11 noviembre 2002
José María Aznar crea la fundación FAES e incluye en ella como patrono al ex-socialista Miguel Boyer

Hechos
El 11 de noviembre de 2002 se constituyó la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES).
Lecturas
El 11 de noviembre de 2002 se constituyó la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), fundación política dedicada a ‘las ideas, la formación y la reflexión’, su instigador es el presidente del Gobierno y presidente del PP D. José María Aznar López.
Entre sus patronos figura el exministro de Economía con el PSOE D. Miguel Boyer Salvador, cuya cercanía con el Sr. Aznar se evidenció al asistir a la boda de su hija, Dña. Ana Aznar Botella, en El Escorial.
El Sr. Boyer había iniciado el acercamiento al PP durante la campaña electoral de 1996.


13 Noviembre 2002
De Aznar a Boyer
Sólo hay una fórmula ideológica más idiota que la del centro reformista: el socialismo liberal. Aunque todavía hay otra con mayor raigambre española: la democracia orgánica. En los tres casos se trata de huir de una definición ideológica para anularla mediante otra definición que en el fondo asume lo que pretende combatir pero lo tergiversa y lo revuelve, a ver si cuela. Teniendo ya a Miguel Boyer como uno de los patronos de la FAES (otra nueva prueba de respeto a sus votantes), yo creo que el PP de Aznar podría adoptar para acabar de confundirnos del todo esa antinomia y antítesis del socialismo liberal. Desde luego, no es peor que lo del centro reformista, que, como todo el mundo sabe, es la definición que la derecha española da de sí misma por miedo a que la izquierda le acuse de franquista. O de demócrata orgánica, como dirían estos centristas tasados y tarados por el poder.¿El centro es poder? ¡Pues venga centro! ¡Uf!
El megapresidente de la macrofundación, rodeado de ministros y cargos públicos y ante la mirada sarcástica de destacados jerarcas intelectuales del Grupo Prisa (Pradera, Estefanía, Patino), expresamente invitados para la ocasión, tuvo la humorada de presentarse a sí mismo y a algún otro, tal vez Boyer, como «nosotros los liberales».Qué ganas de engañarse y engañarnos. La inmensa mayoría de los que forman parte de esa Ejecutiva Bis, de ese PP en la sombra que ha constituido para almohadillar su futuro personal no ha sido nunca liberal, bien al contrario. Y los cuatro o cinco que lo eran y siguen junto a él hace tiempo que dejaron de serlo o de confesarlo, en la medida que esa identificación tan poco centrista suponía obstáculo en el merodeo y disfrute del poder.Del grupo de intelectuales que en los años 90 del pasado siglo se agrupó en torno a la primitiva FAES, no ha quedado ni uno.Quizá porque, como en los medios y en el PP, Aznar aspira a que en la FAES el único liberal sea él. Curiosa forma, pero muy suya, de entender las ideas: como una rama de la Administración.Unica, por supuesto. Sin duda se necesitan muchos antiliberales, de izquierda, de derecha y de extremo centro, para «entender el mundo desde el centro reformista». ¡El mundo, nada menos, que es el todo! ¡Y desde el centro reformista, que es la nada! Hace falta haber perdido por completo el sentido del ridículo para proferir semejante frase sin que se le espeluzne el bigote.Y hace falta vivir en un medio muy corrompido para que nadie en tan pobladísimo entorno le diga que esa bobada es impropia de quien como gobernante, y por suerte para España, ha demostrado tener más dotes que como intelectual. Al revés que Boyer.
Aunque también al expropiador de Rumasa le pierden las pirámides.


