1 septiembre 1939

La disputa por Gdansk (Danzig), la antigua ciudad alemana que le fue arrebatada a Alemania por los aliados durante la Primera Guerra Mundial y entregada a la nueva Polonia

La Alemania de Hitler invade Polonia. Francia y Reino Unido declaran la guerra a los alemanes iniciando la Segunda Guerra Mundial

Hechos

El 1.09.1939 Alemania invadió Polonia. El 3.09.1939 Gran Bretaña y Francia declararon la Guerra a Alemania.

Lecturas

El 31 de agosto de 1939 Adolf Hitler ordenó la invasión de Polonia. El 1 de septiembre, a las seis menos cuarto, el barco Schleswig-Holstein abrió fuego ante Danzig. Había empezado la Segunda Guerra Mundial.

«Desde las 5,45 contestamos al fuego. Y a partir de ahora devolveremos bomba por bomba». Con estas declaraciones el Führer de Alemania, Adolf Hitler justificaba ante el Reichstag el ataque alemán del 1 de septiembre a Polonia. El pretexto fue un presunto asalto de los polacos a la emisora alemana Gleiwitz en la Alta Silesia.

El 5 de noviembre de 1937 Hitler hizo públicos por primera vez sus planes de guerra. En una entrevista transcrita por el coronel Friedrich Hossbach, Hitler dijo que después de la anexión de Austria a Alemania y de la absorción de Checoslovaquia, la guerra en el Este era necesaria para solucionar la ‘necesidad de espacio’ que sufría el pueblo alemán. A partir de este momento, todas las acciones del dictador se dirigieron hacia la consecución de este objetivo. En la Conferencia de Múnich, del 30 de septiembre de 1938, Francia, Gran Bretaña e Italia abogaron para que Checoslovaquia cediera la región de Los Sudetes a Alemania.

A mediados de marzo de 1939 el ejército alemán entró en Praga. El país checo fue sometido al control germano en forma del Protectorado de Bohemia y Moravia. Eslovaquia se convirtió por su parte en estado soberano. Después de esta anexión, el presidente británico Arthur Neville Chamberlain declaró el 31 de marzo que Gran Bretaña y Francia iban a ayudar a Polonia en caso de un ataque alemán. Tal amenaza no amedrentó a Hitler, que tres días más tarde ordenó a su ejército que pusiera en marcha la operación Weiss. Se trataba del ataque a Polonia que tenía planeado llevar a cabo a partir de septiembre. Las relaciones con su vecino del este empeoraron rápidamente a lo largo de 1939. El régimen nacionalsocialista exigía la anexión de la ciudad de Danzig al Reich, así como la construcción de una red de autopistas y ferrocarriles a través del corredor polaco. Polonia sólo estaba dispuesta a hablar de mejoras en las comunicaciones, pero se negó a renunciar a sus derechos de soberanía sobre Danzig y el corredor.

Hitler reaccionó, y el 28 de abril decidió unilateralmente poner fin al tratado de amistad que había sido firmado en 1934. Un acontecimiento decisivo fue el pacto de no agresión entre alemanes y soviéticos del 23 de agosto de 1939. En un protocolo secreto los países firmantes establecieron la repartición de la Europa del Este, y por lo tanto también de Polonia.

El 1 de septiembre de 1939 dos grupos de ejércitos y dos flotas aéreas nazis atacaron al país vecino. Polonia, que no había movilizado a sus tropas hasta el 30 de agosto, resultó impotente ante la superioridad alemana. Los polacos, que contaban tan sólo con 38 divisiones infantería, 11 brigadas de caballería y una motorizada, además de 1.134 tanques, se enfrentaron a 6 divisiones de tanques, 4 divisiones motorizadas y 4 divisiones ligeras, 37 divisiones de infantería, 3 de montaña y 3.195 tanques.

Dos días después del ataque, Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania. Había empezado la Segunda Guerra Mundial.

ALEMANIA OCUPA LA TOTALIDAD DE POLONIA

hitler_goering_hess Adolf Hitler revisa su estrategia junto, entre otros, Hermann Goreing y Rudolf Hess.

Alemania había solicitado a Polonia que devolviera a Alemania la región de Gdansk, la antigua Danzig que había pertenecido a Alemania hasta la Primera Guerra Mundial. Polonia rechazó el ultimatum alemán sintiéndose respaldado por Francia y Gran Bretaña y considerando que Alemania nunca se atrevería a invadir Polonia, teniendo en cuenta que su entrada en esa zona podría significar un enfrentamiento con la Unión Soviética, fronteriza a Polonia y de la que, se pensaba, se sentiría amenazada con el expansionismo nazi en aquella zona.

