2 junio 2023

Podemos quedó fuera tanto de la Comunidad de Madrid como del ayuntamiento de Madrid

Las elecciones municipales hunden a Podemos: Alberto Garzón anuncia su retirada para intentar forzar la de los líderes ‘pablistas’

Hechos

  • El 2 de junio de 2023 D. Alberto Garzón anuncia su renuncia a seguir siendo diputado y ministro de Consumo a partir de las elecciones generales de junio.

29 Mayo 2023

El hundimiento

Antonio Maestre

Leer
"Pedro Sánchez no va a tener paciencia con Sumar después de que las elecciones municipales hayan sido vistas como un castigo al PSOE y sus alianzas. Si Podemos no ceja en su empeño desestabilizador con Yolanda Díaz, no es desdeñable la opción de que el presidente destituya a Irene Montero e Ione Belarra"...

Luis García Montero se presentó en 2015 a las elecciones en la Comunidad de Madrid por IU frente a un Podemos poderoso que acababa de irrumpir para poner en cuestión el sistema bipartidista. El poeta consiguió un resultado similar al que ha conseguido Podemos junto con IU en 2023. La suma de los dos partidos ha logrado solo 20.000 votos más que el poeta y ha conseguido el mismo número de escaños: ninguno. La desaparición de Podemos en Madrid, el lugar que le vio nacer, es la noticia precursora de un fin de ciclo ilusionante para la izquierda. Los mismos que lograron consolidar un éxito inimaginable han certificado su defunción con una estrategia suicida, errática y próxima al delirio conspiranoico. Podemos puede mirar en Ciudadanos su futuro porque le lleva seis meses de ventaja.

No es una sorpresa lo que ha ocurrido en las elecciones a la izquierda del PSOE. Se venía advirtiendo desde hace meses porque se conocía hacia dónde llevaba esa deriva gracias a la experiencia de años de practicarla. Podemos había sido aire fresco en su aparición precisamente por cambiar esas dinámicas sectarias que solo nos hablaban a unos pocos idealistas, de férreos valores y convicciones, pero que nunca conseguían seducir a una masa electoral importante para transformar esas ideas de justicia social en medidas concretas que ayuden a las más vulnerables. Podemos ha dilapidado su legado equivocándose muchas veces de manera constante y sin saber identificar esas equivocaciones. En Podemos siguen pensando que su estrategia de comunicación con la ley de ‘Sí es sí’ ha sido correcta. Siguen sin verlo, están convencidos de que han hecho todo bien y el problema se circunscribe a unos cuantos jueces fachas y a contadores de violadores excarcelados. Era una lógica incontestable que Podemos desaparecería de las grandes plazas si se convertía en una izquierda autorreferencial que solo hablase de problemas de nicho destinados a que una minoría muy convencida que le aplaudiera.

La estrategia de bunkerización orgánica de la dirección de Podemos, con Ione Belarra e Irene Montero a la cabeza, ha llevado de manera irremisible a un discurso que escudriñaba los puntos ciegos de los aliados del espacio para meter el dedo en el ojo a Sumar, Más Madrid o Compromís y adquirir la pureza que tiene todo movimiento extraparlamentario. Lo están logrando, puros pero inocuos. Como siempre en la historia de la izquierda, que lo único que ofrece son golpes en el pecho y juntarse unos cuántos en sedes vacías con muchos carteles contra la OTAN, camisetas del EZLN y discursos onanistas de valentía y coraje. La campaña de Podemos se ha centrado en insultar a los socios posibles de Sumar y a poner el foco en las diferencias que podría haber entre espacios. Una lógica soberbia e irresponsable que ha consolidado la desmovilización, la abstención y la instauración de una sensación desilusionante. El humor social que ha creado la élite de Podemos ha empapado al electorado progresista de una apatía existencial que ha afectado a todo el espacio pero que sobre todo ha conseguido que el partido morado sea identificado como un agente tóxico en la izquierda que solo perjudica las posibilidades de lograr gobiernos progresistas. Es tal la sensación que transmite Podemos en sus socios, que en IU se están planteando qué les suma acudir con Podemos cuando en los lugares donde se presentan juntos han desaparecido y allí donde se presentan por separado han logrado muchos mejores resultados.

