14 octubre 2002

La prensa internacional vincula la masacra a un grupo indonesio afín a Al Qaeda y a Bin Laden

Matanza de Bali: 187 muertos en un atentado terrorista islámico en Indonesia dirigido contra la población australiana

Hechos

El 12.10.2002 estallaron bombas en discotecas con centros nocturnos y la oficina consular estadounidense. Hubo 202 personas asesinadas, de las cuales 164 eran extranjeros y 38 ciudadanos indonesios.

Lecturas

ABU BAKAR BASHIR, EL BIN LADEN DEL SUDESTE ASIÁTICO

binladen_bashir

El clérigo islamista Abu Bakar Bashir fue señalado como el ‘inspirador’ del atentado. Defensor de una Indonesia islámica, sin occidentales. Bakar Bashir negó estar implicado en la matanza de Balí y aseguró que los responsables del atentado eran los Estados Unidos. En marzo de 2005 fue condenado a dos años y medio de cárcel por ser ‘el incitador’ del atentado. La sentencia fue considerada como ‘leve’ por el gobierno australiano, que perdió 88 ciudadanos en la matanza de Balí.

¿BIN LADEN?

Titular de portada ‘Venganza de Ben Laden’

14 Octubre 2002

Infierno en el paraíso

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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No puede haber causa humana alguna que justifique una matanza como la provocada ayer en la isla indonesia de Bali, pero si nos atenemos a la experiencia reciente es muy probable que quienes la han ordenado crean obedecer a un mandato divino. El terrorismo de masas contemporáneo aparece relacionado casi siempre con las versiones radicales de los fundamentalismos religiosos. Pero creyentes en la guerra santa los hay en todas las religiones, y hasta el asesino en serie que estos días siembra el terror en la región de Washington cree ser Dios, pues dispone de la vida y la muerte de aquellos a los que apunta con su rifle.

El balance de 182 muertos, casi todos jóvenes de diversas nacionalidades, y cerca de 300 heridos convierten al atentado de Bali, una isla paradisíaca que vive del turismo, en uno de los más sangrientos de la historia. Ello más bien avala, aunque no confirma, la hipótesis de que pueda haber sido provocado por alguno de los grupos que forman la red de Al Qaeda, en particular la Jemaa Islamiya. Estados Unidos había advertido contra la posibilidad de un atentado en el sureste asiático, y había vinculado a la red de Bin Laden con el atentado en el que perdió la vida, el pasado martes, un marine norteamericano en Kuwait. Ese mismo día, elnúmero dos de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, había amenazado con nuevos ataques contra objetivos estadounidenses. El viernes, Francia confirmó que el petrolero destruido frente a las costas de Yemen había sido objeto de un atentado vinculado también probablemente con esa red.

Hay motivos, por tanto, para pensar en una ofensiva de Al Qaeda, y si no puede darse por segura su responsabilidad en la matanza de ayer es porque en Indonesia hay otros grupos terroristas que considerarían legítimo hacer estallar un coche bomba a las puertas de una discoteca. Según informes norteamericanos, Al Qaeda entrenó a unos 10.000 combatientes de muchos países. Si se descuentan los muertos y capturados en Afganistan, deben quedar en libertad no menos de 4.000, incluidos 20 de los 27 dirigentes identificados. La expectativa de intervención en Irak puede ser el pretexto inmediato para esta eventual ofensiva. De momento, sin embargo, lo que ha conseguido el atentado de ayer es un reforzamiento de la voluntad del mundo occidental de hacer frente al terrorismo, según declaraciones difundidas ayer por casi todos los gobiernos.

La característica del terrorismo es que ataca a los civiles de manera indiscriminada, y lo que le diferencia de otras formas de criminalidad es su pretensión de legitimidad. Pero lo singular del terrorismo islamista de Al Qaeda es que esa pretensión no guarda relación con reivindicaciones territoriales o políticas concretas, sino con una afirmación universal de su propia verdad frente al mundo exterior. No cabe, por tanto, actuar sobre los motivos invocados, sino sólo sobre los candidatos a sumarse a sus filas. Puede que en el mundo haya millones de fanáticos, pero no millones de millonarios fanáticos como Bin Laden. Sólo le seguirán quienes piensen que puede triunfar, y lo que la experiencia demuestra es que el terrorismo puede causar mucho dolor pero nunca, en ningún lado, ha triunfado. Evitar que los terroristas puedan presentar objetivos, incluso parciales, conseguidos mediante el terror es, por tanto, la primera receta para hacerles frente.

14 Octubre 2002

Balí Ensangrentada

LA RAZÓN (Director: José Antonio Vera)

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Indonesia es el país musulmán más poblado del mundo. De sus 215 millones de habitantes, más de 180 millones practican la religión de Mahoma. Hace unas décadas el perfil del indonesio musulmán era de un creyente moderado, tolerante y contrario a la aplicación de la sharia. Pero tras la caída de Suharto, en 1998, Indonesia ha visto multiplicarse las organizaciones integristas y por ende, la violencia de origen religioso. Los ataques a las comunidades no musulmanas de las Molucas y las Célebes; la sangrienta batalla por Timor, se han cobrado miles de vidas.

Hasta ayqer, sin embargo, el terror había respetado a la isla de Balí, el paraíso al este de Java, habitada por hindúes y convertida en el primer emporio turístico del país. Bali atraía a más de la mitad el turismo occidental hacia Indonesia gracias a una perfecta organización hotelera y de ocio, y por qué no decirlo, a unos modos de vida liberales, muy alejado del modelo islámico. Era, pues, piedra de escándalo entre los buenos creyentes que dejaban oír sus continuas quejas en las mezquitas.

Es pronto para atribuir el horroroso atentado a uno cualquiera de los grupos terorristas islámicos que operan en el país. En principio tiene el sello de la Yemah Islámica, organización vinculada indirectamente a Ben Laden, y muy activa en toda la zona. En cualquier caso, lo importante es que la batalla contra Occidente no se detiene ni conoce fronteras.