de los grandes expresos europeos, que fue capaz de reiterar hasta seis veces aquel discurso de José Antonio Girón de Velasco que conocimos como el gironazo. Años antes el mismo Anson había logrado trasvasar a los odres de su ABC a los lectores huérfanos del diario EL ALCÁZAR. Si el precio fue vestirlo de caqui tampoco fue inconveniente porque también cuando entonces cantábamos aquello de ‘yo tengo una muñeca/ vestida de azul/ con su camisita/ y su canesú’ y en estas tareas del canesú Luis María tiene acreditada maestría inigualable.

Cuentan últimos viajeros llegados de la redacción del ABC que cunde el desconcierto porque son incapaces de averiguar qué ha hecho el periódico para merecer el anatema del PP hasta el punto de ser estigmatizado por la cúpula de Génova como ‘segunda marca de la PRISA polanquista’. ¿Cuándo se declarará de lectura obligatoria para los obispos de la Conferencia el libro Del Génesis @ internet que recopila la doctrina pontificia sobre los medios de comunicación?

 Miguel Ángel Aguilar

17 Septiembre 2006

La delgada línea rota del PP

Soledad Gallego Díaz

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Perplejos y paralizados. Así se siente, en palabras de un antiguo dirigente popular, un sector del PP que no comprende la línea que sigue la dirección de su partido y que, sin embargo, se confiesa completamente incapaz de contrarrestarla, modificarla o tan siquiera suavizarla. La proximidad de las elecciones municipales es el principal motivo por el que este grupo de dirigentes del PP, no sólo veteranos, sino también incorporaciones relativamente recientes, cree que está pillado en la imposibilidad de promover el menor debate interno sobre aspectos que consideran, en unos casos, «muy discutibles», y en otros, «claros errores». Este sector, que se considera a sí mismo minoritario pero en absoluto insignificante, acusa también al PSOE de someter a los populares a un acoso sin descanso y de llevar una deriva tan preocupante para el conjunto del PP en temas básicos, como los relacionados con el papel del Estado en el funcionamiento de las comunidades autónomas, que impide asimismo que afloren las evidentes contradicciones populares.

La única línea de división que es claramente visible en estos momentos dentro del PP está relacionada con lo que aparentemente es un tema lateral, pero que, en la práctica, se está convirtiendo en un auténtico «banderín de enganche»: la actuación de los responsables del partido respecto al diario ABC. «El ABC, con derivas que podemos compartir más o menos, es el gran periódico de la derecha de este país, un referente sólido respecto a los puntos básicos de nuestra propia historia y trayectoria, y alentar, o aunque sólo sea permitir, una feroz campaña de acoso desde sectores de nuestro propio partido es algo incomprensible para buena parte de nosotros», asegura un dirigente regional.

«Éste es un tema ‘transversal’, que afecta a muchos militantes nuestros, en toda España, no sólo en Madrid, y a muchos dirigentes regionales y locales, y todo el mundo se está situando a un lado u otro de la línea ‘roja’. No se trata de compartir o no una estrategia política con vistas a las elecciones; eso es asunto de la dirección. Aquí de lo que estamos hablando es de otra cosa: aceptar o no que el PP ayude a un periódico que quiere acabar, o para decirlo directamente, destruir, lo que ha sido, hasta ahora, nuestro primer referente mediático. Y en eso todos tenemos opinión», asegura el mismo ex parlamentario.

Otro importante dirigente popular se une a la queja: «Yo creo que ABC se equivoca al volverse hacia Alberto Ruiz-Gallardón como alternativa dentro del partido, pero comprendo que tiene derecho a defenderse y que Gallardón ha sido el único que ha dicho con toda seriedad en público que está en desacuerdo con esta operación. Creo que ahora tenemos que ser muchos más, dentro del PP, quienes dejemos claro que no estamos tampoco de acuerdo con esa operación de destrucción, una maniobra que encabezan, por el motivo que sea, Ángel Acebes y Eduardo Zaplana».

«Sinceramente, no puedo comprender cuál es el interés de mi partido en someter a ABC a un régimen de anorexia brutal. Cuando pasen 10 años, el ABC seguirá siendo un periódico conservador y solvente. Nadie sabe qué será EL MUNDO para entonces», opina un ex dirigente del PP andaluz, que recuerda que el periódico que dirige José Antonio Zarzalejos tiene una presencia muy importante e influyente en Andalucía.

Operación comercial

La irritación respecto al apoyo que presta a EL MUNDO una parte importante de la dirección del partido, con Ángel Acebes y Eduardo Zaplana a la cabeza, alcanza a sectores que no están dispuestos a significarse en otros posibles temas de colisión con Zaplana, pero que, en el caso de la guerra contra Abc, creen que nadie puede acusarles de deslealtad ni de poner en peligro el próximo resultado electoral. «Es posible que algunos que están también en desacuerdo con la idea de mantener vivo el 11-M encuentren en este asunto la forma de expresar, indirectamente, su desconcierto con la aparente decisión de la dirección de respaldar la ‘resurrección’ del 11-M con vistas a las municipales», reconoce un diputado.

Desde su punto de vista, está claro que EL MUNDO se ha lanzado a una operación comercial destinada a crecer en número de ventas de la única forma que parece posible: comiéndose a parte de los lectores de ABC, maniobra en la que también está de acuerdo la emisora de la Conferencia Episcopal, Cope, o, por lo menos, su principal estrella, Federico Jiménez Losantos. Y que Zaplana y Acebes respaldan esa operación porque ABC se ha negado a defender la teoría conspirativa del 11-M, que ellos consideran imprescindible para mantener su electorado. ¿Sabe usted exactamente cuál es la posición de Rajoy? «No», fue la inmediata respuesta.