El comienzo de campaña de Podemos-IU fue en Orcasitas. Una de las cunas del movimiento obrero y vecinal en Madrid, un barrio amigo, que tendría que ser casa para la izquierda. La imagen del mitin con la plana mayor estatal del partido era desoladora. No más de 20 personas, la mayoría de ellos eran fotógrafos y cámaras de prensa. La fotografía era precursora del resultado. La campaña de Podemos en Madrid fue dirigida desde fuera para conseguir epatar con pancartas y clickbaits propios de libelos sensacionalistas más dirigidos a conseguir material para una tele antes que para que Alejandra Jacinto tuviera un buen resultado en las elecciones autonómicas. Ningún asesor de campaña hubiera considerado una buena idea poner una pancarta en el barrio de Salamanca para insultar a esos vecinos y encabronar a aquellos que jamás van a votarte, no es una brillante idea promover la movilización de quien nunca te votará. Queda por saber si la lona de los Cayetanos era una idea para la campaña política de Roberto Sotomayor o por el contrario solo buscaba dar material audiovisual a un canal de internet. El mayor hándicap de Podemos es no saber identificar quién es el enemigo, ha gastado sus fuerzas endógenas y exógenas en apuntar a todos aquellos dentro del espacio que compartían ideología pero no le reían las gracias a la estrategia kamikaze de la dirección morada. El partido se ha convertido en un órgano de familia que solo buscaba disciplinar a quien le caía mal y se ha olvidado que la política es buscar el acuerdo de muchos diferentes que piensan parecido. El resultado es la lógica derivada de una práctica de desprecio sistemático a quienes miraban espantados las declaraciones, discursos y prácticas de una cúpula que creía que la nueva deriva reaccionaria se combatía replegándose en la cueva y poniendo en el centro la descalificación a todos los que son socios potenciales. No es demasiada sorpresa que una campaña de comunicación centrada en combatir al gobierno del que forma parte sea un desastre garantizado.

Ahora, el futuro. Lo próximo que veremos será una ingente cantidad de cargos de Podemos que abandonen la formación buscando en Sumar como única tabla de salvación viendo que la dirección estratégica de Ione Belarra, Irene Montero y Lilith Vestrynge les lleva a la desaparición. Ya no hay cargos ni nóminas que repartir porque los ministerios que posee Podemos no tienen suficiente poder para recoger todo el poder orgánico perdido en las elecciones autonómicas y municipales. Ministerios que pueden no llegar a septiembre porque Pedro Sánchez no va a tener paciencia con Sumar después de que las elecciones municipales hayan sido vistas como un castigo al PSOE y sus alianzas. Si Podemos no ceja en su empeño desestabilizador con Yolanda Díaz, no es desdeñable la opción de que el presidente destituya a Irene Montero e Ione Belarra para soltar lastre, consciente de que ahora mantener a Podemos en su gobierno le resta más que le suma. Las elecciones municipales han bajado las acciones del partido morado y ahora han perdido todo poder negociador, han echado un órdago a grande a Yolanda Díaz teniendo cartas de chica y se les ha visto la mano. La izquierda cuqui ya sabe que Podemos no tiene demasiado que ofrecerle.

31 Mayo 2023

La unidad desestructurada de la izquierda

Antonio Maestre

Leer
Sumar quiere a día de hoy a Podemos dentro, pero con las exigencias propias del pensamiento mágico que le imponen en Podemos a Ione Belarra es muy improbable que pueda haber confluencia. O rebajan sus pretensiones o presentan a Irene Montero de candidata

La unidad de la izquierda es una demanda social del electorado, una petición ineludible por parte de los votantes potenciales de izquierda que, para ser efectiva, tiene que construirse con unas dinámicas de cuidados, ilusión y de forma propositiva. Las uniones, como las relaciones, cuando son impuestas por agentes exógenos de manera violenta acaban como el rosario de la aurora, tanto en la vida como en política. Una construcción amable de la unidad puede ser ganadora. La unidad a empujones, con amenazas, insultos y descalificaciones escribe un futuro con fascistas en el consejo de ministros. Unirse así es igual que no hacerlo.

En términos matemáticos quedar en tercera posición es obligatorio para tener una mínima posibilidad de reeditar un gobierno de coalición que impida el acceso a las instituciones de Feijóo con Abascal. La lógica dice que esa posición es más factible con Podemos dentro de Sumar, es decir, con toda la izquierda en confluencia. Pero ya no todo el mundo, ni los números, deja tan claro que sea más factible lograrla con Podemos dentro. No importa si tienen razón o no, como la percepción mayoritaria sea la de que la dirección estatal del partido morado resta menos desde fuera que desde dentro, la confluencia y la unidad no se darán en los términos actuales. Sumar quiere a día de hoy a Podemos dentro, pero con las exigencias propias del pensamiento mágico que le imponen en Podemos a Ione Belarra es muy improbable que pueda haber confluencia. O rebajan sus pretensiones o presentan a Irene Montero de candidata.

Ni Podemos ni los partidos que conforman Sumar han querido a Podemos en Sumar, aunque se aceptaba la necesidad de esa unidad para construir una formación con posibilidades de lograr la tercera posición en las elecciones. Podemos tuvo la oportunidad de romper esta dinámica tóxica en Magariños siendo protagonista, pero la rechazó con su posición frentista escribiendo su propio epitafio. La realidad es que nadie quiere dentro a quien ha utilizado el insulto, el desprecio y la descalificación contra los socios. Después de calificarlos de miserables, traidores o izquierda cuqui queda poco espacio para compartir camino. Aun así, las urnas han abierto la puerta y los socios en Sumar aceptan tragarse el sapo morado con la condición de que dejen en la entrada sus exigencias y pretensiones. Se les permitirá entrar si aceptan su posición subalterna emanada de su desaparición en parlamentos, ayuntamientos y cabildos.

