27 julio 1992

Miguel Induráin se convierte en el primer español que gana el Tour por segunda vez consecutiva

Hechos

En julio de 1992 el ciclista D. Miguel Indurain volvió a ganar la competición del Tour de Francia.

27 Julio 1992

Miguel Induráin hace doblete

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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MIGUEL INDURÁIN es el primer español que gana el Tour por’ segunda vez -y además consecutiva-, lo que, unido a su victoria de este año en el Giro de Italia, le convierte probablemente en el deportista de mayor nivel que haya habido en nuestro país desde que el deporte competitivo, cualquier deporte, existe. Sin embargo, como en tantas ocasiones anteriores, la gran ronda francesa ha tenido este año otro gran vencedor: el propio Tour.Antes de la celebración de la prueba, los recelos, un tanto vergonzantemente nacionales, se suelen disparar: que si en esta edición la gran montaña sólo tiene dos etapas; que si, el cuentakilómetros de las contrarreloj es poco, mucho, o todo lo contrario; que si se ha olvidado el histórico debate pirenaico para privilegiar el turismo alpino, etcétera. Cada cual, según sus preferencias o inquietudes, puede quejarse de poca o mucha tumba abierta, de mayor o menor disputa contra el despilfarro del segundo, o de presuntos designios que favorecen al extranjero y perjudican al de casa, en trazado, jornadas de descanso, o control de la drogadicción incorporada del ciclista.

Por todo ello, el Tour de este año no podía ser una excepción. Pero tampoco lo ha sido la evidencia, al término de tres semanas de devastadora entrega, de, que nuevamente la gran prueba ciclista ha disipado, en la gigantesca epopeya de los Alpes, en el llano interminable y el tirabuzón geométrico de las contre-la-montre, en las percheronas escapadas del routier esculpido a todos los senderos, cualquier duda sobre su carácter de reina del esfuerzo deportivo.

La carrera de 1992 ha demostrado en lo humano un par de cosas: que el ciclismo de los años noventa tiene un gran campeón, *un atleta excepcional en el que la biología y su sabio uso para el esfuerzo entran en juego; y un héroe irrepetible, digno de la mejor escena clásica, que despilfarra en honor y corazón lo que otros dosifican avaros pensando en el futuro. En lo deportivo, finalmente, ha probado también que la ciencia basada en la fuerza es siempre superior a la épica basada apenas en sí misma.

Así tenía que ser, sin duda, en un tiempo como el nuestro, de alta tecnología, del inevitable triunfo de los más preparados. Pero, desde la emoción reconocida, honremos hoy a ese genuino personaje de Montherlant que es el italiano Claudio Chiappucci, por haberse batido en una gesta contra el tiempo, por haber querido escribir una excepción a la regla de la historia. Induráin ha ganado y con él la eficacia, la fuerza, la estrategia, la insuperable calidad de lo mejor, en suma. Pero Chiappucci…

Por eso el gran vencedor de la carrera a la postre ha de ser el propio Tour. Porque en la prueba francesa el deportista aún es capaz de recordarnos a nosotros mismos.