3 junio 1947

El hasta ahora presidente húngaro, Ferene Nagy, abandona el país y se refugia en Suiza para evitar las purgas

Proclamada la dictadura comunista en Hungria con Matias Rakosi como dictador afín a la Unión Soviética

Hechos

El 5.06.1947 el presidente de Estados Unidos, Harry Truman, declaró a periodistas que consideraba lo ocurrido en Hungría como un ‘golpe de Estado’.

Lecturas

01 Junio 1947

Nuevo gobierno en Hungria con preponderancia marxista

ABC (Director: Ramón Pastor)

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El golpe de fuerza comunista en Hungria presenta semejanza con aquel acto que llevó al Poder al racista Szalasi. Francisco Nagy puede ser comparado con Nicolás Kallay. Ambos se sometían hasta cierto punto a las realidades inevitables, aunque intentando conservar cierta libertad de criterio y de movimiento, mirando con alguna esperanza hacia las democracias occidentales. Los dos recurrían a la táctica que Stresemann llamaba ‘finassieren’, es decir, a la táctica de matices, habilidades y astucias. Había que aplacar el poderoso vecino aceptando y ejecutando su programa, hasta cierto grado. Gracias a este método, Hungria ha sido en dos épocas una isla semidemocrática en medio de un mar de totalitarismo.

Desgraciadamente en ambos casos llegó el momento en que el vecino cesó de tolerar la semi-independencia. Los alemanes impusieron la dimisión de Kallay y llevaron al Poder, primero a Szalojay; luego a su lugarteniente más caracterizado, a Szalasi. La nueva Hungria siguió fiel a la alianza alemana hasta el último momento, mientras que Rumanía se separó de ella a tiempo y de este modo logró recuperar la totalidad de Transilvania.

Ahora, con los rusos, ha ocurrido algo muy parecido: hay que prescindir de la voluntad de la mayoría si esta no se manifiesta favorable al sistema soviético, y para conseguirlo se emplea el cómodo método de los sucesivos complots. La única diferencia consiste en que Szalasi era el jefe de los nazis magiares, mientras que Rakosi cede la presidencia del Consejo a un miembro del partido de los pequeños terratenientes, claro está que a uno perteneciente al ala rusófila. De este modo el occidente no puede intervenir en la política interior de Hungria; aparentemente todo sigue igual, puesto que continúa la misma coalición gubernamental. Sólo que la influencia marxista a llegado a ser preponderante