16 marzo 2016

Cisma con Íñigo Errejón, principal valedor de Pascual

Pablo Iglesias destituye a Sergio Pascual como Secretario de Organización de Podemos y lo reemplaza por Pablo Echenique Robba

Hechos

El 16.03.2016 D. Pablo Iglesias, Secretario General de Podemos, destituyó a D. Sergio Pascual como Secretario de Organización del partido.

Lecturas

El 15 de marzo de 2016 D. Pablo Iglesias Turrión, secretario general de Podemos  anuncia la destitución de D. Sergio Pascual Peña como secretario de Organización de Podemos responsabilizándole de la crisis en la federación madrileña de Podemos.

El cese del ‘errejonista’ D. Sergio Pascual Peña, que ocupaba el cargo de Secretario de Organización desde Vistalegre 1, se anuncia con un comunicado en el que se acusa al Sr. Pascual Peña de una ‘gestión deficiente’ después de haber permitido la rebelión de 10 miembros de la dirección de Podemos en Madrid contra la actual dirección del partido en la capital, pero que se le permitirá seguir siendo diputado (tanto los dimitidos en Madrid como el Sr. Pascual Peña son considerados afines al cofundador de Podemos D. Íñigo Errejón Galván), la lectura que hace D. Pablo Iglesias es que el Sr. Errejón y su sector, que son mayoría en la dirección de Podemos están maniobrando para tomar todo el control del partido y que su intento de reventar la dirección de Madrid era sólo una primera fase. Pero, no pudiendo destituir al Sr. Errejón, por su peso en el partido, ha limitado el cese al número dos de este, al Sr. Pascual.

El día 16 D. Pablo Iglesias Turrión emite un manifiesto animando a sus compañeros de partido a no perder ‘la belleza’ de Podemos. Ese mismo día 16 D. Juan Carlos Monedero Fernández-Gala, cofundador de Podemos, publica en Instagram un artículo en el que reprocha a los dimitidos de Madrid que “den más importancia a su situación personal que al proyecto colectivo” y lamenta que D. Sergio Pascual Peña “no hubiera dimitido tras la crisis madrileña”.

El día 18 de marzo de 2016 D. Pablo Iglesias anuncia que D. Pablo Echenique Robba es el nuevo Secretario de Organización de Podemos. El Sr. Echenique fue el rival del tándem Sr. Iglesias Turrión – Sr. Errejón Galván en la asamblea de Vistalegre alineado cuando este estaba alineado con los Anticapitalistas y tras su derrota quedó excluido de todo órgano de gobierno del Partido. Ahora el Sr. Iglesias Turrión ha optado por acercarse a él para tenerle como aliado ante previsibles nuevos choques con el sector ‘errejonistas’

IñigoErrejon_portavoz_2 D. Íñigo Errejón Galván no hará ninguna aparición pública hasta el 29 de marzo de 2016 cuando manifestará públicamente en rueda de prensa del Congreso que ‘no comparte todas las decisiones’ del Sr. Iglesias Turrión y que ‘obviamente’, no comparte la de destituir a D. Sergio Pascual Peña.

La guerra público entre D. Pablo Iglesias y D. Íñigo Errejón volverá a escenificarse de manera pública desde las redes sociales en septiembre de 2016. 

El Sr. D. Pablo Echenique ocupará el cargo de Secretario de Organización de Podemos hasta junio de 2019.


comunicadopodem Comunicado de Podemos que acusaba a D. Sergio Pascual de haber realizado una gestión ‘deficiente’.

16 Marzo 2016

Defender la belleza

Pablo Iglesias

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Nacimos para cambiar el curso de la historia social y política de nuestro país, para devolver la dignidad a nuestro pueblo, para tomar la palabra y, le pese a quien le pese, hemos dado enormes pasos. Ahora nos toca seguir trabajando para formar un Gobierno con un programa progresista; un Gobierno «a la valenciana» que empuje la nueva transición que vive nuestro país en la dirección de la justicia social.

El mismo día en que presentamos nuestra oferta de Gobierno al PSOE, Rajoy dio un paso atrás y anunció que declinaba la propuesta del jefe del Estado para intentar la investidura. Sencillamente, Rajoy no creía que el PSOE se atrevería a gobernar con nosotros. Y, de momento, parece que los hechos le están dando la razón.

