2 julio 1934

Ganó las elecciones de julio por una mayoría abrumadora con más de un millón de votos

Lázaro Cárdenas asume presidecia de México como base para constituir un régimen de partido con el Partido Nacional Revolucionario, que pasará a ser Partido Revolucionario Institucional

Hechos

Las elecciones se celebraron el 2 de julio de 1934.

Lecturas

La revolución de 1910 y una serie de conflictos y guerras civiles posteriores marcaron la política del país latinoamericano hasta la llegada de Cárdenas a la presidencia. La chispa de la rebelión nacional se había encendido con motivo de la reelección del dictador Porfirio Díaz. Durante varios años, las tropas gubernamentales y los opositores al régimen se enfrentaron en luchas sangrientas. En 1917, una nueva Constitución puso formalmente fin a la guerra civil. Sin embargo, los enfrentamientos militares se prolongaron hasta la mitad de los años veinte.

Tras haber sido ministro del Interior en 1931 y ministro de la Guerra en 1933, Lázaro Cárdenas accedió a la presidencia en 1934. Entre sus proyectos más importantes figuraba la puesta en práctica de los grandes ideales de la revolución. Su innovador programa incluía, pues, una reforma agraria que favoreciera al campesinado, la separación total entre la Iglesia y el Estado, un programa educativo para toda la sociedad y la eliminación de las diferencias sociales. Ya en 1934 se agudizó el conflicto entre la Iglesia y el Estado. El parlamento de México decidió expulsar del país a todos los obispos católicos y prohibir cuatro periódicos católicos, lo que provocó sangrientos enfrentamientos entre los llamados cristeros y los partidarios del gobierno socialista.

El programa económico de Cárdenas preveía, entre otras cosas, la nacionalización de una serie de empresas extranjeras, principalmente dedicadas a la industria petrolera. Con el creciente valor del ‘oro negro’ aumentó la importancia internacional de México. Sin embargo, la industria petrolera se encontraba entonces en manos de empresas extranjeras a las que el gobierno reprochaba cierta injerencia en la política interior mejicana. A finales del siglo XIX, el dictador Díaz había abierto el país a los inversores estadounidenses para incentivar, sobre todo, el aprovechamiento de los recién descubiertos yacimientos petrolíderos, contribuyendo así al despegue económico del país.

En 1938, cuando la coyuntura internacional parecía favorecer sus proyectos, Cárdenas se atrevió a expropiar las empresas petrolíferas que operaban en México, consciente de que una amplia mayoría de la población apoyaría la medida. Al mismo tiempo, el presidente, de orientación populista, se ganó la clase trabajadora y firmó un pacto con el líder obrero Vicente Lombardo Toledano.

Asimismo supo aprovechar la estructura partidista de México donde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) dominaba todos los resortes del poder. Fundado en 1929 con el nombre de Partido Nacional Revolucionario (PNR), cambió de nombre a PRI conforme iba copando todo el poder en México.

Dos años después de la expropiación de las empresas petrolíferas extranjeras, Cárdenas y Estados Unidos llegaron a un acuerdo para establecer una indemnización por daños y perjuicios. Estados Unidos recibiría 74 millones de dólares por sus pérdidas y se comprometía, a cambio, a efectuar un préstamo de 40 millones de dólares a México para apoyar el valor del peso.