2 julio 1934

Noche de los Cuchillos Largos de las S. S. contra las S. A.

Purga en la dictadura de Alemania: Hitler extermina al ‘ala revolucionaria’ nazi de Roehm y a otros enemigos políticos

Hechos

Entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934 fueron asesinadas distintas figuras políticas de Alemania.

Lecturas


El ministro de Propaganda de Alemania, Josep Goebbels, justificó la purga en que, una vez acreditado que no era posible controlarlos, había que exterminar a todos los elementos alocados del nacionalsocialismo.

LOS PRINCIPALES ‘PURGADOS’

Roehm02 Ernst Röehm [Röhm]. El jefe de las S. A., líder de brigadas violentas, partidario de la revolución, enemigo de la derecha burguesa y aficionado al lujo y a la ostentación. Estaba considerado el líder más importante del nacionalsocialismo después de Hitler. Tras ser detenido se le ofreció la posibilidad de que se suicidara, pero se negó, por lo que tuvo que ser fusilado. Su muerte fue bien recibida por la derecha burguesa alemana, que lo entendió como un gesto de moderación.

GregorStrasser Gregor Strasser. Dirigente destacado del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, NSDAP. Lideró una escisión a finales de los años 20 y principios de los años 30 hasta el punto de negociar puestos en el gobierno de von Schleicher. Curiosamente al llegar al poder Hitler con el apoyo de von Papen le acusó de estar traicionando los principios revolucionarios del nazismo aliándose con la derecha burguesa. Con su asesinato los nazis se ‘vengaban’ de aquella traición.

Schleicher Von Schelicher y su esposa. El que fuera canciller de Alemania, apodado como ‘el general sindicalista’ hizo todo lo que pudo para evitar a principios de los años treinta la llegada de Hitler al poder incluso ofreciendo puestos a dirigentes del NSDAP que se enfrentaran a Hitler para dividir al nazismo. Ahora él y su esposa pagaban con su vida aquello.

Heines Edmund Heines. Jefe de grupo de las S. A. Su condición de homosexual había despertado una escalada de rumores contra la sección de asalto, el propio Röehm y hasta el mismo Hitler.

KahrGustav    Gustav von Kahr. Fue un supuesto aliado de Adolf Hitler, en el intento de Golpe de estado de Baviera, el fracasado Putsch de 1923. Más tarde aseguró que sólo lo apoyó obligado por Hitler a punta de pistola y testificó contra él. Con la llegada de este al poder era cuestión de tiempo que los nazis pasaran cuentas asesinándole.

PORTADA DE ABC: «MUDANZAS DE LOS TIEMPOS»

Strasser_Goering Al producirse ‘La Noche de los Cuchillos Largos’, en uno de los principales diarios de España, el ABC, se publicó en portada una foto de Gregor Strasser y Herman Goering viajando juntos. El motivo era lo peculiar que resultaba verles juntos a viva cuenta de que Strasser era uno de los principales asesinados por aquella purga y Goering era, precisamente, el brazo ejecutor de Hitler que coordinó aquellos asesinatos. Mudanzas de los tiempos.

 

01 Julio 1934

Era fatal

EL SOL (Director: Fernando Vela)

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De los comunicados oficiales que explican la naturaleza y alcance de los graves sucesos registrados ayer en Alemania se saca una conclusión: el ropaje de confianza y optimismo en que están envueltos a duras penas oculta los estragos que ha causado ya en el nacionalsocialismo una política de vaguedades, indecisiones y demagogia que ha llevado al país al borde mismo de la desintegración y el caos. Lo de ahora es al prinicpio una pugna entre dos sectores del núcleo gobernante, alentado uno por las influencias conservadoras del junkerismo que representa von Papen y el otro por la creciente disconformidad y disgusto que produce en las masas del partido el ofrecerles, siempre que piden pan para llenar el estómago vacío promesas de un futuro risueño. Con promesas ha llegado el nacionalsocialismo al Poder y con promesas ha ocnfiado seguir en él indefinidamente.