15 Noviembre 2002
Boyer y ella
Emergía de un mundo de clase media ilustrada. Así, Elena Soriano, escritora singular, así el señor Arnedo y la primera esposa de Miguel Boyer, siempre con una cartera llena de sabidurías y papel timbrado. Emergía Miguel Boyer de una izquierda burguesa y serena que iba sobreviviendo al franquismo y moviéndose en círculos restringidos de ideación y proyecto. Hasta que la mano inspirada de Felipe González le llevó al partido, le llevó a un ministerio y le dejó en el filo de los rumores que le opinaban de sucesor para el futuro.
Es cuando la vida de Miguel Boyer pasa del alto funcionario al ministro efectivo, cuando su nombre y su apellido ilustran los periódicos y entra en el mundo de la conspiración suntuosa y el socialismo con marquesas. Ahí conoce a Isabel Preysler y la peli cambia de rollo.
Ya instalado en las extensiones del poder y el huecograbado del amor, su incautación de Rumasa es un episodio de cine mudo a gritos, donde Ruiz-Mateos pierde la razón por tener demasiada.La expropiación de las Torres fue algo parecido a lo que luego hemos visto, virtualmente, en las Torres de Nueva York. Eligieron al empresario más amateur para dar un golpe de mano y de efecto que nos hizo creer a muchos que el socialismo había venido de verdad, en plan fáctico, y que cualquier día iban a incautar el Museo del Prado o el Monasterio de Escorial. Lo peor fue que luego no supieron hacer la devolución, salvo el fino detalle del señor Boyer de regalarle a su oriental una empresa como un ramo de flores.
Ahora, las Torres le crecían a Rumasa hacia abajo, como unos rascacielos bajo tierra, y el golpe de efecto no se repitió hasta la incautación de Banesto, cuando la gomina y los fijativos de Mario Conde lucían como charol en mitad de la reyerta. Con estos acaecimientos, Boyer pasó por el Banco Exterior, donde había lucido mucho más Fernández Ordóñez. Boyer se limitó a editar al dibujante Eguillor, un genio para amigos. Pero el Banco Exterior, evidentemente, no suponía un paso hacia la presidencia sino un descenso hacia la burocracia felipista. Boyer inicia su retirada de la política y se envuelve más en lo suyo, que es el dinero puro y duro, con su temblor de monedas y su eco sombrío de pelotazos.Los Albertos, los Cortina, los Griñón, los Abelló, los dueños reales de la pastizara dieron el semblante y supimos de qué iba España. Boyer devuelve el carné del partido, con grapa y todo, y se nos pierde en las brisas de fantasmales yates y en los modelazos de su bellezón de esposa, cobrando sueldos indecibles por gestiones invisibles.
Mas he aquí que ahora Aznar le rescata de la porcelanosa, el Hola y ese anonimato que son los millones para incorporarle como patrono a la Fundación FAES, nata floreada de una derecha decidida y selecta que va a hacer las veces de Estado español bajo la austeridad de Aznar y las oraciones de Popper. Boyer, socialista de clase media y luego socialista adelfinado, se pone el esmoquin sobre el bañador para hacerse la foto del despotismo ilustrado junto al presidente. Aznar ha sabido repescar los viejos sepulcros y los plateados delfines que hicieron empresariales. Boyer puede dar mucho juego. Si la china le deja.


22 Noviembre 2002
FAES
No es por presumir de perspicaz, pero, cuando este verano vi subir trabajosamente a Miguel Boyer a un yate en compañía de Carmencita Franco, comprendí que aquél compartía el 50% del ideario del PP sin necesidad de leerlo yo en el periódico. Supongo que ahora ha ingresado en la FAES, que es un transatlántico, para aumentar esa participación accionarial, pero llevamos más de una semana esperando que surja un pensamiento de esa factoría de ideas y aquí no pasa nada. Piensa uno que, tras una inversión de ese calibre en moquetas, recursos humanos y despachos, ya deberían haber alumbrado, si no un sistema filosófico, una ocurrencia al menos. Tal falta de productividad sería intolerable en cualquier otro ámbito. Imagínese que inaugura usted una panadería que a los siete días no ha producido un solo bollo o una pescadería que no ha vendido un solo mejillón: cerraría por quiebra.
El error, si quieren escucharnos, es que en esa fundación hay más caja encefálica que encéfalo. No es que uno esté en contra de la incorporación de Cascos, pero, si vas al formato craneal de gran envergadura, debes asegurarte antes de que tienes el número de neuronas preciso para forrarlo. De hecho, la única materia gris de la que han presumido en la apertura proviene de la izquierda: ahí está Boyer, pero también Piqué, y Celia Villalobos y Pilar del Castillo… Da la impresión de que lo que realmente le gustaría a Aznar es presidir la fundación Pablo Iglesias. ¿Por qué, si no, recoge todo lo que expele el PSOE, llámese Damborenea o Múgica?
De otro lado, conviene tener en cuenta que las ideas son muy asustadizas. Si yo fuera una idea y entrara distraída en la dichosa fundación, saldría corriendo al ver sentados alrededor de la misma mesa a Aznar, a Trillo, a Rato, a Zaplana, a Arias Salgado, a Pío Cabanillas, a Manuel Fraga… No es difícil imaginar, conociéndolos, las perversiones que pueden llegar a perpetrar estos hombres con una idea entre las manos. Quizá por eso no han logrado atraer a ninguna a la sede de la FAES. Quiere decirse que Miguel Boyer comparte con el PP el 50% de nada, lo que es mucho, sobre todo si el otro 50% es Carmencita Franco. ¡Viva el pensamiento!