Todas y todos conocéis lo que ha ocurrido desde entonces. Con nuestra propuesta encima de la mesa, con una negociación a cuatro abierta, el PSOE de Sánchez prefirió pactar con Ciudadanos renunciando así a la mayoría de propuestas progresistas de su programa. Lo dijimos en la sesión de investidura: ese pacto hace imposible revertir las políticas que han castigado a las gentes de nuestro país y consolida el retroceso de los derechos y garantías sociales conquistados por nuestro pueblo. Desde la tribuna del Congreso dijimos que ese pacto sigue defendiendo el sometimiento al Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE (ese que tantas veces han incumplido Francia y Alemania) que ataca el Estado de bienestar y pretende mantenernos en una senda suicida de reducción del déficit. Dijimos que no revierte el recorte de 18.000 millones de euros en educación y en sanidad, ni acaba con el copago sanitario, ni afronta la necesaria derogación de la LOMCE. Dijimos que no se plantea prohibir los desalojos forzosos sin alternativa habitacional y que permite que cientos de miles de familias sigan esclavizadas con deudas impagables después de perder su vivienda. Dijimos que en materia de empleo, el pacto continúa la senda del abaratamiento del despido y mantiene la reducción en las indemnizaciones por despido de la reforma laboral de 2012 (esa que, en campaña, el PSOE dijo querer derogar). Dijimos que se mantiene la ampliación de las causas del despido objetivo, la supresión de la autorización administrativa previa para las regulaciones de empleo, las facilidades para descolgarse unilateralmente de los convenios, así como la eliminación del control sobre las horas extraordinarias en los contratos a tiempo parcial. Dijimos que con ese pacto, el fraude en la contratación y la precariedad seguirán siendo una realidad. Y dijimos que estamos dispuestos a negociar, pero sobre la base de reconocer que hay que derogar las dos últimas reformas laborales y defender el empleo de calidad. Dijimos que en materia fiscal el pacto mantiene la reforma fiscal aprobada por el PP en 2015. Y dijimos que seguimos tendiendo la mano, pero partiendo de que España necesita una reforma fiscal que garantice la solidaridad de las rentas más altas y que asegure ingresos suficientes. Dijimos que en materia de pensiones el pacto no toca la reforma del PP en 2013, definida entonces (y con razón) por el PSOE como «injusta», por empobrecer a los pensionistas. Dijimos también en esa tribuna que el pacto no afronta una de las mayores amenazas a los derechos sociales, ambientales y a la soberanía: el TTIP. Y dijimos que seguimos tendiendo la mano, pero partiendo de que el Gobierno que necesita nuestro país debe defender la idea de una Europa social y soberana que frene el excesivo empoderamiento de los poderes financieros. Dijimos que en materia de asilo y refugio, el pacto se aleja de las que deberían ser las medidas imprescindibles para proteger los derechos sociales. Dijimos estar dispuestos a tender la mano y a discutir de todo, pero afirmando que un Gobierno decente debe defender que las víctimas de la guerra y la pobreza (en las que Europa tiene sus responsabilidades) puedan solicitar asilo diplomático en embajadas y consulados de terceros países. Dijimos también que en la Frontera Sur hay que poner fin a las devoluciones en caliente y eliminar las concertinas. Dijimos que en política energética el pacto no se plantea acabar con los llamados «beneficios caídos del cielo» de las eléctricas y las nucleares y que no aborda el sistema de fijación de precios. Dijimos que tendemos la mano, pero dejando claro que el futuro Gobierno debe acabar con las sobrerretribuciones que recibe el oligopolio eléctrico y que condenan a miles de españoles a no poder afrontar la factura de la luz y a nuestras empresas a competir en desventaja en el mercado único.

Dijimos al candidato Sánchez que nosotros habíamos llegado al Parlamento defendiendo la dignidad de nuestro país y la memoria de la crisis. Le recordamos que nosotros pedimos a nuestro pueblo que no olvidara, que no se olvidara de los desahucios, de la corrupción, de la privatización de la sanidad, del 135 y de las reformas laborales.

Hoy me enorgullece, como secretario general de Podemos, que estemos demostrando que nosotros ni olvidamos ni traicionamos a la gente ni a los movimientos populares que politizaron el sufrimiento de nuestra patria.

El rechazo al pacto PSOE-C’s fue unánime entre todas las fuerzas políticas llamadas a formar parte, junto al PSOE, del Gobierno que defendemos. También fue rechazado por los grupos vascos y catalanes. Solo la diputada de la conservadora Coalición Canaria apoyó un pacto que finalmente obtuvo apenas 131 apoyos; lejos de los 161 que, a priori, obtendría un Gobierno de progreso.

