1 julio 1988

EL PAÍS denuncia que la situación en Rumanía es intolerable

Las reformas en Hungría enfurecen a la Dictadura comunista de Nicolae Ceaucescu en Rumanía

Hechos

En junio de 1988 se endureció la tensión entre los Gobiernos de Rumanía y Hungría.

01 Julio 1988

El 'paraíso' de Ceaucescu

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián Echarri)

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DESPUÉS DE la impresionante manifestación de Budapest del martes pasado, en la que unas 70.000 personas protestaron por las persecuciones que sufre la minoría húngara en Rumanía, Nicolás Ceaucescu ha amenazado con retirar a su embajador de Budapest y ha cerrado el consulado húngaro en la ciudad transilvana de Cluj. El líder rumano ha acusado a los dirigentes del partido y del Gobierno de Budapest de fomentar el «chovinismo» Y el «antisocialismo», de volver a la política «antirrumana» de los gobernantes magiares fascistas de la época de Hitler. Nunca, desde la II Guerra Mundial, se había creado una situación como ésta entre dos países del campo socialista, miembros ambos del Pacto de Varsovia.En su origen está un problerna que ha dado lugar a conflictos entre Budapest y, Bucarest en diversas etapas históricas: la existene¡a de unos dos millones de húngaros en Transilvania, hoy parte de Rumanía. La actitud del Gobierno rumano con respecto a estos húngaros -y asimismo a otras minorías, como la alemana- ha sido cada vez más represiva, con violaciones constantes de los derechos humanos más elementales. Ello ha determinado un aflujo creciente por la frontera rurnano-húngara de refugiados, incluidos no pocos rumanos, que huyen del paraíso de Ceaucescu. Pero la gota que lla desbordado el vaso -y que ha motivado la manifestación de Budapest- ha sido la decisión del líder rumano de destruir unos 7.000 pueblos para concentrar a los campesinos en centros «agro¡ndustriales». Ese plan -que evoca los peores tiernipos de las locuras camboyanas de Pol Pot- significaría arrasar unos 1.500 pueblos habitados por húngaros. Las noticias que se reciben sobre los métodos aplicados para realizar ese proyecto demencial -deportaciones en masa, trabajos forzados, Castigos y hasta desapariciones de los que protestan- son aterradoras. Ante estos hechos, los gritos de protesta ¿le los ciudadanos de Budapest suplieron lo que deberia haber sido la reacción. de Europa y de todo el mundo.

El problema de los húngaros en Transilvania, al que la pertenencia de ambos Estados a la comunidad socialista ha puesto durante décadas una especie de sordina, cobra ahora nueva actualidad gracias sobre todo a los avances de la liberalización en Hungría. La manifestación de Budapest -organizada por grupos paralegales- contó, no obstante, con apoyos oficiales. El Gobierno húngaro no puede ignorar un sentimiento tan vivo de todos sus ciudadanos. Eljefe del Gobierno húngaro, Grosz, ha anulado un viaje a Bucarest que estaba prograrnado y visitará Moscú en los próximos días. Pero no se vislumbran perspectivas de que el conilicto húngaro-rumano pueda resolverse en el seno ole la familia socialista. Todo indica que Moscú tiene hoy escasas posibilidades de influir sobre la política de Ceaucescu, quien se opone de manera abierta a la perestroika y retrocede hacia un neoestalinismo cada vez más represivo y catastrófico.

El proceso mismo de la perestroika está facilitando que los problemas de los países del Este sean mejor conocidos por los occidentales. En este sentido, conviene no perder de vista que el trato inhumano que sufre la minoría húngara de Transilvania no es un problema exclusivo ni de Hungría ni de los países del Este; es un problema que renlite a la conciencia de los ciudadanos del mundo occidental. Y es preciso que Ceaucescu sienta la reprobación de la opinión pública y de los Gobiernos de esos países.

20 Marzo 1989

La destrucción rumana

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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LA SITUACIÓN en Rumanía se ha hecho absoluta mente intolerable. Mientras el dictador se hace cons truir monumentos cíclópeos a su mayor gloria -des trozando de paso el patrimonio arquitectónico de Bucarest-, los rumanos viven cada vez peor. La penuria de la población es terrible a causa de la decisión de Ceaucescu de exportar alimentos para pagar su deuda, y la mortandad infantil es la más alta de Europa. Dominado por su ambición y su orgullo, Ceaucescu ejerce un poder absoluto y brutal. Se trata de un caso de despotismo que recuerda épocas pretéritas, en el que la esposa y numerosos parientes del jefe supremo ocupan los altos cargos. El dictador ha perdido contacto con la realidad e impone políticas demenciales. Su última ocurrencia, la sistematización, del campo, es un plan de destrucción de las aldeas para concentrar,.a la población rural que puede causar daños humanos y culturales irreparables.Ese régimen neoestalinista, apoyado en un sistema represivo omnipresente e implacable, no había tenido hasta ahora una disidencia interna. Por ello, la carta abierta a Ceaucescu hecha pública en Occidente por seis antiguós dirigentes de primera fila del partido comunista rumano constituye un hecho histórico. En el citado documento se denuncian los males que sufre el pueblo y se piden medidas para aliviar la penuria, el cese de la represión, el respeto de la Constitución y la suspensión del plan de sistematización agraria. Los firmantes dicen en su carta que son conscientes del riesgo que corren, y, efectivamente, el hijo de uno de ellos, Raceanu, fundador del partido comunista, ha sido detenido por espía, acusación que ha levantado protestas en Rumanía y en el extranjero.

En el caso rumano, contrariamente a otros, la denuncia de la violación de los derechos humanos no ha sido motivo de enfrentamiento entre el Este y el Oeste. En primer lugar, a causa de la posición de Hungría. Este país está recibiendo en su territorio desde hace años una marea de refugiados, en alta proporción húngaros de Transilvania que huyen de los horrores de la Rumanía de Ceaucescu. El pueblo húngaro siente como propios los padecimientos de sus hermanos de esa región, y ello ha llevado al Gobierno húngaro a tomar una actitud cada vez más neta de condena de la política rumana. Pero hoy ya no se trata sólo de la posición húngara. El aislamiento de Ceaucescu es cada vez mayor en relación con todos los países socialístas. Ello se reflejó en la sesión del 9 de marzo de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Quizá por primera vez en la historia, la URSS y otros miembros del Pacto de Varsovia dejaron solo al delegado rumano en el momento de votarse una resolución occidental con duras condenas al Gobierno de Ceaucescu. Al no participar en la votación, dichos países facilitaron que el texto fuese aprobado. Entre ellos estaban incluso Bulgaria y la RDA, países que no simpatizan particularmente con la reforma de Gorbachov. Pero el desprestigio y los abusos de Ceaucescu borran todos los matices.

La situación rumana empeora cada día, y ello requiere que la comunidad internacional adopte medidas más eficaces. Todo lo que se haga en el plano internacional es una ayuda decisiva para un pueblo que no puede hablar y para unos opositores amenazados de duras medidas represivas. La Comunidad Europea ha tomado una decisión importante suspendiendo la negociación de un acuerdo comercial «mientras prosiga la sistemática violación de los derechos humanos». 181 Parlamento de Estrasburgo ha aprobado una resolución llamando a los Gobiernos de los doce a adoptar una política de firmeza en relación con el dictador rumano. El Gobierno español y los otros miembros de- la CE deben responder con pasos concretos a esa llamada. Hay que hacer sentir a Ceaucescu que Europa, toda ella, no tolera sus desmanes.