16 julio 1987

Criticó el uso de bombas contra población civil en Hipercor, aunque también culpó a la policía española por no impedir la matanza

José Félix Azurmendi es destituido como director del diario EGIN después de criticar levemente los crímenes de ETA

Hechos

El 16.07.1987 José Félix Azurmendi fue reemplazado por Pablo Múñoz como Director del diario EGIN.

Lecturas

El 19 de junio un atentado de ETA en el hipermercado Hipercor causaba 21 muertos y el día 22 el periódico Egin, de la editorial Orain, considerado el periódico más afín a ETA publicaba un editorial reprochando un atentado contra la población civil. Un mes después, el 16 de julio, el director de Egin José Félix Azurmendi Badiola era despedido y reemplazado por Pablo Muñoz por decisión del Consejero delegado de Orain, Ramón Uranga, que consideraba desde hacía tiempo que la postura de Azurmendi Badiola era incompatible con el proyecto del periódico.

Ramón Uranga había sido nombrado Consejero delegado de Orain el 2 de mayo de 1986 asumiendo todas las funciones de gestión de la empresa (el gerente Irigoyen había dimitido el 1 de abril de 1986). A partir de ese momento el periódico se alineará más con ETA y Herri Batasuna con Pablo Muñoz primero y Xabier Oleaga Arondo después como directores y los fichajes de Josu Muguruza, dirigente de Herri Batasuna como editorialista y José Benigno Rey Rodríguez ‘Pepe Rei’ como responsable de investigación.

EL EDITORIAL DE EGIN SOBRE MATANZA DE HIPERCOR

El día 22 el periódico EGIN publicaba un editorial firmado por ‘Allende’, seudónimo del propio José Félix Azurmendi, en el que hacía el siguiente análisis de la matanza de Hipercor por parte de ETA:

Con las reservas obligadas por el hecho de que cuando se redacta este comentario no existe reivindicación formal del atentado se pueden adelantar algunas consideraciones y la primera, tal vez, que en ningún caso podría liberarse ETA de responsabilidad, puesto que el mismo difícilmente puede desvincularse ni imaginar al margen de otras acciones recientes realizadas por esta organización. Quien haya seguido con cierta atención su historia y discurso puede asegurar, sin temor a equivocarse, que ETA nunca hubiera planificado un atentado de estas características sin que entrar en sus cálculos que una evacuación de personas iba a producirse, lo que avalaría el hecho de que los avisos de la colocación del coche bomba fueron realizados con una antelación inusual, repetidamente y a diversas instancias. Nadie puede dejar de responsabilizar de la masacre, en primer lugar, a los que montaron el artefacto y eligieron su colocación, así fuera con la esperanza de que se desmontara a tiempo o no produjera víctimas. Nadie está en situación de garantizar que los anuncios vayan a ser tomados en serio ni que las diligencias de quienes tiene que actuar a continuación esté garantizada. Mucho menos cuando el objetivo no es habitual y cuando existen precedentes de todo lo contrario.

Todo lo cual no exime de responsabilidad a quienes pudieron y debieron demostrar más diligencias y menos temeridad a la hora de tomar precauciones debidas, habida cuenta de la reiteración de los avisos y del mínimo coste que significaba la adopción de las medidas aconsejadas. Este argumento adquiere especial significación ante lo que, a posteriori, afirman haber detectado con anterioridad el que califican de ‘salto cualitativo’ en la lucha de ETA, traducido, en sus análisis, en atentados como el que acaba de ensangrentar Catalunya.

Antxon Allende (EGIN, 22-06-1987).

 

EL ATAQUE DE JOSÉ FÉLIX AZURMENDI

Iñaki Anasagasti

Leer

Conocí a Azurmendi en Caracas. Venía exiliado. Había estado en ETA, pero no se fue a Cuba ni a la Universidad Central de Venezuela, más acordes con su aparente ideología. Vino a la capital lista Venezuela y a la Universidad Católica de los jesuitas. Criticaba todo lo criticable del sistema pero vivía cómodamente instalado en él. Este es Azurmendi.

Volvió vía Burdeos, se instaló en Hondarribi, y llegó a dirigir EGIN en los momentos más duros. Se enamoró intelectualmente de José Bergamin porque éste le hizo medianamente caso al final de sus días y al tener un tropiezo con el núcleo duro de aquella HB, anduvo como alma en pena. Y llegó al PNV que le dio tres oportunidades que muchos no han tenido: Subdirector de DEIA, Director de Radio Euskadi y director de EITB internacional.

Terminado este periplo ahora es uno de esos tertulianos colocados por encima del bien y el mal. Nunca ha escrito ni escribirá ese libro que siempre nos promedió sobre lo que vivió en ETA y en HB, y ahora juega a gran analista independiente pro Bildu.

Hoy nos ha dicho que el PNV es parte del causante del fracaso de la transición, que hemos traicionado todas nuestras propuestas de 1977, que recibimos dinero de los alemanes y que deberíamos hacer mucha autocrítica. Él no, el PNV.

Yo cuando vi su doble juego con el gobierno venezolano de Hugo Chávez rompí con él. Decía una cosa y hacía la contraria y mientras le dejen seguirá jugando a dos barajas. La del abertzale con historia crítico ahora con el PNV, pero menos crítico con la IA.

Desde luego Azurmendi nunca diría lo que ha dicho Otegi por eso entre Otegi y Azurmendi, me quedo con Otegi. Azurmendi no es más que un vivales, al que le gusta vivir burguesamente pero criticando a los burgueses que viven como él.

Es lo malo de este país. Con Otegi se puede hasta planificar el futuro. Con los Azurmendi solo un viaje en Crucero o a Incosol.

Mal tertuliano tiene Radio Euzkadi. Carece absolutamente de credibilidad

Memoria de Euskadi

José Félix Azurmendi

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No voy a hablar de lo que no viví, sino de lo que viví y de lo que pasó para que no pudiera continuar. El lunes anterior a Hipercor, un día después de las elecciones del 15 de junio de ese año, el consejero delegado Uranga me dice que tengo un mes para irme, que mi trabajo termina el 15 de julio de 1987. Yo le digo: “¿Qué quieres decir, que vais a poner a otro director?”. “No, no, que te tienes que marchar de aquí”. “¿Cómo que me tengo que marchar de aquí, qué pasa, qué he hecho”. Y, palabras textuales: “Lo que queremos hacer, nuestros proyectos, no son compatibles con tu persona”… Ese viernes o sábado se produce lo de Hipercor, yo escribía, los domingos para el lunes, una página tres que era un poco línea editorial y daba las pautas. Luego he sabido que algunos la leían con lupa. (…)

Ese domingo yo ya estaba expulsado. (…) Había pasado lo de Hipercor y ahí no aparecía nadie; llamo al redactor jefe. (…) Y publicamos “a la bomba que no se pone, no le pasa esto, y si luego hace un anáisis del enemigo que, sabiendo que está la bomba puesta y habiendo avisado a tiempo, como dice ETA, es capaz de dejar que explote, ¿por qué se pone la bomba?”, desmontando la que podía ser la justificación de ETA.

Yo ya estaba botado antes de lo de Hipercor. Porque era incompatible con lo que iban a hacer, que era poner a EGIN más al servicio del proyecto que ellos en los años siguientes pensaban hacer, y sabían que me iba a oponer y me echaron para casa.