Tras el fracaso de la investidura ha quedado demostrado que el pacto PSOE-C’s solo es viable si se suma el PP, y se han vuelto a plantear los tres escenarios que señalamos tras el 20D: la gran coalición (con diferentes fórmulas y candidatos posibles, pero gran coalición al fin y al cabo); el Gobierno «a la valenciana»; o la repetición de elecciones. El primer escenario es el preferido por los sectores oligárquicos y sería una desgracia para España, pero, de concretarse, tendría un efecto obvio: nos convertiríamos en la principal oposición. El segundo escenario es el que más temen los sectores oligárquicos pero, de momento, han logrado que el PSOE renuncie a él. En el tercero (la repetición de elecciones), la preocupación para esos sectores sería que mejorásemos los resultados electorales del 20 de diciembre.

El objetivo de esos sectores oligárquicos es evidente: acabar con Podemos, desgastarnos al atacar aquello que nos diferencia del resto de actores: la unidad y la belleza de nuestro proyecto político.

Durante estos dos años se han utilizado muchos medios para atacarnos. En la historia reciente de España, jamás una fuerza política recibió tantos ataques; hasta el punto de que han hecho de la mentira y la difamación el dispositivo más frecuente para intentar hacernos daño. Y sin embargo la gente nos empujó y la belleza de David resistiendo a Goliat se abrió paso en forma de remontada.

«Nos van a dar pero bien» se escuchó decir a los presentadores de un informativo poco antes de presentar la última «noticia bomba» para intentar desprestigiarnos. Financiación de gobiernos extranjeros, becas black, decenas de querellas que ocupan portadas en los medios pero que cuando se archivan apenas merecen atención. Todo vale en una guerra de desgaste para instalar el relato de que Podemos y sus dirigentes son, al fin y al cabo, como los demás.

La tantas veces proclamada división interna de Podemos ha sido agitada con frecuencia en los últimos tiempos en direcciones diferentes. Cualquier debate, real o inventado, se presentaba como una ruptura letal que trataba de alejarnos de nuestros objetivos para ponernos a discutir de nosotros mismos.

Durante los últimos días, sin embargo, intentan instalar un nuevo relato para debilitarnos, según el cual existiría un Podemos «dócil» dispuesto a rendirse y a facilitar la investidura de un Gobierno PSOE-C’s frente un Podemos «radical».

En un momento histórico crucial para el futuro de nuestro país, ponen de nuevo a prueba nuestra madurez y tratan de sembrar cizaña. Por eso es crucial que todos y todas estemos a la altura y no hagamos el juego a nuestros adversarios. Las dimisiones en Madrid se produjeron en el peor momento posible y han puesto en bandeja el relato que interesa a los defensores del statu quo. No debemos volver a cometer errores como este y deberán asumirse las responsabilidades.

En Podemos no hay ni deberá haber corrientes ni facciones que compitan por el control de los aparatos y los recursos; pues eso nos convertiría en aquello que hemos combatido siempre: un partido más. Debemos seguir siendo una marea de voces plurales, donde se discute y debate de todo, pero sabiendo que la organización y sus órganos son instrumentos para cambiar las cosas, no campos de batalla.

No hace falta leer a Weber y Michels para saber que toda organización padece, por definición, vicios y tendencias inevitables, pero debemos seguir demostrando que la unidad de nuestro proyecto y el compañerismo están siempre por encima de las lógicas que pudren los partidos y el alma de sus dirigentes.

Rafael Mayoral afirmó una vez que a nosotros nos brillan los ojos cuando hablamos de ciertas cosas. Nuestros adversarios no soportan esa belleza. No soportan que nos emocionemos. No soportan que la mujer que —a punto de romper en llanto— llamó criminales a los banqueros en el Parlamento sea hoy la alcaldesa de Barcelona. No soportan que nuestras sonrisas, nuestros besos y nuestros abrazos sean de verdad. No soportan verme fundido en un abrazo con Juan Carlos Monedero, porque no pueden entender que nosotros tomamos decisiones políticas (duras a veces) sin traicionarnos. No entienden que el hecho de que Echenique y yo defendiéramos posiciones diferentes en varios procesos nos haya hecho admirarnos y respetarnos más al tiempo que consolidábamos una lealtad de la que nos enorgullecemos. No lo entienden y no lo soportan. Esa es la gran diferencia de Podemos, nuestro brillo; exactamente lo que no podemos permitirnos perder.

