14 febrero 1997
Los dos contendientes tienen acusaciones por corrupción
La Liga Musulmana de Sharif gana las elecciones en Pakistán derrotando al PPP de Benazir Bhutto
Hechos
El 3.02.1997 las elecciones en Pakistán dieron el triunfo a La Liga Musulmana de Pakistán liderada por el ex primer ministro Nawaz Sharif, que retorna al poder.
Lecturas
Benazir Bhutto había sido destituida por segunda vez como primera ministra en noviembre de 1996.
El Análisis
Las elecciones generales de febrero de 1997 han devuelto el poder a Nawaz Sharif, líder de la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N), tras la fulminante destitución de Benazir Bhutto el año anterior. El resultado ha sido categórico: el electorado castigó con dureza al Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), al que apenas otorgó representación significativa, otorgando a Sharif una mayoría arrolladora en la Asamblea Nacional. El mensaje de las urnas parece claro: la población, cansada de la corrupción y del caos político de los últimos años, busca estabilidad, gestión eficaz y un liderazgo firme que logre sacar al país del descrédito.
El retorno de Sharif marca el comienzo de un segundo capítulo para un político que ya gobernó entre 1990 y 1993 y que había salido debilitado de aquel primer mandato. Ahora regresa con más fuerza, respaldado por un amplio mandato popular, y con un programa que combina liberalización económica, mayor acercamiento al sector empresarial y un discurso de orden frente al descontento social. Pero el reto es monumental: Pakistán enfrenta una economía frágil, violencia sectaria persistente, tensiones con India en Cachemira y la amenaza de un islamismo radical cada vez más influyente en la calle.
El contraste con Benazir Bhutto es elocuente. Tras dos oportunidades perdidas, su liderazgo queda muy debilitado, reducida a una figura con más peso simbólico que real, y cada vez más cuestionada incluso dentro de su propio partido. Sharif, en cambio, emerge como el gran hombre fuerte de la política pakistaní de los noventa. La incógnita, sin embargo, sigue siendo la misma: ¿podrá un gobierno civil resistir las presiones de los militares y los intereses cruzados sin volver a caer en el descrédito? El amplio triunfo de 1997 le ofrece a Sharif una segunda oportunidad única, pero también la última prueba de si Pakistán puede consolidar de una vez por todas su democracia.
J. F. Lamata