La presión por parte de los restos regionales de Podemos y el diagnóstico de la proximidad del abismo ha doblado la cabeza a la dirección estatal. Ya no les queda otra que renunciar a su estrategia de confrontación con los parecidos aunque la inercia les hace seguir insistiendo. Es imposible parar de golpe cuando se lleva un tiempo con las orejeras puestas mirando solo hacia delante. La dirección estatal ha asumido su posición débil y tiene como intención integrarse en Sumar, pero aún se resiste a rebajar sus imposiciones de autonomía. El hecho es que en los términos actuales la unidad es imposible por cómo se está planteando desde la élite morada. El plan de entrada morado es totalmente inasumible para el resto de partidos. En la actualidad exigen una relación de bilateralidad, es decir, una negociación de Podemos con Sumar como un todo, que no va a ser aceptada en ningún caso. O la negociación y la relación son multilaterales o no van a ser. Pero esta petición ni siquiera es el obstáculo principal.

La lógica política inviable que quiere Podemos para confluir en Sumar es mantener su autonomía y soberanía estratégica y discursiva, es decir, entrar en Sumar pero sin ceñirse a las dinámicas y jerarquías de la confluencia. Podemos quiere independencia, mantener su relato, su modo de hacer campaña y seguir eligiendo los enemigos a los que poner en el foco para continuar siendo un ente autónomo al margen de Yolanda Díaz. Pretende confluir pero sin confluir. Quiere que Sumar le salve los números pero seguir siendo aquello en lo que se ha convertido: un partido de combate, nicho y marginal. Hacer lo que quiera, como quiera y cuando quiera. Una petición que haría el espacio impracticable y que de mantenerse haría utópica su integración dentro de la plataforma de Yolanda Díaz.

La imposición de condiciones conduce al partido a un callejón sin salida. Si la dirección de Podemos decide ir en solitario con Irene Montero de candidata su destino es convertirse en extraparlamentario, un suicidio que difícilmente van a tolerar quienes dependen de su nómina en el partido para sobrevivir al verano. Si Podemos no ceja en su cerrazón va a haber una sangría de cargos hacia Sumar, dejando al clan en soledad con su estrategia de tierra quemada. Los resultados nefastos en las elecciones municipales, unidos al adelanto electoral, dejan a la formación morada en una situación económica delicadísima. Lo próximo a lo que tendrá que atender Lilith Vestrynge, por encima de las negociaciones, es el planteamiento de un ERE a los trabajadores del partido. Las cuentas no salen, solo con el agujero que supone tener que devolver los microcréditos a los militantes de las regiones donde se han quedado sin representación no hay espacio para evitar el dolor a los trabajadores del partido. En Podemos consiguieron más de 800.000 euros en microcréditos, un sistema de financiación de campaña que consiste en recibir dinero de la militancia que el partido devuelve cuando recibe la subvención por los resultados electorales. El problema es que en muchas regiones ya no hay subvención porque han conseguido cero escaños.

La realidad surgida de las elecciones municipales es muy tozuda. Podemos ha desaparecido de facto. La nueva coyuntura deja como única salida a la formación la rendición de armas y el fin de las estrategias frentistas para subsumirse en Sumar junto con el resto de partidos. Podemos no tiene que llegar a un acuerdo de coalición con Sumar porque Sumar son muchos partidos. Podemos tiene que decidir si se une al resto dentro de Sumar o quiere ir por separado. Ione Belarra tiene que pensar si quiere que su partido pueda recuperarse integrándose en Sumar prescindiendo de las figuras más importantes de la dirección estatal o caer con ellos en un par de meses. Sumar no puede ser la UCI de Podemos. Interesa infinitamente menos la unidad de la izquierda que la unidad popular. Para cambiar este país se necesita construir mayorías. No ser el pegamento de los fragmentos de la izquierda.

La campaña del próximo 23 de julio se presenta salvaje, en Sumar no se pueden permitir dejar flancos descubiertos al enemigo y hay un punto débil que les puede destrozar. Existe el pleno convencimiento en todas las cocinas internas progresistas de que la ley del “sólo sí es sí” ha sido una sangría de dimensiones desconocidas en la historia reciente para la izquierda. Ya no importa qué parte de ese destrozo se debe a la acción de Irene Montero, al goteo constante de los medios de comunicación con los casos de excarcelaciones, a la campaña de comunicación errática o a la cerrazón de Igualdad. No importa quién y por qué, sino las consecuencias que han sido la causa fundamental del desgaste del espacio. En el PSOE han llegado a la conclusión de que la actitud del ministerio de Igualdad y de Irene Montero ha sido un destrozo que piensan cobrarse en la campaña. No olvidan en Ferraz que Podemos les acusara de unirse a un puñado de fascistas en el Congreso al revertirse la ley. Las heridas no suturan y Podemos ha dejado muchas en todos sus aliados.

