4 abril 1985

"Albania será siempre roja" asegura Alia en el entierro de su antecesor

Muere el dictador comunista de Albania, el stalinista Enver Hoxha, que será reemplazado por Ramiz Alia

Hechos

El 15.04.1985 fue enterrado en Albania Enver Hoxha, secretario general del Partido del Trabajo de Albania desde su fundación, que sería reemplazado por Ramiz Alia.

Lecturas

El Jefe de Estado y secretario general del partido del trabajo de Albania (PTA; partido comunista, único permitido), ha muerto este 11 de abril de 1985 en Tirana, a los 76 años de edad.

El jefe de Gobierno Ramiz Alia, reemplazará al anciano líder como secretario general del partido y, como tanto, como dictador absoluto del país.

DICTADURA DE HIERRO SIEMPRE FIEL A STALIN

enver_hoxha_3 Al contrario que todos los demás dictadores de la Europa del Este, Enver Hoxha se negó siempre a renegar de su mentor Stalin, lo que le llevó incluso a romper con la URSS y con el Pacto de Varsovia. Trató de acercarse entonces a la China de Mao Zedong, enfrentada con la URSS, pero cuando el régimen de este país también inició reformas de Deng Xiaoping contra ‘la revolución cultural de Mao’, Albania también rompió con ellos y condenó a su país al aislacionismo más absoluto. Fue el único país europeo que no participó en la Conferencia de Helsinki.

Entre las víctimas de la dictadura de Hoxha no sólo  hubo opositores políticos, sino también colaboradores que caían en desgracia: En su primera etapa al sector de Koci Holxhe, al que aniquiló junto sus partidarios. Su ministro de Defensa, Beqir Balluko fue asesinado por orden de Hoxha en 1974 acusado de ser un espía de la Unión Soviética y, la purga más impresionante, la del que durante treinta años fue su mano derecha, Mehmet Shehu, que tras ser declarado ‘traidor’ por Hoxha fue ‘suicidado’ en extrañas circunstancias.

12 Abril 1985

Visceral y jacobino

Juan Fernández Elorriaga

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Enver Hoxha nació el 16 de octubre de 1908 en el seno de una familia de la burguesía media de Gjirokastra, bella ciudad declarada hoy museo. Estudió en el colegio local antes de empezar el bachillerato en el liceo francés de Korca. Visceral y jacobino de formación, siempre le gustaron los clásicos franceses.El rey Zog le concedió una beca para estudiar en la universidad francesa de Montpellier, en 1931. Sus artículos publicados en la prensa izquierdista francesa llegarían a los ojos y oídos díplomáticos del rey. Por ello, Hoxha perdió la beca. Amigos liberales le consiguieron un puesto de administrativo en la Embajada albanesa en Bélgica, donde cursó estudios de Derecho.

Perdió también este trabajo y regresó a la Korca de su juventud, en 1936, como profesor de francés. Cuando Mussolini entró en Albania, Hoxha logró escapar a la pena de muerte. Abrió un estanco en Tirana y en la trastienda fundó, en 1941, el grupo comunista albanés que se impondría a las demás fracciones del partido.

Tomó el poder en 1945, tras dirigir la resistencia contra italianos y alemanes. En 1948, conoció el ultraje de Koci Holxhe, que en el Buró Político trataró a Hohxa de pequeño burgués. Koci Holxhe era un poderoso líder obrero de la fracción proyugoslava. Cuando Yugoslavia rompió con Stalin aquel mismo año, Hohxa aniquiló a los partidarios de Koci Holxhe y sacó de las sombras a su lugarteniente, Mehmet Shehu, profundo antiyugoslavo y oficial del ejército republicano español, al haber combatido en las brigadas internacionales durante la guerra civil. Hoxha y Shehu fueron inseparables políticamente hasta 198 1, año en que el primero acusó al segundo de ser triple espía, al servicio de la UDB yugoslava, del KGB soviético y de la CIA estadounidense.

En 1960 eliminó a la fracción prosoviética tras romper con Nikita Jruschov y, en 1974, a sus reminiscencias, con el ministro de Defensa, Beqir Balluko, en cabeza de los fusilados. Hoxha sobrevivió doce años a su primer infarto y uno a su primer derrame cerebral, tras haber padecido diabetes 40 años. Tiene un hijo y una hija, Pranvera, que trabaja de ingeniera en una fábrica que lleva el nombre de su padre. Su esposa, Nexhnije, es alta funcionaria del partido.

12 Abril 1985

Un obstáculo insalvable en las relaciones entre Moscú y Tirana

Pilar Bonet

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Una nota informativa de cuatro líneas fechada en Roma y sin comentarios fue la primera reacción soviética a la muerte del líder albanés Enver Hoxha, considerado en Moscú como uno de los obstáculos fundamentales para la normalización de las relaciones entre Tirana y Moscú, interrumpidas en 1961 como respuesta al proceso de desestalinización de Nikita Jruschov.Con la muerte de Hoxha, expertos en política albanesa residentes en Moscú esperan que la URSS intensifique los esfuerzos, ya activados en época de Yuri Andropov, para normalizar las relaciones con Albania, país cuya situación geográfica le confiere una gran importancia estratégica para el flanco sur del Pacto de Varsovia. Albania abandonó esta organización militar en 1968 como protesta por la intervención soviética en Checoslovaquia.

De entrada, la exaltación de la figura de Stalin en la URSS, con motivo del 40º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial puede constituir un motivo de acercamiento ante los círculos de antiguos partisanos que rodeaban a Hoxha, de los cuales ninguno posee una autoridad semejante a la del político fallecido.

