15 enero 1996

Jordi Pujol nombra a Xavier Trias nuevo consejero de la presidencia de la Generalitat

Hechos

El 15 de enero de 1996 D. Jordi Pujol Soley nombró a D. Xavier Trías nuevo Consejero de la Presidencia de la Generalitat de Catalunya,

15 Enero 1996

Pujol renueva

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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EL NOMBRAMIENTO de Xavier Trias como consejero de la presidencia de la Generalitat, en el marco de una leve remodelación de su Gobierno efectuada por Jordi Pujol, parece anunciar que ha empezado el relevo generacional y político en el nacionalismo catalán. La pérdida de la mayoría absoluta había situado a CiU y a su máximo dirigen té en una posición difícil. De una parte, Pujol estaba obligado a esperar a la clarificación del panorama político español después del 3 de marzo para ordenar sus filas, establecer alianzas-estables y organizar su equipo de consejeros en función de: ellas.. De otra, necesitaba reorganizar su Gabinete y la propia dirección de su partido, después de una legislatura de serio des gaste, en la que ha liquidado todos los relevos persona les, empezando por Miquel Roca, retirado en los cuarteles de invierno de una plácida oposicion municipal al alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall.El camino elegido ha sido aplazar cualquier remodelación a fondo del Gobierno hasta marzo; elegir ya definitivamente al sustituto de Roca al frente de su partido, Convergència Democrática, y, mediante un retoque aparentemente mínimo, designar un consejero de presidencia con amplias funciones de coordinación política del propio Gabinete y de éste con el grupo parlamentario y con la coalición. Todo ello con el fin de descargar de esas tareas al propio Pujol en aras de una mayor presidencialización de su labor política. Aunque a nadie en CiU le interesa que este cargo se identifique con el de conseller en cap (consejero jefe, próximo, a la figura del primer ministro), con una vicepresidencia o, menos todavía, con el de delfín, está claro que quien manda después de Pujol es Xavier Trias.

Su elección, al igual que la de Pere Esteve para la secretaría general de CDC, significa el arrumbamiento como posibles sustitutos de Pujol de toda la generación de políticos nacionalistas que empezaron su trayectoria con el presidente catalán y que por diversas razones han agotado sus posibilidades. El consejero de Economía, Maciá Alavedra, el ex consejero Josep Maria Cullell o el propio Roca han contado en un momento u otro con expectativas sucesorias, pero ahora han sido ya desbordados por los acontecimientos y por una nueva generación. Trias sintetiza las características de este nuevo tipo de políticos, más fríos, menos ideológicos y más ceñidos a su papel profesional de gestores políticos.

El nuevo consejero, de 49 años y médico de profesión, se ha labrado un buen prestigio entre sus colegas de las otras autonomías y del Ministerio de Sanidad por su labor en la creación del modelo de sanidad pública en Cataluña. Ha salido incólume de los escándalos que han afectado a la Administración catalana, y específicamente la sanitaria, que llevaron a la dimisión del consejero de Obras Públicas, Jaume Roma. Un buen número de los jóvenes ascendentes en la Administración catalana son colaboradores suyos, formados en la Consejería de Sanidad, que ha dirigido durante ocho años. Su capacidad de diálogo social y político le ha granjeado las simpatías de los partidos de la oposición, que han juzgado positivamente su nombramiento.

PuJol parece haber entendido el aviso lanzado por el electorado, después de 11 años de mayoría absoluta. El personalismo del presidente catalán y su desencuentro con Miquel Roca, hasta hace un mes número dos y secretario general de su partido, le habían llevado a un callejón sin salida, en el que nada podía moverse. Cualquier movimiento interno en el Gobierno o en el partido servía para modificar y medir la correlación de fuerzas entre el roquismo y el propio Pujol, si es que, no despertaba las apetencias del pequeño partido Coligado, Unió Democràtica, que encabeza Duran i Lleida. Ahora, en cambio, tras el abandono de Roca de la secretaría general de CDC, el presidente se lanza a promocionar nuevas figuras que ya no pueden hacerle sombra como las anteriores, pero que apuntan al futuro.