11 julio 2010

La reportera de TELECINCO, Sara Carbonero - novia del capitán del equipo, Iker Casillas - fue la protagonista mediática del mundial

La selección de España gana por primera vez en la historia un mundial de Fútbol gracias a los goles de Iniesta y Pujol

Hechos

El 11.07.2010 se celebró la Mundial de Fútbol de 2010 con triunfo de España sobre Holanda.

Lecturas

UN BESO EN LA HISTORIA DE LA TELEVISIÓN

casillas_carbonero La imagen más célebre desde el punto de vista mediática fue cuando el capitán de la Selección española, Sr. Iker Casillas, era, nada más acabar el partido entrevistado por la reportera de TELECINCO, Dña. Sara Carbonero, su novia, y, aparentemente ante la sorpresa de esta, le plantaba un beso visiblemente emocionado.

Desde sectores feministas (a destacar Dña. María Guerra en la Cadena SER) se criticó el beso asegurando que ‘degradaba’ a la mujer.

Fragmento de ‘La Ventana’ de la SER: María Guerra contra el beso Sara Carbonero – Iker Casillas:

VITORES Y BANDERAS EN LOS PROGRAMAS DE TELEVISIÓN:

mundial_salvame En la totalidad de los programas de televisión del día 12.07.2010 se dieron vítores a la Selección española, mostrando multitud de banderas.

12 Julio 2010

Viéndoles ahí abajo con la Copa del Mundo

Alfredo Relaño

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Viendo al equipo español ahí abajo, en el ‘Soccer City’, paseando la Copa del Mundo, recordé unas palabras de Del Bosque pocos días antes, en las que hablaba de que el triunfo premiaba a ‘toda la familia del fútbol español’. Toda la familia. Todos esos humildes entrenadores o directivos de equipos pequeños, que se sacan la sangre de las venas para darles oportunidades a los ‘pedritos’, los ‘iniestas’, los ‘xavis’, los ‘villas’ o los ‘casillas’ que salen en su entorno. El fútbol español es grande porque tiene unas raíces profundas y extensas. No se ven, pero hace más de cien años que están ahí. Por eso este árbol ha crecido y florecido tanto.

Y me acordé, cosas que saltan a la memoria en momentos raros, del chiste de Eugenio sobre el póker: «Me encanta jugar al póker y perder» «¿Y ganar?» «¡Ganar debe de ser la coña, tú!» Me acordé porque eso mismo sentía yo con los mundiales, que siempre me entusiasmaron, por más que asistiera a ellos, como todos, con la convicción de que España nunca tenía nada que hacer. Así hemos sido, tiempos atrás, generaciones de aficionados, que en realidad íbamos con Brasil, porque lo de España sabíamos que acabaría siendo indefectiblemente una aventura triste. Nos encantaba seguir el Mundial y perderlo. ¿Y ganarlo?

Pues sí, ganarlo es el éxtasis. Por qué el fútbol es tan importante es algo que me moriré sin saber. Vicente Verdú, en su viejo libro. ‘Fútbol, mitos, ritos y símbolos’ alumbra algunas explicaciones, pero aun con sus claves se hace difícil explicar esta conmoción interior que siento, y sobre todo la seguridad de que la comparto con casi todos mis conciudadanos, felices por la misma venturosa razón que yo: porque esos chicos de ahí abajo han demostrado que en este viejo país se juega al fútbol mejor que en ningún otro. El fútbol no da soluciones, pero da alegrías. Y en situación en que estábamos, esta es mayúscula.

Ahí abajo hay dos docenas de muchachos a los que no olvidaremos. Jugaron campeonatos largos, a cara de perro, y tras una semana de vacaciones se reunieron para afrontar un desafío mayúsculo. Defendieron un estilo hermoso, en el que la estatura y el músculo son complementarios, no esenciales. El estilo Barça. Se han dado unos a otros, sin egoísmos, con el cariño propio de gente que ama la vida, a su oficio y a los demás. Han ganado la copa más importante y nos han dado un ejemplo de cómo se debe andar por la vida. Quizá con la emoción exagere, pero me parece que desde ahora este país será otro gracias a ellos.

Alfredo Relaño

09 Julio 2010

Sara Carbonero

Raúl del Pozo

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Conjurado el peligro alemán hay que afrontar La kermesse heroica, pelar la naranja mecánica y para eso nos sigue haciendo falta el talismán, una muchacha, a la que no le caben los ojos en la cara. La expedición de los españoles al Cabo de las Tormentas, donde el mar hace colchones con las olas, la estamos viendo no a través de los textos de los cronistas de Indias, que solían ser frailes, sino a través de los ojos de Sara Carbonero, así como el mundo antiguo vio las hazañas de la Primera Cruzada a través de los ojos de la princesa bizantina Ana Comnena.

Los ojos de Sara, dos alas verdes de mariposa, con la luz de la aurora, donde parecen estrellarse mientras suenan los himnos los vencejos de la Mancha, han llevado a los confines de la tierra la última imagen de España, que no es ni Carmen la cigarrera, ni Aldonza la labradora, ni la monja andariega, sino una chica que empezó de becaria y cuando se hizo reportera, la enviaron a la Copa Confederaciones.

Luego, ya en el Mundial, la culparon de la primera derrota ante Suiza porque según los periódicos sesudos -que también tienen la tartera de la cabeza llena de ideas cochinas-, distraía al portero de la selección. Todo lo contrario, uno pelea con más furia si hay una chica que le espera después del combate.

La torcida, la canarinha española pedo y feliz canta a Sara y la celebra como el nuevo himno de España, con tanto alborozo como se recibió la noticia de la Batalla de San Quintín. Ya era hora de que nos lleváramos una alegría. Así como la República tiene una bandera humana, con el pecho desnudo, la selección de Polla Grande o Trípode, tiene su cañón secreto en una caverna de coral, en jeans y camisas de raso. La llaman en la Red la Angelina Jolie del deporte. Pero no se le ve cuerpo de atleta, no es carne de gimnasio, tiene la canoa y los remos delgados. A ella lo que le preocupa es la credibilidad como periodista, una ansiedad de mileurista. Por eso y por el que dirán sus vecinas, no se atreve apenas a sonreír en el esplendor de la yerba. Se siente desnuda en una esquina del universo.

Nació hace muy poco en Corral de Almoguer, digo poco para la edad de las estrellas. Este lucero se ve ya desde todo el mundo. Ha sido para Iker Casillas lo que María para Baudelaire, la fuerza y el talismán. No ha distraído al héroe, que tiene el magnetismo para la hazaña del hombre grande y supo parar la embestida de los bárbaros. Lo distrajo más de una noche en la que Iker estaba ciego en un reservado de Pachá. Sara ha sido su Atenea, por ella ha vuelto al buen camino. Más que por España, por ella, ha saltado como un tigre entre los tres palos. Una de las intrigas del campeonato sería saber si el romance planetario, entre la reportera y el portero, se ha consumado después del partido.