22 febrero 2003

El columnista de EL PAÍS asegura que su rival disolvió con la policía un encierro de actores durante la Dictadura franquista

La Guerra de Irak provoca un nuevo enfrentamiento entre Haro Tecglen (EL PAÍS) y Jaime Campmany (ABC) por los actores

Hechos

El 8 de febrero de 2003 en su columna de EL PAÍS, D. Eduardo Haro Tecglen aludió a ‘un jefe nacional del Sindicato del Espectáculo’ que ahora escribía en ABC. Al día siguiente en el diario ABC, D. Jaime Campmany aclaró que se refería a él.

Lecturas

El 8 de febrero de 2003 el columnista de El País Eduardo Haro Tecglen acusa a Jaime Campmany Díez de Revenga de haber disuelto una huelga y encierro de actores en la etapa final del franquismo cuando era Jefe Nacional del Sindicato del Espectáculo. El 9 de febrero de 2003 Campmany responde desde ABC calificando a Haro Tecglen de ‘momia’ y de mentiroso.

08 Febrero 2003

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Eduardo Haro Tecglen

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La campaña de los actores me recuerda a su campaña primera del final del franquismo. Y su encierro y huelga, famosos, que un jefe nacional del Sindicato del Espectáculo disolvió llamando a la policía (hoy se distingue por su plumilla en, claro, ABC).

Los actores, y toda la literatura dramática, han creado el polo de atracción de la negativa a la «guerra» (asalto y destrucción de Irak), y el hipócrita se escandaliza. Su campaña me recuerda la primera del final del franquismo, la de la libertad de expresión. Y su encierro y huelga, famosos, que un jefe nacional del Sindicato del Espectáculo disolvió llamando a la policía (hoy se distingue por su plumilla en, claro, ABC).

Les costó la cárcel y el juicio militar a Boadella y Els Joglars, por el espectáculo La torna, contra la ejecución de Puig Antich, sólo posible tres años después, cuando ya habían muerto algunos de sus asesinos (los Nacionales); y otros se situaban para la democracia. La solidaridad con ellos creó la pegatina.

La reacción facha a este movimiento de libertad es muy característica. No se reprocha la consigna, el «No a la guerra», sino la situación, el lugar, los personajes. Les parece poco elegante hacerlo en los Premios Goya, y peor en el Congreso. No es correcto, dicen los que utilizan la nueva hipocresía. Parten de un buen pretexto: nadie desea la guerra, todos estamos en contra de ella, pero… El Parlamento está para los parlamentarios, no los invitados. ¿Y si los diputados no pueden hablar? O sea, si lo que llamamos «debate» no existe, porque el presidente del Gobierno y su afiliada la del Congreso sólo dejan un cuarto de hora a los otros grupos, y al gobernante todo el que desee, y sin preguntas ni respuestas, y éste se suma a la «guerra» ajena con militares, tropas y armas nuestras sin pedirnos permiso, ¿hay algún derecho a mostrar unas camisetas con el «No»? Ya se ve que no.

Pero ¿tiene derecho el Papa a lanzar una campaña directa y clara contra la «guerra»? ¿No debe limitarse a sus cuestiones religiosas? Teniendo en cuenta que este Papa fue Karol Wojtyla, actor de teatro en Cracovia, autor también (El taller del orfebre), de quien los ironistas dicen que se hizo Papa porque no tenía éxito, habrá que dudarlo: el cómico sólo puede decir lo que tiene escrito por el autor en un papel; no lo que se le ocurre. a él.

Esta imbecilidad que digo no es mayor que los argumentos de los plumillas y otros con peor pluma. Como la imbecilidad comparativa: si están contra la violencia ¿por qué no dicen «no» a ETA? El juego de la identidad de los terrorismos, sobre el que tanto trabaja Aznar. Tengo la sensación de que el nuestro es mucho peor que el de Sadam, que no sé si tiene alguna relación con el internacional: ni creo que tenga ni un solo microbio las masas.

Eduardo Haro Tecglen

09 Febrero 2003

MÁS NUECES

Jaime Campmany

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Ayer, Eduardo Haro Tecglen, conocido como la Momia, no cita mi nombre. Dispara con vileza, cobardía y también por la espalda. No es verdad. Viven los protagonistas de aquello. Miente el bellaco. Miente por mitad de la barba. Naturalmente, en EL PAÍS. ¿Dónde si no?