EL INESPERADO APOYO DE STALIN A HITLER

Stalin_1939 En contra de lo que nadie podría haber esperado, el dictador de la Unión Soviética, Josep Stalin, firmó un acuerdo con el dictador alemán, Adolf Hitler, en la que aceptaba que invadiera Polonia. Un pacto de ‘no agresión’ firmado por Alemania y la URSS firmado por los ministros de exteriores de ambos países Vlaseslav Molotov y Joachim von Ribbentropp acordó la invasión conjunta a Polonia.

EL FRACASO DE LA ESTRATEGIA DE CHAMBERLAIN

Neville_Chamberlain El Primer Ministro de Gran Bretaña, Neville Chamberlain, declaró la guerra a Alemania considerando que ante su continúa expansión, lo que estaba en juego era el control de Europa y si Gran Bretaña quería mantener su posición hegemónica debía desbancar el Gobierno de Hitler de Alemania. Pero al hacer ello Chamberlain estaba dando un giro a la que había sido su estrategia hasta ese momento, que era que había que evitar la guerra con Hitler mediante la negociación, una estrategia que llevó a permitir a Alemania apoderarse de Austria y de Los Sudetes. Su rectificación era la forma de reconocer que su estrategia no había funcionado.

HITLER NOMBRA SUCESORES:

hermann_goeringhess En el discurso en el que Hitler dio conocimiento del inicio de la invasión de Polonia, así como de su guerra contra Francia y Gran Bretaña, anunció que él mismo iría a la guerra a luchar como soldado. Anunció igualmente que si moría en la batalla, el nuevo Führer de Alemania sería el mariscal del Reich, Hermann Goering y si este también fallecía le reemplazaría su Lugarteniente y responsable del partido nazi, Rudolf Hess.

Nuremberg_HansFrank El alemán Hans Frank, católico y miembro del Partido Nazi, será el nuevo Gobernador de la Polonia invadida por los alemanes.

01 Septiembre 1939

La moneda en el aire

ABC (Director: Juan Ignacio Luca de Tena)

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Aquellos que querían presentar a Alemania como la nación que intentaba encender la guerra en Europa, y al hacerlo se desentendían de la justificación de unas pretensiones que, derivándose del Tratado de Versalles, trataban de reivindicar principios vitales para la existencia nacional, tendrán que reconocer en estos momentos que Hitler no ha perdido ni un momento el sereno concepto de su responsabilidad. Nadie podrá acusarlo ni de violento ni de precipitado, y su razón la ha puesto al servicio de la parsimonia, cediendo a las contingencias de la negociación todos los estímulos de la fuerza.

El angustioso proceso del pleito que en estos días conmeuve a Europa se ha ofrecido a la opinión pública del mundo por simples indicios. Viajes de embajadores, conferencias con los jefes de Estado, intervención oficiosa de ilustres personalidades, cambios de notas y de acuerdos… todo se ha llevado con el máximo secreto diplomático.

Hoy se ha hecho pública, al fin la propuesta de Alemania a Polonia, con referencia al puerto de Dantzig y al famoso corredor, y casi simultáneamente se supone de modo oficioso la negativa de Polonia a aceptar esta proposición, en la que Hitler reduce al mínimo sus aspiraciones. Tal contingencia entenebrece el panorama, y, posiblemente, agrava la solución de la pugna.

La prensa inglesa, por su parte, exalta los resortes nacionalistas, reduciendo la cuestión a unos términos claros y concretos. La guerra no se incuba en Polonia, cuya situación sirve de pretexto para plantear un pleito de hegemonía entre las dos grandes potencias. Coincide este juicio, demasiado sincero, con los gritos que los ingleses fascistas han lanzado en las calles de Lodnres: “Lucharemos por Inglaterra, pero no por Varsovia”.

Todo ello acentúa el ambien de confusión, sin que pueda predecirse el desenlace. Algo, sin embargo, aparece con una claridad meridiana: el deseo conciliador de Alemania frente a la intransigencia de Polonia. Y en este punto la actitud de Inglaterra se reduce a jugar a favor de su hegemonía calzándose previamente el guante blanco.

Quizá nunca se ha ofrecido al mundo internacional una incógnita tan compleja. Más, con todo, algo puede afirmarse: que la solución, sea cuál fuerte, urge. La tensión internacional no puede dilatarse. La moneda de la paz y de la guerra está en el aire.