Pedro Sánchez actuará como un killer, no va a hacer prisioneros, ni con Yolanda Díaz ni con quien se le ponga por delante, y uno de los motivos fundamentales de campaña contra los partidos a su izquierda va a ser la gestión de la ley del “sólo sí es sí” en Podemos, a quien culpará de todos los males que ha sufrido su gobierno. En esta coyuntura, la integración de Irene Montero o cualquier cara visible relacionada con las políticas de igualdad del ministerio en una lista va a ser una rémora insuperable para la izquierda. Si Yolanda Díaz le otorga a Pedro Sánchez el regalo de llevar en lista a cualquiera de las figuras de Podemos responsables de la ley tendrá una campaña terrorífica que le impedirá construir su propia imagen. La campaña mediática contra la presencia de terroristas en Bildu va a ser una broma comparada con esta, porque no habrá espacio que no se ocupe con ese relato.

Ya no hay tiempo. Se ha sido irresponsable y solo queda tapar las vías de agua al proyecto poscomunista de época. Todos los actores ocupados en construir la unidad han perdido un tiempo precioso que ya es irrecuperable. Las cicatrices no han cerrado y el dolor causado entre socios, aliados, amigos y compañeros de viaje ha horadado la ilusión del electorado progresista sumiéndolo en una depresión de la que va a ser muy difícil sacarlo. El votante de izquierdas se moviliza en positivo, con ilusión y con la consciencia de que su voto servirá para transformar la sociedad porque cree que existen posibilidades para lograrlo. La unidad es un medio superior para un fin colectivo que solo se consigue trabajando con convencimiento en su utilidad, pero que cuando se fragua por obligación y por la asunción inevitable de la llegada de un ciclo reaccionario y posfascista solo conduce a la melancolía.

31 Mayo 2023

Comunicado de Dimisión de 10 Dirigentes de Podemos en Castilla La Mancha

María Pérez Segovia (y otras 9 firmas)

Leer

1.- Los malos resultados de las pasadas elecciones municipales y autonómicas evidencian que la estrategia estridente de la actual dirección solo tiene eco a la interna de nuestro partido, mostrándose irrelevante y ahuyentadora para los electores progresistas de la región a los que aspiramos a representar. Para ilustrar esta situación solo caben los datos. En 2019 el apoyo electoral a la coalición de Unidas Podemos fue del 7%. En 2023 el apoyo cayó 3 puntos hasta el 4%. Estos resultados han sido obtenidos tras emplear una significativa cantidad de recursos en liberar al coordinador autonómico y varios miembros de la dirección.

2.- La falta de voluntad política para llegar a acuerdos con otras fuerzas y la egolatría del actual coordinador autonómico ni conoce límites ni se deja aconsejar por las personas que no compartimos su estrategia. Esta misma situación se reproduce en nuestra dirección estatal que ha tenido que sufrir un batacazo electoral histórico para empezar a mostrar voluntad de acuerdo con la vicepresidenta Yolanda Díaz y proyecto de Sumar.

3.- La pérdida total de horizonte político del actual coordinador supone un peligro para los gobiernos progresistas. Este hecho se evidencia en el discurso pronunciado por él mismo en la noche electoral, en el que culpaba de los resultados electorales a Emiliano García-Page por haberle atacado. Así como en el desarrollo de la campaña autonómica en la que se ha dedicado fervientemente a atacar al PSOE en lugar de explicar su programa y tratar de movilizar a su electorado. Todo esto sucede tras una significativa cantidad de recursos en liberar al coordinador autonómico, y varios miembros de la dirección, y diferentes personas a dedo no elegidas en asamblea ciudadana. Pedimos, por lo tanto, su dimisión irrevocable así como la de la Secretaria de Organización y la de Círculos.

Podríamos haber dimitido antes como otros compañeros y compañeras, pero siempre mantuvimos la esperanza de que llegaría un momento en el que por fin podríamos dialogar y llegar a un consenso; es más, hasta llegamos a pensar que durante la campaña se nos tendría en cuenta como parte del partido. Sin embargo, una vez más nos dejaron a un lado. No podemos decir que la decisión ha sido una decisión dura de tomar porque después de tantos menosprecios era una decisión fácil y por responsabilidad política nos mantuvimos pero todo tiene un límite y una vez pasadas las elecciones, con los datos reales en la mano, con una posición en la que se mantiene la negativa a escucharnos cuando exponemos que no eran ni son las formas y entendiendo que la ciudadanía ya nos ha dicho lo que piensa, dimitimos de todos los cargos en Podemos CLM. Esperando que el máximo responsable haga lo propio, ya que era su candidatura, era su campaña y eran sus formas de llevarla a cabo lo que ha traído la pérdida de 30.000 votos y la práctica desaparición del partido en la región.