Hace unos días, charlaba por teléfono con un militante del Partido Socialista, un hombre honesto al que admiro. Conversábamos sobre los posibles escenarios de una eventual repetición de elecciones. Yo le decía que quizá la presión de la que somos objeto nos podría hacer retroceder si se repiten elecciones. Me contestó: «Por muchos palos que os den, yo creo que nos superáis seguro. ¿Sabes por qué? Porque vuestra gente tiene las pilas cargadas de ilusión y la nuestra ya no». No perdamos esa pasión. No perdamos ese brillo.

Sería un cínico si dijera que la pasión política y el compromiso sincero son un patrimonio exclusivamente nuestro. Lo he visto en otras formaciones políticas de ideologías muy dispares. Admiro la integridad y el ejemplo de muchos hombres y de muchas mujeres de otras formaciones políticas. Pero creo no mentir si digo que ninguna formación cuenta hoy con el tesoro con el que cuenta Podemos: la ilusión por la belleza de lo que estamos construyendo. Defendamos esa belleza por encima de todo.

Pienso que nunca hemos sido demasiado ingenuos. Siempre supimos que hacer política es conocer y saber manejar las técnicas que le son propias. Hacer política es asimismo adoptar decisiones y, del mismo modo que un gobernante debe tomar decisiones difíciles, a veces un secretario general también debe hacerlo. Pero la técnica política pierde su sentido si se mitifica como objeto autónomo de los principios que la inspiran. Gramsci leía a Maquiavelo y reconocía la grandeza del florentino, sabía que el príncipe en el siglo XX no era tanto un gobernante como el partido, pero el partido nunca es un fin. El partido no es solo una máquina para desafiar la hegemonía del adversario, para acceder y ejercer el poder, sino que es también el instrumento puesto al servicio de la dignidad de la gente. Ese alemán que estudió el capital no solamente enseñó algunas claves científicas del funcionamiento de la economía. Si algo enseñó aquel barbudo de mente genial es que, si de las cuentas que uno hace en la pizarra brota la sangre, las ciencias deben ponerse a trabajar para cerrar esas heridas. Para eso hacemos política y para eso nos instruimos con el fin de hacerla con más eficacia.

No olvidemos lo que nos ha traído hasta aquí. No fue La Tuerka como campo de entrenamiento en la comunicación, no fue el estudio, ni la habilidad comunicativa, ni la estrategia, ni siquiera el trabajo de los primeros compañeros y de los que se incorporaron después para construir Podemos, ni siquiera la organización de la gente en los círculos, ni los centenares de cargos públicos que trabajan por este proyecto… Todo eso es determinante, pero lo fundamental era el ingrediente que lo movía: la pasión, la ilusión y la lealtad entre compañeros.

Un viejo dirigente de la izquierda me dijo una vez: «Cuando se os ve a los dirigentes en el escenario se nota que os queréis. El cuerpo no miente. A nosotros ya no nos pasa». Defendamos esa belleza que nos es propia.

Hoy nuestros adversarios nos ponen a prueba al afirmar que hay dos Podemos: uno domesticado y otro radical. No se lo pongamos fácil y respondamos con la belleza y la dignidad que nos es propia.

Los abrigos en los escaños (el primer día desconocíamos que había un lugar fuera del hemiciclo para dejarlos), el beso y el abrazo emocionado a Xavier Domènech cuando le escuché acabar su intervención con los versos de Els Segadors, las promesas de las diputadas y los diputados que no pudieron acallar los abucheos de los viejos partidos (no podían entender que, para nosotros, prometer críticamente la Constitución no era un trámite sino un homenaje a la gente), las verdades a la cara desde la tribuna parlamentaria… Todo eso nos hace dignos.

No perdamos esa belleza. Pues esa belleza, nuestro brillo en los ojos, es la fuerza de Podemos, y está por encima de la habilidad y la capacidad de cálculo de cualquiera de nosotros.

No quiero acabar esta carta con un saludo, sino diciéndoos que os quiero.

