1 octubre 1931

Indalecio Prieto (PSOE) califica el voto a las mujeres como una 'puñalada' a la estabilidad del régimen vigente en España

Las Cortes republicanas aprueban el voto femenino en España con la oposición y el escepticismo de los republicanos de izquierda

Hechos

El 1 de octubre de 1931 se debatió en Las Cortes el artículo referido al derecho el voto femenino.

Lecturas

El 1 octubre de 1931 las mujeres obtuvieron el derecho al voto en España por 161 votos frente a 131 en Las Cortes constituyentes.

Las Cortes constituyentes de la II República abrieron un periodo de reformas profundas: igualdad para votar, reformar la educación o divorcio. El artículo 36, el del sufragio universal, suscitó apasionados debates. Defendió el proyecto Dña. Clara Campoamor, a quien sus compañeros de grupo republicano de izquierdas no apoyaron por el temor a que la influencia que hasta entonces había tenido el clero sobre amplias capas de la población femenina otorgara ventaja a la derecha y los conservadores en futuras elecciones.

Finalmente el apoyo de una parte de los socialistas al proyecto de la Sra. Campoamor logró que saliera adelante el voto femenino por 160 votos frente a 121. Las primeras elecciones en el que las mujeres pudieron votar en España fueron las de noviembre de 1933 en las que ganaría la derecha católica representada por la CEDA.

VICTORIA KENT EN CONTRA: «HAY QUE RETRASAR EL VOTO HASTA ASEGURARSE QUE LAS MUJERES VOTEN A LOS PARTIDOS REPUBLICANOS»

«Es necesario que las mujeres que sentimos el fervor democrático, liberal y republicano pidamos que se aplace el voto de la mujer. (…) Si estuviera convencida de que las mujeres iban a votar para reforzar esta República iban a movilizarse por ella, estaría de acuerdo. Pero no las he visto en movilizaciones de apoyo a la República y sí con actos de homenaje al Rey o en procesiones. Aún la mujer española carece de la suficiente preparación social y política como para votar responsablemente, debido la influenciada de la Iglesia». Para la Sra. Kent sólo había dos opciones o aplazar el voto femenino o condicionarlo únicamente a mujeres que estuvieran preparadas, considerando que era más justa la primera opción. Pero ni una ni otra fueron tenidas en cuenta, dado que Las Cortes, votaron a favor del voto femenino.

CLARA CAMPOAMOR A FAVOR: «LA MUJER YA ESTÁ PREPARADA Y GARANTIZARÁ EL TRIUNFO DE LOS PARTIDOS REPUBLICANOS»

«Señores diputados: lejos yo de censurar ni de atacar las manifestaciones de mi colega, señorita Kent, comprendo, por el contrario, la tortura de su espíritu al haberse visto hoy en trance de negar la capacidad inicial de la mujer (…) Un solo argumento: aunque no queráis y si por acaso admitís la incapacidad femenina, votáis con la mitad de vuestro ser incapaz. Yo y todas las mujeres a quienes represento queremos votar con nuestra mitad masculina, porque no hay degeneración de sexos, porque todos somos hijos de hombre y mujer y recibimos por igual las dos partes de nuestro ser, argumento que han desarrollado los biólogos. Somos producto de dos seres; no hay incapacidad posible de vosotros a mí, ni de mí a vosotros» (…) Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros; a la mujer que, como ocurrió con otras fuerzas nuevas en la revolución francesa, será indiscutiblemente una nueva fuerza que se incorpora al derecho y no hay sino que empujarla a que siga su camino» (…) «Negadlo si queréis; sois libres de ello, pero sólo en virtud de un derecho que habéis detentado, porque os disteis a vosotros mismos las leyes; pero no porque tengáis un derecho natural para poner al margen a la mujer«.

LOS DIPUTADOS REPUBLICANOS EN CONTRA; LOS SOCIALISTAS SE DIVIDIERON ENTRE EL VOTO A FAVOR  O LA AUSENCIA

Mientras los diputados de derecha se concentraron en el voto favorable junto al Partido Radical, y los diputados republicanos de izquierda se centraron en el voto en contra, los diputados socialistas se dividieron. A pesar de su escepticismo al voto femenino, hasta 84 diputados aceptaron votar a favor, y los 32 restantes optaron por ausentarse. En este grupo estaban incluidos D. Julián Besteiro y D. Indalecio Prieto, que consideró que dar el voto a las mujeres era ‘una puñalada’ para la República.

24 Agosto 1980

El voto femenino

Victoria Kent

Leer

Sobre esta cuestión tan debatida debo señalar que el presidente Azaña deseaba conocer mi opinión respecto a la posible decisión de otorgar el voto a la mujer. Fui a su casa; estuvimos examinando el problema, su pro y su contra, y con gran satisfacción por mi parte, Azaña compartía mi opinión, sobre el riesgo de otorgar entonces el voto a la mujer. Mi impresión de que el voto femenino favorecería a las derechas fue una realidad. Esas elecciones, apoyadas por los factores que hemos señalado, llevaron al Parlamento la mayoría de voto a las derechas.

Una vez más pude comprobar la clara visión política de Azaña y su certero sentido histórico.

Victoria Kent

El Análisis

GANARON LAS MUJERES, PERDIÓ LA REPÚBLICA

JF Lamata

La diferencia del debate entre la Sra. Kent y la Sra. Campoamor es quien pensaba a corto plazo y quien a largo plazo. Y quien anteponía la supervivencia del régimen antes de un derecho internacional. Es obvio que tanto la Sra. Kent como la Sra. Campoamor querían que las mujeres votasen. Pero la Sra. Kent se temía que el voto femenino supondría el triunfo para la derecha y quería aplazarlo hasta estar segura de que la mayoría de mujeres fueran de izquierdas. Un argumento pragmático lógico, pero democráticamente difícilmente sostenible.

Ahora bien, visto lo visto. Las primeras elecciones con el voto femenino fueron en 1933, y en ellas, como la Sra. Kent había previsto, ganaron las fuerzas de la derecha encabezadas por CEDA, el partido al que respaldaba la Acción Católica y la Iglesia, cumpliéndose el temor de la izquierda. ¿La pregunta es… se buscaba el voto femenino… o sólo el voto femenino si las mujeres obedecían al otorgante del mismo? En teoría todas las mujeres tenían derecho a votar, incluyendo las católicas, las monárquicas y las derechistas. Pero la Sra. Campoamor no defendió el voto porque defendiera a estas mujeres, sino porque estaba convencido de que las mujeres ya se habían vuelto todas ‘progresistas’. Se equivocó Campoamor. Una mayoría, testarudas ellas, siguieron votando a la derecha.

Conclusión: perdió Campoamor, perdió Kent y, a corto plazo, ganó la derecha. A largo plazo, las mujeres habían conquistado un derecho.

J. F. Lamata