En Irak no ha empezado todavía la guerra de Bush. Pero aquí, en España, sigue la guerra de Arzallus, este rayo que no cesa y que parecía haberse tomado un descanso. Los estalinistas de la banda etarra han vuelto a agitar el árbol para que Arzallus recoja las nueces. El jefe de la Policía municipal de Andoain, Joseba Pagazaurtundua, ha pagado con su vida el hecho de pertenecer a «Basta ya», el hecho de decir «No a la guerra» de aquí, no a la guerra de su pueblo, que es el nuestro, y permanece en este momento clínicamente muerto después de haber sido tiroteado por unos pistoleros del comando Donosti.

No parece sino que este crimen, después de unos días de respiro sin bombas ni disparos, haya venido a dejar en ridículo esas protestas, airadas en unos y afligidas en otros, pidiendo paz para las tierras donde se prepara la guerra contra los pacíficos, contra la civilización, contra los países que viven en democracia y contra los hombres que viven en libertad. Esta tarde quisiera ver gritar contra los etarras y sus cómplices por las calles de Madrid a Javier Bardem y quisiera ver gimotear con la mejor técnica interpretativa a Pilar Bardem y a todos esos Bardem que viven angustiados por lo que pueda sucederles a Sadam Husein y a sus generales de bigotes clónicos. El tiroteo y seguramente la muerte de un español vasco llamado Joseba Pagazaurtundua no se le puede achacar a Bush. Políticamente, nointeresa.

Ya sé, ya sé. La consigna es esta: «No a la guerra» y «No a Sadam». Y a lo mejor, ahora añaden «No al terrorismo». Pero que expliquen cómo se logra todo eso a un tiempo. Cuando Sadam invadió Kuwait o cuando masacraba a sus propios paisanos iraquíes con armas de exterminio masivo, ¿cómo lograr estar contra él y al mismo tiempo contra la guerra? ¿Utilizando pegatinas, pancartas, gritos, palomas y lágrimas de actor? En este mundo de hoy, ¿quién viene con bombas, con armas, con la ambición y la prepotencia que engendranlas dictaduras militares? ¿Quién viene sobre nosotros con los instrumentos imprevisibles del terror, con los suicidas embutidos de explosivos? ¿Quién anda por ahí con la pistola del tiro por la espalda o con la bomba contra los indefensos?

Ayer, Eduardo Haro Tecglen, conocido como la Momia, el que escribió en INFORMACIONES un 20 de noviembre aquello de «se nos murió un capitán pero Dios misericordioso nos envió a Francisco Franco, y hoy sobre la tumba de José Antonio», etcétera, hablaba desde el nicho donde le tiene Polanco de los actores de camiseta y eslogan, y decía que son los mismos que en las postrimerías del franquismo hicieron una huelga de protesta. Y añadía que un presidente del Sindicato del Espectáculo que hoy escribe en ABC, o sea, yo mismo, llamó a la policía contra ellos. No cita mi nombre. Dispara con vileza, cobardía y también por la espalda. No es verdad. Viven los protagonistas de aquello. Miente el bellaco. Miente por mitad de la barba. Naturalmente, en EL PAÍS. ¿Dónde si no?

Jaime Campmany

El Análisis

¡Ha empezado él!

JF Lamata

Por lo general en las polémicas entre el izquierdista Sr. Haro Tecglen y el franquista Sr. Campmany, el que atacaba era el Sr. Campmany al Sr. Haro y no al revés. En parte era lógico, porque su ABC tenía menos lectores y siempre es al medio pequeñito al que le interesa atacar al grande. Así ocurrió tanto en la polémica por la Constitución de unos meses antes o por la del rojo-maricón de 2000.

En esta polémica de los actores fue el Sr. Haro el que decidió sacar el supuesto pasado represor del Sr. Campmany contra los actores durante la dictadura franquista. El del ABC dice que es mentira, y para réplica, vuelve a recordar que el artículo del Sr. Haro a favor de la dictadura de 1944. Y es que una de las particularidades de la generación de españoles de los Sres. Campmany y Haro es que todos, de una manera u otra habían simpatizado con alguna dictadura, ya fuera colorada o azul-mahón.

J. F. Lamata