Pablo Iglesias

16 Marzo 2016

Carta de juan Carlos Monedero

Juan Carlos Monedero

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Hemos alimentado la locomotora y sacrificado los vagones. Eso pasa factura. Hay que invertir los esfuerzos. Cuando alguien te dimite en mitad de la investidura, como ha ocurrido con los compañeros de Madrid, es porque dan más importancia a su situación personal que al proyecto colectivo. Algo hemos hecho mal. Es intolerable en sus consecuencias que eso haya ocurrido y hace daño al proyecto de España. Esas dimisiones, marcadas por legítimos intereses pero expresados en un momento en donde el foco estaba en otro lado demuestran que aún no somos el partido que queremos ser. Las dimisiones han logrado que no hablamos de que el PSOE ha invitado a la mesa al PP sino de los problemas internos. Vuelve a ganar el sistema. Tenemos que aprender de quiénes son los que tenemos enfrente. Colmillos retorcidos de la vieja política. Especialmente el PSOE. Y en la organización que a mí me gustaría tener, Pascual, como cualquier otro, hubiera dimitido después de esa crisis madrileña. Y no habría pasado nada. No perdemos la amistad ni se enturbia el compromiso compartido. No entiendo que nadie en Podemos se aferre a los cargos. Hacemos cosas bien y cosas mal. Si pesa más una que otra lo dejamos. Hay que desacralizar los cargos. Por otro lado, que cualquier cosa en Podemos se magnifica es evidente. Si la primera discusión en un matrimonio sale en la televisión es bastante probable que se divorcien. Si los medios insisten en que se odian e inventan agravios como decir que has levantado una ceja es probable que eso termine cuajando en la pareja. Por eso tenemos que hacer un esfuerzo extra de unión y compañerismo. Por eso la carta de Pablo reivindicando otra vez la belleza y los cuidados. Desterrando la máquina de triturar cariño que hay al lado de la de triturar papel en todos los partidos.

17 Marzo 2016

Ni unidad ni belleza

EL PAÍS (Director: Antonio Caño)

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Cuando un líder político niega discrepancias internas en su partido, es muy difícil creerle. Y cuando fulmina al responsable de la estructura territorial de su organización horas después de haber difundido una carta en la que habla de “la unidad y la belleza de nuestro proyecto político” lo que demuestra es que los hechos hablan mejor que las palabras.

Pablo Iglesias destituyó el martes a su secretario de Organización, Sergio Pascual (el hombre de confianza de sunúmero dos, Iñigo Errejón), con nocturnidad, culpándole de “una gestión deficiente cuyas consecuencias han dañado gravemente al partido”. A continuación, algunos de sus hombres y mujeres de confianza salieron al paso explicando que Pascual había actuado de forma “ineficiente e inadecuada”, sin reconocer lo que realmente está pasando en Podemos: que tan solo dos años después de lanzarse como partido y los éxitos cosechados en las elecciones europeas, municipales, autonómicas y nacionales, se ha iniciado una guerra de poder interno que ya no pueden ocultar.

La propia Carolina Bescansa reconocía ayer “discrepancias tácticas” entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Es lo mínimo que pueden hacer después de varios meses de crisis abierta en Galicia, País Vasco, Cataluña, La Rioja y Madrid. Una crisis que va mucho más allá de discrepancias tácticas y que pone de manifiesto la existencia de corrientes ideológicas que luchan por el poder en la coalición.

La división dentro de Podemos se escenifica claramente en tres ejes diferentes: el personal, el ideológico y el territorial. Y cada uno de ellos ha encendido pequeños fuegos que pueden causar un gran incendio si no se actúa de forma rápida. El problema es que la forma de actuar de Pablo Iglesias ha echado más gasolina al fuego, alimentando la división y dando vida al ala más radical del partido.

En el terreno personal, la división se larvó con la salida forzada, antes de las elecciones municipales, de Juan Carlos Monedero, que situó a Iñigo Errejón comonúmero dos de Podemos. Desde entonces se han producido innumerables enfrentamientos en la elaboración de las listas y de la propia estrategia del partido. Es algo habitual en las fuerzas políticas, aunque la forma de intentar solucionarla está muy lejos de los principios participativos y asamblearios que defendían hasta hace muy poco.

Las peleas ideológicas y territoriales han tenido un desarrollo diferente, pero suponen un grave problema de futuro en una coalición que todavía no ha digerido el éxito. Las discrepancias son fuertes, tanto en la estrategia de pactos con el PSOE, como en la estructura de poder en las distintas autonomías, en las que las fuerzas nacionalistas tienen la llave del futuro de la coalición.

