4 marzo 1991

La derecha mediática acusa al CDS de Adolfo Suárez de ‘venderse’ al PSOE por elegir a este partido como socio preferente

Hechos

El 4.03.1991 la revista ÉPOCA dirigida por D. Jaime Campmany publicaba la imagen de D. Adolfo Suárez, Duque de Suárez, con el títular ‘vendido al PSOE’.

04 Marzo 1991

A Adolfo Suárez

Jaime Campmany

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En los años en que la bohemia literaria anidaba en los madriles, hubo poeta, o plumífero, que diría nuestro señor Felipe, tan mísero de una parte y tan macabro de otra, que llevaba por los cafés de los artistas y por las tabernas de los nocherniegos un envoltorio maloliente bajo el brazo. Se acercaba al parroquiano que se sentaba en la mesa de mármol del café o que se apoyaba en el mostrador de zinc de la taberna, y amenazaba con mostrarle el contenido del envoltorio. ‘Llevo aquí a mi hijo muerto, que no tengo dinero para enterrarlo”. Generalmente, el parroquiano le daba al bohemio una limosna antes aún de que la pidiera. Se la daba con presura, para librarse de aquella amenaza de mostrarle al angelito putrefacto. Por fin, imagino yo, el poeta pedigüeño enterraría al niño, o dejaría de impresionar el truco al personal.

Irremediablemente, da la impresión, señor Duque, de que va usted ahora de peregrinación por los despachos políticos por las cocinas donde se asa la pomada, a veces la manteca, con el envoltorio del fenecido CDS, pidiendo óbolos. Pide usted, ya para el bálsamo de Fierabrás, a ver si resucita el niño, o ya para el entierro por si no levanta cabeza. Porque, hijo, entre las culadas hacia el centro que se están pegando tanto los socialistas como los populares, sus perplejidades y silencios de usted, sus idas y venidas por el bosquecillo de las ideologías y los programas, que no hay manera de saber de una vez hacia qué lado se le caen las pesas, y su vocación de majagranzas y correlindes, al modo y manera de don Joaquín Ruiz Giménez, ha terminado usted por presidir un partido que, como el de don Santiago Carrillo, no es que queba en un taxi, es que hay que meterlo entero en una ambulancia.

En el encefalograma de las encuestas, el CDS da una línea recta y llana, con un dientecillo de sierra para Agustín y alguna otra espinilla municipal o pezoncete autonómico. Así las cosas, en vez de enterrar a la criatura con sencilla dignidad, prefiere usted ir por ahí, merodear por los presupuestos del Estado, en espera de que le limosneen un soplo de oxígeno o de que le prohíjen al guiñapito.

No hace tanto afirmaba usted con cierta arrogancia que alguna vez volvería a la Moncloa. Y eso era difícil, pero posible. La política tiene vaivenes imprevisibles, en los que se hace verdad lo menos imaginable. Pero presentarse en la puerta de su antiguo palacio, como un saltabanco o un limosnero, no es volver. Eso es venderse de escudero con ropaje de duque tronado, excelencia.

Jaime Campmany