Mientras tanto una violenta campaña demagógica ha minado la estabilidad de todas las instituciones tradicionales del país; ha provocado una terrible campaña de persecución racial  que ha tenido repercusiones fatales para lo futuro de Alemania en el Extranjero; ha desencadneado una dura lucha religiosa, en la que tercian católicos y protestantes ha creado un ambiente de secreto y heroísmo para que en él pudieran desenvolverse, con riesgos y dificultades enormes, las actividades políticas y sociales de sectores nutridos de la población; ha dado lugar a que la actitud de expectativa de muchas potencias extranjeras se tornase en hostilidad franca, más o menos encubierta. En fin de cuentas, esa atmósfera de cordial unidad nacional que el nacionalsocialismo propugnaba como el credo de un país grande, fuerte e imperial, no sólo no pasaba de ser una vaguedad más, había llegado a poner en evidencia la existencia de un estado latente de guerra civil, de revolución en estado de gestación, que tendría que saltar forzosamente a la superficie.

Todas estas cosas son sobradamente conocidas de los lectores EL SOL. Hace mucho que hemos venido analizando cuidadosamente la política nacionalsocialista en sus más leves detalles económicos, sociales, religiosos, internacionales, políticos. Y ni en uno sólo hemos hallado el más leve indicio que justificase exponer objetivamente la posibilidad de permanencia. Hace tres días nada más que anticipábamos en una nota editorial los acontecimientos que se registraron ayer. Los hechos han venido a confirmar nuestros comentarios esta vez como han sido confirmados en ocasiones anteriores y como tendrán que ser confirmados fatalmente en lo sucesivo. Para no equivocarse en estas cuestiones, sólo se necesita estudiar detenidamente el curso de los acontecimientos. EL SOL se siente satisfecho al llenar cumplidamente este deber para sus lectores.

03 Julio 1934

La indisciplina de las camisas pardas determinara un deslizamiento de Hitler hacia los conservadores

ABC (Director: Juan Ignacio Luca de Tena)

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Los telegramas que completan la información del sábado demuestran que no nos equivocamos al afirmar que los vencidos son los izquierdistas del partido nacional-socialista. Ciertamente, ello no significa el triunfo de la ‘reacción’, aunque se puede prever que Adolfo Hitler emprenderá una orientación más derechista, de acuerdo con Goering y con los hombres de confianza del presidente Hindemburg. Según un telegrama, el plan de los sediciosos consistía en proclamar la dictadura socialista, para destruir la Banca y socializar la industria. Como escribe el jefe del Estado, el pueblo alemán debe gratitud a Hitler por haberle salvado de un gran peligro.

No es dudoso que la nueva política alemana se apartará del primitivo programa del partido nacional-socialista, cuando éste se encontraba todavía en la oposición. A pesar del aspecto romántico de su actuación, el Führer es un hombre de realidades que sabe hasta dónde puede llevar a su país en las actuales circunstancias, tan difíciles. La eliminación de los extremistas de su partido facilitará la reconstitución económica, porque restablecerá la confianza de los capitalistas y quizá permita realizar la vuelta de Alemania a Ginebra.

También estábamos en lo cierto al afirmar que von Papen no podía tener participación en el movimiento sedicioso, pues el plan de Roehm y sus compañeros iba precisamente en contra de los intereses conservadores que representa el vicecanciller. Ciertamente, éste criticó hace poco la actuación del Gobierno, pero lo hizo a causa de la presión ejercida sobre él por los extremistas impacientes. Es posible que estos se hayan decidido a actuar después del discurso de von Papen, temiendo un triunfo de la derecha. En todo caso, la víctima no ha sido ésta; la tendencia socialmente moderada sale victoriosa de la sangrienta jornada. Y mientras baja la influencia de las Tropas de Asalto, o las milicias nazis, aumentará automáticamente la del Ejército, de la Policía y quizá también de los Cascos de Acero. En adelante, Hitler se apoyará más en los militares que en las camisas pardas. Todo indica un deslizamiento hacia la derecha.

30 Enero 1936

Hambre, tiranía, aislamiento

EL LIBERAL (Director: Francisco Villanueva)

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Se ha cumplido el tercer aniversario de la implantación de la dictadura nacionalsocialista en Alemania. El balance de su gestión es fácil de establecer: el pueblo alemán ha perdido su libertad y se ha extremado su angustia económica. El hitlerismo ha incumplido todas sus promesas y ha fracasdo en todas sus aspiraciones, salvo en la de ser el testaferro de las clases privilegiadas.