Todos los partidos pasan momentos de dificultades, con divisiones y luchas de poder. Y en un sistema democrático se buscan soluciones de democracia interna. Pablo Iglesias ha dado esta semana muestras de autoritarismo, aunque las quiera ocultar tras palabras fatuas en la carta difundida el martes. Unidad, belleza, pasión, ilusión y lealtad no conjugan con el cese fulminante del principal colaborador del número dos de Podemos.

20 Marzo 2016

El amor en tiempos de Podemos

David Jiménez

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Tras ejecutar a Nikolái Yezhov, jefe de su policía secreta, Stalin ordenó que fuera borrado de las fotografías en las que aparecían juntos. Mao hizo lo mismo con Bo Gu, con el que había compartido la Larga Marcha y que desapareció de una vieja imagen en la que se les veía posando sonrientes. Kim Jong-un aprendió de su padre que no hay nada como un pelotón de fusilamiento para afianzarse en el poder: ejecutó a su tío Jang Song-thaek y después lo eliminó del álbum familiar. La consigna en los regímenes comunistas, a la hora de purgar al camarada descarriado, es que no quede nada de él.Ni su recuerdo.

Disgustar al líder tiene consecuencias menos dramáticas por aquí: la pérdida de un cargo en el partido o del sillón en la tertulia en la tele, que para los delfines de la nueva política es casi más doloroso. Pero nunca lo será tanto como despertar del sueño de la utopía asamblearia y participativa, donde todas las voces son escuchadas y la democracia interna sustituye a la partitocracia del compadreo. «No soportan que nuestras sonrisas, nuestros besos y nuestros abrazos sean de verdad», escribía Pablo Iglesias a los suyos esta semana. Horas después le daba un fuerte abrazo, el definitivo, a su número tres, Sergio Pascual.

Al líder de Podemos le gusta la discrepancia interna tanto como a Kim Jong-un la familia. El mensaje enviado en la crisis de Madrid, y en la otra media decena de frentes abiertos en los cuarteles regionales de Podemos, es que se está con el líder o en su contra. Los contaminados por la disidencia serán apartados. La «belleza del proyecto» preservada a toda costa. ¿Y qué es bello? Lo que dice, hace y piensa el secretario general.

Por supuesto que Podemos no es el primer partido político que purga la disidencia interna. Si en nuestro país tenemos partidos tan inmovilistas e incapaces de regenerarse, endogámicos hasta en sus redes de corrupción, es en parte porque los políticos interiorizaron hace tiempo la máxima de Alfonso Guerra de que «el que se mueve no sale en la foto».

Pero hay un extra de incoherencia en el cainismo que vive una formación que presenta su manera de operar como una mezcla de la camaradería revolucionaria de Sierra Maestra y los diálogos de Love Story. Si el partido está así de envenenado cuando apenas ha cumplido dos años de vida, cuando sus cotas de poder son aún pequeñas,¿cómo serán los abrazos cuando toque repartirse ministerios?

El problema de Podemos y sus grupos satélites es que están envejeciendo a pasos acelerados: cada vez tienen menos de lo nuevo que prometieron traer y más de la política con la que supuestamente querían acabar.

Lejos de terminar con el enchufismo, en sus ayuntamientos se coloca a familiares y amigos sin preparación alguna para sus cargos. Lejos de una política de transparencia con los medios de comunicación, nos fustigan con una agotadora operación de marketing y desinformación. Y lejos de dar el ejemplo que tanto exigían a los demás, demuestran similar animadversión a la dimisión, simbolizada esta semana por lanegativa a marcharse de Rita Maestre, la portavoz del Ayuntamiento de Madrid condenada por un delito contra los sentimientos religiosos.

Podemos, ya lo avisaba el pasado verano Manuel Meco, uno de los primeros en bajarse del tren al nirvana, es «un partido político jerárquico, con su aparato fuertemente agarrado a todo el poder interno y, como en todos los partidos, repleto en la mayor parte por incompetentes, trepas y personas cuya única cualidad es la de ser acrítica con las órdenes de la dirección». No parece que la intención de Iglesias sea cambiar esto último, sino reafirmarlo. Que para hacerlo haya tenido que humillar a su número dosparece más una exhibición de debilidad que de fuerza. La herida no sanará cuando se apaguen los titulares.

