27 agosto 2005

El director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez, asegura que la matanza del 11-M fue gestionada por ‘los aparatos del Estado’

Hechos

El 27.08.2005 el diario EL MUNDO reprodujo unas declaraciones de su director sobre el 11-M.

Lecturas

El artículo íntegro tal como fue publicado por el diario EL MUNDO:

Ramírez: «Cada vez hay más indicios de que el 11-M se gestó en los aparatos del Estado»

El director de EL MUNDO, D, Pedro J. Ramírez, reafirmó anoche en la localidad mallorquina de Son Servera el compromiso adquirido hace ahora un año de «no cejar en el empeño para averiguar la verdad sobre la masacre del 11-M» y añadió una nueva promesa: «Desde EL MUNDO vamos a seguir defendiendo el actual modelo constitucional pidiendo a los partidos que estén a la altura de una sociedad que quiere mantener la prosperidad, el consenso y una serena libertad democrática».

Ramírez hizo estas declaraciones en las III Jornadas Periodísticas de Son Servera que, bajo el título España en la encrucijada, contaron con la participación del redactor jefe de EL MUNDO  D. Fernando Múgica Goñi, la historiadora y editorialista de este diario Dña. Cayetana Alvarez de Toledo y el director del Diario de la Noche de Telemadrid, D. Germán Yanke. El director de EL MUNDO de Baleares, D. Eduardo Inda Arriaga, moderó el debate.

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El nuevo curso político

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Durante su intervención, Ramírez advirtió de que los dos grandes desafíos del curso político que ahora comienza son saber «si las fuerzas nacionalistas que gobiernan con Pasqual Maragall logran aprobar un nuevo Estatut que acentuaría la posición privilegiada de Cataluña sobre el resto de comunidades, y si se va a pagar un precio político para comprar la interrupción del terrorismo de ETA, que estaba en vías de quedar reducido a una expresión testimonial». Si Zapatero paga de este modo las «muchas letras que ha ido firmando con demasiada alegría», añadió, «habrá triunfado el espíritu de Perpiñán que Carod-Rovira pactó con los representantes de ETA».

«El PP ya nunca podrá ganar las elecciones de 2004», afirmó Pedro J. Ramírez, «pero va aviado el PSOE si la máxima prioridad del Gobierno de Zapatero es ganar, 70 años después, la Guerra Civil».Lamentó que Zapatero «esté desaprovechando la oportunidad histórica de convertirse en un presidente conciliador, que sume voluntades y gobierne para todos, buscando el acuerdo sobre las grandes cuestiones de Estado con la España que no le votó». Un presidente que ha preferido pactar, añadió, «con los socios ultrarradicales que condicionan de una forma desquiciante la acción de gobierno».

Ramírez señaló que la solidaridad territorial y la igualdad en el techo competencial de las comunidades son dos de las claves esenciales del «Estado de las Autonomías que constituye parte del milagro democrático español». Por su parte, el ex subdirector de EL MUNDO del País Vasco y actual director del Diario de la Noche de Telemadrid, Germán Yanke, señaló que quienes cuestionan el modelo de Estado desde posiciones independentistas son «los resentidos de la Constitución del 78, que no aceptan que un sistema democrático se base en el consenso y el amplio entendimiento entre los ciudadanos».

El director de EL MUNDO no descartó que Zapatero se vea obligado a convocar elecciones anticipadas, más aún atendiendo a los síntomas que indican que España podría entrar en una crisis económica en el plazo de un año o año y medio, que implicaría la destrucción de empleo y un aumento del precio del dinero que puede poner en serios aprietos a las familias que están pagando una hipoteca.

Agregó que los incendios de Guadalajara, el fallecimiento en el cuartel de la Guardia Civil de Roquetas y el accidente del helicóptero en Afganistán han socavado la credibilidad del Gobierno.

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Los ‘agujeros’ del 11-M

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Ramírez advirtió de que «cada vez más indicios apuntan a que el 11-M se gestó en el seno de los aparatos policiales y los servicios del Estado democrático». Los más recientes son los informes oficiales según los cuales fue el policía nacional de origen sirio Maussili Kalaji quien montó los teléfonos móviles que detonaron las mochilas bomba de los trenes de Atocha.

En vez de ordenar su detención, añadió, el juez instructor ha imputado al director de EL MUNDO un delito de desobediencia por informar sobre unos datos de interés general extraídos del sumario cuyo secreto ya está parcialmente levantado. «El próximo 12 de septiembre compareceré ante el juez instructor», anunció Ramírez, «y le diré que me gustaría colaborar con la Justicia pero que no me es posible, porque el artículo 20 de la Constitución no sólo constituye un derecho, sino también el deber de proteger a las fuentes al servicio del interés público».

Por su parte, Fernando Múgica, autor de la serie de reportajes Los agujeros negros del 11-M, se mostró convencido de que «los mismos que planearon los atentados idearon un plan» para ocultar la verdad y hacer creer al Gobierno de Aznar que ETA había perpetrado la masacre. Al respecto, desveló que un agente del CNI, hoy ascendido por el Gobierno de Zapatero, llamó insistentemente a la redacción de EL MUNDO entre el 12 y el 14 de marzo insistiendo en la autoría de ETA.

El entonces director del CNI vendió esta tesis a todos los medios de comunicación la víspera de las elecciones del 14-M pero, al mismo tiempo, envió un mensaje al director de la cadena Ser en sentido contrario, confirmando el reguero de pistas que apuntaba a Al Qaeda.

«La derecha está deprimida», afirmó Cayetana Alvarez de Toledo al referirse al PP de Rajoy, entre cuyos dirigentes detecta una situación de «soledad y desánimo» que, a su juicio, no responde a la realidad. El PP sorteó con mejor fortuna de la esperada las elecciones europeas (casi empató con el PSOE), las gallegas (Fraga perdió por un solo escaño tras cuatro mayorías absolutas) y las vascas.

En opinión de Alvarez de Toledo, el PP puede ganar las próximas elecciones generales si mejora su política de comunicación. A su juicio, el PP no precisa tanto un cambio de caras, como reclamaba Piqué, sino redefinir su identidad para representar a «una derecha liberal, moderna y europea».

M. A. Ruiz