Nosotras entramos en esta dirección con la esperanza de cambiar nuestro partido y construir una candidatura ilusionante y motivadora. Miramos al futuro en el que estaremos trabajando por nuestra región, por España y por un horizonte progresista, en la plataforma o movimiento que persiga los fines para los que nuestro partido nació».

Los 10 firmantes de la dimisión en bloque

  • María Pérez Segovia
  • María Carmen Sáez García
  • Enrique García Ruiz
  • Ana Isabel del Val Rodríguez
  • Helena Galán Soria
  • Tomás Vela Homedes
  • José Luis Resuela Rodríguez
  • José Luis Hernández Gutiérrez
  • Marta Miranda Muñoz
  • Cristina Barrera

31 Mayo 2023

Comunicado de Dimisión en Podemos Canarias

César Merino

Leer

Queridos compañeros y compañeras,

Hoy me dirijo a ustedes con una mezcla de sentimientos difíciles de describir. Es con pesar y resignación que les comunico mi decisión de presentar mi dimisión como Secretario de Organización y Finanzas de Podemos Canarias. Aunque siento un profundo amor por las ideas y principios que nos han guiado durante tanto tiempo, me veo obligado a reconocer que algo ha cambiado en nuestro tierra y en la conciencia de la clase obrera a la que siempre he luchado por representar.

Durante estos años hemos defendido fervientemente los intereses de las personas mas vulnerables de nuestra tierra y nuestro territorio , alzando nuestras voces en contra de las injusticias y desigualdades que perpetuaban el sistema establecido. Hemos abogado por los derechos de los trabajadores, por un reparto equitativo de la riqueza y por una Canarias que garantice la igualdad de oportunidades para todos y todas. Sin embargo, en esta última contienda electoral, los resultados han sido desalentadores y nos han dejado en una posición de debilidad política. Parece que la clase obrera, aquellos que han sido históricamente explotados por el sistema, ha decidido dar su voto a la derecha y su ala mas extrema o simplemente abstenerse dejando un hueco de participación de casi el 60%. Es doloroso aceptar que quienes más sufren las consecuencias de un sistema injusto y desigual hayan optado por aquellos que históricamente han representado los intereses de las élites y de los privilegiados. La transformación de esta lucha de clases en una elección de la clase obrera por la derecha es un golpe difícil de asimilar para quienes hemos dedicado nuestras vidas a defender sus derechos.

Soy muy consciente de algunos medios de comunicación y los poderes establecidos manipulan y distorsionan la realidad a su conveniencia. Han utilizado su influencia para difundir una imagen distorsionada de nuestras propuestas y han alimentado el miedo y la desinformación entre la clase trabajadora. Es comprensible que, en un entorno saturado de información sesgada y manipulada, la ciudadanía de a pie pueda llegar a votar en contra de sus propios intereses, guiada por los mensajes engañosos de los medios y los poderes que buscan mantener su estatus privilegiado. La manipulación y la influencia de estos actores en la opinión pública han sido un factor determinante en el resultado de estas elecciones generando opción de voto a propuestas y candidatos que ni siquiera conocían. Sin embargo, como demócratas que somos, debemos aceptar la voluntad del pueblo y respetar sus decisiones, incluso cuando estas parezcan contradictorias. Nuestro deber es escuchar y comprender las razones detrás de esta transformación, aprender de ellas y buscar nuevas estrategias para recuperar la confianza de aquellos a quienes nos debemos.

Es tiempo de reflexión y autocrítica. Debemos reconocer nuestros propios fallos y errores en la manera en que hemos abordado la lucha de clases y hemos conectado con las necesidades y aspiraciones de nuestro querido pueblo canario. Quizás hemos sido insuficientes en nuestra capacidad para transmitir nuestro mensaje y movilizar a las masas. Tal vez hemos descuidado aspectos fundamentales de la realidad cotidiana de las personas, centrándonos en discusiones ideológicas que no han resonado con sus preocupaciones más inmediatas.

Confieso que también debo hacer una profunda reflexión personal y autocrítica. Quizás no fui capaz de transmitir con la claridad y la pasión necesaria nuestros ideales y propuestas. Seguro que cometí errores en la estrategia o no fui lo suficientemente receptivo a las demandas y necesidades de nuestra base.

Es mi obligación reconocer que, en cierta medida, hemos fallado en conectarnos con nuestra gente de manera efectiva. No hemos sabido transmitirles el mensaje de esperanza y transformación que tanto necesitaban. Debemos reconocer y corregir nuestras propias debilidades, para así recuperar su confianza y trabajar juntos en la construcción de un futuro más justo.

Es fundamental que seamos agradecidos por los logros alcanzados hasta ahora. No podemos olvidar el orgullo que sentimos al haber defendido valientemente los derechos de Canarias y luchado por una sociedad más equitativa. Debemos recordar que nuestros avances no han sido en vano y que, a pesar de esta derrota, nuestro legado de lucha y
resistencia se mantiene vivo.