Mientras Íñigo Errejón se da un tiempo para reflexionar sobre si presenta batalla dentro del partido o se deja borrar definitivamente de la foto, suponemos que tendrá asumido que, si decide tirar la toalla, el premio por los servicios prestados será el olvido de sus ex camaradas. «La gratitud es una enfermedad que sufren los perros», decía Stalin.

22 Marzo 2009

Iglesias y la Ley de Godwin

Lucía Méndez

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La Ley de Godwin, ideada en 1990 por el abogado norteamericano del mismo nombre, dice más o menos así: «A medida que una discusión en internet se alarga, la probabilidad de que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno». Se acaba el debate una vez que alguien saca a Hitler para arrearle un sartenazo a su interlocutor.

La crisis interna de Podemos ha activado la Ley de Godwin en España. Cada vez que Iglesias aparece en escena, la probabilidad de que se mencione a Robespierre, Beria, Stalin y otros monstruos de la Historia tiende a uno. En los últimos días, periodistas, tertulianos y políticos de otros partidos han rivalizado en ingenio equiparando la destitución del secretario de Organización de Podemos con el Gulag soviético y la guillotina de Robespierre.

Las formas utilizadas por el líder de Podemos para echar a Sergio Pascual no fueron las mejores. Pero de ahí a comparar a Iglesias con políticos responsables de la muerte de millones de personas hay un trecho. Que en España se recorre con demasiada naturalidad.

22 Marzo 2016

A mi querida Lucía Méndez

Santiago González

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Mi querida compañera y sin embargo amiga: He leído hoy un billetito tuyo en la página 2 de nuestro periódico titulado ‘Iglesias y la Ley de Godwin’, en la que citas el enunciado de Mike Godwin: Cuando una discusión en línea se alarga la probabilidad de que se mencione a Hitler o los nazis tiende a uno.

El párrafo central, la almendra del asunto, dice:

«La crisis interna de Podemos ha activado la Ley de Godwin en España. Cada vez que Iglesias aparece en escena, la probabilidad de que se mencione a Robespierre, Beria, Stalin y otros monstruos de la Historia tiende a uno. En los últimos días, periodistas, tertulianos y políticos de otros partidos han rivalizado en ingenio equiparando la destitución del secretario de Organización de Podemos con el Gulag soviético y la guillotina de Robespierre.»

No me tengo por persona susceptible ni tan original que crea ser al único autos de analogías, que no equiparaciones como las que describes, pero en una reciente columna relacionada con la purga de Sergio Pascual en Podemos, hice referencia al estalinismo (a las purgas del 38, no al Gulag), a la guillotina y en una anotación de este blog al día siguiente, lo bauticé como ‘el pequeño Robespierre de Vallecas’. Creo que estas coincidencias me dan cierta legitimidad para considerarme aludido, aunque no citado por el nombre. No es un asunto relevante para mí desde el punto de vista de personal, pero sí me parece pertinente discutirlo desde un plano conceptual. La analogía con las purgas del 38 se debe, explicaba a la deshumanización de las víctimas de Stalin, que caían dando vivas al padrecito y a la causa. Como Pascual en plan incruento, la tragedia y la farsa, creo que lo decía.

Verás, Lucía, yo hablaré por mí, sin saber con cuantos tertulianos, periodistas y políticos coincido. No tienes razón al escribir que cada vez que Iglesias aparece, la probabilidad de que se mencione a Robespierre,  la guillotina, etc. Lo de Robespierre y la guillotina es un hallazgo intelectual de Podemos, más concretamente de su secretario general que en un programa de Fort Apache, ese espacio que le patrocina una república islamista sostuvo en enero de 2013 que la guillotina es la madre de la democracia .

«El bueno de Jean Paul Marat la llamó ‘la máquina Louison’ en honor a Luis XVI. ¡Cuántos horrores nos habríamos ahorrado los españoles de haber contado a tiempo con los instrumentos de la justicia democrática. Y es que como dijo Robespierre: «castigar a los opresores es clemencia. Perdonarlos es barbarie. ¡Qué actual la reflexión de ese gran revolucionario!»

