7 abril 1940

En Noruega se forma un gobierno de fascistas noruegos liderados por Vidkun Quisling

La Alemania de Hitler invade Dinamarca, Noruega y Suecia para evitar que se aliarán con Gran Bretaña

Hechos

El 09.04.1940 las tropas de Alemania invadieron Dinamarca, Noruega y Suecia.

Lecturas

Desde la Invasión de Polonia por Alemania había estallado la Segunda Guerra Mundial

A primeras horas de este 9 de abril de 1940 las tropas de Alemania invadieron Dinamarca cogiendo por sorpresa al ejército danés. Tras recibir un ultimatum alemán, el rey Christian X dio orden de cesar el fuego porque juzgó que toda resistencia era inútil. Al mismo tiempo y en cumplimiento de lllamado ‘Ejército Weser’, la Wehrmacht invadió Noruega. En este caso, han sido los alemanes los sorprendidos, porque los noruegos han decidido combatir.

La encarnizada resistencia de sus soldados noruegos hundir el crucero alemán Blücher en el fiordo de Oslo, así como otros dos cruceros, frente a Bergen y Kristiansand. Poco después de mediodía, las fuerzas aliadas entraron en combate: un regimiento de cazadores alpinos alemanes, que había conseguido ocupar Narvik, vio cortada su retirada cuando la Royal Navy hundió 10 destructores que transportadaban tropas alemanas de refresco.

Estas cuantiosas pérdidas se indica, tendrán para Alemania un considerable peso estratégico en el curso de la guerra. Mientras tanto, los paracaidistas aliados sólo pudieron establecer cabezas de puente en el centro de Noruega, pero esta maniobra basta para impedir que las tropas alemanas instaladas en Oslo y Trondheim puedan reunirse. Para lograrlo, deberán emplear grandes esfuerzos y soportar fuertes pérdidas. La invasión alemana ha desbaratado por completo el plan aliado de Reino Unido consistente en invadir Escandinavia y en los Balcanes para cortar el aprovisionamiento de materias primas estratégicas en Alemania.

El plan se había visto entorpecido desde el comienzo por múltiples retrasos y vacilaciones. Desde hacia largo tiempo, las tropas francopolacas estaban listas para ocupar los puntos estratégicos de Noruega, pero sólo recibieron de Oslo la autorización para el desembarco justo en el momento en que Alemania desataba su ejército Weser.

QUISLING, NUEVO DICTADOR DE NORUEGA, SINÓNIMO DE ‘TRAIDOR’

quisling2  Vidkun Quisling se convirtió en el dictador de Noruega tras la ocupación de este país por Alemania. A partir de ese momento el apellido ‘Quisling’ se convertiría en todo el mundo en sinónimo de ‘traidor’ o ‘gobernante títere’.

– Invasión de Dinamarca y Noruega por Alemania

Con la ocupación de Dinamarca han conseguido dominar por completo los estrechos que del mar del Norte conducen al Báltico (…) En Oslo se ha formado otro Gobierno bajo la presidencia de Quisling, jefe de un grupo fascista. (…) La extensión de la lucha es ya un hecho (ABC, 10-4-1940)

El siguiente paso de Alemania será invadir Holanda, Bélgica y Luxemburgo. 

10 Abril 1940

El ejército alemán ha ocupado la totalidad de Dinamarca y Noruega

Editorial (Director: José Losada de la Torre)

Leer

La réplica de los alemanes a la invasión de las aguas noruegas ha sido rapidísima. Con la ocupación de Dinamarca han conseguido dominar por completo los estrechos que del mar del Norte conducen al Báltico. En adelante nada tienen que temer en este mar de la acción de las flotas aliadas en el caso de que su barcos mercantes no puedan transportar el hierro de Suecia a lo largo de la costa noruega y tengan que servirse de la rula sueca. Consiguen, además, con la ocupación del puerto de Narvik que cese el envío del hierro de Laponia a Inglaterra. Más aún, desde los aeródromos de Noruega los aviones alemanes sólo tendrán que recorrer una distancia mucho menor que antes para atacar las bases navales de Scapa Flow y de Shetland.

