17 noviembre 1986

Dos meses antes su hijo Alberto había sido designado Secretario General de Alianza Popular

Nuevo mazazo contra Fraga: muere José María Ruiz Gallardón, uno de sus principales apoyos políticos

Hechos

El 17 de noviembre de 1986 falleció el diputado de Coalición Popular D. José María Ruiz Gallardón, miembro del equipo directivo de Alianza Popular desde la creación del partido.

Lecturas

El 17 de noviembre de 1986 muere D. José María Ruiz Gallardón, vicepresidente de Alianza Popular y diputado en el Congreso. Padre del actual secretario general de AP, D. Alberto Ruiz Gallardón Jiménez, que apenas lleva unos meses en su cargo. Su muerte es un golpe para D. Manuel Fraga Iribarne, del que llevaba siendo destacado colaborador desde 1977.

Su última intervención relevante en el Congreso fue el 20 de marzo de 1986 en una intervención sobre la Ley Antiterrorista.

Su muerte debilitará aún más a D. Manuel Fraga, el político dimitirá como presidente de Alianza Popular en diciembre de 1986.

EL SECRETARIO GENERAL DE AP, ALBERTO RUIZ GALLARDÓN, HABLA EN TVE DE FRAGA Y SU PADRE

19 Noviembre 1986

Homenaje

Ramón Hermosilla Martín

Leer

En el año 1954 conocí a José María Ruiz Gallardón. Le conocí en la cátedra de Alfonso García Valdecasas. Le traté como alumno de la Facultad. Le traté, después, como colaborador – pasante – suyo y, después, de él y de Alfonso García Valdecasas. Ayudé en la cátedra sus labores de agregado o auxiliar de la misma, en Derecho Civil.

Viví su increible ingenio y talento de abogado en los mejores y más fecundos años de su actividad profesional, cuando otros compañeros que con él estuvieron abrieron sus despachos. De San Oprobio, 10, casa y despacho entrañables donde viví el nacimiento de sus hijos, escuché música y disfruté de su biblioteca jurídica y de ensayo, salté a Velázquez 11, cuando abrieron despacho conjunto Alfonso García Valdecasas y él, junto con la entonces insignificante asistencia mía y de algunos otros compañeros. Allí permanecí, al tiempo que coordinándolo con otros menesteres profesionales y de otro carácter, personales míos, casi hasta el año 1963. Viví profesionalmente desde entonces, sólo ya, mi experiencia profesional, siempre con el contacto esporádico y a veces con largos períodos de vacío en la relación que la vida de José María y la propia mía impusieron a cada uno en la peripecia de su experiencia.

Tuve el honor de figurar en estrados en el famoso juicio en que a tantos se juzgaba: Dionisio Ridruejo, José María Ruiz Gallardón y otros hombres conocidos hoy, prestó a asumir su defensa, cuando él, parte y abogado en aquel juicio, defendía a Dionisio Ridruejo. Yo era, sin duda, el más modesto de todos los letrados que defendían entonces a tan ilustres personas. El juicio no continuó porque el fiscal se apartó y desistió de la acción pública. Viví antes de ese juicio sus angustias y actividad profesional, antes de que la vida nos colocase en otra andadura a la que he hecho anterior referencia. Fue siempre amigo y compañero y querido y respetado. La eminencia jurídica y su portentosa memoria y talento jurídicos no pudieron ser borrados por los avatares del tiempo y de la vida. Es lo que ha sido: un hombre demócrata de siempre (¡aún recuerdo sus trabajaos sobre el imperio de la Ley!). No hubo temores. Y, si cometió errores, tuvo muchos más aciertos.

Su vida como hombre nadie debe atreverse a juzgarla más que para decir que fue una persona que estuvo siempre como los hombres de lucha, en la brega, con sus pasiones y sus debilidades. Pero, como amigo y como alumno y como abogado, me dio la oportunidad de aprender la Abogacía, respetando mi libertad de pensamiento y de actividad y el cobijo de la oportunidad es una proclama pública que hoy debo hacer para homenaje de su memoria. Homenaje que debo, sin rubor, no empañarlo con ningún calificativo más de los siguientes: fue un hombre, un talento de excepción, un gran jurista y un gran español al que, para quien lo ha querido de cerca y a distancia, sin verlo y viéndole, siente hoy en su alma el desgarro de un adiós que quisiera se hubiera producido tras un abrazo fraterno que, con estas líneas, le envío a donde el correo siempre llega. ¡Que Dios te guarde, como decías, querido José María!

Ramón Hermosilla Martín.

El Análisis

¿ANTI FRANQUISTA EN LOS CINCUENTA Y FRANQUISTA EN LOS SETENTA?

JF Lamata

D. José María Ruiz-Gallardón conoció la cárcel en 1956 por participar en la revuelta universitaria que montaron los comunistas liderados por ‘Federico Sánchez’ (D. Jorge Semprún). Aunque él de comunista tenía más bien poco y se le apuntaban más sus simpatías hacia el Conde de Barcelona. Ese detalle sería repetidamente recordado por periodistas como D. Javier Nart, empeñados en que quedara el recuerdo de un D. José María Ruiz-Gallardón anti franquista.

Pero esa imagen no concuerda con la de D. José María Ruiz-Gallardón en los setenta, cuando se convirtió en el principar lugarteniente del ex ministro franquista D. Manuel Fraga Iribarne, y defensor de una democracia respetuosa hacia el pasado franquista. Una democracia en la que tanto el Sr. Fraga como el Sr. Ruiz-Gallardon coincidirían en que el PCE debería haberse quedado fuera. Durante la etapa en que el ABC estuvo controlado por D. Torcuato Luca de Tena y Brunet, D. José María Ruiz-Gallardón fue uno de los principales plumíferos siempre en una línea  franquista. Cuando D. Guillermo Luca de Tena puso fin a aquella deriva de ABC, Ruiz-Gallardón pasó a escribir en EL IMPARCIAL de D. Julio Merino y el Sr. Pérez Varela, que no era, precisamente, un periódico anti-franquista.

Su consuegro, D. José Utrera, recordaría en una ocasión que D. José María Ruiz-Gallardón ‘le dijo cosas favorables’ a la dictadura. Aunque claro, el Sr. Utrera nunca aceptó la democracia, mientras que D. Manuel Fraga, D. Torcuato Luca de Tena y D. José María Ruiz-Gallardón defendían una democracia, pero sin necesidad de renegar de sus pasados franquistas.

J. F. Lamata