Él, que estudió Políticas debería leer seriamente ‘La democracia en América’, el clásico de Tocqueville, o, en su defecto , ‘Breve historia del mundo contemporáneo’, de Juan Pablo Fusi. Aprendería que la guillotina, esa madre de la democracia, segó las cabezas de todos los revolucionarios. Hébert, que era el editor del periódico ‘Le Père Duchesne’ y Danton. También Saint Just y Robespierre, que  fueron guillotinados el mismo día, 28 de julio de 1794. Dantón y Hébert habían sido descabezados cuatro meses antes. También Camille Desmoulins.De todos menos de ‘el bueno de Jean Paul Marat’, en el que se adelantó el cuchillo de Charlotte Corday, que ella sí, dejó su cabeza en la cuchilla. La máquina Louison, que decía el bueno de Jean Paul Marat no hacía distingos. En esas fechas se establece el  Directorio, es decir, la Dictadura, y diez años después coronaban a Napoleón como emperador. Tal vez Iglesias no sepa que la revolución americana, en cambio, fue siempre una democracia, antes, durante y después del parto. Y 13 años antes de la toma de La Bastilla. Los EEUU son el único país del mundo en el que jamás ha habido una dictadura. La cosa no se queda en Iglesias. Monedero, colaborador habitual de una web venezolana titulada ‘Aporrea.org’ escribió una cosa titulada ‘Los cuadernos de la guillotina’. La afición de los podemitas por la guillotina es en parte patológica, en parte demodée. Pero casi todos la adoran. Además de Iglesias, la han alabado: su ex-novia, Tania Vaciamadrid, que colgó el siguiente  tuit sobre la familia real: «Una familia real de gatillo fácil y huesos débiles sólo tiene una salida #guillotina». Su sucesora en el corazón de Iglesias, y mujer fuerte del grupo parlamentario, Irene Krupskaia Montero, también incurrió: «#Felipenuncaseras rey.que vienen nuestros recortes y serán con guillotina».

Entre la tropa que pastorea Manuela Carmena, Jorge Gª Castaño, secretario del Grupo de Ahora Madrid, pidió una guillotina en la Puerta del Sol. También le gustaba mucho el tema al concejal Pablo Soto, que soñaba con una plaza pública, una guillotina y un Ruiz Gallardón para hacer prácticas. Mención especial merece el diputado de Posemos por Valladolid,  Juan Manuel del Olmo que acertó a sacarle una pasta a la cuestión vendiendo reproducciones de la máquina en miniatura por 11,95 euros, con este anuncio que pueden ver aquí:

guillotinas Podemos

En fin, mi querida Lucía, que como verás no es que aparezca Iglesias y zas, la gente piense automáticamente (y yo el primero)  en una guillotina, no hay que restarle méritos: se lo ha trabajado mucho. Por otra parte, yo hablo por mí, ya te digo, escribo de estas cosas en metáfora. Como queda dicho arriba, nunca debe confundirse la analogía con  la equiparación en sentido estricto.

El Análisis

ENHORABUENA POR DECIR 'GESTIÓN DEFICIENTE'

JF Lamata

Por primera vez me quito el sombrero ante ‘la nueva política’. Por lo general las destituciones en política no existen. Cuando alguien es destituido, se disimula cambiándole de puesto y camuflándolo como una ‘reorganización’ de cargos. “Agradeciendo sus servicios prestados” y reservándole para nuevas responsabilidades.

Únicamente se da el patadón cuando la persona es expulsada del partido o lo ha abandonado y es entonces cuando ya no se intenta disimular nada (tipo Angel Colom en 1996)

Pero en este caso D. Sergio Pascual no había sido expulsado, simplemente se le apartaba de sus funciones. De hecho seguía siendo diputado. Pero en vez de cesarle “nombrándole para otra responsabilidad”, D. Pablo Iglesias difunde un comunicado en el que se le acusa de ‘gestión deficiente’, que en política es tanto como decir: “este tipo es un inútil”. Una humillación que a nivel periodístico es elogiable por su trasparencia, pero a nivel político no parece muy inteligente, porque abre heridas, como demostró el hecho de que el Sr. Errejón permaneciera oculto durante casi una semana para después reconocer su abierta discrepancia.

El Sr. Errejón era el número 2 de Podemos, pero… ¿era número 2 por tener entidad propia o sólo por la influencia que se le atribuía sobre D. Pablo Iglesias? Si era por entidad propia acababa de nacer el errejonismo como sector crítico. Pero si lo era por lo segundo, distanciándose de él lo perdía poco y los nuevos ‘número 2’ eran los que ahora gozaran de esa influencia: por ejemplo Dña. Irene Montero y D. Rafael Mayoral.

J. F. Lamata