Contrariamente a lo que ha ocurrido en Dinamarca, en Noruega ha habido un conato de resistencia. El Gobierno – o parte del Gobierno, como dicen los alemanes – se ha trasladado de Oslo a Hamar y aceptado la ayuda brindada por los Aliados. Pero en Oslo se ha formado otro Gobierno bajo la presidencia de Quisling, jefe de un grupo fascista. El nuevo Gobierno es adversario de la Gran Bretaña y favorecerá seguramente los planes del Reich.

Roosevelt opina que la invasión de los dos países escandinavos acerca la guerra a los Estados Unidos. Efectivamente, Groenlandia es una colonia danesa, y los alemanes, protectores de Dinamarca, podrían, teóricamente, hacer valer sus derechos sobre la isla más grande del mundo (Groenlandia mide dos millones de kilómetros cuadrados: es cuatro veces más extensa que España). Sin embargo, no es probable que la teoría se lleve a práctica, mientras la superioridad de los Aliados en los mares continúe. Por la misma razón no habrá, probablemente, desembarco alemán en Islandia, ligada a Dinamarca por la persona del Soberano, y que, por lo demás, es un Estado independiente.

“Las democracias han llegado otra tarde”, escribe ‘Il Gionarle d´Italia’. Probablemente no han pensado que su invasión de las aguas noruegas iba a traer como consecuencia la invasión terrestre. Pero puesto que la acción alemana ha ido más allá de los previsto, los Aliados tienen interés en llevar la guerra a Escandinavia con el fin de impedir el abastecimiento del Reich en primeras materias indispensables para proseguir la guerra. La extensión de la lucha es ya un hecho.

El Análisis

El ajedrez del norte: Alemania mueve primero

JF Lamata

La madrugada de abril de 1940 ha confirmado que la Segunda Guerra Mundial no será una reedición estática de trincheras, sino un conflicto de movimiento calculado, donde la geoestrategia pesa tanto como las armas. Las tropas del Tercer Reich, bajo coordinación naval del almirante Erich Raeder, han ocupado Dinamarca, Noruega y partes de Suecia, en una maniobra que sorprende no por su violencia, sino por su precisión. Europa entera observa cómo el mapa del norte cambia de color, con un golpe maestro que adelanta cualquier intento británico o francés de controlar esas costas cruciales para el acceso al Atlántico, al Báltico y al hierro sueco.

No se trata, como en Polonia, de una invasión con pretextos territoriales o etnolingüísticos. Esta vez, Hitler actúa por necesidad estratégica, consciente de que quien domine Noruega controla el paso de suministros y el equilibrio naval del norte. Para ello ha contado con la insólita colaboración del político noruego Vidkun Quisling, cuya alianza con los alemanes le asegura el poder absoluto en Oslo, pero le gana el desprecio del mundo como sinónimo de traición. En un continente en guerra, la lealtad ha dejado de ser un principio moral para convertirse en una pieza más del juego.

Desde España, el silencio es más ruidoso que las palabras. Se sigue con atención y una mezcla de admiración y recelo a la Alemania de Hitler, en quien se había depositado la esperanza de un bastión contra el comunismo. Pero esa misma Alemania está ahora derrocando monarquías protestantes del norte, mientras su aliada Italia no mueve ficha, aparentemente incómoda con los últimos pasos de Berlín. Por su parte, Reino Unido y Francia reaccionan con declaraciones de guerra limitadas y movimientos diplomáticos tensos. Pero los hechos se imponen: Alemania ha ocupado los fiordos antes que Londres pudiera pensar en defenderlos. Europa es un tablero, y en esta partida el Reich no solo ha abierto con blancas, sino que ya ha tomado varias piezas clave.

J. F. Lamata