En política exterior ha realizado un golpe de efecto: sacar de los escondrijos donde lo mantenía al ejército irregular, que habían formado von Secokt y von Schleicher, violando el Tratado de Versalles, para mostrarlo a plena luz, incorporado a la Reichswehr. Al hacerlo sabían los jerarcas del tercer reich que su gesto no suscitaría ninguna reacción ofensiva en los países firmantes del Tratado. No arriesgaba nada, por tanto, con esa supuesta arrogancia, y podían inscribir en el haber del nacionalsocialismo un resurgimiento militar, concluso ya bajo la República de Wimar.

Algo más efectivo es el éxito alcanzado con la firma del Tratado naval anglogermano. Pero las ventajas de ese convenio son muy relativas mientras Inglaterra y Francia continúen identificadas en la apreciación de las circunstancias internacionales. Desplazado Laval de la presidencia del Consejo, esta compenetración no se romperá y cualquier extralimitación que intente el tercer Reich para alterar el statu quo europeo será rápidamente corregida. No se acaba de ver en este mismo instante. El propósito atribuido a Alemania de fortificar la zona desmilitarizada del Rhin ha puesto automáticamente en guardia a Inglaterra, Bélgica y Francia. La dictadura parda ha ternido que dar marcha atrás y prometer que sus soldados no pondrán el pie en esa región.

Todavía es pronto para que la Alemania hitlerista se lance a la guerra, ni aun contando con la complicidad – nada probable por ahora – del fascismo italiano. Pensando en esa guerra, el tercer reich emplea todo su caudal en construir armamentos, con lo cual ha podido disminuir temporalmente el número de obreros sin trabajo, aunque no en la proporción de hacían creer estadísticas amañadas.

La industria pesada – beneficiaria exclusiva de la dictadura, que ayudó a instaurar con sus dávidas – ha acrecentado fabulosamente sus dividendos; pero ha arruinado la Hacienda alemana. Por tener ametralladoras, cañones, aviones de bombardeo, acorazados al natural y en miniatura, Hitler – al dictado de los generales de la Reichswehr – ha agotado las disponibilidades para adquirir las materias primas de que carece de Alemania y ha condenado al hambre a millones de gentes, algunas de las cuales fueron de buena fe comparsas en el movimiento nazi.

Esta inopia, denunciada públicamente por el doctor Schacht, führer de la economía nacional y hombre de confianza de la plutocracia, producirá, en plazo brevísimo, millón y medio de sin trabajo.

La extensión del paro forzoso será con ello prácticamente mucho mayor que antes del advenimiento de la dictadura, aun no contando entre las víctimas del desempleo a los obreros ocupados en los campos de trabajo, que o perciben un jornal irrisorio o no cobran ninguno, trocando sus horas de penosa tarea por una comida miserable y un catre de campaña.

La disminución de los contingentes de las milicias de asalto – reducidas en tres quintas partes – ha arrojado a la miseria a muchos millares de nacionalsocialistas, tardíamente arrepentidos de su candidez. Ellos elevaron a la cancillería a Hitler, que después fue encumbrado por la Reischswher a la presidencia el Tercer Imperio. Sin la colaboración de esas masas ilusionadas la dictadura parda no existiría. Y sobre esos eficaces artesanos de su triunfo ha descargado Hitler los más odiosos golpes. El 30 de junio de 1934 fueron eliminados más de doscientos milicianos de asalto con el capitán Roehm – el inventor de Hitler – a la cabeza Godofredo Feder, el teorizante del nacionalsocialismo, al que proveyó del programa demagógico que le permitió captar legiones de incautos declasses, fue violentamente desplazado de su puesto por orden de la gran finanza, que debía haber sido expropiada por los nazis.

Triste destino el del pueblo germano, por lo menos servirá de ejemplo a otros países para no ser víctimas del abominable camouflage fascista.

Hambre, tiranía, aislamiento internacional, aplastamiento de las clases trabajadoras, hegemonía incontestada de los magnates del dinero, dominio absoluto de la casta militar; esas son las características de la Alemania nazi, tres años después de aquel 30 de enero en que el ex pintor de brocha gorda, tránsfuga del proletariado, se asomó a la ventana de la cancillería para ver desfilar a la luz de las antorchas, a los compañeros de lucha que iba a sacrificar dentro de poco…