Esta derrota electoral no nos define, sino que nos impulsa a redoblar nuestros esfuerzos y a encontrar nuevas formas de movilización y acción.

Ahora más que nunca, es el momento de unirnos, aprender de nuestros errores y fortalecer nuestros lazos como movimiento. Debemos ser humildes en la derrota y valientes en la adversidad. La lucha por la justicia social y la igualdad no se detiene con una derrota electoral, sino que se renueva con más fuerza y determinación.

Sigamos adelante, trabajando codo a codo, con la convicción de que nuestras ideas y nuestros principios son necesarios para construir un mundo más humano y solidario.

Mi compromiso con los valores progresistas y mi convicción en la necesidad de una sociedad más justa y equitativa permanecen inquebrantables. Es por ello que me veo en la obligación de trabajar incansablemente, ya no desde un cargo orgánico, sino desde las bases, para recuperar la confianza perdida y reconstruir los puentes que nos unen como
movimiento de progreso y transformador.

Sin embargo, no me voy del todo triste, hemos avanzado mucho en esta etapa, tenemos un Podemos Canarias mas unido, pacificado, con mas militantes que nunca y mas Círculos.

En mi memoria quedará para siempre el cariño y el respeto que me han mostrado y el orgullo de nuestro I encuentro de militantes de Podemos Canarias y el acuerdo histórico, aunque no entendido, de la confluencia histórica en Canarias de los partidos progresistas (que quisieron) en Canarias. Estoy convencido que tenemos base suficiente para salir de
esta situación y estaré en la trinchera que me toque.

Quiero agradecer a cada militante por su dedicación y compromiso, por su incansable lucha en defensa de los derechos de todos y todas. Juntos y juntas, hemos logrado avances significativos, pero queda mucho por hacer. Nuestro trabajo no termina aquí, sino que se renueva con un nuevo sentido de urgencia y un desafío mayor.

Por último a mi Coordinadora General Laura Fuentes por su confianza, cariño, entrega y dedicación así como a todo el Consejo Ciudadano Autonómico por su labor.

Hasta siempre y Sí se puede.

César Merino

02 Junio 2023

Comunicado de Alberto Garzón

Alberto Garzón

Leer

Buenos días,

He tomado la decisión de no presentarme a las siguientes elecciones. Continuaré como coordinador de Izquierda Unida y agotaré el ciclo como ministro del Gobierno, así como seguiré trabajando en Sumar para hacer a Yolanda Díaz presidenta del país, pero dejo la primera línea de la política.

Así lo he comunicado a la dirección de IU y a Yolanda Díaz. Es una decisión muy meditada que aspira a promover la renovación de las caras públicas que representan este necesario proyecto. Como republicano, siempre he creído en la renovación de los representantes: es sano para los proyectos políticos y también para la democracia. Ahora que entramos en una fase nueva creo que es un momento estupendo para dejar que otros compañeros y compañeras puedan aportar sus energías y conocimientos.

Yo he estado doce años en la primera línea. Pasé de las plazas del 15M al Congreso, y de allí al Gobierno de España. Como insistió Julio Anguita, la política está en todos los rincones de nuestra vida cotidiana, y seguiré ayudando a construir una España más justa desde otros sitios también políticos: en mi organización, Izquierda Unida, y también en Sumar.

No sé cuánta gente recordará el trabajo, tiempo y energías que he dedicado durante estos doce años. Tengo la esperanza de que la gente lo recuerde como una contribución positiva. Pero de lo que estoy seguro es de que quien sí va a recordar el tiempo y la energía dedicados es mi familia. La primera línea de la política es muy exigente. A partir de ahora quiero cuidar más y mejor de la gente a la que quiero: a mis hijas, a mi compañera, a mi familia. Y lo quiero hacer combinando dos aspectos: dedicándoles más tiempo y manteniendo mi compromiso político por construir una vida mejor.

Quisiera terminar con un agradecimiento a todas las personas que me han apoyado y acompañado durante estos años. Sin ese sostén, estoy seguro de que hubiera sido mucho más difícil dar esta pelea.

Salud y República,

Alberto

05 Junio 2023

Contra la Unidad

Santiago Alba Rico

Leer

No me resulta fácil escribir estas líneas y quisiera alejar de ellas cualquier coloración emocional, pero creo que hay que analizar la situación actual en el más corto plazo, donde se juega la renovación improbable del Gobierno de coalición y donde Podemos resulta ya un activo muy dudoso; pero también a medio plazo, donde Podemos se convierte, a mi juicio, en el obstáculo mayor para la renovación de un proyecto progresista mínimamente saludable dirigido a las mayorías sociales. En 2017, tras Vistalegre II, escribí que Podemos era un cadáver que, como los de los griegos en las Termópilas, podía servir, en todo caso, para frenar la irrupción de los persas. Muchos le votamos entonces por ese motivo. Como sabemos, no solo no sirvió para eso sino que de algún modo sus errores franquearon en 2019 la entrada de los persas de Vox en el Parlamento. Hoy es más que nunca un cadáver, pero un cadáver que cierra el paso no a los bárbaros, ya asentados con sus hachas en el sentido común de los españoles, sino a los restos semivivos de esa izquierda transformadora que debe intentar reconstruir en el futuro la hegemonía perdida en estos años.