Año tras año, con ocasión de la fiesta nacional albanesa, el 29 de noviembre, la URSS reitera su deseo de normalizar relaciones a Tirana, que no se da por aludida ante los sucesivos y calurosos mensajes desde Moscú. El último de ellos, firmado por el Presidium del Soviet Supremo de la URSS, se proclamaba inmutablemente a favor de la «amistad y colaboración» con Albania.

En septiembre, en un discurso pronunciado en Sofía, el actual líder soviético, Mijail Gorbachov, que aparecía ya entonces como favorito a la sucesión de Konstantín Chernenko, afirmaba: «Nuestro país está por la normalización de las relaciones con la República Socialista Popular de Albania. Con buena voluntad mutua sería posible solucionar esta cuestión en interés de los pueblos de ambos Estados, de la causa de la paz y del socialismo».

Albania no envió delegación alguna a los funerales de los últimos tres dirigentes fallecidos en la Unión Soviética: Leonid Breznev, Yuri Andropov y Konstantín Chernenko.

Invariablemente, Albania ha criticado la política soviética y se ha mostrado escéptica ante los últimos relevos en el Kremlin. Con todo, el nivel de crítica dirigida contra Andropov fue muy superior al ejercido cuando Gorbachov llegó al poder en marzo pasado.

En el seno del Pacto de Varsovia, Bulgaria y Rumanía son los únicos países que mantienen relaciones con Tirana, sede de aproximadamente una docena de representaciones diplomáticas extranjeras.

20 Abril 1985

El aislamiento de AIbania

EL PAÍS (Editorialista: Javier Pradera)

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Pocos dirigentes europeos habrán marcado el destino de su país de una manera tan profunda y personal como Enver Hoxha en Albania; por eso su muerte ha dado lugar a numerosas consideraciones sobre la probabilidad de una evolución, en dicho país, a partir de la designación de Ramiz Alia, que venía desempeñando ya la jefatura del Estado, como nuevo secretario general del Partido del Trabajo. Suponer que un cambio de persona implica, necesariamente, un cambio de política sería demasiado simplista; pero no cabe duda de que el caso de Hoxha es excepcional. Ha desempeñado el poder durante 41 años, lo que le colocaba como el dirigente más veterano de Europa; y, además, un poder casi absoluto; rodeado, sin las limitaciones que se han ido introduciendo en otros casos, de un culto a la personalidad con rasgos de fanatismo.Las raíces de ese poder dimanan de las condiciones en que Albania, despues de sufrir las ocupaciones italiana y alemana, conquistó su independencia al concluir la II Guerra Mundial. Los grupos armados de la resistencia se convirtieron en aparato militar y policiaco de un Estado fuerte, que era una novedad en el país más atrasado de Europa, sumido en estructuras agrarias y feudales. La represión contra cualquier tendencia discrepante ha sido particularmente dura; con las acusaciones, y los pretextos más burdos; aún en 1981, el compañero más próximo de Hoxha, Shehu, fue acusado como agente a la vez de los yugoslavos, rusos, chinos y americanos. Ese sistema interno extraordinariamente duro y dogmático ha sido alimentado por un proceso de rupturas sucesivas con los principales Estados del mundo comunista; empezando, en 1948, con Yugoslavia. Después, con la URSS de Jruschov, en nombre de la fidelidad a Stalin. Siguió una larga etapa de alianza con China; pero en 1976 se produjo la ruptura. La ideología oficial iba calificando de traidores, y revisionistas, esos diversos regímenes- Albania quedaba como único reducto, una especie de nido de águila, del comunismo auténtico.

El aislamiento ha sido sin duda el rasgo más característico de la política de Albania en las últimas décadas; llevado a unos extremos sin comparación posible con otros países. Para comprender cómo tal fenómeno ha sido posible no lejos de algunas grandes vías de comunicación de nuestro continente, hace falta tener en cuenta ciertas condiciones excepcionales: una población escasa, con una proporción muy alta mantenida en la agricultura; una economía casi de autosuficiencia. Por otro lado, incluso mediante un lenguaje revolucionario superideologizado, lo cierto es que Albania se ha ido marginando, hasta quedar de hecho neutralizada en relación con las principales contradicciones del mundo contemporáneo. Su colocación geográfica es bastante importante desde el punto de vista estratégico, sobre todo en el Adriático, y por tanto el Mediterráneo. Con su retirada del Pacto de Varsovia, éste perdió el acceso a dichos mares.

Pero el aislamiento albanés tiene asimismo unas raíces históricas, que no se pueden desconocer. Nacida en 1912, en la etapa de los conflictos balcánicos más agudos, sus fronteras fueron conflictivas desde el principio; la mitad aproximadamente de los albaneses quedó en otros países. Ello dio lugar a un fuerte nacionalismo, cargado de suspicacia hacia todo lo extranjero; alimentado conjuntamente por el recuerdo de gestas de la Edad Media, y, en la última etapa, por ese dogmatismo cerril en torno a principios marxistas y proletarios, sin ninguna relación objetiva con la realidad del país; pero adecuados para fomentar la exaltación nacionalista y justificar una política estatal dura y represiva.

En el último período, desde la presidencia de la República, Ramiz Alia ha insistido en la necesidad de otorgar una mayor preocupación a las graves dificultades económicas; ha reconocido que la crisis mundial afecta también a Albania; se han producido asimismo pasos concretos para desarrollar relaciones económicas con diversos países europeos, como Yugoslavia (a pesar del conflicto en tomo a la población albanesa de Kossovo), Grecia y especialmente Italia. Es muy probable que esa tendencia recibirá mayores estímulos en la nueva etapa que se abre después de la desaparición de Hoxha. En ese orden, es interesante que Albania haya manifestado una predisposición favorable a establecer relaciones diplomáticas con España, como las tiene ya con numerosos países europeos.