22 julio 1990

El programa estará dirigido por José Antonio Plaza y continuará de realizador Daniel Ecija

TELECINCO ficha a Emilio Aragón para que reemplace a José Luis Moreno al frente del popular programa-concurso ‘Vip Noche’

Hechos

El 22.07.1990 la cadena TELECINCO informó del fichaje de D. Emilio Aragón para reemplazar a D. José Luis Moreno al frente del programa estrella de la cadena ‘Vip’.

Lecturas

El director de TELECINCO, D. Valerio Lazarov defendió el fichaje millonario del Sr. Aragón puesto a que este tenía «grandes recursos ante la cámara de televisión y una enorme capacidad de comunicación con el público».

valerio_lazarov LAZAROV ACUSA A TVE DE ‘VETAR’ A EMILIO ARAGÓN

El 12.12.1990 D. Valeiro Lazarov, Director General de TELECINCO, denunció que D. Emilio Aragón, presentador de ‘Vip’ (‘Vip Noche’ y ‘Vip Guay’) había sido vetado en TVE, ya que la cadena pública había prohibido que se promocionara en La 1 y La 2 el disco del Sr. Aragón titulado ‘Te huelen los pies’. «A pesar de que TVE contuniamente la tienta con ofertas’.

EL ÉXITO DE LAS MAMA-CHICHOS DEL ‘CACAO MARAVILLAO’:

cacao_maravillao D. Emilio Aragón no prescindió en ‘Vip’ de las mama-chichos, aunque pasaron a ser las chicas del ‘cacao maravillao’ (la mayoría de ellas eran morenas) e hicieron célebre su canción del ‘cacao’.

El Análisis

UN CHEQUE EN BLANCO

JF Lamata

D. Emilio Aragón no era un presentador más, era él presentador. Era un hombre talentoso, ingenioso y divertido, pero además, y venía de la ilustre y querida familia de payasos Aragón, por lo que parecía que su presencia tenía garantía de ‘producto’ para todas la familia. Es cierto que TELECINCO y ‘Vip’ seguían teniendo todos los detalles que tanto habían sido criticados, en especial las ‘mama-chichos’ que fueran adaptadas a chicas del ‘cacao maravillao’, pero parece que si D. Emilio Aragón andaba por ahí, ya no había problema y nadie lo llamaba telebasura, a parte de un cheque en blanco tenía un efecto ‘blanqueador’. Pero aquel idilio entre D. Emilio Aragón y la TELECINCO de D. Valerio Lazarov, no duraría demasiado.

J. F. Lamata