Tanto el reciente batacazo electoral como las encuestas de valoración de sus líderes, revelan un hecho incontestable: el apoyo a Podemos mengua irreversiblemente en medio de un creciente y acérrimo rechazo general. La marca está dañada para siempre y solo puede hacer daño a quien se aproxime a ella. No tiene futuro. Ya nunca será capaz de interpelar a una mayoría social que, injustamente o no, siente un odio irracional hacia Iglesias y Montero; y nunca será capaz de liderar a una izquierda que contempla con indiferencia, cuando no con alegría, su descomposición. El papel de algunos medios sin escrúpulos ha alimentado sin duda la alergia social a la formación morada, pero ni las deserciones constantes ni el distanciamiento del electorado de izquierdas pueden atribuirse a ninguna clase de manipulación mediática. Los líderes de Podemos han hecho todo lo que ha estado en su mano para movilizar a la derecha con sus alertas antifascistas y se han malquistado con las izquierdas convirtiendo en enemigos a cualesquiera que no pensara como ellos. Su victimismo, su soberbia, su actitud regañona; su sectarismo creciente en pugnas bizantinas que la gente normal no comprende; los disparos indiscriminados -desde posiciones de gobierno- contra periodistas, jueces y tuiteros; su defensa dinamitera de leyes que había que saber explicar a las mayorías -por no hablar de su falta de autocrítica- han convertido a Podemos, en fin, en un comodín de Vox y del PP y en una molestia para la izquierda. No se pueden ignorar estos hechos a la hora de abordar la cacareada Unidad; ni seguir invocándola, a modo de un fetiche, una porra y un instrumento de chantaje como si el domingo 28 de mayo no hubiese ocurrido nada en nuestro país.

Lo diré con franqueza: cada día me interesa menos la política, pero cada día me importa más. Este desajuste, que nos reúne a muchos españoles en un desencanto activo, me pone en un aprieto lacerante. Me interesan la literatura, la historia, el cine, mis amigos, mis hijos, la salud de mi suegra, los árboles de mi pueblo, pero todas estas cosas no están sueltas, flotantes, en un mar de almíbar. Me importa la política precisamente porque me interesan estas cosas; y porque una mala política me puede arrebatar su existencia misma o el tiempo necesario para acercarme a ellas. Me importa mucho, pues, el resultado electoral del próximo 23 de julio.

¿Está todo perdido? No. ¿Es probable que gobiernen PP y VOX, inaugurando así no un «cambio de ciclo» sino un «cambio de país»? Sí. Por eso -añado con la misma franqueza- me da miedo una Unidad mal hecha que consista en atar cadáveres en una cuerda de presos malavenidos. Es verdad que, en un marco de confrontación sin poros en el que tan difícil es conservar los propios votos como conquistar votos nuevos más allá del propio porciúnculo ideológico, la izquierda tiene contados sus sufragios y los necesitará todos para una incierta victoria agónica. El PSOE necesita a Sumar para gobernar, pero no para sobrevivir. Podemos necesita a Sumar para sobrevivir. Sumar, por su parte, necesita al PSOE para gobernar, pero le sobra Podemos, me temo, en términos de supervivencia. Todos los cálculos que se hacen, muy mecánicos y finalmente conjeturales, ignoran los efectos sobre el potencial electorado de izquierdas de una Unidad demasiado «ambiciosa» que incluya a un Podemos en caída libre, incapaz de hacer concesiones y reprobado, a derecha e izquierdas, por la mayoría social. Es incierto que, después del 28M, Podemos pueda realmente sumar los votos que hacen falta; es más verosímil que contribuya más bien a frenar apoyos e incorporaciones aún inseguras.

Así que, después de muchas y dolorosas reflexiones, con un poco de miedo y sin ninguna certeza, me atrevería a afirmar que, si en cualquier caso será difícil renovar el Gobierno de coalición, en compañía de este Podemos será imposible.

Veamos. Más allá de su guardia pretoriana tuitera, cuyo tono legionario es en todo parecido al de los mamporreros de Vox, el problema de Podemos es una dirigencia que, maltratada por los medios y engolosinada en sus propios errores, se ha vuelto tóxica para cualquier proyecto ganador. Lo ideal no ocurrirá. Pero lo ideal, en estas adversas condiciones reales, sería -digámoslo claramente- que Montero, Belarra, Echenique, siguieran el camino que les ha señalado Garzón, a quien saludo con respeto desde aquí, e Iglesias hiciera un voto de disciplina, mediático y subterráneo, hasta después del 23J; y que todos ellos pidieran el voto para Sumar. Deben comprender que su tiempo ha pasado, que -cualesquiera sean las injusticias que han sufrido- se han convertido en gasolina para la derecha (a la que sinceramente combaten) y en fuego para la izquierda (que sinceramente defienden); y que una militancia responsable y generosa demanda a veces una retirada humilde y sin condiciones. En cuanto a los muchos cuadros sensatos y los miles de militantes que están deseando integrarse en Sumar, se les debe facilitar su incorporación como un activo indispensable para el despegue del tan titubeante como esperanzador «tinglado» de Yolanda Díaz. Me temo que las cosas están así: sin Podemos quizás no se puede ganar; pero con Podemos solo se puede perder. Me temo, sí, que las elecciones se pueden perder con independencia de la Unidad cadavérica que se pretende; pero que no se pueden ganar con ella. Ahora bien, si finalmente se pierden, la única posibilidad de renovación de la izquierda, en los duros años que en ese caso se avecinarían, pasa por evitar que Sumar sea una prolongación de Podemos o esté preñada de los discursos y conflictos que la dirigencia morada inocularía en su interior. La esperanza de Sumar es inseparable de su «vacío»; y no puede por eso llenarse de nuevo de Podemos. La esperanza de Sumar es inseparable de su «novedad» relativa; y no puede por eso empezar desde el principio con un pasado que no es el suyo y que la mayor parte de los españoles rechaza.

Esto sería lo mejor -lo he dicho- pero conviene hacerse pocas ilusiones. Podemos no tendrá el coraje de estar a la altura de la misión histórica para la que nació; es decir, la de disolverse en cualquier fuerza que pueda hacer mejor su trabajo. Menos bueno que la jubilación militante, pero menos malo que la Unidad a golpes, sería que Podemos y Sumar se presentasen por separado después de desearse amigablemente suerte. No sé hasta qué punto se reducirían de ese modo las posibilidades de renovación del Gobierno de coalición, pero Yolanda podría concurrir a las elecciones con libertad, midiendo así el apoyo real con el que cuenta; y Podemos, por su parte, podría chocar sin freno contra sus propios límites electorales. La ventaja mayor, en todo caso, sería la de evitar una campaña imposible en la que las asperezas, las diferencias, las discordancias, saldrían inevitablemente a la luz. La Unidad es más o menos fácil de acordar en un despacho; mucho más difícil es disciplinarse en una campaña larguísima en la que cada fuerza va a tratar de imponer su tono y su discurso. De todos los partidos que compondrían Sumar, el único que no converge en un mismo horizonte temperamental es sin duda Podemos, cuya épica antifascista perjudicaría, a mi juicio, el éxito electoral. Otra ventaja adicional sería la de que, si se consumase la derrota, Sumar podría intentar organizarse internamente de manera republicana y seguir su camino sin lastres ni deudas ni rencores.

Las dos primeras opciones, de resultado incierto, protegerían, en cualquier caso, la oportunidad de un nuevo comienzo. Como las presiones son muchas, los fetiches muy poderosos y el tiempo apremia, me preocupa que finalmente se llegue a algún tipo de Unidad fetichista y chapucera entre Podemos y Sumar. En este caso, a mi juicio indeseable, se trataría de amortiguar los daños con un acuerdo en el que -como decía en un reciente tuit Raimundo Viñas- se aceptara el 28M como una especie de «primarias» cuyos resultados reflejarían la relación de fuerzas entre los distintos partidos; un acuerdo en el que -sugiero ahora yo- se redujera la visibilidad en campaña de la dirigencia podemita y muy especialmente la de Pablo Iglesias, idolatrado por 10.000 hooligans y odiado por millones de ciudadanos; y en el que se abriera paso a candidaturas de independientes no vinculados a nuestra izquierda angosta y pugilística. Si, a pesar de todo, se siguiese adelante con esta Unidad a palos, yo votaría a esa Cosa con la nariz tapada, pero conozco a mucha gente que no lo haría. Votaría incluso a cualquier Cosa que finalmente se bricoleara a toda prisa en los despachos (pues me horroriza el nuevo país que llama a las puertas del Parlamento) pero con ello -no lo ignoremos- se perderán votos que salvarán al PSOE o que irán a la abstención y se infectará de entrada, y quizás sin remedio, el impulso de un Sumar abierto, republicano, plural y federal, como alternativa de futuro para una izquierda magullada y en retroceso. Porque de eso se trata. Sumar, más allá de las elecciones (que hay que intentar ganar), es una oportunidad, la única que hoy tenemos, de un nuevo comienzo que, recogiendo las luchas y logros de estos años, se dirija a una potencial mayoría social sin sus errores y desatinos y en medio de un vendaval de persas enardecidos.